Virgilio Mantilla Arango: “Yo soy el guerrero de Dios”



Virgilio Mantilla Arango, nacido el 14 de octubre de 1971 en el municipio Carlos Manuel de Céspedes (Camagüey), es un activista cubano sometido a prisión política. En la cárcel, escribió el poema “La puesta de sol”, leído en una de sus escasas llamadas desde el penal y publicado por Radio Martí en diciembre de 2022. Esas líneas se han convertido en su texto más emblemático: una especie de himno a la esperanza y a la inspiración que pueden despertarnos las pequeñas bellezas cotidianas. 

Fue por ese poema que supimos que Virgilio estaba escribiendo y comenzamos a indagar sobre el resto de los textos y sobre la impresionante vida que los sustentan. Justo por la admiración que nos provoca este patriota camagüeyano, el Observatorio de Derechos Culturales ofrece el presente texto, con la intención de narrar su historia de la manera más completa posible y, sobre todo, de mostrarla en imágenes,[1] como si se tratara de un álbum anotado o un diario visual. 

Las razones para querer abordarla de esta forma no son fortuitas. Entre ellas se cuenta la necesidad imperiosa de construir una memoria de la oposición cubana que reúna poco a poco los fragmentos locales dispersos y que no desatienda la dimensión humana de esa historia: nombres, rostros, anécdotas; detalles que a veces quedan minimizados en función de estadísticas mayores y de la repetición cansina de unos pocos. 

Y es en esta memoria que la imagen no puede ser un elemento más. Ha de ser la garantía de que no se evocará la oposición como un bloque homogéneo y borroso, sino como un abanico múltiple de posibilidades diseminadas en medio de un contexto profundamente adverso y polarizado. Muchas veces la precariedad visual es síntoma de otras manifestaciones de precariedad social y cultural, consecuencia del demoledor proceso de segregación política en el que devino “la Revolución”, y que ha puesto a su servicio formas de discriminación ya conocidas, como el racismo, la homofobia, el machismo, el clasismo o la xenofobia, por solo citar algunas.

El lunes 18 de agosto de 2025, Virgilio salió de la prisión de máxima seguridad de Kilo 7, en su provincia natal. Aunque su última condena fue de ocho meses por un supuesto desacato, debido a sus denuncias de las violaciones constantes dentro de la cárcel, era la cuarta sentencia consecutiva cumplida por el reconocido disidente y su octava prisión política. Esta sentencia de ocho meses se añadió a los tres años y medio a los que lo habían condenado por el delito de daños a la propiedad, que aún estaba cumpliendo. 

La propiedad supuestamente dañada era la casa privada de una persona que no se encontraba en el país, en cuya fachada Virgilio escribió la frase “Comunismo no, Martí sí”. A pesar de que quien estaba a cargo del inmueble no presentó denuncia alguna, e incluso compareció en el juicio para declarar que él no consideraba como daño la escritura de esas palabras, el tribunal procedió a declararlo culpable y la sentencia se ratificó en la apelación, ocurrida en diciembre de 2021. 



Cartas de libertad por cumplimiento de condena entregadas a Virgilio Mantilla en 2020 y 2025, respectivamente.



Virgilio cree que esta sentencia en particular fue la forma que, a destiempo, encontró la Seguridad del Estado de la provincia para volverlo a castigar por una larga labor de visibilización del pensamiento martiano en el espacio público a través de carteles, pegatinas y volantes. 

Es importante puntualizar que el encadenamiento de las condenas del activista ya conformaba un patrón. Esta sanción por daños fue ejecutada antes de cumplirse la anterior por desacato, que tuvo causa en su manifestación pacífica del 16 de julio de 2021; todavía en el contexto del espíritu de rebeldía de las protestas nacionales iniciadas el 11 de julio de ese año. Es decir, ya tenía tres condenas seguidas impuestas antes del término de la anterior, que acabaron sumando cuatro años y medio en total. 

Yo salí muy mal de la cárcel ese 4 de julio de 2021. Recuerdo que tenía una crisis de la ciatalgia horrible. Por eso el 11 de julio me manifesté desde mi casa, pero enseguida que me recuperé un poco, salí para la calle cargando una bocina con la canción Patria y Vida, y allí mismo me volvieron a cargar. 



