A partir del triunfo de la Revolución cubana, su influencia global ha sido objeto de diversos análisis desde diferentes posiciones y enfoques. Algunos insisten en el carácter ejemplar de una realidad que, suponen, confirma las luchas y metas de los desposeídos del mundo. Seguridad alimentaria, participación popular y soberanía nacional son, entre otros, supuestos logros de la nación cubana a seis décadas de aquel primero de enero de 1959.
Pese a ello, los ecos de aquel proceso “revolucionario”, convertido en régimen autoritario, encuentran cada vez más cuestionamientos intelectuales y cívicos. Frente a estos, el Estado cubano continúa sus esfuerzos por exportar la idea de estabilidad, consenso y superioridad de su modelo de “democracia socialista” y “Poder Popular”. En el continente latinoamericano, esa exportación continúa teniendo fértil recepción en ciertos espacios académicos, organizaciones de la sociedad civil y redes del campo cultural.
Con el último año marcado por las protestas ocurridas el 11 y 12 de julio, así como la respuesta gubernamental a las manifestaciones, Latinoamérica ha sido un escenario destacado para el análisis de ese fenómeno de influencia y debate político intelectual. Algunos elementos caracterizan de manera novedosa la discusión: en un sentido, el efecto de las masivas protestas en la erosión de argumentos distintivos de la narrativa que defiende la excepcionalidad cubana en la región; y una visión sostenida por la retórica de un “gobierno magnánimo”, “unidad inexpugnable entre pueblo-gobierno-fuerzas del orden”, de satisfacción popular traducida en “lealtad hacia la revolución” por “conquistas sociales” como salud y educación gratuitas y universales. Elementos todos distintivos del discurso de defensores y aliados del gobierno cubano.
Por otro lado, la respuesta represiva durante las protestas y en los días posteriores contribuyó a igualar la actuación del gobierno de Cuba a la de otros países. Como sus similares en Colombia, Chile, Nicaragua o Venezuela —aunque con las diferencias cualitativas que le otorga su carácter de régimen cerrado, donde la organización ciudadana para la veeduría de los DDHH es legalmente punible—, las fuerzas del orden cubanas cometieron abusos y atropellos entre los que se documentan el uso excesivo de la fuerza, detenciones arbitrarias, maltratos contra detenidos, participación de civiles como represores e incluso la muerte de un manifestante.
Por último, la emergencia de una sociedad civil aún frágil pero mucho más activa y plural, unida a las decenas de miles de manifestantes en calles de más de sesenta localidades, mostraron al “pueblo” cubano como un actor protagónico, cuestionando la imagen tradicional de “apático” o “simpatizante” del régimen vigente.
Estos elementos, que contribuyeron al resquebrajamiento del cómodo predominio narrativo del gobierno cubano, han sido tomados en cuenta en las estrategias y los contenidos puestos por este en escena para intentar recuperar el control del relato sobre lo ocurrido; tanto dentro como fuera del país. Algunas de esas estrategias han sido identificadas como la creación de espacios de interacción directa, la ocupación del espacio público físico y virtual, la criminalización pública del disenso y la generación de una producción con visos académicos. Asimismo, en la articulación de una red de aliados que permitan mantener la imagen mítica del proceso revolucionario, particularmente en gobiernos y movimientos de izquierda, sociedad civil y espacios académicos afines.
Durante este último año hemos presenciado el incremento considerable del debate y análisis de la realidad cubana en la región. Ese intercambio ha sido también impactado por una narrativa polarizada, donde las posturas se ubican, por un lado, en el reconocimiento de la no excepcionalidad, la desmitificación, la prevalencia de causas endógenas y el reconocimiento de la agencia de los sujetos populares; frente a aquellas posiciones cercanas a la retórica gubernamental cubana, que desconoce la agencia de los manifestantes y presenta como causa fundamental del estallido social la política exterior del gobierno estadounidense contra Cuba.
