En el idioma español las palabras son muchas, muchísimas, y se dividen en tres grupos. Están las palabras llanas, las palabras agudas y las palabras esdrújulas.
Los días de la semana son siete palabras y la mayoría son llanas, aunque hay dos esdrújulas. Esas dos son el miércoles y el sábado. Tristemente, no hay ninguna aguda.
Para que uno de los días de la semana fuera una palabra aguda, tendría que acentuarse en la última sílaba. Por ejemplo, en vez de jueves, que es llana porque tiene el acento en la penúltima sílaba, tendría que decirse juevés, y entonces sí sería aguda.
Las palabras esdrújulas, que son siempre palabras largas porque deben tener como mínimo tres sílabas, tienen el acento en la antepenúltima sílaba, como el miércoles, y son mis palabras preferidas.
Además del miércoles, hay otras palabras esdrújulas preciosas, como los superlativos, que son palabras que se derivan de otras y que adornan algo un poco más de lo normal.
Por ejemplo: comiquísimo, riquísimo, divertidísimo, interesantísimo, importantísimo, rapidísimo, delicadísimo, blanquísimo y facilísimo.
Pero no todas las palabras esdrújulas son superlativas. Hay palabras, como el miércoles, que nacieron esdrújulas desde el principio, que no adornan nada y que se valen por sí solas en el mundo de las palabras, en español.
Por ejemplo: página, máquina, esófago, estómago, ágape, náufrago, matemática, química, góndola, óvalo, rectángulo, péndulo, último, miércoles.
A continuación, presentamos una entrevista exclusiva que le hicimos al Miércoles para el periódico Palabra Estrafalaria, el más importante del mundo en la actualidad.
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—Como ya sabemos, es usted un día bastante ocupado. Al final del día, ¿siente que el día valió la pena?
—A veces no tanto. Soy un día como otro cualquiera, y tengo mis altibajos. Pero la verdad es que el solo hecho de ver los minutos pasar, vale la pena. Los pequeñitos minutos pasan por delante de mis narices como hormigas locas. Yo los miro y les digo abur, adiós, hasta más ver. Al final del día solo quiero convertirme en jueves, o en juevés, para ser agudo. Todos queremos eso, ¿o no?
—No siempre, señor Miércoles, pero usted sabrá. ¿Tiene un mes del año preferido? ¿Una estación preferida? ¿Algo por lo cual se incline?
—Mi mes preferido es el mes que viene y, por el contrario, siempre extraño mucho la estación que ya pasó. Por eso algunos me dicen Miércoles de Ceniza, porque soy un día nostálgico.
—Es un día muy sensible. ¿Se arrepiente de algo en esta vida?
—Jamás. Uno no debe arrepentirse nunca ni del día que lo antecede, aunque ese día sea tan llano como la palabra martes.
—¿Tiene amigos el Miércoles? ¿Tiene enemigos?
—Soy muy amigo del Viernes. A menudo nadamos juntos en la piscina de los sargazos, o nos deslizamos juntos por una canal perdida con forma de elefante, o nos emborrachamos juntos con cerveza de guayaba, que solo se toma imaginariamente. Los adultos nos confunden a veces, sobre todo a la salida del trabajo. Podría decirse que el Viernes es como mi hermano. El hermano mayor que todos tenemos, ¿o no?
—No todos, señor Miércoles, pero usted sabrá. Respecto al acento antepenúltimo y su condición de palabra esdrújula, cuéntenos cómo ha sido la situación general, la vorágine del día a día.
—Me parece un acento hecho a mi medida. Si me llamara Miercólez o Miercolés no sería el mismo. No sería el día que soy. Mi acento y mi tilde, como se llama el palito que tengo encima de la primera é, me distinguen y hacen de mí un día mejor.
—Bueno, decirle palito a ese palito no es lo más apropiado, señor Miércoles.
—¡Pues yo le digo palito y palito se queda!
—En ese caso, agradecemos su atención y le deseamos un día felicísimo, para terminar con la esdrújula que usted merece. No sin antes aconsejarle que le deje de llamar palito al palito.
—Gracias a ustedes. Son unos periodistas muy llanos para mi gusto, pero también respetuosos. Le deseo un año próspero al periódico y mucho ánimo.
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Como ven, a veces las palabras esdrújulas son más complicadas que las palabras llanas o las palabras agudas. A veces es necesario tener mucha paciencia con ellas. Hay que saber cómo tratarlas, cómo decirlas o escribirlas, pero sobre todo cómo usarlas.
En general, todas las palabras esdrújulas llevan tilde. Así que todos los miércoles llevan tilde también. Nunca dejen de ponerle tilde al miércoles pues ya vieron lo orgulloso que se siente de su acento.
En el caso de las palabras llanas y de las palabras agudas, no siempre llevan tilde aunque sí acento. El acento es solo la fuerza de pronunciación. La tilde es un símbolo gráfico que se coloca sobre la vocal de la sílaba que tiene esa fuerza.
Según el Diccionario de Sinónimos y Antónimos, un diccionario, por cierto, doblemente esdrújulo, podría decirse que esdrujulísimo, no hay sinónimos ni antónimos para la tilde. La tilde es única y por eso mismo hay que valorarla tanto.
De todas formas, existen palabras esdrújulas en el idioma español mucho más complicadas que el miércoles. Por ejemplo: metáfora, hipérbole, hipérbaton, anagnórisis, epíteto, sinécdoque, oxímoron y retórica.
Intenta usarlas todas un miércoles o un sábado y verás cómo tu cabeza empieza a convertirse en pelota de playa.
Papel cartucho
En mi historia personal, el hecho de ser “color cartucho” ha supuesto un gran privilegio. Al mismo tiempo es una fukin maldición. Entrar en esa bolsa me ha ubicado en una posición de indefinición. Una suerte de inopia racial.