René Gómez Manzano (La Habana, 1943) es un nombre fundamental en el movimiento democrático cubano de las últimas décadas.
Al frente de la Corriente Agramontista, una organización de abogados independientes, fue uno de los cuatro miembros del “Grupo de Trabajo de la Disidencia Interna”, que, más conocido como “Grupo de los Cuatro”, en 1997 entregara el documento La Patria es de todos, a propósito de la convocatoria del quinto congreso del Partido Comunista de Cuba.
La relevancia del trabajo del Grupo y la audacia de La Patria es de todos, determinó a Fidel Castro a encerrar a sus gestores, que fueron: Martha Beatriz Roque Cabello (1945), Félix Bonne Carcassés (1939-2017), Vladimiro Roca Antúnez (1942-2023) y René Gómez Manzano.
En el 2004, entonces como uno de los líderes de la Asamblea para Promover la Sociedad Civil (APPSC), junto a Martha Beatriz Roque y Félix Bonne, Gómez Manzano organizó una de las reuniones más nutridas de las que ha realizado la sociedad civil bajo el castrismo.
Abogado, traductor, periodista y defensor de derechos humanos, la vida de René sirve para perfilar el derrotero de un intelectual cívico hacia la oposición franca a la dictadura de Fidel Castro.
A lo largo de esta entrevista se enuncian elementos preciosos del funcionamiento de los órganos de administración de justicia, y su historia en las últimas décadas. Igualmente, se refleja la dignidad de los profesionales del derecho para mitigar el efecto de la desolación castrista; y la miseria moral de numerosos sujetos que, ávidos de escalar posiciones y beneficiarse por cualquier vía, no escatimaron acciones para dañar a sus honorables colegas.
Ojalá esta entrevista sirva de homenaje a tantos hombres y mujeres de bien, y de condena infinita a la cáfila infame del funcionariado castrista. La palabra “cáfila” fue usada por René en esta entrevista y es también otro de los beneficios que este trabajo me ha provisto, la mejora de mi vocabulario con la riqueza manifiesta del de mi entrevistado.
Cuéntame de tus primeros años. Tu familia, el barrio, los estudios.
Yo nací en La Habana, el 19 de diciembre de 1943, en la clínica Cardona, en la Calzada del Cerro cerca de la Esquina de Tejas. Después esa clínica se trasladó para El Vedado, pero entonces estaba en el Cerro.
Cuando yo nací, mi familia vivía en Primelles 275, altos, entre Pezuela y San Cristóbal. Mis padres, los dos, eran maestros de escuelas primarias superiores. Él se llamaba René Luis Gómez Quevedo y ella Matilde Manzano Peña. Mi difunto padre impartía Contabilidad y mi mamá era profesora de Español.
Mi hermano era once años mayor que yo. A él le tocó convertirse en abogado empírico.
Empírico por lo que tuvo que zapatear con tus prisiones políticas y problemas legales.
Exactamente. Mi hermano tuvo su participación en mi nacimiento, porque me contaban que él siempre le decía a nuestros difuntos padres que él quería tener un hermanito (Risas).
Mi hermano estudió High School en el norte, en los Estados Unidos, era taquígrafo y mecanógrafo bilingüe, inglés-español. Muy considerado. Imagínate que el último trabajo particular que tuvo fue en el bufete “Gorrín, Mañas, Maciá y Alamilla”, que era el más famoso de Cuba[1].
Era secretario de un abogado que no era ninguno de esos cuatro, y ganaba la módica suma de 400 pesos mensuales. Cuatrocientos pesos que eran cuatrocientos dólares entonces, que al cambio de hoy serían unos cuatro mil dólares.
Pero a la vez era artista.
Sí, él tenía sus inquietudes artísticas. Había empezado a estudiar en San Alejandro. Después, lo dejó. Volvió y más tarde se dedicó a la talla en madera. También pintaba.
¿Dónde estudiaste tú?
Lo que después se llamó “círculo infantil”, que entonces se llamaba Kindergarten, lo estudié frente por frente a mi casa. Nada más que había que cruzar la calle. Tenía tres, cuatro años. Cuando todavía no tenía edad escolar, me pusieron en un pre-primario. Así se llamaba, una escuela particular a tres o cuatro cuadras de mi casa, que se llamaba Sardiñas de Simón.
Estos son pequeños colegios privados.
Pequeños colegios privados. Aprendí a leer y escribir allí en el pre-primario, y las cuentas. Cuando ya iba a empezar la escuela, me llevan al Candler College, que era un colegio.
En el Candler College estudió también Juan González Febles, según él mismo me contó.
No sabía que él había estudiado en el Candler College. Me hicieron unas pruebas. Como ya sabía leer y escribir, me ponen directamente en segundo grado. Había una guagüita que nos recogía en la casa y nos llevaba.
Era un colegio privado, no me recuerdo ahora cuánto costaba, quizás treinta pesos al mes, o algo así. Pero unos maestros, que es lo que eran mis padres, podían afrontar ese gasto.
El colegio era semi-interno, incluía almuerzo y transporte. Eran dos sesiones, una en español y una en inglés. Debía haber salido de allí hablando como un americanito, pero los métodos eran bastante primitivos, mucha gramática. Si nos hubieran puesto sencillamente a hablar en inglés en grupos más pequeños, habría sido mejor. Aprendí inglés, pero no dominaba el idioma. Terminé el Candler College con once años, la primaria.
Al terminar, hice los exámenes de ingreso en el Instituto de la Víbora. Me admitieron. El Instituto de la Víbora era para el bachillerato, yo tenía doce años ya. Allí estudié desde el 55 hasta el 60.
Era el instituto que quedaba más cerca de la casa. Nos habíamos mudado cuando yo tenía doce años, pero seguíamos viviendo en El Cerro en aquel momento. De la dirección que te di nos mudamos a Conill 118, altos, entre Ermita y Central, frente por frente al colegio que antiguamente era de los Hermanos Maristas. Un colegio grande que hay allí.
¿Algún compañero del Candler College después tuvo alguna presencia en tu vida?
En realidad, no. Pero en el Instituto de la Víbora, sí. Recuerdo que tuve cierto contacto con Genoveva Canabal. Ella fue una presa plantada. Recuerdo que hubo unas elecciones para los líderes estudiantiles, estamos hablando del año 59, y ella era candidata. Recuerdo que voté por ella.
¿Ella era compañera tuya?
O había sido, porque a veces cambiaban los grupos. Tiene que haber sido en el año 59. Porque además había candidaturas alternativas, no era eso que después instauraron.
Ella no salió electa. Porque había un grupo que eran las candidaturas de la Revolución, entre comillas, y ella era de otro grupo, que no es que se declararan en contra de la Revolución, sino que no eran ortodoxos revolucionarios. El que resultó electo salió de ese grupo más ortodoxo.
No sé bien la historia, pero sé que después fue presa política plantada. Creo que vive todavía.
Allí me gradué de Bachiller en Ciencias. Podías hacer Bachiller en Ciencias y Bachiller en Letras, o Bachiller en Ciencias y Letras. Yo me gradué por Ciencias, porque era lo que pensaba estudiar. Matriculé en la Universidad de La Habana en la carrera de Ingeniería en 1960.
Estando yo en la Universidad hubo una convocatoria para la Universidad Patricio Lumumba en la Unión Soviética. Había unas becas.
Fue Patricio Lumumba después, ¿no?
Ya se llamaba Patricio Lumumba. A él lo matan en 1961 y ese mismo año ponen su nombre a la Universidad. Allá me enteré que hubo una discusión tremenda, sobre qué nombre le iban a poner. Ya había pasado un primer año, porque yo entro en el segundo año de la universidad. De aquel primer año los latinoamericanos querían que le pusieran Bolívar (Risas). Se impuso la politiquería de los rusos. Ya no se llama Patricio Lumumba. Es Universidad Rusa de la Amistad de los pueblos.[2]
Eso no era a través de un organismo estatal, como después, que las becas eran a través del Ministerio de Educación Superior y ese tipo de cosas. En aquella época yo escribí directamente por correo y un buen día llegó la respuesta de que me habían admitido. Tenía la idea de estudiar Ingeniera también allá, Ingeniería Mecánica. Aquí había empezado a estudiar Ingeniería Civil.
Cuando llego a Rusia, el primer año de la universidad era, básicamente, la facultad preparatoria.
¿Cómo reaccionaron tus padres a la Universidad rusa?
Estuvieron muy de acuerdo.
¿Ellos apoyaban la Revolución?
Sí, totalmente. Incluso el viejo, que en paz descanse, hablamos de aquella época, era uno de los más activos en el CDR. Cuando yo entro a la Universidad, ya nos habíamos mudado porque entonces cogieron una de esas casas que le decían de Pastorita, del INAV, el Instituto Nacional de Ahorro y Vivienda. En la playa de Santa Fe, reparto Juan Manuel Márquez: calle 18, número 118, las entrecalles no me acuerdo. Ahí viví nada más que un año o año y pico.
¿Tus padres eran del Partido Socialista Popular antes de 1959?
No.
¿El viaje a la Unión Soviética fue tu primer viaje al extranjero?
No, aquella fue mi segunda salida al extranjero. Había ido a Cayo Hueso en el año 57. Teníamos un pariente allí. Yo tenía 13 años.
Hubo que sacarme el pasaporte y fuimos en avión. Había unos vuelos que iban directo, de la pequeña compañía Aerovías Q, que salían del Campamento de Columbia[3]. Por cierto, duraba una hora el vuelo. Entonces Cayo Hueso no era nada.
¿Para ir a la Unión Soviética tuviste que sacar un nuevo pasaporte?
A todos los que íbamos nos dieron un nuevo pasaporte. Era una hoja de papel, sencillamente. Una hoja de papel grande, con la foto. No me acuerdo de más detalles. Hubiera podido ir con el mío, que estaba vigente. Me lo habían hecho en el 57.
Casa natal (1).
¿Cómo comenzó tu vida allí?
El primer año de la estancia en la Universidad era básicamente aprender el idioma. Un curso muy primitivo, los rusos no tenían experiencia. Ahora sí, con tanto estudiante extranjero; pero entonces no. Eran unos métodos antipedagógicos completamente.
Había unas tablas enormes, con los distintos géneros, las distintas formas sustantivas. En ruso se declinan los sustantivos, y bueno, los adjetivos también. De acuerdo con la función que desempeñan en la oración es la terminación, como el latín. Ponían unos ejemplos ahí. ¿Quién va a aprender un idioma así, señor?
Sencillamente usted lo aprende, “zhénshina”, mujer, y un buen día aprende “zhénshiny”, termina distinto, y tú vas captando. Así es como se aprenden los idiomas. Pero bueno, mal que bien había que aprender el idioma, porque date cuenta que eran seis horas diarias, seis días a la semana.
¿En qué ciudad soviética estaba la Universidad?
En Moscú.
¿Cómo eran los dormitorios? Si era el segundo año, todo estaba nuevo en aquella universidad.
Estaba en formación. La Universidad estaba disgregada, por razones de propaganda cogieron antiguas academias militares, las desactivaban, y quedaban adscritas a la Universidad. Le hacían publicidad al hecho de convertir instalaciones militares en centro universitarios dedicados a estudiantes extranjeros de países del Tercer Mundo.
En este momento supongo que haya, como debe ser, una serie de edificios en un solo lugar, y esa sea la Universidad. En aquella época había que estar media hora viajando en metro o en tranvía para ir de un edificio a otro. Tenías distintos medios de transporte.
Por cierto, hay una anécdota personal. Cuando llegamos, había una asignación, a cada alumno, de trecientos rublos, para comprar una habilitación. En aquella época era bastante, ahora te tomas un café con leche si acaso. La inmensa mayoría de los estudiantes de países tropicales teníamos que comprar abrigos, ropa interior de invierno, todo ese tipo de cosas.
Entonces había un hispanosoviético, empleado, que servía de traductor, y yo lo veía hablando y pensaba “¡Cuánta sabiduría; cuando yo hable el ruso como lo habla él, con esa soltura, qué maravilla!”.
Bien, pasa el primer año, aprendí el idioma, pero agarrarlo automáticamente, eso fue al final del primer año de la carrera, al final del segundo año de la estancia allí. Entonces ya lo hablaba con soltura. Yo le perdí la pista al hispanosoviético. Quién te dice que un buen día yo llego, lo saludo, él siempre muy cordial, y se acerca un ruso a plantearle no sé qué cosa.
Aquel hombre empezó a contestar y yo me dije “Pero esto qué cosa es”. En primer lugar, la fonética rusa para él no existía. El ruso tiene sonidos propios del idioma. Hay gente que logra hacerlos mejor, otros peor, pero son sonidos típicos del idioma que hay que aprendérselos; eso para él no existía, eran las mismas consonantes y las mismas vocales del castellano, eso era lo que él metía allí.
Segunda cosa, no conjugaba los verbos, no declinaba los sustantivos ni adjetivos. Era una cosa primitiva. Date cuenta que ese hombre llevaba ahí, como muy tarde, desde el cuarenta. La guerra civil terminó en el 39, ese hombre llevaba veintipico de años. ¡Un cuarto de siglo viviendo allí! Y hablaba una cosa que era casi ininteligible, ese era el mismo señor que yo admiraba por su ruso cuando llegué.
¿Cómo decidiste pasar de ingeniería a derecho?
En la preparatoria lo fundamental era el idioma. Ya en los meses finales se hablaba algo de la carrera que uno iba a hacer. Como yo quería Ingeniería, pues Matemática y ese tipo de cosas.
Había un compatriota que era once años mayor que yo, pero hicimos buenas migas, nos conocimos en el barco cuando íbamos para allá y estuvimos juntos en la preparatoria. Él iba con la idea de estudiar Derecho Internacional. Yo era un muchachón, tenía 17, si acaso 18 años.
Entonces me habló de que se podía ser diplomático y cosas así, y me convenció de cambiar. Presenté la solicitud y cambié para Derecho. Empecé directamente el primer año de Derecho. Hicimos la carrera juntos, porque él también se graduó de Derecho.
¿Cuál es el nombre de él?
Ernesto López Aparicio. Que lo más probable es que haya fallecido porque él emigró hace un montón de años. Me acuerdo que iba supuestamente a celebrar el setenta aniversario de la Revolución de Octubre en Rusia y se quedó a mitad de camino. (Risas) Las cosas de este país.
Cuéntame del contacto con la Unión Soviética, qué recuerdas. ¿Cómo era la relación con las autoridades soviéticas?
En la Unión Soviética estuve cinco años, del 61 al 66. El primero era de Preparatoria, la carrera en sí fue cuatro años. Hablamos de Derecho, porque Medicina creo que eran cinco años, a los que le debías sumar uno de Preparatoria.
La carrera, sobre todo en sus años iniciales, tenía el problema del adoctrinamiento. Economía Política, Marxismo-Leninismo, Historia del Estado y del Derecho, Teoría General del Estado y el Derecho, todo eso era, básicamente, la teoría marxista leninista de tales disciplinas.
Había que estudiar las distintas ramas del derecho soviético, el Derecho Penal, el Derecho Civil; entonces también se estudiaban los países burgueses, Derecho Comparado.
Yo diría que lo fundamental era la especialidad, que ahí sí se le dedicó más tiempo, que era el Derecho Diplomático y Consular, el Derecho Internacional Privado, Internacional Público.
Al principio, no estaba previsto que viniéramos a Cuba, era una cantidad grande de becarios. De carreras de todo tipo. Entonces las autoridades cubanas pensaron en que los estudiantes vinieran de vacaciones. Se podía hacer cada dos años. Yo vine en el año 63.
Por cierto, hubo una de las tantas descoordinaciones que había aquí. Los viajes eran en barco, el Gruzia, que quiere decir Georgia, y no se ocuparon de nuestro regreso. La gente, me acuerdo, empezó a protestar. Haydée Santamaría, que era una que daba la cara, ofendida. ¡Ofendida porque los estudiantes querían cumplir con su responsabilidad! Éramos un montón, miles o por lo menos cientos. Llegamos un mes tarde a clases.
Pude haber venido una segunda vez, pero la experiencia de separarme de la familia, a mí por lo menos me afectó. Porque la primera vez era la cosa nueva, estudiar, pero ya después volver a experimentar eso, decidí no venir más
¿El tiempo que estuviste te sentiste bien?
Sí. Me tuve que acostumbrar al frío.
La estancia en la Unión Soviética, te creó algún hábito.
Hábito soviético como tal, hablar bajito. Cuando venía aquí me llamaba la atención lo alto que hablaba la gente.
Es verdad que tú hablas bajito. ¿Añoranzas de la comida rusa, té?
No, el té lo tomo cuando aparece. Me gusta la cocina rusa, tiene platos sabrosos. Aquí hubo un restaurante Moscú de comida rusa, cubanizada, pero bueno, a veces iba allí; pero eso se acabó sabe Dios hace cuántos años.
Sabes si cuando Fidel Castro se distancia de la Unión Soviética, a mediados de los sesenta, se suspenden las becas para estudiar en la Universidad Lumumba, o la gente siguió yendo.
Lumumba no era una cosa bilateral, eso era financiado por los soviéticos. Yo hice la solicitud directamente a la Universidad. En los años posteriores sí intervenían las autoridades cubanas. Después, de manera muy razonable, digo yo, los soviéticos decidieron que Cuba no participaría; había los convenios bilaterales, becas, pero específicamente la Lumumba, no. Claro, los que estaban sí terminaron.
¿Había alguna supervisión de la embajada cubana en la Unión Soviética o tú nunca viste ningún funcionario cubano?
Sí, íbamos a la embajada, porque nos invitaban a veces a alguna recepción.
¿Tus padres seguían viviendo en Santa Fe cuando regresas?
Cuando regreso habían salido de allí y habían permutado para una casa que queda en 20 entre 23 y Zapata. En el costado del cementerio. Yo vine para allí.
Tus padres seguían impartiendo docencia.
No, se jubilaron. El gobierno cubano bajó la edad de jubilación de los maestros. Fue una jugarreta. En el momento no te dabas cuenta, pero después caías en la cuenta de que era para tener adoctrinadores en el magisterio.
Los maestros más antiguos tú comprenderás que no siempre se prestaban a adoctrinar. Aunque mis padres eran partidarios del sistema, la medida fue general, creo que decían que nada más hacían falta veinticinco años de servicio. Ellos tenían cierta edad y los 25 años de servicio, entonces se jubilaron.
Esa intención que cuentas es perfectamente posible, después lo hicieron con el Ministerio del Interior, cuando la Causa 1 del 89, el gobierno cubano bajó la edad de jubilación para jubilar una generación completa de oficiales que pasaba de 45 años.
La idea era esa. Mi papá pensó jubilarse y seguir después impartiendo clases, pero bueno, jubilado ya. Pero entró otro factor, que fue un desprendimiento de retina, que tuvo dos. La primera vez no me acuerdo si en el 59 o el 60. Con tremendo trabajo logró ir a operarse a Boston que era donde se hacía la operación en aquella época.
Allí habían descubierto un nuevo sistema para las operaciones de retina, que es el que se utiliza actualmente, le hacen una incisión circular al ojo, y entonces como un aro que aprieta obliga a la retina a pegarse al fondo del ojo.
Mi papá fue acompañado por mi hermano. Los recursos no eran muchos, pero ellos participaban de un sistema en el Banco Godoy-Sayán que consistía en que pagabas una mensualidad y como que ibas capitalizando, y al final te daban, creo que dos mil pesos. Da la casualidad que acababan de recibir ese dinero y con eso pudieron financiarlo.