Puerta de la casa de Virgilio Mantilla Arango. 



Sin embargo, lo que pocos saben, es que, el 11 de julio de 2021, Virgilio llevaba menos de diez días en la calle. El 4 de julio había sido excarcelado por cumplimiento de una sanción de siete meses, comenzada en diciembre de 2020. La causa construida en esa ocasión tuvo que ver con pegar papeles con imágenes y frases de Carlos Manuel de Céspedes y otros héroes cubanos en el espacio público. Sobre esto, Virgilio cuenta: 

Era el tiempo de la pandemia, y yo estoy seguro de que propiciaron que me infestara para deshacerse de mí como si hubiese sido una víctima más de la enfermedad. Resulta que yo me encontraba en medida de seguridad en la prisión de Kilo 8, hasta que pasara el tiempo de cuarentena y ser trasladado al destacamento, cuando el 2do Jefe de Unidad, Capitán Leonardo Suárez Reyes, me introdujo en la celda 4, a convivir con un enfermo. Cuando yo me quejo y armo un barullo, me sacaron de ahí directo hacia una celda de castigo en la cárcel de Cerámica roja, donde pasé todo el tiempo de la enfermedad, solo. No obstante, nunca dejé de denunciar los abusos de este oficial, que hasta un muerto tiene en su haber, un preso común al que apodaban Tinito y que golpearon hasta que murió.

Días antes de ser encarcelado, Virgilio había expresado su apoyo a los acuartelados de San Isidro, un grupo de cubanos que se habían encerrado en una casa en el barrio homónimo de la Habana Vieja, generando una protesta que trascendió los límites del país. No le perdonaron su empatía, atento siempre a cualquier proceso revitalizador del tejido social y de solidaridad entre activistas y ciudadanos, aparentemente desconectados. 



Virgilio Mantilla mostrando públicamente su apoyo a los acuartelados de San Isidro, 2020.



Cuando Virgilio salió en libertad este 18 de agosto de 2025, lo primero que hizo fue ir a ver a su nieta Luisita, la mayor de los dos que tiene, ambos de su único hijo Lázaro Mantilla Donet. Su otro nieto, de solo 1 año de edad, nació mientras estaba encarcelado, por lo que tuvo que esperar todo ese tiempo para conocerlo. El abrazo de su pequeña nieta se convirtió en una de las cosas que más añoraba en prisión; algo que menciona en “La puesta de sol”, uno de sus más hermosos poemas, escrito en las largas noches de cárcel, que en realidad duraban todo el tiempo del día. 

Luego de pasar esos primeros días con su nieta en la ciudad de Camagüey, se dirigió a su Céspedes natal, al reencuentro con sus vecinos y el resto de su familia. Para ellos no existe Virgilio, sino Virgilito. Muchos de los que aún viven lo vieron nacer y la gran mayoría lo respeta y lo quiere, incluso cuando no compartan todas sus razones o su activismo. 

Nunca Virgilio ha ocultado ni sus objetivos ni su estrategia para conseguir la democracia. El mismo Virgilito que conoce y saluda a todos o que auxilia a los más ancianos en la comunidad es el que se enfrenta a los actos de repudio y realiza protestas en grupo o solitarias. A él no le preocupa esa expresión de que “un solo palo no hace monte”, ni tampoco pierde su energía en juzgar a los otros. Su energía siempre está puesta en su compromiso y su entrega sin límites a una causa en la que no solo cree, sino que le salvó la vida. 

Al llegar a Céspedes, Virgilio encontró su casa semiderruida y la pobreza rotunda de quien se ha dedicado a una causa social, descuidando su vida personal y familiar en el empeño. De eso sí se arrepiente, de no haber conseguido un equilibrio en sus responsabilidades, de inclinar tanto la balanza hacia el colectivo hasta perder de vista su individualidad o la cercanía de personas que añora y que hoy ya no están en el país, como su antigua esposa, o que incluso ya no están en este plano, como su madre. No hay nada que se pueda decir ante semejantes pérdidas, nada que restituya el daño recibido o el tiempo perdido. No es justo responder al sacrificio voluntario de un ser humano con palabras; ante la entrega, a menudo solo es legítimo retribuir con acciones, antecedidas de una comprensión silenciosa. 

