Alexey Navalny, líder de la oposición rusa conocido por sus persistentes críticas al Kremlin, ha reaparecido en una remota prisión cerca del Círculo Polar Ártico, poniendo fin a tres semanas de intensas especulaciones sobre su paradero. Ahora se confirma que Navalny se encuentra en la prisión “Lobo Polar”, situada en la localidad de Jarp, en el distrito autónomo de Yamalo-Nenets, a más de 2000 kilómetros de Moscú.
La noticia, revelada por la portavoz de Navalny, Kira Yarmish, rompe el prolongado silencio que se mantenía desde principios de diciembre, cuando se perdió la comunicación con él, lo que causó alarma entre sus partidarios y los observadores internacionales. El centro penitenciario IK-3 de Jarp, con su escasa población y su remota ubicación, personifica las medidas extremas adoptadas contra los disidentes políticos en Rusia.
La ubicación de Jarp, a un desalentador viaje de 45 horas en tren desde Moscú y su proximidad a Salekhard, el centro administrativo de una región escasamente poblada y más grande que Francia, subraya el aislamiento al que se enfrentan presos como Navalny. Su encarcelamiento en un centro tan remoto es visto por muchos como una táctica para reprimir la disidencia y limitar la visibilidad.
La enigmática prisión del “Lobo Polar”, según relató en el exilio Ivan Zhdanov, compañero de Navalny, representa uno de los centros de detención más aislados de Rusia. La reaparición en ella del líder opositor, marca un punto crítico en su condena de casi 30 años, que incluye una reciente prórroga de 19 años por cargos de extremismo, según un veredicto del Tribunal Municipal de Moscú.
La incertidumbre en torno al destino final de Navalny se ve agravada por el hecho de que el Servicio Penitenciario Ruso (FSIN) haya admitido su traslado desde un centro anterior en Vladimir, sin revelar su destino. El proceso conocido como “etapirovanie” en el sistema penitenciario ruso, a menudo implica largos periodos de incomunicación y puede durar varias semanas.
A nivel internacional, la difícil situación de Navalny no ha pasado desapercibida. Estados Unidos, la Unión Europea y organizaciones de derechos humanos como Amnistía Internacional han expresado su honda preocupación por el trato que recibe. El secretario de Estado estadounidense, Antony Blinken, ha criticado abiertamente la opacidad que rodea la situación de Navalny y ha reiterado sus apelaciones para que sea puesto en libertad de inmediato, haciendo hincapié en la necesidad de que Rusia deje de reprimir a las voces independientes.
Incluso entre rejas, la influencia de Navalny sigue siendo evidente. Su llamamiento desde la cárcel a oponerse al presidente Vladimir Putin en las elecciones de 2024 y su lanzamiento del sitio web neputin.org, aunque rápidamente bloqueado, señalan su inquebrantable determinación de desafiar a los dirigentes rusos.
La reaparición de Navalny en la prisión de “Lobo Polar” es más que una mera actualización de su paradero; es un crudo recordatorio de la dura realidad a la que se enfrentan los opositores políticos en Rusia.
Una “Cuba paralizada” se enfrenta a la contracción económica
Por Nieves Roger
Es probable que la economía cubana se contraiga hasta un 2% este año, lo que supone una importante desaceleración, informó el ministro de Economía, Alejandro Gil.