La operación fue un éxito. Al cabo de unos años, en un accidente, volvió a tener otro desprendimiento, ahí los especialistas que lo vieron dijeron que eso no tenía solución.
Además, ya no podía ir a Boston.
Claro. Pero quizás ya estaban haciendo en Cuba ese procedimiento.
Cuéntame del inicio de tu vida profesional en Cuba.
Ahí tengo otra anécdota simpática. Nos entrevistaron distintos organismos. Fuimos a organismos que tenían que ver con la especificidad de cada uno. Relaciones Exteriores, Comercio Exterior, etc.
En el año 66 era la época en que el fundador de la dinastía no se llevaba bien con los soviéticos, entonces los que veníamos de la Unión Soviética estábamos mal vistos. Hubo una entrevista en Comercio Exterior; a través de otra persona nos enteramos que el que nos había entrevistado hablaba maravillas de nosotros, el elevado nivel, la calificación. Bien, después nos enteramos que era un “pericón viejo”.
¿“Pericón” era la gente del antiguo Partido Socialista Popular?
Sí, miembro del PSP. Para un “pericón viejo” la URSS era la meca del comunismo. Entonces, claro, graduado en la Unión Soviética era para él un valor especial.
Casa natal (2).
De inicio, nosotros no entendíamos, fue después que nos dimos cuenta. A mi amigo López Aparicio y a mí nos dieron entrada en Comercio Exterior. Él entró en Cuflet, Empresa Cubana de Fletes, y ahí cayó bien porque había un par de abogados que hicieron buenas migas con él.
A mí me tocó en Cubametales, que cuando aquello radicaba en el Palacio de Aldama. Pero allí el abogado que estaba, al contrario, parece que veía en mí a un tipo que le podía hacer sombra. Como hablaba idiomas, por el inglés de la primaria y el bachillerato, y porque en la Unión Soviética había que estudiar un idioma y yo cogí inglés, eso prácticamente no era un problema para mí. Después, cuando vine, pasé un curso audiovisual y logré dominarlo un poco más. También hay cosas muy buenas, oír por radio a los locutores hablando inglés.
En Cubametales el trabajo era más bien burocrático. A la vuelta de unos meses me racionalizaron. Quedé en el aire.
“Racionalizar” era que, para mejorar el uso de los recursos, dejaban trabajadores fuera.
Exactamente.
Esos términos los asumimos naturales, pero hay que dejarlos bien explicados, “racionalizar” era quedar desempleado[4].
Claro. Me racionalizaron, estuve unos meses así, pero siempre cobrando. Cobraba por el Ministerio de Educación Superior, inclusive cuando estaba en la empresa Cubametales, que era del Ministerio de Comercio Exterior.
Superior no, porque el superior se crea en el setenta y seis.
Sería el Ministerio de Educación entonces. Estuve varios meses sin ubicación. Entonces me mandan al Ministerio de Justicia y me adscriben a los bufetes colectivos en 1968. En La Habana había dos bufetes colectivos, uno civil que radicaba en Obispo y San Ignacio, al fondo de la calle Obispo, y el Penal. A mí me adscriben al Civil.
Espera, déjame preguntarte, ¿dos bufetes en toda La Habana?
Date cuenta que había también ejercicio privado en aquella época.
Ah, todavía en el 68 había ejercicio privado. Estaba surgiendo el fenómeno de los bufetes estatales.
Sí, aquello estaba empezando. Las tarifas eran reducidas, pero en competencia…[5]
Para más tarde quitar los bufetes privados.
Sí, como hicieron efectivamente, pero eso fue después. Yo trabajé en lo civil, no ejercía, en aquella época no tenía el título propiamente, yo era como una especie de auxiliar. Aprendí a hacer escritos, recibía público, hacía incluso bodas, porque había una Notaría, que era del bufete colectivo también.
Yo empecé en Obispo y San Ignacio, el primero. Después abrieron otras unidades, J y 23, y San Rafael y Espada. De Obispo y San Ignacio me trasladaron a San Rafael y Espada.
En el año setenta hice los exámenes de reválida, por ahí está el documento, uno escrito primero y otro después oral. Cuando ya tengo el título de abogado por la Universidad de La Habana, pedí pasar al Bufete Penal. Porque el año y pico que había estado en civil me había hecho ver que no me motivaba tanto. Así que cuando yo empiezo a ejercer ya es como abogado penalista, que radicaba en los bajos del Tribunal Provincial en Teniente Rey entre Prado y Zulueta. En el setenta cumplí 27 años.
Allí había un grupito de abogados que atendía las distintas Salas. En aquella época era todavía la Audiencia de La Habana, que era toda la antigua provincia de La Habana.
¿Todavía en aquella época estaba el Palacio de Justicia en la Plaza Cívica?
En la época en que yo empecé a ejercer ya lo habían botado de allí; estaba en el antiguo Centro Asturiano. Convirtieron el Palacio de Justicia original en el Palacio de la Revolución y lo hicieron la sede del Partido Comunista; para cambiar los nombres no tienen igual.
Te hago otra pequeña anécdota, cuando íbamos a viajar a los Estados Unidos, en el año 1957, era un muchachón de trece años. Vivíamos ahí cerca de la Plaza. Entonces mis padres me mandan al Palacio de Justicia; había que pasar por las Salas de la Audiencia de La Habana para certificar que no estábamos requisitoriados; es decir, reclamados por la justicia. Una cosa absurda, porque eso debería estar en un solo lugar.
Si alguien pedía para viajar, miras si estaba requisitoriado en una sola oficina, pero yo tuve que recorrer varias porque era por salas. Voy al Palacio de Justicia, era muy impresionante, los pisos de mármol, el abogado con su toga hablando, y yo me sobrecogí al ver aquello. Andando el tiempo era yo el que estaba parado en la posición de aquel abogado, a lo mejor había otro muchachón después que se impresionaba al verme. La vida es así.
Trabajé en bufetes del año 68 al 72, que fui al CAME.
¿Quién era el ministro de justicia?
Armando Torres Santrayll. Perdona, no, ese fue posterior, primero fue Alfredo Yabur Maluf. Torres Santrayll, en la época en que yo ejercía, era fiscal, el más conocido de los fiscales de aquí de la Ciudad de la Habana.
¿Lo conociste en persona?
Con Santrayll yo no tuve tanto roce, yo estaba básicamente en la Sala Primera, que era la especializada en delitos de tránsito. Todos los delitos de tránsito; delitos graves, porque los menos graves iban a los juzgados correccionales.
Los delitos de homicidio, lesiones, de tránsito, eran juzgados en la Sala Primera de la Audiencia de La Habana. También había otros casos que no eran solo de tránsito, de Isla de Pinos y de Guanabacoa; hurto, robo, violación, iban a la Sala Primera. Era la antigua provincia de La Habana, territorio del Distrito Judicial de la Audiencia de La Habana.
Los demás casos, los que no eran de tránsito, de los juzgados de instrucción de La Habana, sexta, quinta, iban a esa Sala Tercera. Ahí era dónde más le gustaba actuar a Santrayll. Era competente, conocido y famoso. Fiscal muy incisivo. Yo no tuve ese gran roce con él; tuve alguna escaramuza, pero bueno… (Risas).
¿Cuál fue esa escaramuza?
Fue un caso que yo defendí. Él era el fiscal, y como parte acusadora empezó a interrogar al acusado, pero después empezó a hacer las preguntas de la defensa, muy orondo.
Entonces me llaman como abogado defensor: “Una sola pregunta, presidente”. Me dirijo al acusado: “¿usted ya fue juzgado por estos hechos?”. El acusado: “Sí, sí, yo fui juzgado”. Pido que le cuente al Tribunal. Pregunto yo con la Sentencia en la mano: “¿Esta es la sentencia que le dictaron?”. El hombre asiente y yo: “Presidente, como prueba documental”, y entrego el documento.
Si ya lo habían juzgado, no lo podían volver a juzgar.
Claro que no. Fue un desenchuche burocrático. En el juicio la pregunta mía era una sola: “¿Usted ya fue juzgado por este hecho?” Ahí estaba la sentencia dictada en la que se ve que son los mismos hechos que estaban siendo ventilados.
Torres Santrayll salió rezongando, en cólera, porque era un tipo iracundo. “Perdimos el tiempo comiendo mierda aquí”. Me acuerdo que estaba el doctor Tomás de Aquino Oquendo Aneiros, un abogado de un intelecto privilegiado. Él sabía lo que había y fue allí a ver; me acuerdo de su sonrisa al ver el roce.
Dejaste de cobrar en el Ministerio de Educación.
Sí, cobrábamos específicamente en el Ministerio de Justicia, porque los Bufetes Colectivos eran una dependencia del Ministerio de Justicia.
¿Cuál era el salario de un abogado en ese momento? ¿Te acuerdas?
Sí, cómo no, eso era según los años que tú llevabas en ejercicio. Recuerdo que ya al final eran 361 pesos, que cuando aquello era dinero.
¿Cómo llegas al CAME?
Cuba entra en el CAME en julio de 1972, hacía falta un aparato que se ocupara de esas cosas. Necesitaban un asesor jurídico que supiera ruso, eso era fundamental, porque era el idioma de trabajo. El idioma oficial eran todos los idiomas de los países miembros.
Cómo te llega la información de que se necesitaba un asesor jurídico para ese aparato que atendería la relación con el CAME.
No recuerdo los detalles, sería a través de alguien que contactaron.
No tenías tú en los bufetes alguna relación que atendía casos de la Unión Soviética.
No.
Vamos a precisar la estructura. ¿Quién era el que llevaba el CAME por Cuba?
Había un Representante Permanente que debía ser un vice primer ministro. El representante de Cuba en el CAME era Carlos Rafael Rodríguez, que era el Presidente de la Comisión Nacional de Colaboración Económica y Científico Técnica CNCECT. Eso era un organismo que se ocupaba de toda la colaboración, lo que ahora hace el Ministerio del Comercio Exterior y la Inversión Extranjera. Como Carlos Rafael era el representante permanente de Cuba en el CAME, tenía un pequeño aparatico que era la Secretaría Permanente para Asuntos del CAME, SPAC por las siglas.
La SPAC no pertenecía propiamente a la CNCECT, pero radicábamos juntos. Yo empecé a trabajar en el Palacio de la Revolución.
Después, deciden sacar eso de ahí y nos traen a Primera y B, en El Vedado. Un edificio alto, amarillo, que hay allí. En varios de sus pisos estaba la CNCECT y en uno de los pisos estaba la SPAC. Carlos Rafael Rodríguez era el representante permanente, pero el que llevaba el día a día era Raúl Roa Kouri, el hijo de Raúl Roa García. Después que yo salí, Rogelio Montenegro[6], que ya trabajaba allí cuando yo estaba, sustituyó a Raúl Roa.
¿El salario era mejor allí?
No, el salario era el mismo, pero teníamos los viajes, viáticos y conseguí el carrito.
¿Te dieron un carro allí?
Sí, en 1975; claro, tuve que pagarlo.
¿En qué consistía tu trabajo?
Era un trabajo básicamente técnico, las reuniones eran en Moscú, darme un viaje allí era como decir “darme un viaje a Camagüey”. Prácticamente todos los meses. Hubo meses de dos viajes a Moscú. Una cosa agobiante, por cierto.
Aunque salía temprano en la mañana, llegaba a Moscú a la mañana del día siguiente, por la diferencia de horario, el tiempo que duraba el viaje, y que había que hacer una escala, generalmente en Marruecos, en Rabat, pero a veces en Lisboa. Si te acostabas a dormir en ese momento, más nunca te empatabas. Entonces ahí, malamente, descansar una o dos horas. Generalmente, eran viajes de más o menos una semana.
“La relevancia del trabajo del Grupo y la audacia de La Patria es de todos, determinó a Fidel Castro a encerrar a sus gestores, que fueron: Martha Beatriz Roque Cabello (1945), Félix Bonne Carcassés (1939-2017), Vladimiro Roca Antúnez (1942-2023) y René Gómez Manzano”.
Había una Conferencia Jurídica, yo era el Secretario de Cuba en la Conferencia Jurídica. El CAME cubría toda la economía, por ramas. Había comisiones que atendían las distintas ramas. Comisión del Transporte Ferroviario, vamos a suponer, la atendía directamente el ministro del ramo correspondiente, por la parte cubana el ministro de transporte.
La SPAC coordinaba todo eso, porque eran distintos órganos. Por ejemplo, se reunía la comisión de transporte, pero eso iba al Comité Ejecutivo del CAME y era la SPAC la encargada de todo ese trabajo.
Una vez al año era la Sesión del Consejo, se suponía que era a nivel de Jefe de Gobierno. El de aquí nunca fue, delegaba en Carlos Rafael Rodríguez.
¿Los de los distintos países delegaban en alguien?
No, los presidentes de gobierno iban. Fidel Castro era el que no iba. Solo fue a la que se celebró aquí en Cuba. Pero ya cuando eso yo no estaba en el CAME.
Tú me dijiste el otro día que el CAME era un bluff.
Sí, era una fábrica de hacer papeles. Porque además de todo eso elevaban actas, pero el Acta no era un documento de tres, cuatro páginas: era un libro. Generalmente escrito por una sola cara, pero un libro encuadernado, en ruso.
¿Te quedó algún amigo de tus años en la SPAC?
En la SPAC tuve el placer de conocer a Oscar Espinosa Chepe. Él no estaba en la SPAC, pero sí trabajaba en la CNCECT, y radicábamos en el mismo edificio de Primera y B. Si mal no recuerdo, él atendía la colaboración con Yugoslavia y Hungría.
Recuerdo una anécdota. Lo enviaron a Norcorea porque, como es un país montañoso, pensaron que allí podrían adquirirse experiencias útiles para unas inversiones que pensaban hacer en las montañas cubanas. La delegación la enviaron por la vía de Suiza, otro país montañoso, y él quedó deslumbrado: “¡Aquello sí es desarrollo!”, me comentaba.
En Suiza era realidad lo de la leche transportada por tuberías. El dictador cubano tuvo la idea de enviarle, en ese viaje, a su homólogo Kim Il-Sung unas tinas de helado Coppelia. Chepe me contaba que las tinas de helado eran tremenda complicación. En cada escala había que guardarlas en las embajadas cubanas, para evitar que se licuaran.
¿Recuerdas alguna otra anécdota interesante de la época en que estabas en el CAME?
Bueno, no se me borra de la memoria una conversación que escuché entre unos dirigentes de nivel medio-alto. Uno de ellos rememoró el arribo al Cuartel de La Cabaña del comandante Pedro Miret Prieto, que fue la persona encargada de sustituir allí al rosarino Ernesto Guevara.
En presencia de dos o tres funcionarios, que éramos los que estábamos allí, el narrador relataba que, tras hacerse cargo de esa jefatura, a Miret le correspondió presidir por primera vez unos fusilamientos. Al llegar, observó que el lugar estaba invadido por una verdadera turba de curiosos que habían ido a “disfrutar del espectáculo”. No se limitaban a contemplar el macabro show; también dirigían bromas de pésimo gusto a los infelices que estaban a punto de ser arrancados de este mundo.
Por la forma en que se comportaban, se podía apreciar que estaban acostumbrados a actuar de ese modo; seguramente lo habían hecho repetidamente bajo el mando del Che. Miret era un castrista consecuente, pero en su honor hay que decir que, al observar aquel espectáculo bochornoso, montó en cólera.
“¡Aquí sólo pueden estar los integrantes del pelotón de fusilamiento y el médico que tiene que certificar las muertes!”, exclamó; “¡los demás se me van ahora mismo de aquí!”, y agregó algo sobre que los reos habían cometido serios delitos contra “la revolución” y debían responder por ellos, pero que eran seres humanos y había que respetarlos.
Por el contexto, era evidente que el rosarino matador de cubanos toleraba aquellos shows grotescos, ¡y tal vez hasta participaba en ellos!
Los dirigentes que sostuvieron la conversación no hicieron crítica alguna a Guevara, lo que era impensable entre “revolucionarios”, pero no había que ser muy inteligente para saber que, en ese asunto, sus simpatías estaban del lado de Miret.[7]
¿Por qué sales del CAME?
No me simpatizaba. Era un papelerío, reuniones van, reuniones vienen, pero además hubo una situación específica con una compañera de trabajo, que en público me atacó. Era superior, porque ella era la jefa de dirección y yo un simple jefe de departamento. Formó una gritería y yo vi que no lo esclarecieron, que querían echar tierra a aquello y dejar que pasara, y yo dije “no, en estas condiciones no sigo aquí”. Pedí mi baja, me la dieron y me fui para los bufetes colectivos.
Estuve en el CAME desde el 72 hasta, me parece, finales del 76. Empecé en Bufetes Colectivos, nuevamente, en el 77.
Antes de pasar a esta nueva etapa en los Bufetes Colectivos, ¿tuviste algún proceso de superación en esos años?
Estudié francés, tengo el diploma de estudios superiores de 1972. Mi padre y yo empezamos estudiando con un profesor particular. Estuvimos unos meses con él, pero el profesor cayó preso; era un martiniqueño. Un lío que tuvo. Después, dimos clases con una francesa.
Más tarde me presenté en la Alianza y me pusieron en quinto año, que es el último del curso normal. Después hice el curso superior (“Diplôme Supérieur”) y el de Traducción.
Me asaltan dudas sobre la duración del “Diplôme Supérieur”, no recuerdo si fueron dos años o uno, y el de Traducción sí duraba varios años, creo que tres, pero era mucho menos intensivo, quizás una hora por semana.
¿Cuándo comienza tu labor como traductor?
A mediados de los años setenta. Traduje Cinco siglos de guerra secreta, una especie de historia novelada, en dos tomos, del espionaje y la inteligencia; Los correos de la clandestinidad, biografía novelada de unos adolescentes que, en la Rusia ocupada por los nazis, ayudaron en la resistencia al invasor; La hazaña de Leningrado, que es un relato de la hambruna terrible que padeció esa segunda ciudad de Rusia, que felizmente recuperó su nombre histórico de San Petersburgo y dejó de ensalzar al genocida que dirigió la instauración del régimen comunista por primera vez en la historia.
Por cierto, en este libro me llamó la atención las cuotas ínfimas asignadas a los civiles de la ciudad sitiada, que sólo pueden ser comparadas con las raciones de exterminio que distribuían los nazis en sus campos de concentración. Y no dejó de asombrarme que el jefe comunista de la ciudad, el tristemente célebre Andréi Zhdánov, se mantenía mofletudo y rozagante, lo cual se puede apreciar incluso en las fotos oficiales distribuidas en su momento por los propagandistas soviéticos.
También traduje La Tritogenia de Demócrito, obra que fue presentada, aunque sin éxito, para un premio de traducción literaria que existía en la Unión de Escritores y Artistas de Cuba (UNEAC), organización a la que pertenecí como miembro de su Sección de Traductores.
Traduje también una obrita de un autor mongol intitulada Descubriendo el mundo. Todas las traduje del ruso; en el caso de las primeras, en forma directa; la última no, pues se trata de una traducción de otra traducción.
¿Qué provecho obtuviste de la traducción para tu pericia como intelectual?
Traducir me fue útil para dominar otras facetas de la redacción de textos. Mucho de esas habilidades las había desarrollado ya como abogado, que me obligaba a redactar con claridad y precisión, pero las traducciones de obras literarias complementaron mis conocimientos en esa materia.
