Caibarién, crónicas del desastre (I)

En los primeros 190 años de la Villa Blanca, en la antigua provincia de Las Villas.




Desbarajuste del Fondo Habitacional

No es noticia que toda Cuba se desploma —paulatina e imparablemente— a falta de políticas precisas, más allá de los socorridos “efectos del embargo estadounidense”.

Caibarién —otrora ciudad con todas las de la ley, incluso hasta décadas después del “triunfo revolucionario”, cuando conservó tácitamente su condición de “región” y centro para la prosperidad como frágil destello del añejo orgullo—, ostenta hoy una de las devastaciones más sobrecogedoras en su infraestructura de toda la costa norte. 

Los gobiernos locales sucesivos no han podido convencer a superiores entretenidos “con actualizante prioridad” de lo evitable que puede ser llegar a ser otro derrumbe del patrimonio ni de la necesidad de fijar un presupuesto mínimo para el rescate de lo derruido y/o la preservación de lo que quede por caerse, además del Gobierno.  

Este verano, tras las lluvias, edificios y viviendas no han soportado por más tiempo los embates de la naturaleza; a pesar de que, en eso, el municipio es campeón de supervivencia, habiendo sufrido varios huracanes devastadores y muy malos manejos —las oscuras artes del latrocinio— en la reconstrucción posterior.




Lo último en clausurarse ha sido la antigua Escuela Elemental Antero Morales —a un costado de la también extinta Terminal de Ómnibus Interprovinciales—, donde habitaban 8 familias, evacuadas contra su voluntad por las autoridades de la Vivienda, la PNR y las mal llamadas organizaciones de masas —como los CDR—, y albergadas provisionalmente en una instalación vacacional conocida como El INRA, en Mar Azul.




La mayoría de los desplazados, de una u otra manera, han venido quejándose: saben que no tendrán cabida dentro de la única construcción hoy en marcha, pues resta una treintena de núcleos similares, sin techo desde septiembre de 2018, más otra veintena del histórico edificio Piñeiro (calle 12 / 11 y 13), cuya escalera de acceso colapsó en julio de 2020, y otras decenas de casos que de manera progresiva e insoluble se han ido sumando al colapso del fondo habitacional del municipio. 




De tal modo, algunos ciudadanos cubanos utilizan Facebook como única vía para expresar su descontento con las políticas erráticas e hipócritas del régimen y denunciar similares calamidades desde sus modestos predios y limitadas libertades. 

Así, por ejemplo, encontramos a Antonio Santaya Santana, residente del lugar, quien despotricó abiertamente contra las autoridades municipales por lo que él considera “un engaño continuado” y más de veinte años de “reunionismos y promesas de mierda”.[1]

Mientras, con absoluta falta de seriedad y exceso de cinismo, el gobierno local asegura “haber cerrado el año anterior con el estricto cumplimiento del plan de inversiones de la Vivienda, cuyo objetivo fundamental para el nuevo año será la eliminación de casos provocados por afectaciones climatológicas y erradicar [por fin] barrios precarios”.[2]

Sin embargo, las representaciones de empresas y/o “sociedades anónimas” como Almest, Constructoras Militares y Gaviota, que mantienen cerrados desde mucho antes de la pandemia cientos de edificios terminados “que se están echando a perder” —literalmente— y que no han sido asignados a nadie en espera de un improbable retorno del turismo, denotan la indiferencia rampante que sulfura cada día al conglomerado aún sin techo.




Y es que siempre son otros son los estatales derroteros.

Si bien Freddy Pérez Cabrera, reportero de la estación radial CMHS, escribía en Granma que “[l]a aprobación por el Consejo de Ministros del Plan de Reordenamiento Urbano ha marcado un hito en el desarrollo de la Villa Blanca”;[3] lo único con lo que cuenta el gobierno local de esta villa para repartir entre más de un centenar de damnificados es un edificio de tres plantas con seis viviendas, que lleva año y medio “construyéndose”. 




La obra en sí, a manos de una brigada destinada a reparaciones menores del Instituto de la Vivienda, carece de la asesoría necesaria y los materiales adecuados para ejecutarla con elemental y estricta calidad. Sita en la intercepción de la calle 14 y avenida 19, resulta fácil constatar la perentoriedad y la chabacanería del diseño, desplegado dentro del área recreativa de la ESBU Antonio Arias García.




Por su parte, Osmany Santiago, un constructor del grupo a cargo, nos comenta que “sin el cemento ni casi nada bueno, esto se vendrá abajo tan pronto le caiga un par de aguaceros”. Asimismo, añade que “quedan todavía varios núcleos muy viejos albergados” —tras el paso del huracán Irma en 2018—, anclados a kilómetros de distancia, en la antigua ESBUC María Escobar Laredo y en la zona suburbana de Dolores, con la presunta intención de no traerlos jamás de vuelta al municipio.

