El 26 de abril de 1986, la central nuclear de Chernóbil, en el norte de Ucrania, entonces parte de la Unión Soviética, sufrió un suceso catastrófico. El reactor nº 4 explotó, liberando una vasta nube de material radiactivo a la atmósfera. Esta catástrofe, a punto de cumplir 40 años, dio lugar a una extensa zona de exclusión, hoy dominio principalmente de la fauna salvaje, especialmente de miles de perros asilvestrados.
Zona de exclusión de Chernóbil: un nuevo hábitat
Estos perros, en su mayoría descendientes de las mascotas que quedaron atrás durante la rápida evacuación, vagan por una zona aproximadamente del tamaño del Parque Nacional de Yosemite (más de 3000 kilómetros cuadrados). A medida que se acercan los 40 años de la catástrofe de Chernóbil, los investigadores se centran más en la Zona de Exclusión de Chernóbil (ZEC) y estudian cómo la exposición prolongada a la radiación puede haber alterado el genoma de estos animales y acelerado su evolución.
Investigación pionera
Un equipo internacional de científicos examinó el ADN de 302 perros asilvestrados de los alrededores de la ZEC. La doctora Elaine Ostrander, experta en genómica canina del Instituto Nacional de Investigación del Genoma Humano, plantea preguntas cruciales en un reportaje reciente del New York Times: “¿Han desarrollado estos perros mutaciones que les permitan prosperar en esta región? ¿Qué adaptaciones genéticas han sufrido para hacer frente a los desafíos?”. Sus hallazgos, publicados en Science Advances, tratan de comprender el impacto genético de la radiación.
Radiación y evolución
El concepto de que la radiación acelera la evolución natural no es nuevo. Este principio se ha aplicado en la agricultura, donde las semillas se irradian en el espacio para inducir mutaciones beneficiosas para los cultivos en un clima cada vez más cálido. Estudios anteriores en la ZEC han observado adaptaciones únicas en varias especies, como la rana arborícola oriental, que desarrolló una pigmentación negra inusual probablemente como defensa contra la radiación.
El misterio de la adaptación canina
El estudio de Ostrander y su equipo revela que los perros de la ZEC son genéticamente distintos de los de fuera de la zona. Sin embargo, sigue siendo difícil atribuir directamente estas diferencias a la radiación. El doctor Jim Smith, científico medioambiental de la Universidad de Portsmouth, señala la dificultad de distinguir las mutaciones inducidas por la radiación de otros factores como la endogamia.
Más allá de la tierra baldía
Aunque aún no hay pruebas concluyentes que relacionen estas diferencias genéticas con la radiación, la investigación ofrece una ventana única para estudiar los efectos de la radiación en mamíferos de mayor tamaño. La ZEC, antes considerada un páramo sin vida, se ha convertido en un lugar fundamental para comprender la radiación y sus implicaciones evolutivas.
Esta investigación en curso no sólo arroja luz sobre la resistencia de la naturaleza ante el desastre nuclear, sino que también proporciona un modelo para futuros estudios sobre el impacto de la radiación en la vida. Mientras los científicos siguen desentrañando los misterios de la fauna de Chernóbil, se acercan cada vez más a la comprensión de la compleja relación entre radiación y cambio evolutivo.
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