¿Cómo te motivaste a ello?
Bueno, siempre despertó mi interés poder hacer llegar al público hispanoparlante en general, y cubano en particular, obras de interés a las cuales, de no ser así, no tendrían acceso. En ese sentido me complacen especialmente los Cinco siglos de guerra secreta y La Tritogenia de Demócrito, que son las dos que presentan mayor interés general, creo.
Desde luego, también incidió el interés económico. Aunque las tarifas que abonaban no eran particularmente elevadas, si las comparamos con las que priman en otros países, sí eran remunerativas. Además, yo compensaba la modestia de las tarifas con mi elevada productividad. Los honorarios que yo percibía por mis traducciones representaron un ingreso considerable durante años.
¿Vivías con tu familia?
No, en un momento determinado, año setentipico, permutamos por un apartamento en el que vivían mis padres cerca de Malecón, y otro apartamento que está aquí al doblar, en 15 entre 18 y 20. Pero bueno yo iba todos los días a casa de mis padres.
¿Te casaste, tuviste hijos por esa época?
Me casé, no tuve hijos. Y me divorcié.
¿En qué año te casaste?
Me parece que fue en el 68.
¿Te casaste una sola vez?
Sí, casado, una sola vez.
Tu hermano vivía independiente.
Sí, él vivía independiente. Se casó y se fue a vivir por La Víbora con su esposa. Él además tuvo dos hijos, que son los dos sobrinos que tengo. Vivimos varios años de esa forma y después en el ochenta decidimos reunirnos y permutamos las dos, la de mis padres y la mía, por esta casa, en dieciocho entre trece y quince.
En el ochenta tus padres vivían todavía.
Sí.
¿En el 78, cuando entras en los Bufetes Colectivos, existía aún el ejercicio privado del Derecho?
No, me parece que fue en el 73 que lo eliminaron. Pero permitieron que todo el que ejercía privadamente, y no quería jubilarse, entrara en la organización, en el bufete más cercano a su domicilio. Y admitieron a todo el mundo.
Fue después, en 1984, que vino la purga, con la creación de la Organización Nacional de Bufetes Colectivos (ONBC). Fue una jugarreta, donde sencillamente tú, que estabas en el bufete, tenías que pedir tu ingreso a una “nueva” (entre comillas) organización, la ONBC.
Los abogados, porque los empleados no, los empleados seguían ahí. Los abogados tuvimos que pedir nuestro ingreso en una “nueva” organización. Una directiva, puesta a dedo, determinó quién era admitido en la nueva organización y quién no era admitido. [8]
René Gómez Manzano.
Y el que no era admitido no podía ser abogado.
Exactamente, fíjate que más del diez por ciento de los abogados que estaban en bufetes colectivos fueron purgados, más del diez por ciento. Ya no podían ejercer la profesión y punto.
El director de mi Bufete me quería chivar y mandó a pedir referencias mías a uno que era militante del Partido, Julio César Alarcón, que, por cierto, después se fue por Guantánamo, fue a parar a Panamá y de ahí a los Estados Unidos. Solían coger a los del Partido para eso.
Me contaron, porque uno conocía a la gente, que había venido a mi cuadra y le habían dado buenas referencias mías. Fue, se lo informó al director, y puedes creer que le mandó de vuelta, “ve y profundiza más”, me quería joder. Vino y habló con otro que también le dio buena referencia, y todo quedó ahí.
Entre los abogados purgados hubo algunos que habían tenido problemas con la justicia, pero lo habían superado. Yo recuerdo el doctor Augusto Vidaurreta Gallardo, que había sido sancionado por un problema político; pero había extinguido la sanción y se había incorporado.
El doctor Jorge Bacallao. Los purgaron y no pudieron ejercer más. El que tenía edad, pidió la jubilación. Debe haber habido algunos, no sé si muchos, que no tenían edad ni tiempo de servicio para pedir la jubilación. ¡Más de la décima parte fueron “no admitidos” en la nueva organización!
¿A qué Bufete pasas a trabajar cuando sales del CAME?
Primeramente, me adscribieron al bufete de Boyeros. Allí supe del equipo de abogados que atendían casación, que es el recurso que cabe contra las sentencias que dictan los tribunales provinciales, cuando aquello no era un bufete como tal, sino un grupo de abogados de distintas unidades que formaban parte de ese equipo.
Atendíamos todos los casos de la República, a excepción de Pinar del Río y, como es lógico, los de La Habana. Los de Pinar del Río se personaban a través de un empleado que venía aquí, prescindían de nuestros servicios, y en La Habana el abogado podía personarse y llevar el caso al Tribunal Supremo. Pero de Matanzas para allá lo enviaban a nosotros.
Yo tenía que recoger los casos y personarme en el Tribunal Supremo. Si había posibilidad y tiempo de ampliar el recurso original, pues hacía un escrito de ampliación y con él me personaba; si consideraba que “se le había quedado algo en el tintero” al abogado de un caso, por ejemplo, de Camagüey.
El servicio de Casación radicaba en Teniente Rey, entre Prado y Zulueta. Allí llegaban todos los casos, los abogados íbamos allí y los recogíamos. Yo era del Bufete de Boyeros, había otro abogado en el bufete de J y 23, otro de Habana Vieja…
Entonces eso era aparte de tu trabajo, porque lo otro era ser abogado de tu bufete. ¿Quién era el director del bufete de Boyeros? ¿Ese era el director que te quiso fastidiar?
No, el director del Bufete de Boyeros era Pedro Crespo Ledesma, le decían “Crespito” afectuosamente. Era una persona decente. Pero la mayor parte de los casos que yo llevaba eran de Casación, tenía que darme los viajes a Prado para después ir a Boyeros. Verdad que no tenía que ir todos los días, pero era un viaje considerable.
Entonces hablé y me pasé al bufete de Galiano, entre Concordia y Virtudes, en el edificio Miralda. Fue en ese edificio que llegó la purga y el Director que no se salió con la suya fue Alejandro Malo de Molina. Un abogado tremendamente incompetente.
Entonces, yo soy malo para esto de recordar las fechas, pero me parece que fue en el año 85, no estoy seguro, que acuerdan crear un Bufete Especializado en Recursos de Casación. Entonces ya como una unidad.[9]
Eso es bueno, ¿no? Porque organiza el procedimiento.
(No muy convencido) Sí. Hubo abogados muy competentes, que estaban en el equipo de casación, pero no quisieron abandonar su bufete e irse para allí. Entonces nombraron director de esa unidad, que estaba en La Habana Vieja, en Aguacate esquina Muralla, a Ramón Calcines Gordillo[10]. Era “pericón viejo”, pero una persona decente. Había sido dirigente del PSP y después se hizo abogado.
Había sido, no recuerdo si Primer Secretario, o Secretario General de la Juventud Socialista, que era la rama juvenil del viejo PSP. Antes del 59.
Después, fue dirigente cuando los comunistas fueron integrados y estaban en posiciones de mando, él fue el Presidente o Director de Fruticuba. Era miembro del Partido, del Comité Central y todo eso. Pero entonces lo vinculan con la Microfracción, lo tronaron y lo mandaron a una fábrica.
En la fábrica coge el curso de Derecho por correspondencia. Se gradúa con buenas calificaciones y pide que lo pasen a Bufetes Colectivos. Cuando llega a Bufetes Colectivos tenía clientela, porque a todos los pericones viejos que tenían problema les mandaban “vete a ver a Calcines en el bufete tal”. Trabajaba bien, no era nada descollante, pero trabajaba bien. Un tipo responsable.
Por cierto, una anécdota relacionada con él. Calcines tenía una especialidad que era crear siempre un órgano de prensa en los lugares a los que llegaba. El Bufete tenía el Boletín Especial del Bufete de Casación, lo repartía por toda Cuba, era laborioso en eso.
En Fruticuba tuvo una revista que se llamaba Fruticuba, con su carátula de colores. Al cabo de los años, empieza a sonar Ricardo Bofill. Vemos un día un número viejo de Fruticuba y aparecía Ricardo Bofill Pagés, creo que de Jefe de Redacción.
Una compañera que era muy incisiva (después emigró, por cierto), le preguntó: “Calcines, cuéntanos de Bofill, está aquí de Jefe de Redacción de la revista”. Respuesta de él: “Ah, yo no me acuerdo de él”. (Risas)
Que sí se acordaba, pero no quería…
¡Claro! En el Bufete tenía además un “dazibao”, que era como le decíamos nosotros, un mural que renovaba continuamente. La palabra es china, eran los murales de la época de Mao.
Tengo otra anécdota con él. Creo que cuando la Microfracción ya era Granma el diario oficial, allí sale el titular “Expulsado Ramón Calcines del Comité Central”.
Cuando llega a los Bufetes Colectivos, él empieza a meter cabeza de nuevo. Entonces lo eligen del sindicato. Tanto da que pide el ingreso en el Partido, lo admiten en el Partido, y aquí viene la anécdota.
Que, por cierto, tú eras del Partido.
¡No, hombre, no! En mi vida.
¡¿Ni siendo del CAME?!
¡No, hombre, no! (Risas) Entonces imagina, el sindicato, el Partido, la resurrección; consigue ser precandidato al congreso del Partido. Cuando estaba en ese lío esperando, se entera, ubícate, estamos en Teniente Rey entre Prado y Zulueta, frente al Capitolio, y se entera que al final de Obispo, en el edificio donde está la Universidad de San Jerónimo, que iba a ser la terminal de helicópteros y era un ministerio, no me acuerdo cuál, habían inaugurado una exposición de la prensa revolucionaria (Risas).
Entonces ahí, entre otras cosas, estaba el periódico donde decía “Expulsado Ramón Calcines del Comité Central”. Había unas vidrieras, la exposición era los números de los periódicos viejos pegados en la vidriera. Entonces le habla a otro colega que procede de Las Tunas, también con bastante clientela, un buen compañero, que por cierto era del Partido y después se metió a Testigo de Jehová, el doctor Lelis Calderón Lores. Le dice a Lelis, “Me he enterado que han puesto allá en el Ministerio el ejemplar del Granma que habla de mi destitución; tenemos que ir a aclarar eso ahí”.
Cuenta Lelis que salieron, entonces Calcines, en su desesperación por llegar cuanto antes a la antigua Terminal de Helicópteros y aclarar el problema, se adelantaba; al llegar a la esquina, se percataba de que Lelis (que caminaba a velocidad normal) se había quedado atrás; por ello lo esperaba.
Pero de nuevo, en su impaciencia, volvía a adelantarse, de modo que volvía a separarse de Lelis, por lo que una vez más tenía que esperarlo… Y así una y otra vez en toda la travesía de La Habana Vieja…
Date cuenta que era al final de Obispo. Por fin llegan allí y se identifica. Solicitó hablar con el responsable de la exposición, “El responsable de la exposición está de vacaciones”; “El que lo sustituye”, “No, nadie lo sustituye”; “Alguien que tenga la llave”, “Nadie tiene la llave”.
Los métodos de los comunistas estos. Cómo iba a salir con eso en el corazón del municipio por el cual él estaba de precandidato, por La Habana Vieja: “Expulsado Ramón Calcines”. Ahí terminaron sus sueños. Si conseguía ser delegado al Congreso después podía soñar con que lo eligieran miembro del Comité Central.
¿Todo eso fue para el Congreso de 1991? Si en el 85 se creó el Bufete de Casación.
Yo creo que eso fue anterior, cuando él era abogado de un Bufete, antes del Bufete de Casación. Calcines primero trabajó en la reparación de aquello allí, que estaba manga por hombro.
Fue un hombre decente.
Sí, buen compañero, no tengo quejas de él. Después, ya al final, estando en Casación, porque es la época en que todavía se vendía Novedades de Moscú en Cuba, empezó la Perestroika. Él y yo buscábamos los estanquillos donde llegaba Novedades de Moscú. “Dijeron que en tal lado hay”. Si andábamos en el carro, pues íbamos en el carro a conseguir Novedades de Moscú, y esa historia.
¿Antes de inaugurar el Bufete él tuvo que atender la reparación?
Esa es otra anécdota, un Bufete, por definición, debe estar en bajos. Este estaba en una planta alta. En los bajos había una vivienda o dos, personas viviendo ahí. Para llegar al Bufete había que subir una escalera. Para quienes tienen dificultades motoras y demás; era un problema eso. Había un elevador que era un sarcófago, una cosa que habían adaptado, cerrado completamente; si por casualidad se rompía, tú te quedabas ahí hasta que eso se resolviera.
Entonces yo lo que hacía era subir por el elevador y bajaba por las escaleras. Jamás bajé por el elevador. Para evitar cualquier situación o minimizar los riesgos. Era una casa del siglo XVIII. Era normal que tú llegaras a ese bufete y te encontraras a un tipo en camiseta; normal, el tipo está en su casa; en otra casa recuerdo que había una creche, había niños. Un descaro, y por eso pagaron, bueno salió en total, porque además hubo que hacer una reparación capital a todo aquel inmueble, primero hubo una brigada que lo dejó manga por hombro, entonces se hizo una brigada de particulares, todo aquello salió como en medio millón de pesos[11].
Casa de Yanes Pelletier.
¿Quién pagaba todo eso?
La Organización Nacional de Bufetes Colectivos tenía millones de pesos en base al dinero que había salido de los años de trabajo de los abogados. La Organización le pagaba una suma el abogado que podía ser de hasta 400 pesos. Si el abogado hacía contratos por dos mil pesos, un abogado de puntería que tenía mucha clientela, le pagaban cuatrocientos al abogado y el resto era para la Organización.
Uno de los escándalos, que de eso no se habló mucho, estuvo relacionado a la compraventa de viviendas. Los nuevos dirigentes de la Organización, designados a dedo y que no habían sido parte de ella, sin haber aportado un centavo, empezaron a disponer de ese dinero. Regalaron una cantidad; una donación de no sé cuántos millones para las Milicias de Tropas Territoriales; una cosa de esas. Pero aparte de eso invirtieron mucho dinero en la compra venta de casas.
Compraron una serie de viviendas, unas eran para Bufetes, pero otras eran para dárselas a los altos funcionarios de Bufetes, tremendas residencias, algunas con piscina y todo.
Autorizaban compra venta de casas en ese momento de reajuste de los Bufetes para que adquirieran sedes.
Se suponía, pero muchas de esas casas se le asignaba a un dirigente de la organización, entonces ya, su Presidencia tenía una residencia pagada por la Organización Nacional de Bufetes Colectivos. Hubo un modus operandi que nunca se esclareció.
Parece ser que hubo un primer negocio, a una señora que estaba vendiendo su casa le preguntaron, “¿Cuánto usted quiere por la casa?”, “Sesenta mil”, las cifras son inventadas, lo que quiero transmitirte es el modus operandi. “Ok, le vamos a dar los sesenta mil, pero fíjese, le vamos a dar un cheque por cien mil y entonces usted tiene que devolver cuarenta mil”. “Bien, correcto”.
Cuando la señora recibió el cheque de cien mil, pues se quedó con los cien mil. Querían cogerse los cuarenta mil, pero la mujer les dio la mala. Como pasó eso la primera vez, qué sistema emplearon. “Quiero vender mi casa”, “¿Cuánto usted quiere?”; “Quiero cien mil pesos”, “Bien, le vamos a dar los cien mil pesos”.
Hacían un cheque a nombre de un empleado de ellos, de la organización, por ciento cincuenta mil pesos. Entonces iba y pagaba los cien mil, ahí sí no podía darle la mala el vendedor. Le daban los cien mil pesos, y los otros cincuenta mil se los repartían. Era una cosa grosera.
¿Es como miembro del Bufete Especializado en Recursos de Casación que atiendes a los activistas que aparecen en el documento “Relación parcial de casos políticos defendidos por el abogado René Gómez Manzano entre 1981 y 1991”?
Esa lista está hecha con casos que yo representé, casos de delitos contra la Seguridad del Estado. La mayoría son recursos de casación, pero hay algunos que no. Porque entonces yo también empecé a defender a muchos, sobre todo en La Habana. Desde antes de entrar al Bufete de Casación.
Aquí hay uno que dice Huber Jerez Mariño, causa 5/89, ciudad de la Habana. Esa persona no es de Casación.
Esa fue la misma causa en que estuvo Elizardo Sánchez y un tercero, que no me acuerdo cuál era. A Elizardo lo defendió el doctor Antonio de Varona Batlle, que ya lo habían purgado de bufetes, pero parece que lo autorizaron a actuar en ese caso, y estaba también el doctor Jorge Bacallao, que fue otro de los purgados pero parece que también lo autorizaron. Porque tú sabes que los abogados que no son miembros de bufetes colectivos, si los autoriza el Ministro de Justicia, pueden actuar en un caso determinado. Yo sí estaba en bufetes colectivos, los familiares fueron, hicieron un contrato y yo los representé.
Pero en el 89 tú estabas en el Bufete de Casación. O sea, los familiares fueron, y te buscaron a ti porque te conocían. ¿Recuerdas el primer delito contra la Seguridad del Estado con el que tú te relacionas?
Uno de los primeros fue el caso de la APAL, Asociación Pro Arte Libre. Ahí conocí al difunto doctor Félix Fleitas Posada, suegro de Armando Araya, que vivía aquí al doblar, en 16. Yo representaba a Aida Valdés Santana y él representaba a su yerno, que era el jefe de la APAL. Ahí nos conocimos, él no tenía experiencia en asuntos penales.
Aquí veo un nombre, Santiago Martínez Trujillo, dice “Asunto, apelación, 21/81”, eso es 21 del año 81, ¿verdad?
Sí.
Tribunal Supremo Popular ¿te recuerdas ese caso?
No.
¿Puedes leer los nombres y decirme si recuerdas alguno?
Huber Jerez Mariño, que ya lo vimos. De estos otros no recuerdo. La otra lista es un poco más completa. Ah, bueno, Javier Roberto Bahamonde Massot.
Bahamonde se presentó como delegado.
Quiso presentarse como delegado, no fue nominado, nunca figuró en la boleta. La familia de Bahamonde fue a verme.
A él creo que le registran la casa y le cogen las cosas de fotografía.
Exactamente. Sí, parece que libraba su sustento como fotógrafo; en aquella época no daban licencia. Entonces eso es Actividad Económica Ilícita, un caso que en una situación normal hubiera tenido una multa, a él no, lo sancionaron a prisión. Ahí yo intervine en la apelación. Porque hicieron el juicio, lo sancionaron a prisión, entonces vinieron a verme para que lo representara en la apelación.
Porque el Tribunal Municipal lo sanciona a prisión. El Tribunal Municipal, de acuerdo con las leyes de procedimiento, por lo menos con la anterior, no sé esta actual, tiene la potestad de enviar a prisión al sancionado, sin que la sanción esté firme. Por ejemplo, lo sanciona a seis meses de privación de libertad, y entonces dispone el envío a prisión del sancionado. Falta el recurso de apelación, pero empieza a extinguir la sanción ya en prisión.
En el caso de Bahamonde Massot, el Tribunal Municipal no hizo uso de esa facultad; entonces cuando llegan al Provincial, el Provincial hace uso de esa facultad, que no está explícitamente prevista en la ley. O sea, que fue una extralimitación de funciones del Tribunal Provincial, al mandarlo a prisión estando pendiente un recurso de apelación. Fueron a verme, yo tramité la apelación y también un recurso de habeas corpus alegando que el que estuviera en prisión era una ilegalidad, porque el Tribunal Provincial no tiene esa facultad de mandar a prisión.
