Mariela Castro: “¡Cojones, congratulation!”

Mi amigo Ernesto González —el único integrante del grupo humorístico Los Fonomemecos que regresó a Cuba después de una gira a mediados de la década de 1990—, me contó que en un cabaré de mala muerte en la localidad El Cotorro en La Habana, vivió uno de los momentos más incómodos de su carrera. Su set de chistes e imitaciones estuvo precedido por la presentación de Julio Alberto Casanova (1945-2008), actor y locutor de Nocturno, un popular programa de radio que promociona desde hace muchísimos años la música de los sesenta y los setenta. Casanova trató de reproducir en aquel antro el formato de sus alocuciones, que terminaban con una frase muy cursi: “De veras que sí”. Mala idea. El engolado declamador tuvo que ponerse a buen recaudo porque desde el público comenzaron a lanzarle botellas para sacarlo del escenario. “¡Qué vengan los cómicos!”, reclamaban.

Algo así le sucedió a Mariela Castro Espín en Trafalgar Square en junio de 2009, en el Gay Parade de Londres. I was there. Me terminaba una Guinness bien fría y espesa, cuando por los altoparlantes de una tribuna anunciaron que la hija de Raúl Castro y directora del Centro Nacional de Educación Sexual (CENESEX), iba a hablar. Al parecer, Castro fue invitada a Londres por varios sindicatos y algunos Grupos de Solidaridad con Cuba, esos Comités de Defensa de la Revolución en el exterior, plegados a la política represiva y autoritaria del régimen de La Habana. Entonces, Mariela no era conocida por su lenguaje chusmeril/biopolítico. Aún no le había llamado “moco pegao” a un periodista que la interpeló en un aeropuerto de Madrid, ni “garrapatillas” a sus críticos. 

Nunca había asistido a una celebración el día del orgullo gay. El contraste con el contexto cubano es notable. Allí la policía, el ejército y el cuerpo de bomberos acompañan a los manifestantes y no los reprimen ni encarcelan, como sucedió en la Isla en 2019, con una marcha “no autorizada” por el régimen. Sin embargo, no me gustan mucho este tipo de festividades que en el capitalismo se usan, por lo general, para venderte cosas y no para fortalecer una cultura de derechos. 

El Gay Parade puede leerse a través de lo que Martin Matusŝtík llamó como “multiculturalismo lúdico”. Este concepto es fundamental para entender cómo se articula desde el Estado la representación del “otro” y su asimilación en las sociedades contemporáneas. El discurso sobre el multiculturalismo está encaminado a ofrecer una ilusión de integración. Este proceso de comercialización y despolitización de identidades se caracteriza, entre otras cosas, por la organización de festivales y ferias en que se muestran personas vestidas en trajes típicos, se sirve comida “étnica” y se escucha world music.


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Tras el anuncio, puse a un lado la Guinness y comencé a grabar con una camarita que no tenía estabilizador de imágenes. Tuve que abrirme paso en medio de la multitud para buscar un buen spot. Mariela dispuso de varios minutos para hablarle a miles de personas concentradas en la céntrica plaza, muy cerca de la National Gallery. La eufórica directora del CENESEX hizo uso de la palabra:

“¡Jaló London! Jalou London, sorry, I don’t speak English. Somos promotores de los derechos LGBT en Cuba. Gracias Sindicatos británicos, gracias a la Campaña de Solidaridad con Cuba. Gracias por esta alegre colorida marcha por la igualdad de derechos. Por la inclusión, por la paz, por el amor, la solidaridad. Los cubanos admiramos lo que ustedes juntos han logrado. En Cuba trabajamos dulcemente con perseverancia para promover el respeto a la libre orientación sexual e identidad de género. En el mundo hay muchas cosas que tenemos que cambiar, el mundo es homofóbico, el mundo es patriarcal, pero todos juntos lo vamos a cambiar. Welcome to Cuba, thank you very much…”. 

Antes de abandonar el escenario y para sorpresa de todos, Mariela gritó a todo pulmón: “¡Cojones, congratulation!”. Para entender qué había motivado tan cálida despedida, tuve que regresar a la grabación. Uno de los asistentes le había tirado una botella llena de agua y Castro Espín tuvo que esquivarla con rapidez para que no le impactara en la cabeza. El botellazo me llevó a 2008, cuando el periodista iraquí Muntazer al Zaidi, arrojó sus dos zapatos al presidente de los Estados Unidos, George W. Bush en una conferencia de prensa: “Este es un beso de despedida del pueblo iraquí, perro”, gritó Muntazer al Zaidi en árabe, cuando lanzó su primer zapato; y “esto es para las viudas y los huérfanos y todos los que murieron en Iraq”, al tiempo que lanzaba su segundo zapato. No pude ver quién arrojó la botella a Mariela Castro y si dijo algo antes de lanzar el artefacto volador, pero es posible que llevara un mensaje político implícito: “Este es un beso de despedida del pueblo cubano, bitch”. 




Galería


Pride in London, 2009.




Hamlet Lavastida

Hamlet Lavastida: “El Estado cubano es un Museo de la Ineficiencia”

Abel Sierra Madero

Hace unos meses le envié a Hamlet Lavastida algunas preguntas que indagan sobre el arte político, la Historia, el archivo y la memoria. También me importaba su visión sobre el Movimiento San Isidro y el 27N. Comparto con los lectores de Fiebre de Archivo esta interesante conversación.





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