¿La crítica de cine es cosa de hombres?

Por razones que no atañen al intelecto, sino a las circunstancias y tabúes epocales, las manifestaciones artísticas han sido promovidas durante mucho tiempo, tanto en su proceso como en sus estudios, por hombres. 

En toda la convención cultural que conforman escuelas, estilos y períodos, la presencia occidental y heterosexista masculina se ha agenciado un protagonismo memorable por excluyente. Hasta afectaciones del ánimo y del gusto, como el llamado síndrome de Stendhal, respondieron en su momento más a las libertades ganadas por el ocio varonil que a sobresalientes percepciones por asuntos genéricos. No en balde, Edith Wharton, quien no necesitó mostrar ventajas de faldas sobre pantalones, acentuó en memorias y libros de viajes una sensibilidad singular para con el mundo. Por encima de su condición de mujer, logró ser una persona curiosa, creativa y espléndida. 

De esta índole es también Mayté Madruga Hernández (Matanzas, 1987), quien además de ser una investigadora sobre danza y de un ismo abarcador y arriesgado como el feminismo, es una estudiosa del cine. A ella la reconocemos tanto por su elocuencia como por una serenidad que recuerda a conversadoras de antaño. No es gratuito entonces que sepa ganarse enseguida a un auditorio. Imparte su conferencia y luego escucha para que, al instante, le vuelvas a prestar atención. También es frecuente encontrar textos suyos sobre el audiovisual cubano, así que la he convocado para charlar en Hypermedia Magazine sobre crítica y otros asuntos. 

A propósito, Mayté, en no pocas ocasiones las mujeres que se dedican a escribir sobre cine son presentadas como críticos de cine y no como críticas. ¿Qué piensas al respecto?

Lo primero es que el sexismo también está en el lenguaje. Todo se inserta dentro de la utilización del género masculino como representativo absoluto de la humanidad. Y lo que no se entiende es que las mujeres también debemos ser representadas mediante la gramática. Incluso aprendí de muchas otras mujeres que utilizar la “a” o la “o” también constituye un binarismo excluyente, de ahí propuestas como la “x”, la “@” o la “e”, las cuales prefiero. 

Creo que fue Virginia Woolf quien dijo: “Dígase a un hombre que este es un libro de mujer o a una mujer que este es un libro de hombre, y se pondrán en juego simpatías y antipatías que nada tienen que ver con el arte”. Si asociamos esta cita con el cine, ¿cuánto influye que una película sea dirigida (o determinado tema sea abordado) por un realizador o una realizadora?

Primero, para responderte parafrasearé una respuesta de la cineasta española Iciar Bollaín: “somos la mitad del mundo”. Yo agregaría que más de la mitad. Eso quiere decir que existen historias, conflictos, personajes, que merecen más de una mirada. Lo primero que aporta que las mujeres accedan a la industria cinematográfica es una justa diversidad laboral, representativa y de poder, porque las imágenes audiovisuales empoderan. 

También tengo la teoría de que algunas mujeres cineastas en los últimos tiempos se atreven más a experimentar y romper barreras estéticas, lo cual lleva al desarrollo de personajes, incluso masculinos, que rompen estereotipos dramáticos. Pero bueno, ya para explicar esa idea escribí un ensayo de conjunto con el crítico Ángel Pérez, en la revista Nuevo Cine Latinoamericano (número 20).

¿En qué ha beneficiado el feminismo tu escritura y tu mirada cinematográfica?

En todo: he encontrados ideas, teorías, herramientas, dispositivos que no solo me han cambiado la forma de ver el audiovisual, sino mi vida. El feminismo debe entrar inevitablemente por tu vida personal. Te diría que me ha dado una voz.

Desconfío mucho de la unanimidad. Fernando Pérez

“Desconfío mucho de la unanimidad”

Ileana Margarita Rodríguez Martínez

Historia cubana y transgénero. A propósito del reciente filme Insumisas, Hypermedia Magazine conversa con Fernando Pérez.

¿Para qué sirve la crítica de cine?

En este punto es casi mejor contestarte para qué no sirve la crítica de cine. Creo que funciona para sumar voces e ideas sobre el audiovisual como fenómeno cultural. Creo que es una opinión que siempre debe responder a la ética, y con esto me refiero al respeto hacia el otro, que bien puede ser el realizador de una obra, también su equipo; y también son los públicos. Con respecto a la crítica, me encuentro en un punto medio entre un onanismo furibundo y una didáctica inocente. 

¿Cuál es tu definición de un crítico de cine? (que no sea Antonio Enrique González Rojas)?

No entiendo el por qué de esa pregunta. Ya leí tu entrevista a Tony, y no veo que mi nombre aparezca por ninguna parte. Tengo una relación de pareja con Antonio Enrique, pero esto no me define mis relaciones laborales. 

No creo que exista una definición de un crítico de cine. Hay tanta crítica audiovisual como personas la ejerzan.