Resultado, un buen día me señalan por la mañana la vista de apelación del asunto por la actividad económica ilícita; y por la tarde, la vista del habeas corpus en el Tribunal Supremo. Las dos vistas en un mismo día. Por la mañana, “sin lugar” el recurso; ratificada la sentencia del Tribunal Municipal. Por la tarde, llego al Supremo, “tiene razón el abogado en lo que plantea, pero la sentencia ya está firme, por lo tanto, ya la prisión dejó de ser ilegal”. Imagínate tú.
¿Pero Bahamonde no resultó electo en las elecciones?
Bahamonde se autopresentó, entonces hubo una reunión en que salió nominado otro, él alegó una serie de irregularidades y anularon todo. Entonces volvieron a celebrar la Asamblea de nominación y no resultó nominado. Él no llegó a figurar en la boleta como candidato. Pero bueno fue el primero que lo intentó.
Otro nombre de la lista que recuerdes.
Rolando Yndamiro Restano Díaz; la familia vino a verme. Sebastián H. Arcos Bergnes, causa 9/92. Para hacer la vista de casación me mandé desde aquí del Vedado hasta el antiguo Centro Asturiano, frente al Parque Central, a pie; era en pleno periodo especial, y pensé “para asegurar, para no llegar tarde”.
¿Eso era para los recursos de casación?
(Duda) No lo dice aquí en el caso de Yndamiro. En el caso de Sebastián Arcos Bergnes sí recuerdo que mi caminata fue para celebrar la vista del recurso de casación interpuesto por mí.
Sebastián Arcos era el hermano…
Del difunto Gustavo Arcos.
¿Cuánto tiempo estuvo Sebastián Arcos preso, que tú sepas?
No recuerdo; ¡son tantos años!…
¿Tú estabas en el Bufete Especializado en Recursos de Casación cuando te sacan del ámbito institucional?
No.
¿Cómo saliste de ese Bufete?
Se supone que la ONBC es autónoma. Su órgano supremo es la Asamblea General, que está compuesta por delegados que eligen los abogados en las distintas unidades en proporción al número de abogados que haya adscritos a cada unidad. Al Bufete Especializado en Recursos de Casación le correspondían dos delegados.
Estamos hablando del año 90. Se celebra una reunión y entonces ahí nos eligen, a Ramón Calcines, que era el director, y a mí, por unanimidad, no hubo otros candidatos. Como regla esa Asamblea General se reúne una vez al año. No está dispuesto que sea así, pero es la práctica. Claro, porque hay que traer delegados de toda la república, o llevar, porque ha habido reuniones en Santiago de Cuba. Mover esos delegados, y viáticos, es una erogación considerable.
En la primera reunión a la que asistí como Delegado, que el otro día la estaba rememorando en un trabajo que hice, yo propongo dedicar parte del dinero de Bufetes Colectivos, que como te dije tenía millones de pesos, para hacerle un monumento a Agramonte. La patronal me salió al paso.
Déjame decirte cómo son las reuniones de la Asamblea General. Hay una mesa presidencial, no recuerdo en esta específicamente quiénes estaban, pero los cargos sí te los puedo decir, estaba el Presidente de la Junta Nacional de Bufetes colectivos, en este caso el licenciado Miguel Emiliano Manresa Porto, después purgado, creo que de Las Tunas. Él estaba presidiendo la reunión como Presidente de la Junta Directiva. Ahí estaba el Ministro de Justicia, el Fiscal General de la República, el Presidente del Tribunal Supremo, los directores jurídicos del MININT y de las FAR, Machado Ventura que en aquella época era el Jefe de los Organismos Estatales y Judiciales del Comité Central.
Si mal no recuerdo, esta reunión en específico fue en el Palacio de las Convenciones. Yo propuse que la Organización erigiera el monumento a Agramonte, que dinero había de sobra para eso. El dinero después lo dedicaron a otras cosas. Primero a comprar casas, como te dije, que muchas eran para hacer bufetes, es cierto, pero otras eran para repartírselas a los jefes, y casas con piscinas y toda esa historia. Palacetes. Regalaron dinero, más de diez millones de pesos dieron, creo, a las Milicias de Tropas Territoriales, la politiquería. Ah, no, pero entonces para la idea del monumento a Agramonte me salió toda la plana mayor.
Bufete de casación.
Yo lo saco a colación porque ahora homenajearon a Agramonte, el 11 de mayo, el aniversario de la caída en combate, pero claro que no le tienen simpatía ninguna después de todos los horrores que dijo del comunismo y toda esa serie de cosas[12].
Me cayeron en pandilla. La gente plantea una cosa que no le gusta a la dirigencia, le caen en pandilla, y la gente se bate en retirada. En este caso no era yo solo, había delegados de Camagüey y otros más que apoyaron la idea. De las reuniones a las que fui, que yo recuerde, fue la única vez que hubo una votación dividida. Como delegado fui a solo tres reuniones, pero a otras había ido antes como invitado, como sé idiomas extranjeros, a veces atendía delegaciones que venían y eran invitadas también.
El sistema electoral propicia que salgan los directores, los del Partido, porque es una votación a mano alzada. Te puedo citar por ejemplo el bufete colectivo de Galiano donde yo estuve trabajando, nombran una nueva directora, no pasaron dos semanas y fueron las elecciones. Alguien propone a la directora como candidata y, claro, salió, todo el mundo votó por ella. ¿Quién no va a votar por la directora, que es la que te puede hacer un expediente! Después, déjame decirte que resultó una buena persona; Juana Rosa se llamaba. No me acuerdo ahora del apellido.
¿Qué sentido tiene que una persona que acaba de llegar, de la que nadie sabe nada, la proponen y sale electa? ¿Por qué! Porque el sistema de votación antidemocrático propicia eso; no es por otra cosa. Entonces sale un Director, sale el Secretario del Núcleo del Partido, burócratas, y la mayoría queda controlada por la patronal. En definitiva, ganaron ellos, ganó el voto en contra de la propuesta mía. Pero bueno, un voto dividido, cantidad de delegados votaron a favor. Ese fue mi estreno en la Asamblea General. Al año siguiente hubo otra reunión.
¿Nacional también?
Sí, eso es nacional.
¿Te volvieron a elegir como delegado?
No, te eligen por cinco años. Fui a la primera reunión en el Palacio de las Convenciones. La segunda reunión fue por Humboldt, en el Colegio de Arquitectos.
Allí estaba Roberto de Jesús Quiñones, que era delegado también por el bufete de Guantánamo. El hoy ex preso político y exiliado, me entera, en un aparte, que tiene un expediente en fase preparatoria. Que lo acusaban de desacato; oye la barbaridad esta: en un escrito donde él consideraba que las autoridades habían violado un precepto legal, me parece que también constitucional, no estoy seguro, pero me parece, él alegó: Con esta actuación se ha violado el artículo tal de la Constitución y el artículo más cual que establecen tal y más cual cosa.
Por hacer ese escrito en cumplimiento de su deber le incoan un expediente por un supuesto delito de desacato, cosa que nada más que pasa en Cuba. Yo pedí la palabra, me cayeron en pandilla todos; lo mismo: la Mesa echándome con el rayo. Terminó aquello.
Esa fue la segunda reunión a la que asistí. Entonces después me entero, ya te dije que el sistema este propicia que salgan militantes, funcionarios. Los que no son militantes del Partido lo son de la Juventud.
Después me enteré que habían celebrado reuniones en todas las provincias del país, con el Segundo Secretario del Partido en cada provincia. ¿Objetivo de la reunión? Echarles en cara a los delegados de fila que no se hubieran pronunciado cuando yo hice el planteamiento en favor de Roberto de Jesús Quiñones. En favor de él y de todos los abogados, porque —imagínate tú—, si no puede alegar en un escrito, como abogado, que una acción viola un precepto legal, si tú no puede alegar eso porque te van a amenazar con meterte preso, qué abogado eres. Les echaron en cara la pasividad que habían mostrado, que tuvo que ser la Mesa la que salió a responderme, toda la dirigencia esa. Todo estaba listo para la última reunión a la que yo fui por mi condición de delegado.
Lo primero es que la celebran en un lugar que yo que soy habanero nacido y criado aquí ni sabía que existía. Un teatrico que hay al fondo de Río Cristal. Con el Palacio de las Convenciones, que tiene todas las facilidades para hacer ese tipo de encuentros, donde se celebró la primera a la que asistí como Delegado, esa que te dije, no era la primera que se hacía allí, era lo usual.
Esta que me estás hablando ya es en el 92.
Noventa y dos. Un teatrico que había que entrar por una carreterita. Yo, que habiendo trabajado en el Bufete de Rancho Boyeros ni sabía que eso existía. Una carreterita que se entra después que pasas Fontanar, a mano izquierda, por ahí para allá. Segunda cosa, no había prensa nacional.
Normalmente esos eventos los reflejaba la prensa.
Siempre, claro. Como es lógico no reflejaban nada de eso de mi propuesta del monumento a Agramonte ni la condena de la persecución a Roberto; nada de eso. Pero bueno, algo dicen.
¿Había una fecha específica para estos encuentros?
Por el verano por ahí, creo, soy malo para esas cosas. Llegamos, cuando empieza la reunión, yo milagrosamente logré hablar. Estábamos debatiendo la agenda, los temas que se iban a tratar. Entonces, con la misma, empieza el acto de repudio contra mi persona.
Claro, en ese momento yo no lo sabía, después me enteré que habían estado reunidos durante más de una semana, delegados escogidos, prepararon una puesta en escena para que no pasara lo mismo que la vez anterior, que era la mesa nada más la que hablaba. Escogieron delegados de fila de las distintas provincias, militantes, qué se yo, incondicionales.
Entonces empiezan a arremeter contra mi persona, habla que te habla, un acto de repudio. Y yo pidiendo la palabra. Por fin, entonces, Manresa que era el que presidía, “bueno, el delegado Gómez Manzano pide la palabra”. Y yo: “En vistas de estas condiciones, como ustedes comprenderán, no existen las más remotas posibilidades de que yo pueda ejercer como delegado, por lo tanto yo me retiro de esta reunión”.
Salí, preguntando cómo salir de allí, atravesé todo Río Cristal a pie, ahí ya más o menos conocía el camino, salí a Boyeros. Entonces, después que hicieron eso y que yo me había ido, adoptaron una resolución expulsándome de la Asamblea; tú sabes cómo son estos comunistas… Luego hicieron una reunión en mi Bufete. Por ley quienes eligen a los delegados son los abogados de bufetes colectivos, pero en esta reunión fueron todos los trabajadores, para tener a las secretarias y otros empleados, pensaron que podían mangonear, pero yo no fui. Me citaron, tal día la reunión; “está bien”, me dije… “que con su pan se lo coman”.
Todo eso con Calcines como director.
Sí. Se quedó Calcines sólo de delegado del Bufete. Yo cesé. Seguí trabajando en el Bufete de Casación, el acto era para quitarme de Delegado.
Tú eras como una referencia para los acusados de delitos contra la Seguridad del Estado, un defensor de ellos. Esa es la principal cosa por la cual ellos te repudian y expulsan, no es por el monumento a Ignacio Agramonte (Risas de René), eso no les importa. La principal cosa es porque tú eres conflictivo dentro de la dinámica de esta gente. Defendiste a Bahamonde, Mariño, entre otros. Entonces dejas de ser Delegado, pero sigues en este tipo de proceso.
Exactamente. Se acercaba el año 95, ese año tocaban las elecciones para delegados, qué hacen: disuelven el Bufete Especializado en Recursos de Casación. ¡Las cosas de estos comunistas no tienen límite!
A mí mientras no me demuestren lo contrario, digo que eso fue porque temían que se me volviera a elegir de Delegado. Yo ni loco hubiera aceptado, porque vaya, una cosa es defender casos de delitos contra la Seguridad del Estado, y otra cosa es aceptar una postulación de nuevo para la misma historia.
Yo creo que había hecho bastante en ese frente de la dirección de los bufetes colectivos. Pero, bueno, parece que ellos temían que a alguien se le ocurriera proponerme y que yo aceptara la nominación. Y que, como tenía buenas relaciones con todos mis compañeros de bufete, me eligieran nuevamente como Delegado.
Disuelven el Bufete Especializado en Recursos de Casación y dejan sin ese servicio a la República entera, menos a Pinar del Río y Ciudad de La Habana por lo que te expliqué. Fuera de ellos, todo el resto de la República, de Matanzas para allá, lo dejan sin servicio de casación. Desde luego, dejan algo, creo que quedó un abogado, un compañero que lo único que hacía era personarse. Dispersan a los abogados.
Para mandarte a ti de desconocido a cualquier bufete.
Exactamente. Como es lógico desaparece la posibilidad de que yo fuera Delegado.
Conociendo a esta gente como los conocemos, estoy de acuerdo contigo en que eso fue para impedir que salieras de Delegado.
Mientras a mí no me demuestren lo contrario, diré que fue por eso. Dijeron ellos que los abogados del Bufete de Casación cada uno debía ir al bufete más cercano a su domicilio. A los otros los mandaron al bufete más cercano, en el caso mío… Guanabacoa. Ya yo vivía aquí, tengo un bufete que está aquí cerca, que puedo perfectamente ir a pie, está en 17 y 24. Hay otro que está en E, e 21 y 23, allí una compañera que si me matas no sabría decirte el nombre, me dijo “no hay problema, mira aquí en mí mismo buró, que podemos compartirlo”. El Director se hizo el que no oyó, “Espera que te avisamos”. Vine para mi casa. Me cita entonces el Director Provincial, que cuando aquello estaba por ahí por 23 y A, B, no recuerdo, y me asigna al Bufete de Guanabacoa.
De inicio pensé ni presentarme, cuando aquello el doctor Félix Fleitas estaba aquí en Cuba todavía, y me dijo “Eso es lo que quieren; usted debe ir y presentarse”. Fui a Guanabacoa, me presenté y empecé a trabajar. Vienen las elecciones, nadie me propuso ni yo hubiera aceptado que me propusieran. Eligieron allí sus delegados, ni siquiera recuerdo si estuve en la reunión donde se eligió a los delegados de Guanabacoa. No te lo puedo asegurar. Cuando eligieron a los delegados me senté con la máquina de escribir e hice una Carta Abierta a la Nueva Asamblea Nacional de la ONBC. Allí saqué todas las cosas de las casas que habían comprado…
No tienes esa carta.
Chico, puedes creer que no la encontré. No sé si la ocuparon en un registro.
¡Qué pena! ¿Te han hecho registros aquí?
Sí. Hace muchos años, ¡cómo no!
¿Más de una vez?
A ver, ¿más de una vez, René? Sí, sí, dos. Date cuenta que hicieron uno cuando La patria es de todos, y otro cuando la Asamblea Para Promover la Sociedad Civil, en el año 2005, que te dije que el único dirigente que quedó preso fui yo. Seguro en uno de esos la ocuparon, era una carta abierta que, claro, la tiré en ditto, o es posible que en esténcil. Como es lógico invocando mis derechos, al amparo del artículo no sé cuánto de la Constitución, y del artículo no sé cuánto del Decreto-Ley 81 que es el que regula el ejercicio de la abogacía y el funcionamiento de la ONBC; entonces voy a compartir mis opiniones. Como yo sabía la dirección de todos los bufetes de la República y las que no sabía las averigüé. Entonces, carta que tú conoces a los delegados de la nueva Asamblea General de la ONBC.
Escuela Anhelos de Celia.
Esto en el año 95.
Sí. Te digo esto porque entonces la primera reunión de la nueva Asamblea la hacen… en Santiago de Cuba (Risas). Me da risa, porque me contaron que allá el Director Provincial de bufetes de aquí de La Habana, parece que quería serrucharle el piso a Manresa para ascender él, pidió la palabra en la Asamblea y como criticando acremente lo que yo había planteado, la leía en voz alta para todos los allí presentes, “miren lo que dice Gómez Manzano”. Te repito que conocían la carta porque yo la había mandado a todos los bufetes.
¿Cómo sales de bufetes?
Pasó aquello, parece que reeligieron a los mismos. Manresa siguió de Jefe de la Junta Directiva Nacional. Se reúne la Junta Directiva Nacional y acuerda expulsarme de la organización. Estando yo en el Bufete de Guanabacoa es que me expulsan, no fue en el Bufete de Casación.
¿En aquella reunión de Santiago de Cuba?
No, no, en esa reunión eligen la nueva Junta Directiva que está por otros cinco años, ahí tengo entendido que reeligen a Manresa, es posible que hayan hecho algunos cambios, pero básicamente reeligen a los mismos. Y esa nueva Junta Directiva se reúne y acuerda expulsarme, sin forma de proceso. Porque está establecido por el Decreto-Ley 81 que se formula lo que viene a ser una acusación, qué ilegalidad o infracción cometió el abogado imputado; entonces se da traslado al abogado, este puede formular sus descargos, se nombra un instructor, el abogado puede recusar al instructor. Reglas de procedimiento, sencillas, pero existen. Se limpiaron el fondillo con todo eso, sencillamente se reunieron y acordaron mi expulsión. Que se supone que el acuerdo de expulsión, en su caso, sea después de todos estos trámites que te estoy contando.
Eso, con Manresa como director.
Sí, claro. Contra esa resolución cabe el recurso de queja, que le llaman. Ante el Ministro de Justicia. Hice el escrito, lo entregué. La resolución, como es lógico, vino “sin lugar”, todo esto estaba ordenado y coordinado de antemano por el Ministro de Justicia. Manresa y toda la cáfila esa de la Junta Directiva no tenían pantalones para hacerlo sin contar de antemano con la anuencia del Ministro. Ellos dictaron la resolución ilegalmente, yo hice mi recurso y el Ministro declara sin lugar. Quedé separado entonces de la organización.
Después me contaron que Machado Ventura, en un círculo bastante amplio, donde estaba esta persona que me contó, habló de “un delegado que hizo unos planteamientos, ¡y tenía razón!, pero no se le podía dar en ese momento”. “Verde con puntas, guanábana”, supongo que se refería a mí. Yo hablaba de toda esa compraventa de las casas, repartidera, todas las corruptelas esas. Pero bueno “no se le podía dar la razón”.
Ese no es mi caso solo, ha sido el caso de todos los abogados que hemos desfilado por bufetes colectivos que hemos asumido defensa de opositores; claro, a la vez que aceptas las defensas empiezan a conocerte en un mundillo pequeño, y bueno, por turnos nos han ido quitando a unos y otros. La última, que yo sepa fue Amelia, la doctora Amelia Rodríguez Cala[13], que fue una patraña, una cosa grosera la que le urdieron.
En el 2014, 15, por ahí.
Sí, pero de una forma grosera. Era una supuesta negligencia que había tenido en un proceso. Unas pruebas que ella no había propuesto, que ella plantea que no había sido por error sino porque la usuaria se demoró en llevarlas; la doctora las presentó para mejor proveer. Está previsto en la Ley que se pueden presentar pruebas para mejor proveer, cuando nada más falta dictar sentencia. Ella las presenta y el Tribunal admite las pruebas; haya habido o no un error de ella, el evento queda subsanado desde que el Tribunal acepta las pruebas. Pero no importa, a ellos no les interesa…
¿Qué otros abogados conoces que fueron expulsados de bufetes?
Leonel Morejón Almagro.[14]
¿Fue expulsado por representar personas de la oposición?