Es posible identificar, además, como ecos políticos del 11J, respuestas ubicadas tendencialmente desde la adscripción de los sujetos dentro de la dicotomía ideológica izquierda-derecha y su nexo con los conflictos geopolíticos de los países latinoamericanos. Así, encontramos posicionamientos de personas, instituciones y gobiernos que responden a obediencias o criterios preconcebidos sobre el autoritarismo cubano, más que a afinidades ideológicas con este. Ejemplo de ello lo vemos en el marco de la polarización entre derechistas e izquierdistas en apoyo a las figuras de Lula y Bolsonaro en Brasil. También, dentro del seno de la izquierda, en debates dentro de los candidatos de izquierda chilenos, Gabriel Boric y Daniel Jadue.
En otro registro dentro de la esfera gubernamental se mantienen respuestas de apoyo abierto al gobierno cubano emitidas por los representantes de gobiernos aliados como Venezuela, Bolivia, Argentina, Perú y México. Estas privilegian la retórica antibloqueo, anteponiendo las sanciones a cualquier crítica a la actuación gubernamental cubana. En sentido distinto, las declaraciones del presidente uruguayo, el ecuatoriano y el chileno mencionaron las violaciones a los derechos humanos, la solidaridad con los manifestantes y los llamados a resolver la situación mediante el diálogo y la apertura de cauces democráticos en Cuba.
El apoyo político
Un aspecto esencial en la recepción y respuesta regional al 11J fue el posicionamiento de aliados tradicionales al régimen cubano. En su reunión anual, el Foro de São Paulo (24 de octubre, CDMX) presentó un informe destacando algunas de las acciones desplegadas en solidaridad con la Isla: la experiencia de Cuba en el enfrentamiento a la COVID-19.[1] El 12 de noviembre de 2021, el Foro de São Paulo comenzó la campaña internacional en solidaridad con el gobierno cubano y celebró el regreso del país a la normalidad; justo cuando se desarrollaba la criminalización de la iniciativa ciudadana Archipiélago y su marcha cívica por el cambio.
En el caso del llamado Grupo de Puebla, en sus reuniones durante este año se han presentado como “amenazas a la democracia” los hechos de movilización ciudadana acontecidos en Cuba entre julio y noviembre de 2021. En ese sentido, aunque su solidaridad declarada fue con el “pueblo de Cuba”, su apoyo real fue al gobierno que reprimía a los ciudadanos que defendían su derecho a la protesta y a la manifestación pacífica.
La visita de Miguel Mario Díaz-Canel Bermúdez a México en septiembre de 2021 fue la demostración del acercamiento entre ambos gobiernos, que fue justificado por el presidente Andrés Manuel López Obrador al aducir que su “país tiene abiertas las puertas a todos los gobernantes”. Después de esta visita, tuvo lugar en esa nación, en octubre de 2021, la 49 edición del Festival Internacional Cervantino, uno de los festivales culturales más importantes de México. Cuba fue el país invitado de honor, con el ministro de Cultura de Cuba, Alpidio Alonso Grau, y el embajador de Cuba en México, Pedro Núñez Mosquera, como representantes.
Durante un mes, las autoridades cubanas visitaron y participaron en eventos culturales en varios estados del país. Destacan el otorgamiento de distinciones (Xalapa, Veracruz); la presencia en la Feria Internacional del Libro del Zócalo (donde se anunció a México como país invitado de honor de la Feria del Libro de la Habana); el festival de cultural afromexicanas (Veracruz); así como reuniones con autoridades educativas y culturales donde se abogó por “establecer acuerdos” con México y permitir “proyectos de inversión y de cultura”.
El campo intelectual
Otra área de particular interés para La Habana, que ha cultivado de manera consciente, son las plataformas de redes académicas, en particular algunas como el Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales y la Latin American Studies Association. Durante 2021, CLACSO auspició la Conferencia Internacional Constituyendo Democracias, motivada, de acuerdo a la convocatoria oficial, por el “auge de fuerzas políticas extremistas, la crisis climática y la búsqueda de nuevos modelos”. En ese evento, los análisis sobre Nicaragua, Venezuela y Cuba —que había vivido el año de mayores protestas sociales de la historia revolucionaria— estuvieron ausentes. Durante su conferencia anual de 2022 esta tendencia se mantuvo. La inclusión de paneles privilegió la narrativa oficial cubana y hubo una ausencia de pronunciamientos institucionales, mientras se respaldaba una narrativa antimperialista y cercana a lo mítico sobre Cuba.
