El contexto cubano y el influjo de influencers
Cuba, la joya del Caribe, ha sido un destino predilecto para turistas de todo el mundo debido a su cultura vibrante, su música cautivadora y sus pintorescos paisajes. Sin embargo, detrás de esta fachada de colorido encanto, se encuentra una realidad que es drásticamente diferente para sus ciudadanos.
Bajo la sombra de una dictadura de varias décadas, la vida cotidiana en Cuba es una lucha constante contra la opresión y la falta de libertades básicas. En el 11 de julio de 2021, este malestar se manifestó en forma de protestas sin precedentes, con miles de cubanos desafiando el régimen en demanda de cambio.
Sin embargo, como consecuencia de las protestas, el gobierno presidido por Miguel Díaz-Canel ha comenzado un lavado de imagen, en el que ha implicado, a través de empresas privadas, a una veintena de prominentes influencers españoles, los cuales han viajado a la isla para promocionar una imagen edulcorada y complaciente de la realidad cubana.
Una de las principales respuestas a este viaje, la ha lanzado en YouTube el reconocido influencer Dalas Review. Para él, “Cuba es una dictadura, y aquellos influencers o políticos que nieguen esto tienen un problema grave en la cabeza”. Parece que, en lugar de abordar las demandas de su pueblo, el régimen cubano ha optado por una estrategia de relaciones públicas, utilizando la popularidad de influencers para difuminar su imagen manchada.
El doble rasero de los influencers
Dentro de este grupo de influencers, Maina Rivers ha sido objeto de especial atención. Reconocida por su activismo en temas como el feminismo y los derechos humanos, Rivers ha sorprendido a muchos al aceptar una invitación para visitar Cuba y promocionar sus atractivos turísticos:
“Entre los influencers invitados a Cuba —precisa Dalas Review— se encuentra la más famosa, Maina Rivers. Ya he hablado en el pasado sobre ella, y siempre mencioné que cuando se relacionaba con gente de la farándula, nunca decía nada en contra del régimen cubano, pero era capaz de hablar de feminismo cuando le convenía. Para mí, esto demuestra su feminismo selectivo. Y ahora resulta que ha sido invitada por el régimen cubano para promocionar lo maravilloso que es estar en Cuba. También hay otros influencers como Paula Echevarría, Sara Reta, Saúl Moreno, Néstor Seller, Jorge Sairus, Cristóbal Guijorro, Nico Veinte, Claudia García, Esmeralda Hernández y Andrea Chávez”.
Citando a Dalas Review, “Es triste ver cómo personas que abogan por los derechos humanos en algunos contextos, pueden ser tan miopes cuando se trata de otros países. En lugar de usar su influencia para visibilizar los problemas en Cuba, eligen posar para fotos y disfrutar de privilegios que la mayoría de los cubanos ni siquiera pueden soñar”. Este comportamiento resalta la selectividad del activismo de Rivers y otros influencers, que parecen dispuestos a pasar por alto las violaciones de los derechos humanos cuando les conviene.
Además, es preocupante cómo estos influencers glorifican figuras como la del Che Guevara. Sí, el Che es considerado un héroe por muchos alrededor del mundo, pero su legado en Cuba es mucho más matizado, y su involucración en la revolución cubana tiene un historial de violencia y opresión que muchos eligen ignorar:
“Algunos de ellos no tienen vergüenza al elogiar a figuras tan nefastas como el Che Guevara, una figura de izquierdas que muchos consideran un héroe, pero que en realidad es como un Hitler de bajo presupuesto. El Che Guevara enviaba a personas a campos de concentración y fue responsable de numerosas muertes durante la revolución. Es triste ver a tantos influencers presentando la cara bonita de Cuba como si no fuera una nación estancada en el pasado debido a la dictadura que la gobierna”.
La realidad oculta detrás de las imágenes
La situación en Cuba es mucho más compleja de lo que las imágenes en Instagram podrían sugerir. Mientras estos influencers disfrutan de las playas y el lujo de los resorts, los cubanos se enfrentan a la escasez de alimentos, la censura de internet y la represión de las libertades civiles.
“Cuba, hasta hace poco, tenía leyes similares a las de Corea del Norte, donde salir del país era un delito y ningún cubano podía subirse a una embarcación por temor a ser considerado un fugitivo. Es como vivir en una isla prisión, un estado prisión”, dice Dalas Review. “Las violaciones de los derechos humanos son la norma, no la excepción. Y es muy fácil olvidar esto cuando estás sentado en un hotel de lujo, alejado de la realidad de la vida cotidiana en Cuba”.
La visita de los influencers a Cuba y su promoción de la isla como un paraíso caribeño se convierte en un agudo contraste con las protestas y la lucha por la libertad que se vive en las calles cubanas. Más que nunca, es importante recordar que detrás de cada foto perfectamente compuesta hay una realidad más complicada y, a menudo, dolorosa.Esta exploración crítica no busca condenar el turismo a Cuba per se, sino cuestionar la ética de los influencers que aprovechan su popularidad para difuminar la realidad de la opresión y la lucha por la libertad en la isla. En resumen, vale la pena reflexionar sobre qué historias se cuentan, quién las cuenta y a quién benefician.
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