En muchos casos no era esa la causa evidente, la enmascaraban, en apariencia era una inspección que arrojaba alguna irregularidad. Pero bueno lo que había era eso, Leonel Morejón Almagro, Faisel Iglesias[15], José Ángel Izquierdo.
Julio Ferrer…
Eso fue después, pero sí. También Julio Alfredo Ferrer[16].
¿Cuándo fundan la Corriente Agramontista?
Chico, fecha, decirte una fecha así, eso de verdad que no, a cada rato me preguntan. Porque además surgió como un movimiento, no como una organización “Vamos a reunirnos”. No, eso no fue así. Fue a principios de los años ochenta, antes incluso de la operación “Toga sucia”[17], porque de ahí sacaron a una cantidad de abogados que eran agramontistas. Agramontista por qué. En qué consistía, básicamente, antes del surgimiento de ese movimiento, que éramos unos cuantos, la defensa de un caso político: se apelaba a “la clemencia de la corte, la benevolencia de la revolución”, vaya ese tipo de cosas. Entonces a partir de eso empezamos a cambiar la tónica. “Esto no es un hecho delictivo, sencillamente expresó una opinión, no es la del gobierno, pero bueno es una opinión y él tiene derecho a expresar su opinión. El hecho no es delictivo, es atípico”; por ahí, ese tipo de cosas.
O sea, me has hablado de dos momentos en los ochenta que sirvieron al castrismo para purgar abogados no deseados, la operación “Toga Sucia” y la creación en 1984 de la Organización Nacional de Bufetes Colectivos (ONBC), que también propició que dejaran sin trabajo a muchos abogados. ¿Es correcto eso?
Claro, porque entonces los abogados tuvimos que pedir nuestro ingreso a la “nueva” entre comillas organización. Solamente los abogados; los empleados administrativos no. Más del diez por ciento de los abogados fueron purgados, según los datos que vi. Una que ha escrito sobre eso es una americana, de esas “amiga de Cuba”, entre comillas también. Tiene un libro La revolución en la balanza, creo que se llama. Y da algunos datos. Si no fue ahí que lo leí, fue en otro lugar.
Porque antes, en 1973, cuando crearon Bufetes Colectivos y eliminaron el ejercicio privado de la abogacía no impusieron ningún filtro.
No, entonces todo el que quiso… hubo gente que no quiso entrar, pero todo el que ejercía privadamente y solicitó su ingreso a Bufetes Colectivos fue admitido. Pero todavía no existía la ONBC como tal. Era Bufetes Colectivos, que era un organismo estatal, estaba bajo la égida del Ministerio de Justicia que es un organismo de la Administración Central del Estado.
Los que ingresaron a Bufetes Colectivos perdieron la capacidad de ejercer privadamente.
Claro, ya estaban sujetos a bufetes colectivos. Convenios, tarifas, un director. Y la Ley de 1973 elimina el ejercicio privado de la abogacía.
¿En esa purga a propósito de la ONBC, separan a muchos abogados agramontistas?
Ahí purgaron a muchos. Por ejemplo, al doctor Jorge Bacallao Pérez lo expulsaron. Él fue víctima de una patraña judicial al principio de la revolución. ¿Sabes para qué? Para quitarle el carro.
¿Cómo?
Estamos hablando del año 59. Era un abogado con tremenda clientela, hábil. Tenía un juicio en Pinar del Río y se le ocurre aparecer con un Ford convertible del año. Todo parece indicar que lo vio Dermidio Escalona, que era el cacique local, y quedó maravillado. Entonces idearon un supuesto plan de fuga de los presos políticos de la cárcel de Pinar del Río, entre ellos el defendido del doctor Bacallao; vaya, una cosa grotesca; culparon a Bacallao y le hicieron un juicio, lo sancionaron, estuvo preso. Después salió.
¿Y le confiscaron el vehículo?
Él se enteró después de que al día siguiente de ocupado todo y detenido él, entonces el otro andaba con el convertible por todo Pinar del Río. ¡Las cosas de este país son inconcebibles!
Y él después vuelve a trabajar como abogado.
Él era pericón viejo. Después durante mucho tiempo solían decir “el tránsfuga Bacallao”. Los epítetos esos que ponen los comunistas. Pero bueno, conocía a Blas Roca, estuvo en ese lío. Parece que predominaron las viejas amistades. El caso es que… le dieron el carnet de abogado, porque para ejercer había que tener un carnet de abogado. Por cierto, un modus operandi que usaba esta gente era quitar el carnet de abogado. Le quitaban el carnet de abogado y ya no podía ejercer, una cosa manu militari. Así se lo hicieron a unos cuantos.
Cuando prohíben el ejercicio privado el doctor Bacallao entra a Bufetes Colectivos. Yo fui compañero de él del Bufete, cuando estaba en Galiano. Él era abogado de allí, muy reconocido. ¡tenía cada anécdotas! Porque era un tipo muy ocurrente. ¡Las cosas que se le ocurrían a Bacallao!
En 1984 solicita el ingreso en la “nueva organización”, entre comillas, ahí lo rechazan y ya. Desvinculado laboralmente. Lo mismo el doctor Antonio de Varona Batlle, un abogado que vivía en Playa, pero ejercía en el bufete de Regla; tal vez fuera su bufete privado era en Regla y porque había tenido vínculos con Aracelio Iglesias y los trabajadores portuarios. De Aracelio decía que era la persona más inteligente que había conocido en toda su vida. Cuando terminó el ejercicio privado se adscribió al bufete colectivo de ese municipio. Batlle es un apellido catalán, que significa juez[18]. La gente cuando ve el Batlle, si saben algo de inglés y como battle, que es “batalla” en inglés se escribe con dos t, tienden a escribirlo mal. Él era agramontista también.
Éramos una serie de abogados, estaba el doctor Aramís Taboada González, que falleció después y era uno de los abogados más famosos que había en Cuba, Faisel, yo mismo. Te decía que ese cambio en la manera de defender fue anterior a las purgas.
Edificio SPAC.
Desde principios de los ochenta tú te haces ver por el establishment.
Sí. Ya te digo, que no sé si sería por eso (no te lo puedo afirmar); pero te dije que cuando vino lo del ingreso a la “nueva organización” el director de mi bufete me quería fastidiar.
Era para no darte la entrada a bufetes.
¡Para botarme de bufetes! Porque lo de no darme la entrada es un eufemismo. Quería botarme de bufetes. Otro, el doctor Augusto Vidaurreta Gallardo había sido juzgado hacía años por un delito contra la Seguridad del Estado. También había sido sancionado, pero bueno ya había purgado su culpa, había cumplido.
¿Era agramontista?
No, él no, pero lo purgaron también.
Entonces, cómo deviene ese movimiento en la Corriente Agramontista.
Es después de las purgas esas. Vienen algunos de estos que fueron expulsados, como el mismo Varona y Bacallao. Algunos cayeron presos, porque en el caso de la operación “Toga Sucia” no solamente fue la purga de bufetes sino también un proceso penal que estaba básicamente dirigido contra jueces y fiscales. Casos de corrupción delirantes. Un magistrado del Tribunal Supremo, que era de la Sala de lo Laboral, no me acuerdo ahora del nombre, tenía un defecto en la mano. Me han hecho anécdotas, no puedo dar fe de su veracidad, pero me han hecho anécdotas de que una persona llegaba, “a ver, esto se podría resolver, quinientos pesos”, que en aquella época era dinero, “no tengo quinientos pesos”, “pero ¿cuánto tienes ahí?”, “125 pesos”, “bueno, está bien, dame pa’ ca”. Cosas así.
Cosas increíbles. En Las Tunas prácticamente hubo que constituir un nuevo tribunal y hacer una expedición de abogados de La Habana; recuerdo que Bacallao estuvo en esa expedición. Una expedición de abogados de La Habana para que actuaran ahí porque todos los abogados locales estaban envueltos. Claro, no todos fueron acusados, pero la cosa era espantosa.
En la Operación Toga Sucia Aramís Taboada cayó preso. Porque lo fundamental eran jueces y fiscales, como es lógico, que son autoridades. ¡Ah, no!, pero imagínate, había que meter algunos abogados también, entonces cogieron a los más destacados y los metieron de cabeza en ese proceso. A Aramís Taboada le hacen un registro y le ocupan divisas. Aramís Taboada era el abogado más destacado que había en Cuba, y había ejercido privadamente. Mucha gente no tenía dinero, pero tenía prendas y negociaban el pago en joyas. Tráfico ilegal de divisas, alhajas. El delito era divisas, alhajas o piedras preciosas, no me acuerdo bien, un nombre larguísimo que tenía.
¿Aramís era agramontista?
Sí, también. Cuando lo calificamos de “agramontista” es porque él se destacó singularmente entre aquellos abogados que comenzamos a cambiar el modo de defender los casos políticos. Pero te preciso que entonces la Corriente no existía. Ha sido una designación a posteriori. Esto es importante que quede claro, pues alguien podría considerarse en el deber de “denunciar la manipulación de la figura de Aramís” o algo por el estilo.
¿Y lo metieron preso?
Lo metieron preso y murió en prisión.
¿Murió en prisión?
El doctor Aramís Taboada González murió en prisión, sí[19]. Porque, además, lo conocían. Aramís Taboada había sido el más joven de los miembros del Consejo Nacional Ortodoxo. Era como decir el Buró Político del Partido Ortodoxo. Él era de Las Villas. Se graduó de abogado, ejerció, y vivía aquí en La Habana. La anécdota que te voy a hacer es que conocía a quien tú sabes. Y entonces dicen que algún amigo común se animó a abordarlo (a mí no me consta la veracidad, pero bueno, como dicen los italianos, se non è vero è ben trovato, porque Fidel lo conocía perfectamente, era uno de los jefes del partido en que él militaba): “Comandante, supe de Aramís Taboada; no está bien, está enfermo, le están pidiendo nueve o diez años. Él no va a poder cumplir esos años”. Respuesta que le atribuyen al personaje: “Ah, no importa, que cumpla los que pueda”.
El doctor Antonio Pavoni Martín, amigo personal mío. Era de los más destacados aquí. Era del bufete de Playa.
¿Fue preso?
Otro de los presos de la operación “Toga Sucia”. Le atribuían, qué pasa, es un sistema que explicarlo es un poco…
Sí, pero es interesante.
En los bufetes se cobraba por los convenios. Los convenios que tú hacías en un mes tenían que hacer mil pesos. Entonces por mil pesos te pagaban 400 pesos. Había abogados, que eran muy solicitados, que hacían más de mil pesos de convenio, entonces eso a ellos no les representaba nada. Si había un regalo del cliente eso es otra cosa. A la hora de cobrar, cobrabas cuatrocientos pesos por los mil, como si hacías dos mil o tres mil pesos de convenio.
En algunos casos, se retornaban asuntos. Digamos: Yo, abogado, llevaba un caso, pero bueno ya yo tenía mil cuatrocientos pesos, déjame retornarle doscientos pesos a Fulano de Tal. Para este sí era dinero, porque a lo mejor le significaba completar los cuatrocientos pesos. El carácter delictivo de esa actividad está bastante discutible, pero lo cogieron como una estafa. Entonces, a Pavoni, que era un abogado muy solicitado, le inventaron que era “Jefe de Retornos del Bufete de Playa”.
Me acuerdo que fui a verlo, cuando eso estaba en una granja, en El Guatao. Cuando salió me acuerdo que lo fui a ver una vez a una empresa, que no me acuerdo por dónde quedaba. Después le dieron la visa y se fue para los Estados Unidos, estaba en Miami. Cuando yo empecé a viajar lo vi allí en Miami.
¿Es contemporáneo contigo?
Es un poco mayor que yo. Es o era, porque bueno por la edad…
A lo mejor falleció. ¿Cómo todo ese fenómeno se convierte en la Corriente Agramontista?
Algunos empiezan a vincularse. Por ejemplo, el doctor Bacallao y el doctor Varona, ya purgados, sin poder ejercer la profesión, empezaron a trabajar con Elizardo Sánchez. Ellos empezaron así, yo no porque yo seguía en los bufetes colectivos. Pero me conocían, entonces me mandaban casos. “Vete a ver a René Gómez Manzano en el Bufete tal”. Teníamos ese tipo de vínculo de cara a defensas específicas.
Por ejemplo, actuamos juntos, te hablé, en el caso en que yo defendí a Hubert Jerez Mariño. Era el mismo caso donde estaba Elizardo Sánchez defendido por Varona Batlle, y había otro, eran tres acusados en esa causa, ese otro era defendido por el doctor Bacallao. Lo que no recuerdo ahora cómo pudieron ellos actuar habiendo estado purgados, porque si tú no estás en bufetes colectivos necesitas una autorización del Ministro de Justicia. Tienen que haber obtenido esa autorización.
¿Qué pasó en ese juicio?
Actuamos los tres. Yo como abogado de bufetes representé a Hubert Jerez Mariño, estaba Elizardo Sánchez, ¿y el otro cuál era, René?
¿Esa causa en particular por qué fue?
Delitos contra la Seguridad del Estado.
¿Y cuáles fueron las consecuencias penales?
Sancionaron a todo el mundo.
¿Elizardo estuvo preso?
Sí, fue defendido por el doctor Antonio de Varona Batlle, un hombre muy competente, Bacallao también. Bacallao defendió a la tercera persona que no recuerdo quién fue.
Hazme un resumen de la Corriente Agramontista, ¿cómo sigue, cómo la encabezas?
La parte organizativa propiamente viene a ser en el año 90. Yo aparecía como Presidente del Comité Gestor, que por razones tácticas decidimos hacerlo con abogados en ejercicio, que estaban en la ONBC. Había una que había sido jueza, pero, bueno, no estaba señalada. Son las ocho personas que firmamos para crear una organización que se llamaría Unión Agramontista de Cuba (UAC). No estaba Varona; él estaba señalado ya como abogado de Elizardo Sánchez, de la Comisión Cubana de Derechos Humanos y Reconciliación Nacional (CCDHRN). Tampoco estaba Bacallao, más vinculado a Gustavo Arcos, al Comité Cubano por los Derechos Humanos (CCDH).
En el año 90 yo estudié la Ley de Asociaciones y su Reglamento. Dice que hace falta una certificación negativa. Una certificación que acredite que no existe una organización de nombre análogo ni de fines similares. Es decir, que, según la Ley cubana, si hay un club de futbol tú no puedes crear un segundo club de futbol. Una cosa loca, pero es el tipo de cosas que se les ocurren a los comunistas.
Para controlar, es más fácil tener uno solo. Pero es lo que dice la ley. La ley no dice por ninguna parte que esa solicitud de la certificación negativa tenga que ser colectiva. Yo presenté el documento con el nombre de Unión Agramontista de Cuba, argumentando que ambicionaba estudiar la figura de Ignacio Agramonte y ese tipo de cosas. Presenté la solicitud de la certificación negativa, firmada sólo por mí, en el Ministerio de Justicia. Me contestaron, una cosa rarísima. ¿Por qué contestaron?
Eres abogado.
Yo no creo que eso haya sido lo determinante. Lo determinante es que querían saber quién más estaba en la jugada; como era yo solo… Bueno, ellos se preguntaban quién más está en esto. Entonces me mandaron a decir que tenía que dar una serie de datos: los fines y objetivos, el número aproximado de miembros, el Órgano de Relaciones, que es el organismo de la administración central del Estado que tendrá el vínculo directo con la organización que se pretende crear, sede social y miembros del Comité Gestor. Yo estoy seguro que eso era lo que les interesaba a ellos, los miembros del Comité Gestor, porque muchas de las otras cosas se decían en el escrito. Entonces mandé un nuevo escrito cumpliendo cada uno de los requisitos.
¿Y cuántos miembros aparecían en ese documento?
Ocho.
¿Te acuerdas del nombre de los ocho?
De algunos. Creo que estaba Faisel, cuando eso estaba en Bufete, el doctor Amaro Biscet, un colega de Bufete, el doctor Isney García Hernández. Presenté ese escrito… y hasta el sol de hoy.
Nunca respondieron. En el noventa presentamos la primera solicitud, se demoraron varios meses en contestarme. Si mal no recuerdo es del año 91 la nueva solicitud con las generales que ellos solicitaban, el Comité Gestor, la sede social, que era mi domicilio, aquí. Yo, como Presidente del Comité Gestor.
Sardiñas de Simón (1).
¿Eso significó expulsión inmediata para alguno de los miembros que tú presentaste ahí, de bufete?
No, expulsión inmediata no.
Tampoco en tu caso, porque estuviste hasta el 95 en Bufetes.
Ahí se presentaba el estudio de Agramonte como objetivo, porque se acercaba el sesquicentenario de su nacimiento en 1841, no “luchar contra el totalitarismo comunista” (Risas).
Ni defender personas.
No, no; era estudiar la obra de Agramonte, la figura, hacer un monumento. Conmemorar dignamente el sesquicentenario. No obstante, citaron a la gente. El doctor Juan Amaro Biscet, que ya falleció, era uno de los ocho. Lo citó la Seguridad del Estado (Risas), y me decía “son unos hijoputas, había uno hablando y otro parado atrás.” “¿Usté ha firmado esto aquí?”. “Sí”. “¿Qué persiguen con eso?”. “Lo que dice el papel”. En fin, meterle miedo, los métodos comunistas. Él me hacía la anécdota, supongo que citaron a todo el mundo. Ah, me acuerdo, Jenny Bejar Rivery, que ella libró después, se fue de Cuba. Bejar con jota. Tú sabes que todos los apellidos moros estos… Por ejemplo, Llabur: hay Llabur, Llapur, con y, con doble ele.
Yo conozco Behar con hache en el medio.
Claro, porque cuando lo transliteran del árabe al castellano: hache, jota.
¿La expulsaron de Bufete?
No recuerdo si después. Éramos varios. Supongo que a los demás también los hayan citado, éramos compañeros de Bufete, de distintas unidades.
Otra iniciativa de la Corriente fue la reclamación contra el intento de expulsión del doctor Lázaro Giraldo Godínez González. Un abogado que era el más destacado de Pinar del Río, entonces no era de la Corriente, actualmente sí lo es.
El Director Provincial de la ONBC, Carol Valdés, lo tenía entre ceja y ceja, y aprovechó un “juicio ejemplarizante” que la Sala de los Delitos Contra la Seguridad del Estado (SDCSE) celebró en un centro de trabajo. Un juicio oral en el teatro de ese centro de trabajo con sus trabajadores. Godínez actuó allí en calidad de abogado defensor.
Para argumentar la sanción, Carol Valdés alegó que “el licenciado Godínez, con sus preguntas había propiciado que los acusados dijeran que eran de los derechos humanos y lo seguirían siendo”. Recuerdo que esa era una acusación, fíjate qué cosa más absurda. Yo me di banquete con aquello. El abogado hace una pregunta, imagínate tú si va a responder por lo que conteste el acusado. En Pinar del Río no hay Sala de los Delitos contra la Seguridad del Estado (SDCSE); hay, o había en aquella época, en La Habana, Santa Clara, Camagüey y Santiago de Cuba.
Que yo recuerde son cuatro Salas nada más de DCSE. Cuando hay un juicio de Seguridad del Estado en Matanzas o Pinar del Río, le corresponde a la Sala de La Habana. Pero en este caso la Sala fue y se constituyó en la provincia. Lo más ilógico fue que hablamos con un Juez de la Sala de los DCSE que había actuado en el juicio y todo le había parecido normal. El abogado actuó correctamente, ejerció su papel. En su opinión Godínez se había limitado a cumplir con su deber como abogado. Desde luego que ese fue un argumento que consigné en la carta que después firmaron una veintena de colegas de los bufetes colectivos.