Incluso, hay quienes comentan abiertamente que “los materiales del Kate —otro huracán que arrasó en 1985— también salieron volando”, de ahí la negativa del Gobierno a ofrecer explicaciones. 




Juan Enrique García Aguilar, exdirector de la Dirección Municipal Vivienda, explicó a la radio que “el Plan de Estado ‘Tarea Vida’ está sustentado sobre una base científica multidisciplinaria, da prioridad al municipio en el tema de la construcción de inmuebles”, profiriendo a continuación —y en cualquier tribuna o reunión gubernativa adonde lo invitaran— una nueva ensarta de disparates con evasivas, que en su momento provocaron lástima —y hasta risa— entre la población afectada, ahíta ya de sus imparables mentiras.[4]

A su sustituta, Isbel Alonso Valdés, le esperaba —porque ya renunció y partió a otras regiones más lógicas de este planeta tierra— la ingente tarea de tratar de solventar lo heredado del caos anterior e intentar reconstruir casi sin recursos las casas destartaladas y la ruinosa fachada de su propia institución ante la acerada mirada pública. Ambas misiones aguardan todavía por un nuevo designado, candidato al sacrificio que ningún ser racional desea afrontar.

Algunos ciudadanos cubanos utilizan Facebook como única vía para expresar su descontento con las políticas erráticas e hipócritas del régimen.

Así también, desde que el jefe de las batallas idílicas itinerante, el general de Cuerpo de Ejército Joaquín Quintas Solá —entonces viceministro de las Fuerzas Armadas—, valorara “la marcha de la recuperación en las provincias de Matanzas, Cienfuegos, Ciego de Ávila, Sancti Spíritus y Villa Clara” para rendirle cuentas a capitanía sobre lo bien que nos iba todo en ese empeño, el destino de los miles de refugiados más las afectaciones que tendrían “solución a largo y mediano plazos” siguen esperando.[5]

De hecho, un porcentaje de ciudadanos comunes, ignorantes de los continuos trasiegos y conjuras gubernamentales, desconoce —porque jamás lee nada ni le importa— que existe una paginilla del Consejo de Estado que “informa” sobre estas y otras cuestiones. 

Allí, se reportó sobre la última decisión del gobierno de Miguel Díaz-Canel —presidente del País en Ruinas— y el servil Consejo de Ministros “para poner freno —aunque sea momentáneo— al acuciante problema del fondo habitacional del país”, que con tanta acumulación ha causado más perplejidad que sus derrumbes sucesivos.

Hace no mucho, ese mismo equipo sometió a debate “la problemática con todos ‘sus factores’”, concluyendo con la misma patriótica encomienda de toda la vida: “seguir adelante, incansablemente”, reafirmando el legado castrista de mentir sin pudor hasta lograr convertir tal espejismo en concreto surrealismo —y si de concreto, mejor— como lo son sus propias jetas.[6] En el primer párrafo que resume este encuentro virtual, sostenido con los 15 mandatarios provinciales, se lee: 

Cuba entra al tercer año de la Política Nacional de la Vivienda. Es una ambiciosa pero realizable meta —si se hacen las cosas como se deben— que ha de permitir resolver en una década los déficits habitacionales acumulados en el tiempo, que impactan en negativo en el ámbito social y económico del país. En su primer bienio, los resultados [ya] son loables.

Resulta fácil constatar la perentoriedad y la chabacanería del diseño.

Todos esos informes, con el mismo estilo, para constatación del ajado lector/pueblo, continúan: “El humanista programa de subsidios para la construcción de viviendas, en especial el levantamiento de cédulas básicas habitacionales (CBH), sigue siendo el talón de Aquiles de la Política, y no solo por los números (los incumplimientos se acumulan año tras año, y son grandes), también porque está dirigido a favorecer a las familias vulnerables”.

Sin embargo, en ninguno de ellos aparece reportado el entramado constructivo de las Fuerzas Armadas que regentan 80 % de las obras “civiles” del país. Ni, por supuesto; las extrahoteleras, que al pueblo no incumben. El patio de materiales de construcción del municipio, que hace apenas unos años asomaba con algo de esperanza, está más pelado que un ratón de ferretería. 




Imagino que el GAE mantenga regados por todo el país, al igual que aquí, edificios terminados y cerrados a ningún protocolo negociador, desde la era pre-pandemia, oxidándose por dentro, y que no serán donados de ninguna manera a los gobiernos locales respectivos porque “la inminencia del retorno de los turistas a Cuba” priorizará la entrega de esos inmuebles al personal privilegiado.