Le pregunto sobre esa comunidad que lo rodea, tan entrañable para él, sobre si tiene reclamos hacia ellos o resentimientos. Su respuesta, llena de nobleza, me revela otras aristas de su historia personal. 

Yo soy alguien que creció en un suburbio, en un barrio disfuncional conocido como Los corojos, donde aún vivo. Aquí, tanto en mi familia como en el barrio, la gente se expresaba en contra del comunismo, o al menos de algunos de sus males: el hambre, la falta de transporte, etc. Así que me crie viendo a los mayores oyendo y repitiendo Radio Martí, que si Nananina tres patines… y yo tomaba aquello como una broma y repetía en la calle lo que la gente murmuraba en secreto. Ahora soy quien soy, pero esos fueron los inicios porque esa fue mi experiencia social.

Como mismo ha reflexionado sobre eso, Virgilio no esconde la parte negativa que la marginalidad de su entorno le mostró: códigos que tuvo que aprender para sobrevivir y que vio extenderse dentro de su propia familia.

Aprendí muchas cosas malas mientras crecía, patrones de violencia y corrupción que vi, incluso, en las relaciones de mi difunta madre. Es un barrio donde se ven la prostitución, el juego, las peleas, las malas palabras, robos de todo tipo y hasta armas blancas. El marido de mi madre, Agrispino Morales Brizuela, que era el padre de mi hermano menor, fue fusilado en Kilo 7, el 22 de enero de 1992. En ese momento ya no estaba con mi madre, pero yo tengo en mi memoria cómo él me levantaba muy temprano, siendo yo un niño, para que lo ayudara a lavar y desmembrar los animales que se robaba. Mi familia era muy aficionada al deporte, así que me llevaron para que estudiara boxeo. La parte mala es que empecé a practicarlo en la calle, en las peleas con otros, externalizando una molestia social mal canalizada. Fue a causa de estas peleas que fui a dar a Minoría, con nombre oficial de Centro de Rehabilitación de Menores, sito en el kilómetro 8 y medio de la Carretera de Vertientes, en Camagüey. Esto fue en el año 1986 y aunque yo era casi un niño, considero que allí comenzó un ciclo de violencia que me arrastró una parte de mi vida, pues en este centro correccional solo aprendí más agresividad, ya que los mismos guardias se entretenían echándonos a fajar. Solo de adulto comencé a deconstruir todos esos malos hábitos y prometí que el valor que tenía lo iba a usar para defender a mi pueblo, para estar del lado de los indefensos.

La vuelta a su casa y a su entorno vital le ha revuelto a Virgilio sus recuerdos. Su sensibilidad, acrecentada sin dudas con los años de reclusión, lo ha llevado en estas primeras semanas a un viaje interno tan convulso como hermoso, a resucitar vivencias que llegan a sensaciones corporales: un aroma, un sonido. Desde el inicio de nuestras conversaciones, me ha enviado decenas de canciones; muchas de ellas son del grupo americano Bee Gees, de los años 70, que refiere como la banda sonora de una parte de su niñez y primera adolescencia. 

Me confiesa que ha estado visitando la casa de su infancia, una casa de madera cerca del lago, en un paraje aislado del centro de su municipio natal: 

Recorrí con calma toda esa zona, quería ver la laguna en la que me bañaba de niño y estuve mucho rato frente a la casa destruida donde nacieron todos mis ancestros. Fue en esa casa, en los años setenta y pico, que me tumbaba a escuchar a los Bee Gees que estaban en el hit parade en ese momento y esas canciones son las que tengo persistentemente en mi mente y me inspiran a escribir. 

Para compaginar con esa parte de sus recuerdos, también tiene la música de Leo Rojas, compuesta solo de instrumentos, algunos étnicos, que emulan los sonidos naturales o los interpretan en clave espiritual. Me ha resultado especialmente sugerente que Virgilio piense, o rememore, su propia vida no solo desde la narración verbal o las imágenes mentales, sino desde la resonancia musical de sus propios recuerdos, como si se tratara de una película transcurriendo dentro de su cabeza y permitiéndole volver al centro de sí mismo. 

Se me ocurre que esa puede ser la forma más auténtica de acercarnos a su vida y a su poesía, un recorrido que vaya de la indagación de sus recuerdos a la contemplación informada de las imágenes que guarda como tesoros, porque lo son, y de ahí desemboque en la palabra que sale de sus adentros. Creaciones que él mismo reconoce como llegadas de algún lugar inesperado, misterioso. 