Y entonces resulta que Carol Valdés (que, por cierto, después tengo entendido que emigró) decide empapelar al colega. Rápidamente me senté yo con los papeles que tenía, redacté un memorial dirigido a la Junta Directiva de Bufetes, analizando lo que decía el papel con que habían notificado a Godínez, que era un desastre sin fundamento. Empezamos a recoger firmas, se recogieron veinte firmas de abogados en ejercicio[20].
Esto es en los noventa, antes de que te expulsen.
Sí, yo estaba entre los firmantes. Hubo una respuesta muy favorable, en reuniones por Bufetes, para que no estuviéramos juntos en todos lados. Me acuerdo que en La Habana Vieja estaba el Bufete de Casación, el mío, pero también el Bufete de La Habana Vieja, y no sé cuál más.
Aquí pasó algo parecido a la disolución del Bufete de Casación. En el Bufete del Cerro, que era el único bufete de una de las barriadas más populares y populosas, un bufete que habían inaugurado creo que no hacía ni un año, a bombo y platillo. ¿Qué pasa? Cuando se hace la carta esa, en el Bufete del Cerro estaba Faisel, a ver, creo que estaba Jenny Bejar Rivery también. Bueno, eran varios. El bufete con mayor número de firmantes era el del Cerro.
¿Qué hicieron? Anunciaron que el edificio del bufete amenazaba ruinas, acabado de reparar e inaugurado a bombo y platillo. Que estaba ruinoso, que amenazaba a los abogados y los clientes y sencillamente disolvieron el Bufete entero. Mandaron a todos los firmantes a distintas unidades y dejaron el municipio sin Bufete. Eso después de haberse llenado la boca diciendo que había un Bufete en cada municipio.
Después lo volvieron a hacer. Porque ese bufete existe.
Después lo volvieron a hacer, pero bueno ya todos los abogados no volvieron al Bufete de origen, habían emigrado, no sé, lo que sea. En aquel momento se conjuró la situación de Godínez, tuvieron que dar marcha atrás.
¿Y Godínez vive en Cuba?
Vive en Cuba, en Pinar del Río, de donde es él.
¿Sigue en los bufetes o ya no trabaja ahí?
No, más adelante le hicieron una patraña, ya cuando eso yo sí no estaba en bufetes. Cuando hicimos el papelón en solidaridad con él, en puridad no era agramontista. La iniciativa fue agramontista, nosotros firmamos, recogimos firmas. Para ese entonces el Bufete Especializado en Recursos de Casación estaba en los bajos del Tribunal Provincial, por ahí desfilaban todos los abogados que iban a juicio. Porque además había aire acondicionado y se sentaban un rato allí a esperar, hacían tiempo. Yo aprovechaba para plantearles el caso.
¿En los bajos del Tribunal Provincial, en qué momento pasaron allí?
La fecha no te la puedo decir, pero cuando Calcines y yo fuimos electos delegados a la Asamblea de la ONBC, en 1990, ya nos habíamos mudado de Aguacate y Muralla.
¿Los estatutos de la Corriente tú los tienes?
No, nunca se hizo estatutos. Los estatutos son después que te dan la certificación negativa, por Ley. Lo que dice la Ley es que cuando vas a formalizar la solicitud, que acompaña la certificación negativa, ahí va con proyecto de estatutos que tienen que aprobar y demás. Hicimos el trámite de pedir la certificación negativa, que era lo que a ellos les interesaba, los nombres de las personas que estaban detrás de la organización. Jamás respondieron.
Al principio, cada vez que yo tenía que ir por allí por la zona de la Rampa, me sentaba en la máquina de escribir previamente, hacía un recordatorio, hacía la historia del tabaco, fecha tal, número tal, pasaba un momentico por el Ministerio de Justicia y lo dejaba ahí. Lo habré hecho cinco veces, hasta que me aburrí un buen día.
Después de tu expulsión de la Organización Nacional de Bufetes Colectivos (ONBC), cuál es la suerte de la Corriente.
La Corriente se mantuvo brindando asesoramiento a particulares, redactando escritos que no requieren firma de abogados; por ejemplo, instancias de revisión, que es el documento por el que el particular pide al alto funcionario facultado para promover una revisión, que lo haga. Tenemos el Boletín de la Corriente Agramontista, que contiene trabajos sobre diversos temas del derecho, vamos por el número 30. Cuando nos expulsan de los bufetes colectivos quedaron abogados, como Amelia Rodríguez Cala, que representó a muchos. Tiene una lista también.
¿Amelia es agramontista?
Sí, pero como estaba en los bufetes, no era público que era de la Corriente. Le mandábamos casos, ella representó a decenas de acusados.
¿Ustedes la ayudaron alguna vez?
Si necesitaba alguna ayuda se la dábamos. Me acuerdo por ejemplo en el 2003, durante la Primavera Negra, le dieron cuarenta y ocho horas para presentar una serie de recursos de casación. Ella me pidió ayuda en uno de sus casos, yo lo que hice fue una minuta sobre la que ella puedo haber añadido otros detalles. Di que yo era especialista en esa materia; fueron juicios sumarísimos; todos los términos los redujeron.
¿Se logró alguna rebaja en casaciones?
En la Primavera Negra no recuerdo ninguna. Yo tuve un caso en el que me dieron la razón. Claro, había estado en prisión provisional como todos los casos de Seguridad del Estado. En el Supremo me dieron la razón. Lázaro Rosa, creo que era el nombre, hace tanto tiempo que ni me acuerdo. Hay personas a las que después uno les pierde la pista.
Era un problema técnico lo que se planteó, eran personas que habían pensado pedir asilo político en una embajada. Un delito al que nombraban de “Acto contra el derecho de extraterritorialidad”. Que después le cambiaron el nombre a “Actos contra la inmunidad diplomática”, algo así. Es para ese tipo de cosas. ¿Qué pasa? Ellos fueron a documentarse a la Biblioteca Nacional y pidieron libros sobre el derecho de asilo. Parece que le dieron el pitazo a la Seguridad del Estado. En definitiva, los cogieron como una tentativa de ese delito.
Sin haber cometido el acto, claro.
No solamente sin haberlo cometido, sino sin haber iniciado su comisión. Porque esa es la diferencia en el iter criminis, que se llama técnicamente, significa “camino del delito”. Se utiliza para referirse a los distintos estadios que puede tener una conducta delictiva: ideación, deliberación, actos preparatorios, tentativa, delito consumado. Por ejemplo, la parte de la ideación se diferencia del inicio de la ejecución, que es lo que viene a ser la tentativa, tú inicias la ejecución del delito, pero no llegas a consumarlo; entonces el delito queda en grado de tentativa. Pero antes de eso hay una fase que son los actos preparatorios. Acto con la vista de un posible delito futuro. Lo que ellos habían hecho no era una tentativa porque no habían empezado, digamos, a desplazarse hacia la embajada. Eran actos preparatorios.
Qué pasa, que los actos preparatorios solo se sancionan en aquellos delitos específicos que están previstos en el Código. Si no está no se pueden sancionar. Esa es la tesis que yo planteé, que eran actos preparatorios, que no es un delito en el que los actos preparatorios son sancionables y que la conducta era atípica, no constituía delito y había que absolverlos. Me dieron la razón en casación. Me acuerdo que eran tres.
Sardiñas de Simón (2).
¿No recuerdas en qué año?
No. Uno era de apellidos Rosa Arbolay, si mal no recuerdo.
¿Cuándo crean el Grupo de Trabajo de la Disidencia Interna?
No recuerdo, para eso de las fechas ya te digo que me es difícil.
¿Cuándo presentan el documento La Patria es de Todos?
En el 97.
¿Antes ya habían trabajado bastante?
Bueno no fue tanto tiempo, pero hicimos trabajos, como un documento dirigido a los empresarios extranjeros. En la acusación fiscal están resumidas las actividades que habíamos realizado en el Grupo de Trabajo, porque no quisieron centrar la acusación en La Patria es de Todos. A los empresarios extranjeros, a los cubanos exiliados que envían ayuda a sus familiares, todo ese tipo de cosas. Hacen alusión a todos esos documentos, entre ellos a La Patria es de Todos.
Y los Principios Arcos.
Los Principios Arcos[21] entre ellos. Pero, de cara a su Congreso, los comunistas sacan una especie de Llamamiento que nosotros analizamos y criticamos, que es La Patria es de Todos. No fue al día siguiente, pero sí a la semana de la presentación, más o menos, cargan con nosotros y nos acusan.
Entonces los cuatro son condenados a prisión. ¿Recuerdas los años a los que los condenan?
No recuerdo exactamente. A Bonne y a mí nos condenan a tres años y seis meses, Martha Beatriz tres años, si mal no recuerdo, y Vladimiro cinco años. Pero nos soltaron antes de cumplir las condenas.
Al primero que sueltan fue a Bonne, él era diabético y le dio un coma diabético en prisión. Él contó que oía a los médicos gritar “corran con este hombre” y pensaba en su agonía “¿De quién estarán hablando?”
Bien, sueltan a Bonne. A la semana, sueltan a Martha Beatriz. Era la que tenía menos sanción. Posiblemente iban a soltarla a ella primero, pero bueno ante esta situación de salud de Bonne, sueltan a Bonne, después sueltan a Martha Beatriz, y a la semana me sueltan a mí.
¿Y a Vladimiro?
A ese le tocó bailar con la más fea. Claro, hay que recordar que Vladimiro había sido militar. A él lo mandaron a Ariza, provincia de Cienfuegos. Por cierto, a él y a mí nos sacaron juntos de Villa Marista. Ambos fuimos en el mismo carro celular hasta Agüica, allí me bajaron y él continuó viaje hasta Ariza.
De modo que, gracias al deseo castrista de ahorrar combustible, al menos tuve la satisfacción de conversar con él acerca del juicio durante el par de horas que duró el viaje hasta Agüica.
¿Qué tiempo estuviste en total?
Dos años y pico. Aquella primera vez estuve en Villa Marista una cantidad de tiempo, después en Agüica.
Vaya, te mandaron para Matanzas.
Sí. Bueno a Vladimiro lo mandaron a la de Cienfuegos, Ariza. A Bonne no recuerdo para dónde lo mandaron.
En Agüica estuvo Ángel Moya[22]. ¿Coincidiste con él?
No. Sí coincidí con Daniel Santovenia y Pedro de la Caridad Álvarez Pedroso[23], los veía a veces un momentico cuando nos sacaban al soleador. Después, cuando salí, me acuerdo que fui a ver al padre de Pedro de la Caridad a su casa, en el reparto Capri. Pero ya te digo, apenas lo veía alguna vez cuando coincidíamos en el soleador.
¿Quién era el jefe de la prisión en aquella época, recuerdas?
No, ahora he oído decir que es el que estaba de jefe de orden interior que se llamaba Emilio[24]. El sobrenombre es El Chacal de Agüica. En aquella época era el jefe de orden interior. El Jefe de la prisión era un señor grueso, pero no podría recordar.
¿Pasaste tus dos años ahí?
No todo el tiempo, porque en un momento determinado me trasladan a una casa de visita que tenían ellos. Tenía aire acondicionado.
¿Dónde era la casa de visita?
Bueno tú sabes que cuando estás llegando te imponen bajar la cabeza, pero era más o menos en vuelta de Jaruco, Habana campo. Llegamos allí: “¿qué quiere comer hoy?”.
Raro.
No, yo estoy preso, la obligación de ellos es alimentarme, yo no puedo alimentarme por mí mismo. “¿Qué quieres comer?”. “Langosta”.
(Risas) No me digas que te trajeron langosta.
Sí. Soy enfermo a la langosta (Risas). Una mesa ahí con los oficiales que me atendían. “¿Qué quiere tomar, cerveza?” Pero ahí sí que no. Comiendo tienen que alimentarme, si me dan langosta yo perfecto, pero bebida no. “Yo hice una promesa que no iba a tomar mientras estuviera preso”, les dije. Ellos sí tomaron, abrieron sus cervezas y las tomaron. En la casa esa había un patio, y una vez: “vamos a asar un lechón” y asaron un lechón. “Mira, mira el lechón”, todo eso filmándolo para tenerme grabado. Yo estoy preso, me dicen “Mira el lechón”, yo miro el lechón. Y después a comer el lechón en una mesa.
Me vinieron con “Tú eres un tipo que le gusta aprender, estudiar, mira, hay un curso”. La palabrería no la puedo reproducir, pero la esencia de la cosa era convertirme en chivato de ellos. En esa fiesta me tuvieron un par de semanas, más o menos, porque el curso ese era para aprender cuándo una persona está diciendo mentira y cuando verdad, y entonces “Escoge un sobrenombre”. “¿Cómo es la cosa, Plutón aquí está Neptuno? ¿Eso es lo que ustedes pretenden?”
Cuando vieron que no iba a transigir con esa cosa me llevaron, pero ya no a Agüica, sino que me llevaron a Valle Grande. Allí estaba un poco mejor, pasaban por la mañana a hacer el recuento y dejaban abierto, había un patiecito aledaño donde podías coger sol. Y después pasaban por la noche. En Agüica había que esperar que te sacaran al soleador.
En Agüica estabas en un cubículo con ocho, diez presos…
Claro, abrían el cubículo y estaba el destacamento, en el que podía ver televisión. En Valle Grande era diferente porque no estaba en la prisión propiamente, sino en unas barracas que hay allí. Era mejor; al lado había un patio donde podías hacer ejercicios, un espacio aledaño que estaba permanentemente abierto. Podía coger sol si quería, ese tipo de cosas. No tenía que estar entre las cuatro paredes. Después de allí me llevaron al Central Toledo. Hay unos centros ahí donde yo había ido a ver a Pavoni, el abogado amigo mío que te dije que fue uno de los purgados, que lo cogieron preso y lo metieron allí en la Operación “Toga Sucia”.
Ah, lo habías ido a ver en los ochenta.
Sí. Allí estuve. Me dieron pase, vine aquí a la casa y me enteré que habían soltado a Bonne, después que habían soltado a Martha Beatriz, y entonces al poco tiempo me soltaron a mí. A Vladimiro ya te digo que le tocó bailar con la más fea. Primero que no querían soltar a los cuatro, y Vladimiro había sido oficial de las fuerzas armadas.
¿Fuiste a ver a Vladimiro en esos años que estuvo preso?
No. Para hacer visitas, tenías que ser familiar. Lo que sí el día que lo soltaron fui a la casa. Esperé a que llegara.
Fuiste a prisión en el 97, ¿saliste antes del 2000 o pasaste el año nuevo del 2000 allí?
Me soltaron en el 2000.
Y después, vuelves a cumplir sanción cuando…
No, no, sanción no. Ni siquiera hubo una acusación formal. Sencillamente me cogieron preso. Eso para mí fue un ajuste de cuentas por la reunión en casa de Bonne.
La “reunión en casa de Bonne” es la que organiza la Asamblea Para Promover la Sociedad Civil, ¿no?
Exacto, hasta donde yo sé, la reunión de la oposición más grande que se ha dado en Cuba. El encuentro se hizo en la casa en que residía Félix Bonne, que era la casa de la mamá de María Domínguez Díaz, esposa de Félix. Como yerno de la señora, pues vivía allí.
Por cierto, hay que resaltar después el papel de la suegra de Bonne, que en paz descanse. Fue en el reparto Río Verde. En realidad, no fue en la casa propiamente dicha, en el inmueble, fue en un patio aledaño. Que después Bonne se mofaba de que fue la expropiación más pequeña que se ha hecho en Cuba. Porque el patio formaba parte de la vivienda y resulta que dictaron una resolución en virtud de la cual lo nacionalizaron y lo convirtieron en un parque.
Había cosas que se fabricaron, porque hubo que acondicionar el patio para poder reunir tanta gente, era imposible hacerlo en la casa, fueron cientos de personas las que nos reunimos allí. Se acondicionó, se pavimentó, se pintó, para que hubiera condiciones. Y eso fue objeto de la nacionalización más pequeña que se ha producido en Cuba[25]. Hicieron un parque con un nombre oficial, pero como es natural todo el mundo en el barrio le dice Parque de los Derechos Humanos.
Decía de la difunta suegra de Bonne que tuvo una postura muy digna, porque ya teníamos todo preparado, la gente citada, y unos días antes vinieron a meterle miedo para que no permitiera que se realizara el evento; la casa era de ella y la señora se negó. “Él es el marido de mi hija, me pidió esto y yo se lo di, y no voy a revocar eso”. Tuvo una postura muy digna. Pues allí se dio la mayor reunión de… que por cierto creo que era hoy…
Patio de Bonne (1).
¿El 19 de mayo?
Creo que era el 19 y el 20 de mayo de 2005, si mal no recuerdo[26].
¿Alguien de la familia sigue viviendo en la casa de Bonne? ¿Cómo yo puedo ubicarla, ahí en Río Verde?
Supongo que ahí siga la familia, la esposa de Bonne entonces falleció hace años y él se volvió a casar con Lázara Ayllón y vivía en el Reparto Abel Santamaría. La casa es frente por frente a la entrada de Mazorra, cuando tú estás en Mazorra, que está la imitación de la Torre Eiffel, cruzas la Avenida y hay una escuela de dos plantas, ahí preguntas por el Parque de los Derechos Humanos y una vez en el parque es la casa que te queda al frente, a la derecha. Esa es la casa que era de Bonne.
¿Bonne tuvo hijos?
No.
¿Y Vladimiro y Martha Beatriz tienen hijos?
No.
Entonces ninguno de los cuatro del Grupo de Trabajo de la Sociedad Civil tenía hijos.
Ninguno.
¿Cómo se llamó aquella reunión de Río Verde?
Era la reunión general de la Asamblea para Promover la Sociedad Civil. En aquel momento Martha Beatriz, Bonne que en paz descanse, y yo, éramos los organizadores. Llegó a tener 365 organizaciones adscritas. Ahí había de todo como en botica; no todas eran organizaciones propiamente dichas, con una membresía, etcétera. Una buena parte de ellas eran bibliotecas independientes. Era un señor que en su casa tiene unos libros y los pone a disposición de la comunidad. No todos pudieron participar, pero tuvo una participación muy importante.
Como a un par de cuadras de ahí está la Avenida de Rancho Boyeros. Entre la casa y la Avenida de Rancho Boyeros hay una escuela, de par de plantas. Supimos que tenían acuartelados allí.
¿Había niños en la escuela?
No sé, pero bueno el hecho cierto es que estaba aquello allí ocupado militarmente, con las tropas listas.
¿Cogieron una escuela para eso?
Correcto.
Yo he escrito eso alguna vez, testimonios de personas acerca del uso de escuelas para acuartelar individuos contra actividades de la oposición.
En lo personal puedo darte otro dato. En la época en que ellos estaban llenándose la boca para decir que convertían los cuarteles en escuelas, yo vivía en Conill entre Ermita y Central, eso es a cuadra y piquito de Rancho Boyeros. Ahí está el antiguo colegio de los maristas; ellos quitaron el colegio de allí y lo convirtieron en un cuartel de milicias. Esa específicamente fue una escuela convertida en cuartel. Un edificio grande, magnífico.
¿En el año 59?
Sí, quizás un poco después.
¿Cómo conociste a Martha Beatriz y Félix Bonne?