A iniciativa de académicos e intelectuales afines al gobierno cubano como Ignacio Ramonet, Hernando Calvo Ospina, Atilio Borón y Fernando Buen Abad se promovió la firma de una carta dirigida a la comunidad internacional bajo el nombre “Cese del bloqueo y las acciones desestabilizadoras contra Cuba”. La misiva fue firmada por académicos latinoamericanos que ya habían participado o coauspiciado espacios de discusión y análisis impulsados por instituciones oficiales cubanas o por algunas de las universidades monitoreadas para reproducir ideas cercanas a las posiciones del gobierno cubano.
La carta respaldó la prohibición del gobierno cubano a las marchas convocadas en su contra, afirmando que eran subversivas: “Al interior del país, sujetos que se sienten respaldados y protegidos por Washington, usando como bandera la difícil situación económica debido al bloqueo […] llaman a manifestaciones subversivas”. Además, describe las demostraciones en Cuba como orquestadas desde Estados Unidos con el objetivo de desequilibrar a la Isla y demandan “que cese el inhumano bloqueo contra Cuba, y a que detenga sus tentativas de desestabilizar a una nación que en ningún momento ha realizado acciones contra su seguridad”.
Incluso, los posicionamientos y contenidos, por ejemplo, de cuatro universidades latinoamericanas de México (UNAM-UACM), Chile (Uch-UV), Argentina (UBA-UNPL) y Colombia (UNAL-UdeA) muestran que la mayor afluencia de noticias y apoyo a la “revolución” cubana fue generada en las facultades de Política y Ciencias Sociales. Durante el período analizado, académicos cubanos, u otros con vínculos previos e institucionales, que trabajan y colaboran con la academia oficial de la Isla, realizaron cursos temáticos sobre Cuba en las instituciones estudiadas. Asimismo, varios docentes de dichas instituciones colaboran en redes académicas y de política exterior cubanas.
La actividad de las universidades se puede resumir en tres grupos fundamentales: actividades que operan como plataformas difusoras de mensajes de apoyo a la narrativa del gobierno cubano; actividades destinadas a generar estructuras de colaboración científico-académicas; y posicionamientos de la comunidad académica y estudiantil dirigidos a deslegitimar la protesta ciudadana, ocurrida durante y después del 11J.
Particularmente activos fueron los foros estudiantiles, en los medios audiovisuales oficiales (radio universitaria) y en espacios de periodismo estudiantil. En este grupo se distinguen los portales de canales Radio UNLP (@radioulaplata), Radio UNAM (@RadioUNAM), Diario-Radio UChile (@uchileradio). Los temas centrales alrededor de los cuales giraron allí los criterios y posicionamientos en relación con Cuba han sido el rechazo al embargo estadounidense y el apego a las declaraciones oficiales tras las manifestaciones del 11J.
Durante la Feria Internacional del Libro de Guadalajara (diciembre de 2021) también se realizaron actividades relacionadas con la situación en Cuba. Se incluyeron foros que buscaban una representación plural de criterios (Foro Dominó cubano), así como otros espacios de debate e invitados que privilegiaban la narrativa de las causas externas del malestar social, la centralidad del bloqueo económico de Estados Unidos y la violencia de las manifestaciones caldeadas desde el exterior y las redes sociales.
La movilización de la solidaridad
Una red relevante que el Gobierno cubano alimenta de manera consciente son los grupos de solidaridad articulados alrededor de las sedes diplomáticas. Dentro de las acciones llevadas a cabo por estos destacan las desarrolladas por la Coordinadora de Solidaridad con Cuba en Chile que realizó una concentración protesta frente al Estadio Nacional en Santiago y otra, por los grupos mexicanos de solidaridad con Cuba, frente a la sede de la embajada cubana en Ciudad de México.
También son ejemplos las contramarchas organizadas en Argentina y Uruguay —en el contexto del 15N y el aniversario del 11J—; así como el acoso y hostigamiento a organizaciones y eventos que denuncian la represión de las protestas y la situación de los derechos humanos en la Isla, como los ocurridos durante la Feria del Libro de Buenos Aires y en la Feria Internacional del Libro de Bogotá. Estas acciones se han mantenido a lo largo del último año alrededor de fechas relevantes de conmemoración en Cuba: 1 de enero, 1 de mayo, 26 de julio; y también como respuesta a las manifestaciones organizadas por las comunidades cubanas los pasados 15N y 11 de julio.
