En medio de las celebraciones (y de las ganas de vomitar obvias) por el aniversario del nacimiento de Fidel Castro, nadie se acordó del nacimiento de Piñera, el 4 de agosto pasado, ni de la muerte de Lezama, el 9 de agosto pasado. Días en que lo barroco, lo vanguardista y lo clásico quedaron apabullados por el aire denso, caliente, de lo que se aproxima.
Yo tengo tres ediciones de Paradiso y las tres ediciones me parecen bellas. Lo que más me gusta de la edición azul prusia de tapa dura que me regaló Katerina Seligmann es el dibujo de la primera página: una mujer con las tetas afueras. Un dibujo lindísimo y sencillito que hizo Raúl Martínez. Un dibujo muy idóneo.
Pero bueno, lo importante de este mes es el Decrépito-Ley 35 y el miedo que tengo, cojones. Lezama Lima y Virgilio Piñera juntos no le llegan a la chancleta al Decrépito 35. Es un decrépito muy decreto o viceversa, aunque me revuelve el estómago, también, ver los números cinco y tres representando una ley maniática.
Gente muy enferma y muy falta de una buena mamada se está llenando de poder por todo el mundo. Las personas deberían ponerse a gozar urgente en vez de seguir jodiendo de esa forma. Corea del Norte no existe, Afganistán no existe, Cuba no existe. Lugares fuera del tiempo y fuera de todo control, físico o espiritual.
Yo me enfermé hace tiempo y cuando vi lo que pasó en Afganistán, además de sentirlo mucho y darme una rabia enorme, pensé que sería lindo besarnos así, con las cabezas y el torso envueltos en esos paños, de seda negra o algodón negro. Quiero pasarme una hora quitando franela de alrededor de tu boca, para besarte al final y sonreír.
Pero entonces me di cuenta de lo enferma que yo estaba, haciendo una película de amor con el dolor ajeno, aunque de nuevo pensé que igual todo es dolor y todo es tan ajeno. Pobre agosto, pobre Virgilio, pobre Lezama Lima tosiendo su parapánico. En mi película talibana de amor, tú terminas igual que el dibujo de Raúl Martínez. Un dibujo muy idóneo.
En el paupérrimo Granma, Órgano Oficial del Comité Central del Partido Comunista de Cuba, apareció el siguiente poema en la primera página del día 20 de agosto de 2021: “Nuestro Estado posee las herramientas necesarias para preservar su seguridad, así como tiene el derecho irrenunciable y soberano de regular las telecomunicaciones y las tecnologías de la información y la comunicación, las cuales desempeñan un papel significativo en el desarrollo político, económico y social de nuestro país”.
Lo escribió, por supuesto, nadie. Su autor es la Redacción Nacional. Si yo fuera la Redacción esa lo hubiera escrito de otra forma, pero cada uno tiene su estilo y hay que aceptar los distintos niveles de lirismo, sobre todo si el poema se titula: “Decreto-Ley 35: el derecho de Cuba y de todos los cubanos”. Me encanta la retórica.
Aquí el “quién es”, “qué hará”, “dónde vive”, “qué piensa”, —y todas las infinitas conjeturas del cerebro humano— quedarán sin respuesta. Lo escribió Virgilio Piñera en El caramelo, refiriéndose a una historia de amor romántica, pero a mí me parece que le viene como anillo al dedo al Decrépito 35 y al gobierno cubano, aunque Piñera es un niño de tetas frente a la Redacción Nacional, por eso tenía miedo.
Yo tengo envidia de la Redacción Nacional porque no cualquiera escribe un poema así, tan lleno de juguetes lingüísticos y semánticos, tan incomprensible y coloquial al mismo tiempo, un poema que llega a todo el mundo, estimulando al cuerpo y a la mente, o viceversa. Dime un solo escritor joven cubano que llegue al alma de Cuba y del pueblo cubano con la velocidad y el vértigo de la Redacción Nacional. Ninguno. Nadie. La madre que lo parió, tampoco.
Yo tengo tremendo miedo y demasiado miedo. Un miedo cubano enorme a montarme en un avión. Un miedo muy morboso provocado por el Estado. A montarme en un avión y aterrizar convertida en conejillo de Indias. A mi hijo le encantan los conejillos de Indias. Quiere uno, por supuesto. También quiere un pez payaso, como Nemo, por supuesto. Aunque lo que más quisiera es un tiranosaurio pequeñito, dice él.
Hablando de dinosaurios, yo tengo un miedo tan grande como un brontosaurio. Su nombre significa lagarto trueno. El científico que le puso ese nombre tenía mucha imaginación y probablemente pensó: “la tierra se estremecía cuando este animal pasaba”. Aunque el brontosaurio podía desplazarse en tierra firme, mordisqueando las plantas que crecían en ella, lo más probable es que nunca se alejara del agua.
