En un acontecimiento que promete cambiar el panorama económico mundial, Corea del Sur ha establecido oficialmente relaciones diplomáticas con Cuba, lo que supone —aunque sea difícil de apreciar teniendo la maltrecha economía cubana como contraparte— un gran impulso para la economía coreana. Esta asociación estratégica, anunciada por la oficina presidencial surcoreana el domingo, está diseñada para aprovechar, por parte de Corea del Sur, los abundantes recursos naturales de Cuba, incluidos minerales críticos como el cobalto y el níquel, esenciales para el floreciente sector de las baterías de vehículos eléctricos.
Los lazos diplomáticos, formalizados oficialmente el miércoles en Nueva York, marcan un hito importante al ofrecer a las empresas surcoreanas una puerta de acceso a las vastas reservas de recursos naturales de Cuba. Este acontecimiento se produce en previsión de que Estados Unidos levante su prolongado embargo económico y comercial contra Cuba, lo que abrirá el acceso a las quintas reservas mundiales de níquel y las cuartas de cobalto.
Corea del Sur, que ya es líder mundial con tres de los cinco mayores fabricantes de baterías para vehículos eléctricos, puede beneficiarse enormemente de esta asociación. La oficina presidencial ha prometido apoyo a las empresas coreanas para que se aventuren en los mercados cubanos, centrándose en sectores como los de productos de primera necesidad, electrodomésticos y maquinaria, entre otros, actualmente obstaculizados por las sanciones de Estados Unidos contra La Habana.
Además, el gobierno coreano ve potencial de colaboración en el sector energético, con el objetivo de hacer frente a la escasez crónica de electricidad en Cuba mediante la ampliación de las instalaciones de generación de electricidad y proyectos de energías renovables. Los campos de la medicina y la biotecnología también se destacan como áreas clave para una futura cooperación económica y de investigación.
A pesar de las sanciones impuestas por Estados Unidos, que limitan el comercio directo, el establecimiento de relaciones diplomáticas formales se considera un paso fundamental para sentar las bases de una expansión gradual de la cooperación económica entre Corea del Sur y Cuba. Con los planes de abrir un consulado, Corea del Sur pretende facilitar los viajes de ciudadanos coreanos a Cuba, reflejando las visitas anuales anteriores a la pandemia de aproximadamente 14.000 coreanos.
Este desarrollo no está exento de desafíos. Las realidades económicas subrayan la necesidad de una estrategia a largo plazo para aprovechar plenamente los beneficios de esta asociación. La limitada participación de Cuba en el comercio mundial y los efectos de las sanciones de Estados Unidos exigen un optimismo prudente y una planificación estratégica.
El ministro de Comercio coreano, Cheong In-kyo, subrayó la importancia de este logro diplomático, señalándolo como un momento crucial para explorar nuevas oportunidades de comercio e inversión, teniendo en cuenta las restricciones globales impuestas a Cuba. El aislamiento económico de la nación isleña ha sido una barrera durante más de seis décadas, siendo Cuba el único país latinoamericano sin lazos diplomáticos hasta ahora.
A pesar de las dificultades económicas de la isla, incluida una importante contracción durante la pandemia de COVID-19 y un crecimiento mínimo en los años posteriores, existe una creciente voluntad por ampliar los horizontes de mercado, a través de competidores estratégicos de Estados Unidos. Con sus ricos recursos naturales y su posición geográfica, Cuba representa un valioso socio para Corea del Sur, no sólo para su cadena global de suministro de recursos, sino también como puerta de entrada al mercado norteamericano.
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