Desde México se organizaron encuentros de solidaridad con Cuba y de exigencia de la eliminación de las sanciones estadounidenses contra Cuba. El 30 de enero de 2022, la Asociación de Residentes cubanos en México José Martí realizó de manera virtual un encuentro de solidaridad con Cuba. Olivia Garza y Sergio Chaviano, directivos de la asociación, dirigieron las comparecencias y saludaron la iniciativa del activista cubano-americano Carlos Lazo, coordinador de la plataforma Puentes de Amor, de encabezar un “plantón” en Miami para recordar las seis décadas del inicio de estas sanciones contra Cuba, catalogadas por los organizadores como “un cerco unilateral”.
Este encuentro virtual fue el preludio de una caravana y un concierto “contra el bloqueo” protagonizado el 26 de marzo de 2022 por Alejandro García (Virulo) y Carlos Lazo, en el Salón Manuel Ávila, de Los Pinos. El concierto fue utilizado como plataforma para convocar a los presentes a participar en una caravana automovilística —convocada por Puentes de Amor— desde la barriada de Roma hasta la embajada de Cuba al día siguiente. Los Pinos, antigua casa presidencial de México, volvió a ser sede este 23 y 24 de julio del festival ¡No al bloqueo!, organizado por la secretaría de Cultura federal, que incluyó muestras fotográficas, presentaciones y conciertos de trovadores como Amaury Pérez y Virulo.
En términos de medios de prensa aliados hay que destacar el papel del periódico mexicano La Jornada; por ejemplo, la publicación de una entrevista al ministro de Relaciones Exteriores cubano después del 15 de noviembre. El titular de La Jornada expresaba: “Absoluto fracaso, operación financiada por EU contra Cuba: canciller”. Asimismo, el rotativo fue un eje en defensa de la Bienal de La Habana. Dedicó varios artículos a reforzar la importancia del evento cultural habanero y a “denunciar” la campaña promovida en su contra. La campaña contra la Bienal fue catalogada por La Jornada como “burda e insidiosa”. Posteriormente, ha incluido en sus páginas artículos o notas de prensa con los posicionamientos oficiales del régimen sobre los hechos del 11J, las condenas a los manifestantes y la criminalización y deslegitimación de acciones articuladoras como la marcha cívica por el cambio.
A modo de conclusión
Aunque crece la presencia en Latinoamérica de voces más críticas y plurales al abordar la realidad cubana, aún ocurre que este tipo de posturas tienen que enfrentar la combinación de influencia organizada y mitos resilientes dentro del imaginario político, intelectual y ciudadano. Particularmente, es posible detectar la articulación de redes académicas y organizaciones políticas y sociales que continúan legitimando la narrativa oficial sobre los sucesos del 11J. Estas posturas siguen siendo relevantes —y a ratos incluso hegemónicas— en ámbitos de la academia regional y sus pares latinoamericanistas de Europa y Estados Unidos.
Ante la evidencia disponible de crisis multidimensional del modelo cubano y los más de 1 000 presos y represión resultantes del pasado año de movilización social en Cuba, cualquiera supondría que la mitología revolucionaria estaría en graves aprietos para sostener su mensaje de seducción y simplificación. Pero, en Latinoamérica y otras partes de Occidente, la persistencia de una academia y sociedad civil “progresistas” que privilegian su ideología y militancia políticas —excluyendo otras— por sobre el rigor analítico y la defensa integral —transideológica— de derechos humanos siguen siendo parte del paisaje. Y, con este, del problema.
Nota:
[1] Entre estos destacan diálogos del PCC con partidos del foro denominado “Cuba vencerá” (julio de 2021); el desarrollo de una campaña en Twitter con la juventud cubana en la que promocionó los hashtags #BloqueoNoSolidaridadSi y #FidelPorSiempre; y la celebración del encuentro virtual en conmemoración del natalicio 95 de Fidel Castro denominado “Fidel, un hombre de ciencia con visión de futuro” (agosto de 2021).
El 11J: la misma guerra de razas
Hay que advertir que, tras las protestas del 11J, quedó claro muy pronto que la delincuencia, la marginalidad, la indecencia y el anexionismo, para el Estado,tenían una geografía: la de los barrios.