Mi miedo brontosaurio también es muy poético. Hace un año escribí sobre eso en un panfleto llamado El jardín de la poesía y el miedo a la poesía. Sobre la mescolanza que hace el Estado entre poesía y miedo, para añadir un factor de suma aliteración al sinsentido de su práctica sobre la faz de la tierra. Véase cómo se apoya en los escritores, cómo los favorece, los estimula, cómo les cambia espejos por pensamiento y usa ese pensamiento.
El pensamiento poético del que hablaba Omar Pérez en una conversación con José Luis Aparicio. Por supuesto, como es un Estado bruto, ñame con corbata y caníbal, lo que hace con la cabeza lo desbarata con los pies. La gente se da cuenta de esa brutalidad y de ese canibalismo. ¿Mijo, no te podías esperar un poco antes de sacar el Decrépito 35?
Los hombres y las mujeres de Afganistán deben tener otra cosa. Aquel miedo es narrativo, lapidario e instantáneo. No debe llamarse miedo sino cualquier otra cosa. Algo fuera del lenguaje. Algo fuera de la historia de la evolución. Los hombres y las mujeres afganos deben tener una enfermedad que todavía no se ha inventado. Ellos la deben estar inventando ahora.
El iguanodonte fue el primer dinosaurio gigantesco descrito científicamente. En realidad, ni siquiera se había inventado la palabra dinosaurio en aquella época. Recibió su nombre a causa de un error, una confusión científica. Su nombre significa iguana y diente. Adivina qué presidente se parece a un iguanodonte.
La mujer con las tetas afuera en la primera página de Paradiso tiene una mata en una mano y una paloma en la otra. Cada vez que veo una mata me acuerdo del poema de Lorenzo García Vega: Una mata. Lorenzo y Lezama fueron amigos raros o no fueron amigos exactamente sino cualquier otra cosa. Tú me mandas un emoji de mata a veces y con eso me estás diciendo «te amo». Los diseñadores y los programadores cubanos deben inventar urgentemente un emoji que represente a la dictadura cubana. Pero eso es ya.
Cintio Vitier explica Paradiso en 1989 para esa edición azul prusia que salió en 1991. Raúl Martínez ilustra Paradiso para esa edición azul prusia de 1991. La mujer con las tetas afuera en la primera página de cortesía tiene una peineta probablemente dorada y parece que las pestañas están acabadas de maquillar. No se parece en nada a ti pero a mí cualquier cosa me hace pensar en ti.
Hasta cuando tengo miedo pienso en ti. El día que me chocaron y que el carro se estremeció, pensé en ti, siempre pienso que vas en el asiento del pasajero, a mi lado, y que me miras como diciendo: “te voy a tocar, maneja”. Entonces manejo y estabilizo incluso si me chocan a la salida de la I-395, yendo del oeste al este de Miami por la 836 desde la 40.
Me imagino que toda la gente que quiere sacar su pasaje para Cuba y llegar para encontrarse con la persona que ama, tenga el mismo miedo que yo, el mismo terror emocional que yo. La misma preocupación morbosa de que venga un tipejo o una tipeja y te diga: “acompáñame”. El hecho horrible de acompañar a un desconocido por ninguna razón lógica antes de que se produzca el abrazo que llevas esperando medio siglo.
La razón inexistente de índole muy poética tiene su explicación conceptual en el Decrépito 35. No hay que leerlo entero para darse cuenta, a simple vista, de la poesía magnífica y de la dramaturgia única. El bodrio caníbal se alimenta de palabras, envejeciéndolas y dándoles un significado de estupidez mental, de retraso psicomotriz.
Me hubiera gustado intervenir uno de los Cuentos Fríos de Virgilio Piñera, por tratarse de un fusilamiento cómico y de una ejecución risible, lo haré algún día. Me quedé con El caramelo porque de eso se trata, de aquello dulce sobre la lengua, de la boca hecha agua. Del cerebro y el corazón y la boca juntos, hechos agua gelatinosa de amor:
Es como si pasáramos nuestra existencia en movimiento y con una duración de minutos. Al mismo tiempo, es un modo de sentirse angustiado. Esa cara que ahora estamos viendo y que a su vez mira la nuestra; esa cara que nos ha conmovido, esa alma que a ella asoma y con la cual ya formamos proyectos encantadores y quizá si hasta uniones eternas, esa cara, acaso no volvamos a verla.
Yo te prometo que voy a ir. Igual que te prometo que seguiré escribiendo lo que me salga de los ovarios, a pesar del Decrépito 35 y de todos los decrépitos elucubrados por quien sea que se llame Redacción Nacional. Si al menos dieran la cara y firmaran sus idioteces con nombres propios. Yo voy a comprar por segunda vez un pasaje, con el mismo deseo de verte que tengo hace quince meses. Te lo juro por mi madre.
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