Cuba, durante mucho tiempo bastión del comunismo en el hemisferio occidental, está experimentando una importante transformación económica, afirma Daily Mail. Enfrentado a una grave crisis financiera, que incluye un colapso de la producción nacional y una aguda escasez de productos básicos esenciales como el combustible, el gobierno cubano ha comenzado a relajar sus estrictas restricciones a las inversiones privadas y a la iniciativa empresarial.
En un cambio sin precedentes, se han creado más de 10.200 nuevas empresas desde 2021, lo que indica un importante cambio de política hacia la adopción de principios capitalistas para aliviar las luchas económicas del país. La CNN informa de que el sector privado empleó a más de 600.000 cubanos solo en 2021. El panorama en evolución ha visto la aparición de modernas tiendas de comestibles en La Habana, abastecidas con una amplia gama de productos alimenticios antes inimaginables en el país.
El auge de la iniciativa privada incluye diversas empresas, desde fábricas de papel higiénico en Marianao hasta grandes productores lácteos en el sector del helado y supermercados en línea que ofrecen servicios de entrega a domicilio. En 2023, la mano de obra del sector privado habrá crecido hasta aproximadamente 1,5 millones de personas, igualando las cifras de importación del gobierno en unos 1.000 millones de dólares cada una, según The New York Times.
Este auge del empleo privado representa ahora casi la mitad de la mano de obra total de Cuba. Pavel Vidal, profesor universitario en Colombia especializado en la economía cubana, declaró al NYT: “Nunca se había dado al sector privado tanto espacio para operar en Cuba. El gobierno está en bancarrota, así que no tiene más remedio que invitar a otros actores a entrar”.
La necesidad de este cambio surge de la mala gestión y la ineficacia del gobierno en el manejo de las finanzas del Estado, agravadas por las crecientes tasas de inflación tras las reformas monetarias iniciadas en enero de 2021. Estas reformas, destinadas a eliminar el sistema de doble moneda, lamentablemente no lograron estabilizar el peso cubano, lo que provocó una inflación estimada del 500% en 2021 y del 200% en 2022.
El coste de la vida se ha disparado, haciendo que necesidades básicas como la alimentación y los productos domésticos sean inasequibles para muchos. Por ejemplo, un kilo de patatas cuesta alrededor de 10 dólares, mientras que una botella de buen vino tinto se cotiza a 20 dólares. Incluso artículos cotidianos como el papel higiénico se vende a 9 dólares el paquete de 10 rollos, un galón de leche entera a 5,52 dólares y los tomates a 7.95 dólares el kilo.
La disparidad de ingresos entre el sector público y el privado es enorme. Los empleados públicos, incluidos los profesionales altamente cualificados como médicos y profesores, ganan unos 15 dólares al mes. En cambio, los empleados del sector privado pueden ganar entre cinco y diez veces más. La brecha económica es tan pronunciada que muchos de los que pueden permitirse servicios básicos reciben remesas del extranjero o trabajan en el sector privado.
Yoandris Hierrezuelo, un vendedor de 38 años que regenta un carrito de frutas y verduras en el barrio del Vedado de La Habana, resume la terrible situación económica. Hierrezuelo gana unos 5 dólares al día y afirma: “Hoy en día hay que ser millonario para vivir en Cuba. El Estado ya no puede satisfacer las necesidades básicas de la población”.
Mientras Cuba sigue navegando por estos tiempos de transformación, la mayor dependencia de los mecanismos capitalistas marca un giro crucial en su estrategia económica, encaminada a evitar el colapso total y fomentar un entorno económico más sostenible.
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