Porque, ¿quién dijo que la nomenclatura no era generosa y dadivosa?

Las administraciones locales, cuestionadas acerca de esta falta de aptitudes y actitudes “comunistas” del monopolio verdeolivo para con su “comunidad” secundada, han guardado, como siempre, silencio. Y los periodistas oficiales, incapaces o pendejos, ni se atreven a molestarles con preguntas incómodas so pena de perderlo todo.

Por tanto, vale la pena ver datos de ellos mismos, nunca actualizados, como estrategia encubridora de la verdad rampante.

Un porcentaje de ciudadanos comunes desconoce que existe una paginilla del Consejo de Estado que “informa” sobre estas y otras cuestiones.

“El fondo habitacional de la Isla al cierre de diciembre de 2020 era de 3 946 747 viviendas. El 63 por ciento se encuentra en buen estado técnico (2 493 894) y el resto es calificado de regular y malo (1 452 852)”. Desde entonces, no han publicado nuevas cifras.

Según el reporte, las viviendas catalogadas como en buen estado “se incrementaron un dos por ciento”, mientras que las regulares y malas cayeron en igual proporción. De la aprobación de la Política Nacional de la Vivienda (diciembre de 2018) a la fecha, el fondo habitacional del país creció en 121 886 hogares. Mas no aclaran qué fuerzas construyeron esos habitáculos ni a quiénes les fueron otorgados.

Por su ubicación geográfica, el 76 por ciento de los hogares cubanos están en asentamientos urbanos 2 997 437; en zonas rurales hay 949 310. Aunque porcentualmente se mantiene en términos iguales a años anteriores, el mayor crecimiento continúa siendo en la zona urbana. El déficit habitacional disminuyó en 2020; y ahora se ubica en 862 879 unidades.[7]

La escasez de perspectivas en alcanzar hogar decoroso, la insalubridad que enseñorea los entornos sociales, sumado a la falta de interés por cumplir una de las primeras promesas vociferadas por el comandante en lo que fuera su Ley de Reforma Urbana —gestada el 14 de octubre de 1960 y que desde marzo 6 de 1959 ya había tenido visos plausibles como la rebaja de 50 % en los alquileres republicanos—, componen el cóctel perfecto para obligarlos a asumir tan desesperada cesión de sus antiguas posesiones.

Imagino que el GAE mantenga regados por todo el país edificios terminados y cerrados a ningún protocolo negociador.

Lo cual desata nueva debacle, pues una de las “variantes más efectivas” para lograr proveer de viviendas a necesitados es la adaptación de ruinosos locales, obsoletos por demás. Esto, si bien les significa quitarse de arriba otro palo que viene llegando, tales “modificaciones” constituyen garantía de próximos derrumbes. Y esta certeza deja en los “beneficiados” el amargo sabor de la derrota.

En Villa Clara, por suerte, esta modalidad ha sido poco aplicada hasta el momento. No obstante, está siendo incorporada como “una solución viable y rápida” a tamaña ociosidad.

“Para modificar inmuebles es imprescindible la labor de proyectistas y constructores con el propósito de realizar las transformaciones en el menor tiempo posible, como una alternativa para mejorar y ampliar el fondo habitacional de Villa Clara”, explica Osvaldo Fariñas Viera, director Provincial de Planificación Física. Y continúa:

Los locales dan la posibilidad de habilitar muchas viviendas. Tenemos una cantidad considerable de personas afectadas por el ciclón Irma y la tormenta subtropical Alberto, algunos con derrumbes totales y otros casos de albergados en Caibarién, y esta vía sería ideal para minimizar esas problemáticas. Los procesos los radican las direcciones de Planificación Física a las diferentes instancias, desde las municipales a la provincial y al Instituto de Planificación Física, y los presenta para su aprobación a los Consejos de la Administración municipales o provincial.

Mas no habla sobre la calidad mínima terminada de esas particiones en inmuebles concebidos para otras funciones no tan habitacionales.

Los periodistas oficiales, incapaces o pendejos, ni se atreven a molestarles con preguntas incómodas.

Por otra parte, Yudi Rodríguez Hernández, primera secretaria del Partido en la región villaclareña, consideró que “esta cifra puede incrementarse”, apeló “a la conciencia de empresarios” y llamó “a los presidentes de Consejos Populares a identificar áreas e inmuebles que pueden ser utilizados para este fin, pues por lo general poseen ya una infraestructura vial, eléctrica, hidráulicas, etcétera”.