Háblame de tus referentes en la crítica cubana. ¿De quién te sientes deudora?

Creo que, en sentido general, de todas las mujeres que se han acercado al audiovisual y han dejado estudios constantes sobre el tema. En un radio más cercano: de Dánae Diéguez, de Marta María Ramírez, de Joel del Río.

¿Un libro de cine que releas cada cierto tiempo?

Técnicamente no “releo” ninguno. Pero sí consulto Alicia, ya no (Alice Doesn’t: Feminism, Semiotics), de Teresa de Lauretis.

¿Qué opinión te merece Susan Sontag? 

Me encanta su batalla contra el reduccionismo. La idea de libertad que le trasmite al ejercicio de la crítica. Palabras como deseo, erótica, son importantes en el panorama crítico gracias a ella también. 

En la vida literaria de este país siempre habrá una guerra, un enemigo. Emerio Medina.

“En la vida literaria de este país siempre habrá una guerra, un enemigo”

Reynaldo Aguilera

En diálogo, tierra adentro, con el escritor Emerio Medina.

¿Cuál es la película que has visto con más frecuencia?  

Bueno, si debemos ser exactos con el número de veces, sería Help! (Richard Lester, 1965). Pasé mucho tiempo de mi juventud temprana viéndola.

¿Qué género cinematográfico te estimula más?

Pues ninguno en particular. Siempre que la obra audiovisual sea buena es casi seguro que responderá a todos los patrones del género al que pertenezca.

¿Cuál género ves porque no te queda más remedio?

Bueno, no siempre estoy en disposición de ver ciencia ficción, pero incluso en este género tengo obras que me gustan.

¿Y qué piensas acerca del musical? ¿Consideras que estamos asistiendo a un despertar?

¿A un despertar dónde? Valoro el musical como cualquier otro género cinematográfico, aunque a veces adopto una posición cínica con respecto al mismo. Cada vez me cuesta más consumir tan tranquilamente un musical con una historia romántica donde una pareja es heteronormativamente feliz. Ahora bien, existen películas que me encantan, como Tatuagem (Hilton Lacerda, 2014), que recién volví a ver en el Cineclub Cuir que coordina Damián Saínz.

¿Te interesa el videoclip? ¿Qué opinión te merece?

Es un género que sigo. Me interesa sobre todo porque muchos materiales incorporan un componente danzario que me gusta analizar. También me gusta analizar cómo se incorporan los códigos del cine de autor en esa representación de la cultura pop.

¿Tu película cubana preferida?

Responderte eso me lleva ser muy categórica, algo que intento ser cada vez menos. Tengo obsesiones, como Son o no son (1980) de Julio García Espinosa.

Agregar placer al placer del cine

Agregar placer al placer del cine

Daniel Céspedes

Una entrevista con el crítico Dean Luis Reyes.

Por cada década, a partir de los sesenta, mencióname una obra cubana, ya sea de ficción o documental, que te llevarías para cualquier lugar del mundo.

Esta interrogante me reduce mucho el panorama. Entiendo que las listas son excelentes para establecer una guía, pero cada cineasta aporta algo que construye o deconstruye el imaginario de la nación cubana. No obstante, esbozaré algunos títulos:

Memorias del subdesarrollo (Tomás Gutiérrez Alea, 1968).

Elpidio Valdés (Juan Padrón, 1979).

Todo el cine de Sara Gómez.

Todo el cine de Nicolás Guillén.

Son o no son (Julio García Espinosa, 1980).

Mujer transparente (Varios directores, 1990).

La vida es silbar (Fernando Pérez, 1998).

The Ilusion (Susana Barriga).

La obra del siglo (Carlos Quintela, 2015).

Los perros de Amundsen (Rafael Ramírez, 2017).

El proyecto (Alejandro Alonso, 2017).

Después de Tomás Gutiérrez Alea, ¿quién ha reflejado mejor la diversidad de lo cubano?

Todos y cada uno de los directores que han hecho cine en este país y sobre este país, han intentado reflejar la diversidad de lo cubano, porque han expresado un punto de vista, ya sea con una historia o con un personaje. Pero no estoy tan segura que Titón haya logrado reflejar esa “diversidad de lo cubano”. Creo que su obra es importante para entender qué papel juega el subdesarrollo en Cuba, como nación, y también en América Latina. Aunque lo reconozcamos como un autor absoluto, esa obra se compuso en colectivo, de conjunto con nombres como Nelson Rodríguez. Reflejar la “diversidad de lo cubano” en una sola obra o en un solo director sería una paradoja tremenda, ¿no crees? Si hablamos precisamente de eso, de lo diverso, uno o dos autores no alcanzan.

¿Una película cubana sobrevalorada?

Todas y ninguna. Sobrevalorar un filme responde no solo a la subjetividad de públicos y críticos, sino a cierto grado de impresionismo con que se observa la obra de arte y también, en un principio, el contexto donde se produce y consume.