Nos conocíamos de la oposición, yo era de la parte jurídica, defendiendo a ciudadanos acusados de delitos contra la Seguridad del Estado. A veces nos invitaban a reuniones en las embajadas y coincidíamos, en realidad no te puedo decir con precisión.
Es difícil estrechar relaciones en nuestro trabajo, coincidir en un proyecto y echar pie en tierra por él. Cómo esa amistad de ustedes se estrecha al punto que conforman el Grupo de Trabajo de la Disidencia Interna.
Ese era el nombre oficial, después la prensa lo llamó el Grupo de los Cuatro. Había afinidades intelectuales, Martha Beatriz es economista, Félix Bonne es ingeniero, pero un profundo conocedor de los temas de historia, un historiador aficionado. De hecho, él quería estudiar historia, la mamá lo convenció de estudiar ingeniería; yo soy jurista.
Y Vladimiro Roca que fue militar, pero también era un intelectual.
Inicialmente pensábamos en un grupo para hacer estudios, producir trabajos donde se argumentaba la postura de la oposición. Ahí empezamos a trabajar y la idea de La Patria es de Todos surge con el lío del Partido Comunista, porque además ellos sacaron el mamotreto aquél[27] invitando a los ciudadanos a que dieran su criterio sobre eso. Entonces nosotros lo dimos y nos meten presos…
Lo mismo que Mao con la famosa frase “Que florezcan cien flores y nazcan cien escuelas de pensamiento”. Entonces la gente “¡Ah, mira Mao qué abierto!”, y después “pues arriba, preso todo el mundo”. Esto fue lo mismo, un mamotreto ahí con la invitación a emitir opiniones al respecto. Bien, vamos a dar nuestras opiniones: “Esto es una reverenda porquería de principio a fin por esto y por esto y por esto”. Resultado: presos.
El documento que ustedes presentan es La Patria es de Todos.
Exacto, Martha Beatriz fue la coordinadora. Lo dimos a conocer, creo que a través de una conferencia de prensa. Si mal no recuerdo alguna pequeña alusión se hace a eso en La Patria es de Todos. Lo que esperaban los comunistas de su llamamiento era aplausos de todo el mundo y en realidad lo que publicaron era una porquería de principio a fin.
¿Tiene una fecha de origen el Grupo de Trabajo de la Disidencia Interna?
No sé si la tiene, si la tiene no me acuerdo (Risas).
De qué año es La Patria es de Todos.
Del año 97.
El éxito de la reunión coordinada por la Asamblea para Promover la Sociedad Civil es la que, en tu opinión, te significó la segunda prisión política.
Para mí sacaron la cuenta. Cuando lo de La Patria es de Todos, hubo que soltar a Bonne de primero porque estaba enfermo, le había dado un coma diabético; se podía morir en prisión. Martha Beatriz estaba sancionada cuando eso por la causa de los 75, la única mujer que cayó, y tuvieron que soltarla al año y pico también por problemas de salud.
El que estaba, no mejor, pero, bueno, menos mal, era René Gómez Manzano. Y René Gómez Manzano no estaba ni de acuerdo con la actividad que se celebraba el día que lo cogieron. Porque ese día se iba a dar una manifestación opositora, coordinada por la Asamblea para Promover la Sociedad Civil, frente a la embajada francesa, no recuerdo por qué razón[28]. Yo no estaba de acuerdo, no creía que se debía hacer, el lío de nosotros no es con un país extranjero, es con el régimen este.
La idea fue de Martha Beatriz. Bonne no estaba de acuerdo, pero dijo que no la iba a dejar sola. Bonne y Martha Beatriz iban a estar presentes. Yo no, yo estaba aquí. Enfermo, por más señas.
¿En qué año fue?
2005.
Poco después de la Reunión organizada por la Asamblea para Promover la Sociedad Civil.
Sí, sí, para mí es sencillamente un castigo por haber hecho la reunión de la Asamblea. Dejaron pasar un tiempo y después me arrestaron. El pretexto era esa manifestación.
Vinieron y te cogieron.
Exactamente, y cogieron preso a Bonne, a Martha, a todos ellos. Pero a ellos los soltaron y a mí no.
Vienen, te recogen aquí, no te acuerdas bien de la fecha, en julio de 2005[29], entonces qué hacen. ¿Te llevan a Villa Marista?
A una Unidad que está por ahí por Playa.
¿La unidad policial de Playa? Por sesenta por ahí.
Por ahí. Estuve una semana, diez días, en ella. Un buen día me trasladan, que en este caso fue a Nieves Morejón, en Sancti Spíritus. Allí estuve todo el tiempo. De allí me soltaron, no me soltaron, me montaron… esas cosas, que no me dijeron, porque si hubiera sabido que iba a salir en libertad hubiera dejado las cosas que tenía a los presos. Yo recogí todo como si fuera un traslado. Me monté, y hasta aquí, ya aquí me soltaron.
¿Tu hermano presentó hábeas corpus para esa prisión?
Varios hábeas corpus, porque entonces cada vez que había algo que cambiaba la circunstancia, yo redactaba un escrito de hábeas corpus, se lo daba a él, porque la ley dice “toda persona podrá solicitar un mandamiento de hábeas corpus”. Entonces lo presentaba él.
¿Y le respondían?
Generalmente, “No ha lugar”. Cada vez que cambiaban las circunstancias, por ejemplo, soltaron a dos de los presos. Éramos varios los que estábamos presos, no es porque eso justificara la prisión, pero los otros sí iban o se dirigían a la manifestación en la embajada francesa, o tenían planeado ir. Entonces, correcto, no tengo nada en contra de que hayan puesto en libertad a esa persona, pero bueno “por qué no ponen en libertad a mi hermano René Gómez Manzano”. Vaya, que eran distintos argumentos. Presentaba hábeas corpus, pero ninguno prosperó. Hasta un buen día, que me montaron en el carro y me trajeron hasta la puerta de la casa.
Patio de Bonne (2).
¿Qué tiempo estuviste preso en esa ocasión?
Un año y pico. Me soltaron en el 2007. Ahí sí no hubo acusación fiscal, defensa, nada. Sencillamente prisión provisional hasta que se acordaron de mí y me soltaron.
Sin documento.
La carta de libertad, nada más.
En alguna de esas prisiones, sufriste algún tipo de tortura física.
El solo hecho de estar metido ahí lo es. En Villa Marista me mantuvieron con una luz encendida las 24 horas del día.
¿Qué tiempo estuviste en Villa Marista?
Yo creo que fueron como tres meses o algo así.
Eso cuando La Patria es de Todos.
Sí.
La luz ininterrumpida afecta la vista.
Para colmo, tienes que estar de frente a la luz. No te puedes acostar con la cabeza para abajo.
¿Cómo verifican eso?
La puerta tiene un ventanuco, entonces de tiempo en tiempo viene el guardia, abre y observa.
¿Estabas solo?
No, generalmente ahí no se está solo. Ahí hay varias personas, de las cuales algunas serán chivatos que te ponen ahí.
¿Nunca sufriste golpizas?
No.
¿Escribiste en algún lugar el testimonio de la prisión?
No.
¿Cómo tú conociste a Orlando Zapata Tamayo, en qué momento?
Yo lo conocía ya, recuerdo haberlo visto, pero cuando más nos relacionamos fue en el ayuno por la libertad de Oscar Elías Biscet y los presos políticos, que coincidió con la oleada represiva que después fue la Primavera Negra. Biscet llevaba algunos meses detenido, uno de los tantos paquetes esos que hacen ellos de tiempo en tiempo. Por cierto, a raíz de la oleada represiva creo que lo sobreseen y le incoan otro expediente para juzgarlo y sancionarlo, creo que Zapata estaba en libertad condicional por aquella misma causa.
¿Cómo era su conducta durante el ayuno?
Era una persona correctísima, muy respetuoso. Él no tenía mucho nivel escolar, pero estaba muy interesado en aprender, los días esos que estuvimos en el ayuno siempre estaba preguntando y conversando.
¿Dónde se realiza el ayuno?
Comenzó en la casa de Nelson Aguiar y su esposa Dolia Leal, en 28 entre 17 y 19 en el Vedado. Era acogedor, pero era un apartamento interior, la verdad que cuando se dio la posibilidad de mudar el ayuno para casa del difunto Jesús Yanes Pelletier, en Humbolt, vimos los cielos abiertos. En aquel apartamento te sentías como si estuvieras en Villa Marista, vaya. Una cosa así. Estaba todo cerrado, no había vista a la calle, había que estar con la luz encendida el día entero.
¿Cuántas personas empezaron el ayuno?
Cinco, Martha Beatriz, Bonne, Nelson Aguiar, Zapata y yo. Estaba previsto que participara Nelson Molinet Espino, pero las cosas de este país, no se presentó, llegó al día siguiente y se incorporó.
¿No recuerdas el día que comenzó?
Sí lo recuerdo (Risas). ¿Por qué recuerdo el día? Porque iba a empezar un 10 de marzo, entonces digo “estos señores son tremendos, después van a decir que es en saludo al golpe de Estado de Batista, entonces vamos a dejarlo para el día siguiente”, y lo empezamos el 11 de marzo de 2003.
¿En qué consistía el ayuno?
En que no era huelga de hambre. Ingeríamos, por ejemplo, una taza de un caldo o algo así, a lo mejor un yogur. Nada sólido. Y era una vez, dos veces al día.
¿Y allí iban periodistas, diplomáticos?
Iban algunas personas, visitantes.
¿Cómo era la casa de Yanes Pelletier?
Era la casa del difunto Jesús Yanes Pelletier, en Humboldt entre O y P.[30] Yanes Pelletier había muerto y allí vivía su viuda, creo recordar que su nombre era Marieta[31]. Un apartamento en altos con balcón a la calle, una sala, varias habitaciones, pasillo, todo bastante grande. Cabíamos bien, en la otra casa estábamos metidos ahí que parecía una tapiada.
Jesús Yanes era oficial del ejército en la otra era, supuestamente hablaron con él para que matara a Fidel Castro en prisión, en Isla de Pinos, y él se negó y se rebeló. Le costó el puesto, lo persiguieron. Después cuando triunfa la revolución, el otro lo llama y está al lado de él, le había salvado la vida. Pero después empieza a discrepar; no sé bien los detalles, se distanció, lo persiguieron y le enfilaron los cañones. Tengo entendido que fue preso político. Después Jesús Yanes entra en el Comité Cubano Pro Derechos Humanos y era la mano derecha de Gustavo Arcos, era el vicepresidente.
¿A los cuántos días de que empiece el ayuno se van para su casa?
Una semana o algo así. Durante el ayuno empezamos a enterarnos de la oleada represiva por las noticias, principalmente por Radio Martí.
¿Qué día invaden la casa?
Si mal no recuerdo fue al tercer día de la oleada represiva. Empezó la Guerra del Golfo, a la mañana siguiente empezamos a oír las noticias de las primeras detenciones, al otro día las noticias de más detenidos, del desarrollo de la oleada represiva. En la madrugada del tercer día se nos tiraron en la casa, cargaron con todos nosotros.
Me parece estar oyendo a Zapata gritando “¡Vivan los derechos humanos!”. A él le pusieron entonces una medida cautelar de prisión provisional por el expediente que le estaban siguiendo, y lo metieron en prisión.
¿Zapata gritaba cuando los están metiendo en los carros?
Nos tuvieron un tiempo parados ahí.
¿Abajo en la calle?
No, en la calle no, porque era en altos. Había uno en un lado, otro en el otro. No es que estábamos juntos en el mismo lugar. Entonces era que Zapata gritaba: “¡Vivan los derechos humanos!”.
¿La viuda de Pelletier vivía sola?
Que yo recuerde, sí. Era una casa amplia.
¿A ella la detuvieron?
Seguramente la detuvieron; allí cargaron con todo el mundo. A ti que te gustan las anécdotas. Me montan en un carro, salen de ahí de Humboldt, no me acuerdo, creo que cogen Infanta, yo pensaba “vamos para Villa Marista”. Cogen derecha en San Lázaro, “será para otro lugar”; izquierda en 23, “será que quieren pasar primero por mi casa para hacer un registro allí”. Uno de los oficiales que iba en el carro: “¿Dónde es que tú vives? ¿Cuál es tu dirección?” “Ustedes saben dónde yo vivo”. “No, pero, bueno, recuérdame”. “Dieciocho, número 162, entre 13 y 15”. Llegamos aquí, abre la puerta, “bájate”. Me bajo, cierran la puerta, se fueron.
Se me ocurrió una pregunta tonta como la que describe Soljenitsin que se hacía en la Unión Soviética cuando a alguien le decían “está detenido”: “¿Yo, por qué?” Esa es la pregunta tonta que hacían en tiempos de Stalin. Y entonces la pregunta tonta mía fue “Eh, ¿ustedes se van?”. (Risas). “Sí, sí, nosotros nos vamos”. Me dejaron ahí.
¿Tú conociste a Mario Chanes de Armas?
Me lo presentaron. Estaba en la calle, en libertad ya, y estaba haciendo un trámite de emigración y demás, y entonces llega a visitar a Gustavo Arcos, que lo conocía. Allí recuerdo que me lo presentó, y tuve el honor de conocerlo.[32]
¿Porque tú fuiste amigo de Gustavo Arcos?
Sí, cómo no, nos llevábamos bien.
¿Con Gustavo Arcos siempre tuviste una relación correcta?
Sí, sí, respetuosa de mi parte porque era una persona mayor. Además, tenía un carácter que no era fácil.
No era fácil porque aquí no se puede ser fácil.
(Risas) Eso también es verdad.
¿Cuál es el valor para ti de Gustavo Arcos en la cronología de la oposición?
Primero fue el del Comité Pro Derechos Humanos que decidió permanecer aquí en Cuba. Eso es un aspecto importante. Bofill, que fue el fundador de esta nueva etapa de lucha, en un momento determinado optó por emigrar. Lo que era su derecho. Pero ya no estaba aquí, entonces determinan que Bofill quedara como Presidente del Comité Cubano Pro Derechos Humanos, y Gustavo Arcos como el Secretario General.
Porque el que funda el Comité Cubano…
Es Bofill. Bofill y un grupo de personas. En el principio el cabecilla era Bofill.
¿En qué año fundaron el Comité?
Yo no recuerdo, porque además yo no estaba tan vinculado a él.[33]
¿Conociste a Bofill en persona?
Sí, cómo no.
Pero no lo defendiste en juicio, lo conociste en el trabajo.
A nosotros nos presentó el doctor Bacallao en… sí, creo que fue en el velorio del doctor Aramís Taboada. Había pasado un ciclón por La Habana[34], milagrosamente se mantuvo el teléfono. En aquella época no había teléfonos móviles ni nada de eso.
Creo que fue el mismo doctor Bacallao que me llamó para darme la noticia de que era el velorio de Aramís; me dio la dirección, porque yo no la conocía o no la recordaba.
Fui y entonces allí me presentaron a Bofill. A Taboada lo tendieron en su casa, me acuerdo que estaba también el doctor Palma, que había sido representante a la Cámara; fue el que sostuvo en la Cámara la acusación contra Miguel Mariano Gómez Arias. El Presidente al que se le aplicó el impeachment, que es como le llaman en inglés.
¿Y estaba allí en el velorio?
Sí. El doctor Palma.
Más tarde, creo que en los ochenta, se crea el Partido Pro Derechos Humanos que tuvo mucha importancia en los noventa.
Digamos que es una jugada, que venía a ser el brazo político. Ya como Partido. Allí estaban, que fue defendido mío, el doctor Samuel Martínez Lara, y estaba Tania Díaz Castro, que también fue defendida mía, aunque no tuve que actuar en juicio. Me acuerdo que hicieron el contrato.
¿Tania, la periodista?
La periodista que vive ahora en Santa Fe. Ella estaba en prisión provisional. Me fueron a ver, yo hice el contrato, etcétera. Lo que no tuve que actuar en juicio, no conozco los detalles del por qué[35].
Tu labor como periodista, ¿cuándo empieza? No habías hecho periodismo antes.
No, la verdad es que no había hecho periodismo. Hablamos del libro, deja ver si lo encuentro para que lo hojees y eso.[36]
¿Cuándo empieza tu labor como periodista?
(René hojea su libro buscando las fechas de los más antiguos). Publico tres, cuatro artículos por mes. Tampoco muchos, no soy de los más prolíficos. Hay uno de 2012 aquí, “Hombres nuevos y baratos”. Tendría que ponerme a revisar, mira “Y entonces cómo quedo yo”, del 2009. Son las cosas de este país, “Entonces cómo quedo yo” es la frase de Estelvina[37].
Sí, había una publicidad en la televisión que ella decía algo a su nieta y la mamá la desautorizaba, y ella decía “Entonces, cómo quedo yo”.
Yo me acordé de eso para el título del trabajo, porque resulta que le hacen un expediente de peligrosidad a Pánfilo, que acababa de hacerse popular por decir que había hambre, por pedir comida; fue un fenómeno. Pues el expediente no se lo hacen por sus declaraciones, sino supuestamente por dipsómano. Un borrachín. ¡Pero si hay cuarenta borrachos! A esos no le hacen ningún expediente; se emborrachan todos los días, con whisky, además.
Entonces a este, un infeliz con ron barato, evidentemente tomado, pero un borracho simpático. El caso es que le hacen un expediente. Existía el índice de peligrosidad, dipsomanía habitual. Una cura para el mal vicio ese. Claro, se supone que vaya a un centro de rehabilitación. Pero, mentira: es en una cárcel y ahí lo meten. Es preso.
¿Qué pasa?, que se forma la gritería de que es un preso de conciencia, pero con razón, no era nada arbitraria esa denominación: fue preso por haber dicho que había hambre, que hace falta que den comida. Entonces los mismos jueces que lo habían reprimido, que le habían mandado años de prisión, los mismos, le dan marcha atrás.
Lo soltaron, y aquí no pasó nada. ¿Qué cosa es esto? Por eso es el “¿entonces cómo quedo yo?”. Una cosa grotesca. Una farsa.
Ya vimos que había uno del 2009, así que desde esa fecha al menos estoy escribiendo. Es posible que haya alguno anterior, pero tendría que revisar.
Por cierto, cuando yo estaba en los Bufetes Colectivos, no sé si te narré, vinieron captando gente para fiscalía. Pero yo dije que “nananina jabón candado”. Cuando aquello muchos compañeros que estaban en bufetes aceptaron.
¿Por qué, tenía beneficios económicos?
Sí, lograban prebendas, vaya, cargo de funcionario público. Muy considerado. El abogado es, imagínate tú, el que defiende a los delincuentes. Hubo gente que aceptó. A mí me lo plantearon, pero yo dije que no.
Notas:
[1] “Uno de los principales bufetes jurídicos, especializado en asuntos mercantiles”.
Jiménez Soler, Guillermo: “Las Empresas de Cuba”, La Habana, Ciencias Sociales, 2014, p. 141
[2] “La Universidad de la Amistad de los Pueblos (UAP) fue fundada el 5 de febrero de 1960. El 22 de febrero de 1961 la Universidad recibió el nombre de Patricio Lumumba, uno de los símbolos de la lucha de los pueblos africanos por la libertad.” Tomado de Wikipedia.
[3] Aerovías Q era “Una de las 4 aerolíneas comerciales existentes en el país…”. Jiménez Soler, Guillermo: “Las empresas en Cuba”, Edit. Ciencias Sociales 2014, p. 19.