Según el mismo funcionariado, Villa Clara tenía su fondo habitacional muy deteriorado, con un déficit de 46 051 viviendas para resolver en diez años. Pero ha llovido tanto desde entonces, que esa compleja ecuación debe haberse potenciado a la n.

“Este año ese déficit debe de disminuir al construirse entre mil 200 y mil 500 viviendas incluidos todos los programas entre los que se encuentran los subsidios”.[8] Ahora, transcurrido un lustro desde el último meteoro y de aquellas promesas “cumplidas”, la recuperación del fondo habitacional marcha lenta, o sencillamente no marcha. Y a nadie le importa.

Al cierre de marzo de 2019, se habían solucionado 24 029 casos de viviendas afectadas, lo que representaba 46% de un total de 51 577, según la versión digital del periódico local Vanguardia, el cual celebraba ufano el “buen paso” de esas labores desde muchísimo antes de que ocurriera el milagro voluptuoso del deseo potencial.[9]

Asimismo, Juan Carlos Gómez, director de la Vivienda en Villa Clara, indicaba en la radio provincial, por aquellos días “alegres y tristes” de las infinitas crisis intestinas, que “la recuperación de los techos parciales y totales estaría próxima al 60%”. Porque en los municipios se había “entregado alrededor del 70% de la necesidad de techos”.

El silencio ha cubierto con tan pesado manto los micrófonos y bocinas del Estado.

De eso hace tres años. Hoy, el panorama es peor. El silencio, como polvo arribado del desierto, ha cubierto con tan pesado manto los micrófonos y bocinas del Estado —de inanición. Porque bien saben, por experiencia extensa, que cualquier impericia que cometa hoy la claque gobernante puede convertirse en detonante para otro estallido popular que, a todas luces, temen y luchan por evitar.




A los comisarios, siempre en vilo, y a los ufanos combatientes del extinto Ejército Rebelde, les decimos: “Ustedes —dueños de los inmuebles que resolverían “esta carencia” hasta ahora insoluta, como todo lo demás, pues ahora— ¡tienen la palabra!”. (Según el obsoleto filme de Manuel Octavio Gómez, del grisísimo 1973 en rush-in.) O mejor valiera acortarlos, como mismo han hecho ellos con nosotros: “¡Tengan la pala!”, pero de aquel “lado próspero” del páramo. Donde erigir —y no mandar— sea lo cierto.




Notas:
[1] https://m.facebook.com/story.php?story_fbid=pfbid02z39vGvkrpjKpu5rSFBJuZmf27vG9R52JsuM2nMrqXhVvTAh6V3QySahBK2kQw6p8l&id=100061231597221.
[2] https://www.radiocaibarien.icrt.cu/2021/01/14/rehabilitacion-de-viviendas-continua-en-este-2021.
[3] http://www.granma.cu/cuba/2020-08-07/caibarien-a-la-medida-del-desarrollo-perspectivo-07-08-2020-23-08-24.
[4] https://www.radiocaibarien.icrt.cu/2021/01/20/construccion-de-viviendas-en-concordancia-con-tarea-vida-audio/.
[5] https://www.cmhw.icrt.cu/en-villa-clara/9079-provincias-centrales-la-mirada-a-la-recuperacion?highlight=WyJhbGJlcmdhZG9zIiwiZW4iLCInZW4iLCJjYWliYXJpXHUwMGU5biIsImNhaWJhcmlcdTAwZTluJ3MiLCJhbGJlcmdhZG9zIGVuIiwiZW4gY2FpYmFyaVx1MDBlOW4iXQ.
[6] https://www.presidencia.gob.cu/es/noticias/cuba-esa-gran-casa/?fbclid=IwAR1kCaUUhN-YdntOx1bnFzm64oQHJJE7eN7qLc5un5NM5yCq7Wu0ugtcpyA.
[7] https://www.presidencia.gob.cu/es/noticias/la-construccion-de-viviendas-con-maxima-prioridad-en-la-estrategia-de-desarrollo-local/.
[8] http://www.trabajadores.cu/20191121/viviendas-a-partir-de-locales-en-desuso-fotos/amp/.
[9] http://www.cubadebate.cu/noticias/2017/12/17/solucionados-10-mil-casos-de-viviendas-afectadas-por-irma-en-villa-clara-informa-consejo-de-defensa/.





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De Brigitte Bardot para Power Ranger Rojo

Elena Llovet

Un poema limpio y aseado será siempre un poema hermoso. ¿Cuánto escondemos detrás de las palabras?Quiero romper ese vínculo dictatorial entre el orden de estas líneas y tus ojos”.






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