Es muy difícil pedirle a una mujer que trata de entender y practicar el feminismo que haga listas, que pronuncie sentencias y verdades absolutas. Cada vez tengo más preguntas que respuestas certeras. 

¿Qué opinas de la insistencia en el cine histórico o cine de época en Cuba?

Un proceso necesario. Yo misma he interrogado a cineastas sobre este tema, y te puedo decir que predomina el deseo de llenar los espacios en blanco, de desentrañar la microhistoria ahogada en la Historia con mayúscula, de ver realmente qué tiene el pasado que enseñarle al futuro (aunque esto parezca una frase de Power point). 

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El regreso que estabas esperando. En exclusiva. La entrevista definitiva al escritor Orlando Luis Pardo Lazo.

En el caso de las cineastas mujeres, se ven impelidas por la necesidad de recolocar personajes femeninos que existieron dentro de la historia y que dado lo injusta de la representatividad que tienen, a veces se puede pensar que no existen. 

Las décadas más inmediatas, es decir los ochenta y los noventa, son períodos que no se enseñan en clase y es lógico que el audiovisual quiera invitar a construir una memoria colectiva sobre ellos. 

¿Un personaje cinematográfico con el que te hayas sentido identificada?

María Silvia, en el primer largometraje de Elpidio Valdés, y Annie Hall (Diane Keaton) en la película homónima de Woody Allen.

A ambos nos gusta James Franco, pero ¿no crees que ha sido sobrevalorado? ¿Acaso no es mejor cuando lo dirigen?

Lo de Franco empezó como un juego y ahora termina en una pregunta tuya… Creo que James Franco sí tiene limitaciones, pero lo que me interesaba de él como actor es que es un ser humano inteligentemente intelectual, y eso siempre lo valoro mucho. El reto de los actores que asumen supeditar la construcción de un personaje a un solo rasgo es precisamente eso: limitarse, y que dicho rasgo o gesto no sea lo suficientemente bueno para construir un caracter creíble y complejo. 

¿Qué crees de los premios Oscar?

Otro premio, una guía entre tantas para ver cine. No hay que morir por ellos, pero tampoco despreciarlos, dado que contribuyen a la construcción de una cultura hegemónica, por la cual miles de personas se guían, establecen agendas, sueños, necesidades. Hay que verlos e intentar analizarlos y desmontarlos. Para los estudios de género y feministas son importantes: ir más allá del dato de cuántas mujeres son o no nominadas y ver cómo aún en medio del #MeToo todas las estrellas vestían de negro, pero no olvidaban cierto “glamour” que a veces podía entrar en contradicción con lo que ellas estaban exigiendo. Pero es por esto que es importante verlos críticamente y también con disfrute, en el que caso de que te gusten. Para ver a Frances McDormand “desentonando” con el resto, y decir: esta mujer es auténtica.

¿Tienes pensado ya un libro?

Bueno, pues debería pensar en uno, y no por el simple hecho de apapachar mi ego, sino porque existen tópicos y figuras dentro del cine que me interesan y que sería muy bueno que los sistematizara.

Alexander Otaola: “A mí lo que me gusta es que me ataquen”

Siro Cuartel

Es probable que esta sea la única entrevista seria que yo haga en mi vida. Comienzo por las fotos. El carismático comunicador Alexander Otaola modela. Se queja por no sé qué cosa, dice: “Hay que joderse y modelar y todo contigo, Siro. Tú no eres fácil”.

¿Cómo es un día de ver cine para ti?

Uno de los mejores. Desde que trabajo en el Festival de Cine de La Habana, cuando llega octubre y noviembre, el momento en que podemos ver todas las películas de la selección en competencia, el ambiente que toma mi vida es fantástico, hay una emoción prístina que no puedo fingir. También a veces hay una desconexión de la vida real que puede preocupar a algunos… Como pasa cuando Tony y yo decidimos ver un audiovisual tras otro todo un fin de semana.

¿Qué hace que, más allá del descuido artístico, una película aún siga siendo buena?

Para mí, la posibilidad de establecer diálogo con ella. De pasar del “me gusta”/“no me gusta”. De esforzarme para analizarla sin tener que reducirlo todo a “es buena” o “es mala”.

¿Qué representa el cine para Mayté Madruga?

Primero, un placer. En estos días, un modo de vida. Cada vez más, amistades que se crean gracias a él. Y, en última instancia, la pantalla ideal por la que la niña del Naranjal Norte de Matanzas, hace veinte años, paró el ritmo del juego y quedó cautivada.

¿Es la crítica de cine “cosa de hombres”? 

Nada en esta vida es cosa de hombres, querido. Aunque lo intenten. Nunca es tan fácil.

Rolando Davidson. Enrique Del Risco. Entrevistas.

Rolando Davidson y su rap martiano

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En estos tiempos de velocidad qué mejor que un soneto, una décima o un haiku que tratan de resumir a veces el sentido de la vida en unos cuantos versos.