El distrito moscovita de Vostochy se ha convertido en el centro de una creciente polémica en la que están implicados inmigrantes africanos y cubanos. Los informes locales indican un patrón de evasión de billetes en autobuses y minibuses públicos, que ha provocado acalorados enfrentamientos entre los emigrantes y los pasajeros.
Según los residentes, grupos cubanos y africanos de inmigrantes suben al transporte público sin pagar, ignorando las medidas de cobro. Esta actitud suele provocar conflictos, especialmente en presencia de revisores. Al parecer, muchos migrantes alegan carecer de identificación, una táctica que complica la aplicación de las políticas tarifarias.
La situación se volvió aún más crítica, cuando una pasajera, al insistir en el pago del billete, recibió amenazas de un inmigrante, un encuentro que grabó en vídeo. Este incidente ha suscitado un amplio debate en las redes sociales, donde muchos cuestionan la equidad y seguridad de las políticas de asilo y el comportamiento social de los recién llegados.
En un contexto más amplio, se ha informado de incidentes de agresión y mala conducta por parte de inmigrantes en toda Rusia, incluido un notable altercado en la región de Moscú. Este enfrentamiento desembocó en una refriega física en la que los migrantes acabaron lanzando botellas contra un autobús.
Asimismo, en San Petersburgo, la agresión a un empleado de la estación de metro por parte de un inmigrante que intentaba eludir el pago del billete añadió más tensión en las redes sociales, donde los emigrantes son visto como personas que se aprovechan y abusan del bienestar ruso. El agresor, que utilizó una pistola eléctrica contra el empleado, fue detenido y se enfrenta a cargos penales.
Estos incidentes forman parte de una historia más amplia de desobediencia cívica de los migrantes, que se extiende incluso a los enfrentamientos con las fuerzas del orden. En diciembre, más de 80 inmigrantes del mercado Sadovod se resistieron a la policía, lo que provocó varias detenciones y expulsiones.
En medio del creciente descontento público, las autoridades rusas están intensificando su postura frente a la migración. Las recientes declaraciones de altos funcionarios, entre ellos el jefe del Comité de Investigación y el Patriarca de la Iglesia Ortodoxa Rusa, señalan un giro hacia un control más estricto de la migración.
También se están estudiando medidas legislativas, con propuestas para crear una agencia dedicada a la supervisión de los inmigrantes e iniciativas para que los estos participen en programas de servicio nacional después de obtener la legalización en el país.
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Por Hypermedia
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