El ajetreo de la vida diaria trae consigo un aumento sin precedentes de los trastornos relacionados con el sueño, especialmente el insomnio. Mientras muchos se afanan por encontrar una solución, algunos afirman haber descubierto un método antiguo: una técnica de sueño militar de la época de la Segunda Guerra Mundial que promete un alivio rápido.
Una solución histórica a un problema contemporáneo
Detallada inicialmente en el libro de Lloyd Bud-Winter de 1981, ‘Relax and Win: Championship Performance’, la técnica militar del sueño tiene sus raíces en conversaciones entre Bud-Winter y pilotos de la marina estadounidense durante la Segunda Guerra Mundial. El método que estos pilotos describieron les permitía relajarse y conciliar el sueño en menos de dos minutos, un respiro muy necesario en medio de las condiciones de alto estrés de los tiempos de guerra.
El proceso implica una relajación sistemática del cuerpo y la mente. Comienza con una relajación de los músculos faciales, que se extiende hacia abajo, hacia las piernas. Una adición notable a este método de relajación, es el énfasis en la respiración profunda y la visualización.
Los expertos del sueño opinan
El doctor Alex Dimitriu, fundador de Menlo Park Psychiatry & Sleep Medicine, da fe de la eficacia potencial de esta técnica. Señala que la relajación muscular combinada con la respiración profunda puede aumentar notablemente la relajación y reducir el exceso de pensamientos. La adición de la visualización favorece aún más el proceso, lo que puede conducir a un sueño más rápido. Dimitriu subraya que la visualización podría ser un inductor del sueño más potente que contar ovejas, una técnica en la que muchos han confiado durante años.
La clave, sugiere Dimitriu, es la naturaleza visual de los sueños. “La forma de empezar a soñar es iniciar el proceso de visualización mientras nos dormimos”, afirma.
Sin embargo, puede que todas las soluciones no sean universalmente eficaces. La Dra. Shelby Harris, directora de salud del sueño de Sleepopolis, aunque reconoce los beneficios relajantes del método, lanza una advertencia. Afirma que no existe un “truco” sencillo para dormir mejor y que la técnica puede no tener el éxito universal que algunos pretenden.
Subraya que, aunque la promesa de los dos minutos puede ser exagerada, hay pruebas científicas innegables que respaldan las técnicas de relajación, como la relajación muscular y la respiración profunda, como medidas eficaces para mejorar la calidad del sueño.
Personalizar el enfoque
Tanto Dimitriu como Harris reconocen la importancia de una rutina propicia antes de acostarse. Dimitriu subraya especialmente la necesidad de desconectar de la tecnología antes de las 10 de la noche y recomienda una lectura ligera, en la cama o en una habitación poco iluminada, a quienes el sueño les resulte esquivo.
Harris defiende la importancia de un horario de sueño regular complementado con una rutina tranquilizadora a la hora de acostarse. Por su parte, Dimitriu añade la meditación diurna a la mezcla, señalando que sólo 10 minutos pueden tener efectos profundos en el sueño nocturno.
Aunque el renovado interés por el método de sueño militar de la Segunda Guerra Mundial ofrece esperanzas a los insomnes, es evidente que un enfoque holístico, que abarque técnicas de relajación, una rutina adecuada antes de acostarse y, posiblemente, la meditación, proporciona el mejor camino hacia una noche reparadora.
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