[4] El castrismo ha generado un sinnúmero de categorías sustitutivas en su larga historia. Con ellas guarda distancia de lo que su propaganda asocia a los males del capitalismo, en este caso del desempleo. Otra categoría para desempleados, de factura más reciente, es “disponibles”.
[5] La aprobación del primer bufete colectivo con “carácter experimental” tuvo lugar por medio de la Resolución No. 18 del Ministerio de Justicia el 22 de enero de 1965, siendo ministro Alfredo Yabur Maluf.
[6] Rogelio Montenegro Guach: Según la enciclopedia castrista Ecured “En el año 1976 fue Secretario Permanente para los Asuntos del CAME en el Consejo de Ministros”.
[7] René aborda esta anécdota en su artículo El castrismo olvida a Maceo y celebra al Che, Cubanet, 16 de junio de 2023.
[8] René Gómez Manzano se refiere aquí a la Ley 1250 del 23 de junio de 1973, Ley de Organización del Sistema Judicial, que en su artículo 171 declaraba, en su primer párrafo: “Para ejercer la abogacía ante los tribunales es necesario pertenecer a un bufete colectivo de los que esta ley organiza.” Más tarde, el 7 de marzo de 1974 fueron publicados en la Gaceta Oficial el Reglamento y el Código de Ética de los bufetes colectivos. En el artículo 1 del Reglamento quedaba constituida Bufetes Colectivos como una “organización autónoma nacional”. La Ley 1250 eliminó el ejercicio privado de la abogacía, que había coexistido con el sistema público. René describe el carácter paulatino de la manipulación castrista en aras de controlar el ejercicio de la abogacía al afirmar que, con la creación de Bufetes Colectivos, no se impide a ningún abogado seguir ejerciendo como miembro de la organización. Sino que esto tendría lugar años más tarde a propósito de la creación de “una ´nueva´ entre comillas” organización, la Organización Nacional de Bufetes Colectivos (ONBC), creada en 1984 por medio del Decreto-Ley 81.
[9] El Bufete Especializado en Recursos de Casación fue creado el 2 de diciembre de 1985. (Fuente: Ecu Red, “Organización Nacional de Bufetes Colectivos”, consultado el 15 de febrero de 2024).
[10] En Cubanet puede leerse el artículo de René Gómez Manzano ¿Ajuste de cuentas post mortem? (8 de agosto de 2012). Dedicado a Ramón Calcines a propósito de encontrarse en prisión su hijo Rayfe Calcines Blanco en Valle Grande. René se pregunta al final del artículo: “¿Será que el ajuste de cuentas contra Ramón Calcines alcanza a su familia y continúa muchos años después de su muerte?”.
[11] Ubicado en Aguacate No 502, la edificación fue la sede del Bufete Bustamante. Fundado en 1884 por Antonio Sánchez de Bustamante Sirvén, fue uno de los más prestigiosos de la primera mitad del siglo XX. En los altos de la edificación vivió su hijo, Antonio Sánchez de Bustamante Montoro, que heredó la institución. Por el testimonio de RGM, el inmueble de la planta superior fue comprado a un descendiente del Dr. Bustamante Montoro para crear allí el Bufete Especializado en Recursos de Casación, en tanto los pisos inferiores habían sido ocupados por inquilinos particulares. En la actualidad en la edificación radica el Bufete de La Habana Vieja y ocupa nuevamente todo el inmueble por su entrada de Aguacate. Por la parte exterior existe una vivienda privada. Según una fuente anónima, en 2020 la edificación recibió una reparación general. El elevador, que fue hecho para llegar a la planta superior, funciona todavía hoy (febrero de 2024).
[12] René Gómez Manzano rememora esta experiencia en su artículo: “El homenaje indeseado de los castristas a Agramonte” (Cubanet, 12 de mayo de 2023).
[13] Amelia María Rodríguez Cala (Pinar del Río, 1938), ha sido descrita como “la abogada de los opositores cubanos” por el significativo número de ellos que defendió a lo largo de su carrera. Fue primer expediente de la facultad de derecho de la Universidad de La Habana y permaneció allí como profesora de asignaturas relacionadas al derecho civil. Abandonó más tarde la docencia y entró a trabajar en el Bufete Salvador Allende, en Carlos III y Franco, en La Habana, donde desarrolló su carrera como abogada. En el 2003 defendió a un número significativo de presos de la Primavera Negra. Producto de una sanción motivada por su firme defensoría de los derechos humanos, pasó a trabajar al bufete de La Lisa. “La dirección del bufete se prestó, fue por un caso civil, una cosa inventada, me sancionaron por seis meses, me separaron de donde había ejercido toda la vida, me fui al bufete de La Lisa, allí tuve muy buena acogida, a los seis meses me jubilaron. Defendí veinticinco casos durante la Primavera Negra, a mí me respetaban mucho los jueces, imagínate, yo había sido la profesora de ellos. A Patricio de la Guardia lo saqué yo de la prisión, tengo un regalo, una mariposa pintada por él, que cuando me la regaló me dijo: ´Yo estaba en prisión y lo que más deseaba era obtener la libertad, y de ese deseo obtuve la inspiración para ese dibujo, la libertad me la diste tú, así que quiero que tengas el cuadro´. Él estaba dentro del término para obtener la libertad condicional, yo la exigí y me la dieron, no dejó de haber alguna escaramuza, pero bueno, se la concedieron”. Entrevista del autor con ARC.
[14] Leonel Morejón Almagro (La Habana 1964), abogado y activista político y medioambiental cubano. Fundador de Naturpaz y organizador de Concilio Cubano, la iniciativa que logró reunir un número considerable de organizaciones de la oposición en 1994. Era abogado del bufete colectivo de Marianao en 1995 cuando lo expulsaron de la Organización Nacional de Bufetes Colectivos.
“En ese momento defendía al Teniente Coronel de las DAAFAR Lima Pérez. Él era el piloto personal de Fidel y Raúl Castro y fue acusado de espionaje por ellos. La Seguridad del Estado no quería que yo lo defendiera y me sacaron del caso. Se lo dieron al director del Bufete, la familia protestó y retomé la defensa, a raíz de trabajar en ese caso me expulsaron del Bufete. La recomendación que me dieron al principio fue una amonestación privada en la reunión que hubo con los abogados y posteriormente ellos mandaron al Bufete a alguien del Partido a decir que tenían que hacer la sanción más grave, que era expulsión. Fue una interferencia clara de la Seguridad y del Partido, en los bufetes provinciales”.
Leonel Morejón Almagro salió de Cuba junto a su familia en agosto de 1999.
Entrevista del autor con LMA.
[15] Faisel Iglesias (Pinar del Río, 1953): “Ellos trataron de hacerme un acto de repudio en el Bufete del Cerro, recuerda que yo fui fundador de la Corriente Agramontista, pero los compañeros del bufete, incluso el núcleo del Partido, que lo dirigía Menelao Mora, se opusieron y no pudieron hacerlo. Como consecuencia desintegraron el Bufete del Cerro y repartieran los abogados por otras sedes. No recuerdo la fecha, tiene que haber sido año 90, 91 por ahí. A mí me mandaron para el Bufete de Rayo, donde quisieron hacerme un expediente disciplinario alegando mala calidad profesional y cogieron un expediente pensando que por esa vía se saldrían con la suya. El caso fue al Supremo y allí lo gané, el Tribunal me dio la razón y tuvieron que desistir. Entonces vino lo de Tarará, donde dos de los acusados, René y Erick Salmerón, fueron mis defendidos. En la despedida de duelo de Rolando Pérez Quintosa (17 de febrero de 1992) Fidel dijo que habían hablado con él para que quitara a los abogados y que él se había negado. Aludió a elementos usados por mí en la defensa, como la referencia a la obra Por quién doblan las campanas de Ernest Hemingway, y mi crítica a la política migratoria que impedía salir por vías legales a los cubanos. La referencia a la obra de Hemingway la hice para significar que se pretendía, de manera arbitraria, fusilar a René Salmerón. Fue lo que hicieron, modificando las conclusiones provisionales del fiscal, después de haber pasado la prueba, elevando a definitivas unas conclusiones que narraban, al margen del proceso, que René Salmerón le había hecho un disparo que le costó la vida al policía, dejando a Salmerón en estado de indefensión. Fue un crimen de Estado, el fiscal fue José Luis Toledo Santander, ahí tienes alguna de las razones de su prominente carrera posterior. En 1994 fui detenido y obligado a salir del país con mi familia, el 10 de septiembre de aquel año.
Al momento de su expulsión del país, Faisel era miembro de Bufetes, pues las distintas maniobras para conseguir su expulsión no dieron resultados.
Ha publicado la novela El olor de la tierra (Letras Cubanas, 1990), Qué bueno baila usted (LibrosEnRed, 2009), El pacto social posmoderno(Ilíada ediciones, 2022) y El soberano es el ciudadano.
Entrevista del autor con FI.
[16] Julio Alfredo Ferrer Tamayo (Santiago de Cuba, 1958), abogado, ex preso político y activista de derechos humanos. Ferrer Tamayo fue expulsado de la Organización Nacional de Bufetes Colectivos (ONBC) en el año 2005 a propósito de la defensa de Iván Lafo Soto, persona acusada de tráfico de drogas de manera irregular. Le cupo como abogado denunciar las manipulaciones contra su defendido, en particular las maniobras del juez Tomás Fernández Malvares (Tomás F. Malvares fue Presidente del Tribunal que impuso la pena de muerte a los secuestradores de la lancha de Regla), por las que solicita que el juez sea apartado del Tribunal. La decidida denuncia de Julio provoca una conspiración en su contra para acusarlo de delitos comunes, por los que fue condenado a ocho meses de prisión. Al salir de prisión se le notificó su expulsión de la ONBC. Posteriormente Julio A. Ferrer Tamayo, como miembro de la Asociación Jurídica Cubana (AJC), denunció a la entonces ministra de justicia María Esther Reus por faltar a sus obligaciones en el caso de la legalización de la AJC.
Ferrer Tamayo realizó una activa campaña por la libertad de su esposa, la abogada Marienys Pavó Oñate, que fue condenada a siete años de prisión en el 2012 y salió en libertad en el 2018. En ese tiempo Ferrer Tamayo denunció activamente a los funcionarios de justicia por sus irregularidades en el proceso condenatorio de su esposa. En represalia, el abogado sufrió en dos ocasiones la prisión política, un caso que recibió gran atención internacional.
Entrevista del autor con JAFT.
[17] Para fechar la Operación “Toga Sucia” resulta útil el texto siguiente: “Otro hecho que incidió de manera muy especial en la formación de juristas cubanos fue el desarrollo de la operación policial denominada ´toga sucia´. Entre los años 1981 y 1982 se emprendieron en el país un conjunto de acciones policiales contra diversos sectores de la población que, a juicio de las autoridades políticas, se estaban enriqueciendo a costa del sudor del pueblo trabajador y se aprovechaban de sus necesidades para lucrar. El sector jurídico se vio sacudido por una de estas operaciones, cuyo nombre aludía a casos de corrupción entre los profesionales del Derecho. Un apreciable número de abogados, de fiscales y de jueces fueron procesados y condenados a prisión por delitos de prevaricación y cohecho”.
Pérez Macías, Ignacio Ángel: La enseñanza del derecho en Cuba, Cuadernos del Instituto Antonio de Nebrija, España, No. 5, 2002, p. 479.
[18] Batlle, en la edad media, era un sustantivo aplicado al administrador de justicia en nombre del rey. En la actualidad, además de un apellido, la palabra significa “alcalde” por la evolución histórica de aquella función.
Molera, Anna María: Origen y evolución del apellido Batlle, El Moianès, publicación online consultada en febrero de 2024.
[19] El doctor Aramís Taboada González (1924-1985) falleció en prisión el 23 de noviembre de 1985. Un libro escrito a su memoria por su compañero de presidio Alfredo A. Ballester se titula Dr. Aramís Taboada González. Escritos, poesías y testimonios.
Más información sobre Taboada González puede leerse en: Rafael E. Saumell, De los vivos y de los muertos (Disponible en el Blog de la Academia de la Historia de Cuba en el Exilio, Corp.).
[20] Lázaro Giraldo Godínez González (Pinar del Río, 1964), licenciado en derecho por la Universidad de La Habana en 1988. “La causa a la que alude René Gómez Manzano, fue la 40 de 1992, de la Sala de los Delitos contra la Seguridad del Estado, que inició mi calvario político. Allí representé a cinco acusados pinareños. Seguí una estrategia que me dio resultado, a mis clientes, que eran los jefes del movimiento, les pedían dieciocho años. Les pusieron siete a uno, ocho a otro, prisión domiciliaria a dos y otro fue absuelto. Ellos habían hecho un llamado a los militares cubanos. Para mí fue todo un éxito porque estos clientes mostraron valentía y orgullo de ser defensores de los derechos humanos y nunca se mostraron arrepentidos. Las tesis que esgrimí, es que el delito era otro distinto del imputado por el fiscal, que era rebelión, y que no había delito alguno. La primera prosperó y la segunda fue desestimada, como podrás entender que no prosperaría nunca.
Carol Valdés salió de Cuba a través de Chile, de ahí fue a los Estados Unidos, si quieres una definición escueta, es el clásico ejemplo de la doble moral, públicamente muy revolucionario y haciendo daño solo para ´escapar´, pero en privado no tanto. En el Bufete lo impuso el Partido Comunista a la fuerza, los abogados estuvimos en contra todos. Vino con la expresa misión de botarme y así demostrar que era un buen ‘patriota’”.
Finalmente, en 1999, Lázaro Giraldo Godínez González fue expulsado de Bufetes, “usaron para ello a un delincuente acusado de hurto y sacrificio de ganado mayor, para que declarara contra mí. Le prometieron acusarlo solo de transportación y devolverle el carro, bien muy preciado en Cuba. Fíjate qué patraña burda que dos miembros activos del MININT, un capitán y un teniente, alegaron que lo dicho por él era falso y eso no importó, porque había que sancionarme a toda costa”.
Lázaro Giraldo Godínez González ha podido ejercer como abogado en otras funciones.
Entrevista del autor con LGGG.
[21] Los Principios Arcos fueron promovidos por el Grupo de Trabajo.
[22] Ángel Moya Acosta (La Habana, 1964), activista político cubano y defensor de derechos humanos, fue fundador del Movimiento Opción Alternativa y creador y Presidente del Movimiento por la Democracia y la Libertad de Cuba, estuvo en prisión en varias ocasiones hasta que fue condenado a veinte años durante la Primavera Negra de 2003. Berta Soler, su esposa, es fundadora y líder del movimiento por la libertad de los presos políticos Damas de Blanco. Después de la libertad de los presos de la Primavera Negra, en el 2010, Moya Acosta permaneció en Cuba donde continúa su activismo hoy, en el 2024.
[23] Daniel Candelario Santovenia Fernández y Pedro de la Caridad Álvarez Pedroso llegaron a Cuba en diciembre de 1991; desembarcaron en Cárdenas con la intención de crear un foco guerrillero para combatir al régimen castrista. Junto a ellos venía un infiltrado y los estaban esperando. Fueron condenados a muerte, sanción que les conmutaron por las de treinta años de privación de libertad. Pedro de la Caridad salió en libertad en enero de 2017 y Daniel Santovenia en octubre de 2018. Daniel Santovenia murió en la ciudad de Cárdenas, en Matanzas, el 18 de marzo de 2024.
Fuentes: Comité Internacional de expresos políticos cubanos —página de Facebook.
Santiesteban, Angel: El régimen libera a Pedro Álvarez Pedroso, tras 25 años de prisión, Cubanet, 9 de enero de 2017. Entrevista del autor con Leticia Ramos Herrería, Dama de Blanco que asistió a Santovenia en sus últimos momentos.
Acosta, Camila: Daniel Santovenia y Pedro Álvarez, dos ex presos políticos varados en Cuba, Cubanet, 19 de febrero de 2020).
[24] Sobre Emilio Cruz Rodríguez, puede leerse: González Arenas, Boris: César Adriam Delgado Correa: la capacidad refundadora del 11 de julio para Cuba, Diario de Cuba, 1 de octubre de 2022.
[25] Otro patio robado por el castrismo fue el de la casa de Karina Gálvez Chiu, en Pinar del Río, el 15 de diciembre de 2009. Gálvez Chiu es miembro del Centro Convivencia y aquel patio era su sitio de reunión.
[26] El 19 y 20 de mayo de 2005 cayeron jueves y viernes, respectivamente.
[27] El mamotreto a que alude René Gómez Manzano fue el Proyecto Documento elaborado con vistas al V Congreso del Partido Comunista de Cuba. Ver: La Patria es de Todos (Introducción).
[28] La razón de la manifestación convocada por la Asamblea para Promover la Sociedad Civil fue que la embajada francesa había invitado al castrismo a la fiesta nacional del 14 de julio de ese año, en tanto excluyó a la oposición cubana.
Fuente: Liberado el líder disidente René Gómez Manzano tras 18 meses de prisión sin cargos, CubaEncuentro.
[29] Según diversas fuentes consultadas la detención se produjo el 22 de julio de 2005.
Fuentes: Excarcelan al opositor cubano René Gómez Manzano, que fue detenido en el 2005 y nunca tuvo sentencia firme, Cubanet, 9 de febrero de 2007; Liberado el líder disidente René Gómez Manzano tras 18 de meses de prisión sin cargos, Cubaencuentro, 9 de febrero de 2007.
[30] Jesús Yanes Pelletier falleció el lunes 18 de septiembre del 2000. Fuente: Díaz, Tania: Yanes Pelletier ha muerto, Cubanet, 21 de septiembre del 2000.
[31] Marieta Menéndez es el nombre de la viuda de Yanes Pelletier. Ver: Rodríguez Saludes, Omar: Allanado el domicilio de Jesús Llanes Pelletier y detenida su esposa, Cubanet, 14 de julio de 1997.
[32] Mario Chanes de Armas (1927-2007) fue un revolucionario cubano, asaltante al cuartel Moncada y expedicionario del Granma. Chanes de Armas se apartó del gobierno cubano cuando comprobó su deriva totalitaria. Fue detenido y condenado a treinta años de prisión por cargos de los que siempre se declaró inocente, entre ellos el de querer atentar contra Fidel Castro. Estuvo preso desde 1961 hasta 1991, poco después salió al exilio. Para algunos, Chanes de Armas cumplió la condena política más extensa registrada internacionalmente.
[33] “Con estudios de Historia de la Filosofía, Bofill fundó el 28 de enero de 1976 el CCPDH, junto a Adolfo Rivero Caro, Elizardo Sánchez Santacruz, Edmigio López Castillo y Enrique Hernández Méndez, con el apoyo de Marta Frayde”. Fuente: “Muere Ricardo Bofill, fundador del Comité Cubano Pro Derechos Humanos”, La Vanguardia, 12 de julio de 2019.
[34] René Gómez Manzano se refiere al ciclón Kate, que afectó La Habana a partir del 18 de noviembre de 1985.
[35] Tanía Díaz Castro (Santa Clara 1939-La Habana 2024), poetisa, activista y periodista, falleció el 4 de febrero de 2024 mientras se procesaba esta entrevista.
[36] Gómez Manzano, René: “¿Puedo opinar?”, Ediciones G, España, 2017.
[37] Estelvina era el nombre del personaje encarnado por Aurora Basnuevo en el programa radial “Alegrías de sobremesa”.
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