Un amanecer, me sorprende la petición extraña que Virgilio me enviara en la noche anterior: “Cuando compartas mis poemas, ponles de fondo la música de Leo Rojas o la Balada para Adelina de Richard Clayderman”. 



Un álbum de la oposición camagüeyana

Aunque los inicios de Virgilio dentro de la oposición organizada fueron alrededor del año 2000, las fotos que nos ha compartido datan desde 2008 y se extienden casi ininterrumpidamente hasta 2012. Sobre todo, vemos retratadas las actividades ocurridas en fechas significativas como el 20 de mayo, el 10 de diciembre; además de reuniones y el quehacer regular de las organizaciones a las que perteneció, como la Unidad Camagüeyana por los Derechos Humanos. También hay fotos de la primera organización de la que recuerda haber sido parte: la Fundación Nacional de Derechos Humanos, en 2000, liderada desde Ciego de Ávila por Juan Carlos González Leyva. 

El primer acto de represión política que Virgilio registra en su memoria llegó el 1 de mayo de 1993, ligado a un hecho de sangre cometido por el jefe del sector de la PNR de su municipio Carlos Manuel de Céspedes, quien asesinó con un disparo al adolescente Michel Hereida Álvarez. El muchacho, primo de Virgilio, tenía solo 14 años. Esto provocó que toda la familia se tirara a la calle, indignada y dolida, en una manifestación espontánea a lo largo del pueblo, voceando consignas antigubernamentales y en contra de la violencia policial, tales como “Abajo Fidel”, “Abajo el comunismo”, “Asesinos”.

Caminaron sin mucha resistencia hasta la estación central de la policía, donde los amenazaron con armas largas, buscando detener su avance. Fue un pariente cercano el que los interceptó y los convenció de interrumpir la marcha. A estas alturas, Virgilio se lo agradece porque, de no haber sido por él, tal vez toda la familia hubiese muerto ese día. En aquel momento, su hijo llevaba tres meses en el vientre de su mujer. 

Prácticamente la familia entera fue a dar a la cárcel, con sentencias diversas. Virgilio fue condenado a ocho años, de los que cumplió siete con seis meses. 

Una vez dentro de la oposición, en 2002, Virgilio no tardó en ser detenido de manera habitual y experimentó por primera vez lo que era una causa construida y una sanción amañada. Según él, se siente diferente: “es también violencia, pero más bien ejercida sobre ti, que aprendes a no responder, aprendes a actuar por convicción y por patriotismo”. En total, Virgilio contabiliza aproximadamente alrededor de cincuenta detenciones arbitrarias y secuestros sufridos. 

Hay muchas cosas que te tengo que contar, pero tiene que ser con calma, para ir haciendo memoria. Quiero ser honesto, no quiero alterar nada. Yo siempre, siempre, quiero manifestarme como una persona honesta, resulte para bien o para mal. No quiero exagerar nada porque es que yo no tengo que exagerar nada. Quiero que el mundo sepa cómo surgió este guerrero de Dios, este que se autotituló así porque estaba consciente de mí, tenía fe en mí y aún hoy ningún ejército en el mundo, por poderoso que sea, me va a cambiar a la voluntad de amar la democracia y de luchar para que mi pueblo se beneficie de la libertad. Por eso me puse el guerrero de Dios, porque estoy consciente de lo que quiero para mi pueblo, no para mí, sino para mi pueblo y mi familia.

El 4 de marzo de 2002, Juan Carlos González Leyva, como dirigente principal de la Fundación Nacional de Derechos Humanos, convocó a una reunión provincial en Ciego de Ávila. Al llegar a la cita, los participantes se enteraron de que habían interceptado y golpeado a dos compatriotas para que no asistieran. Lester Téllez Castro y Jesús Álvarez Castillo fueron llevados al Hospital de Ciego de Ávila por las lesiones recibidas y el grupo de opositores decidió ir a manifestarse en contra de la violencia política. Salieron de la casa como una cadeneta humana y, agarrados por los brazos, caminaron hasta las inmediaciones del hospital donde fueron detenidos. 

Según refiere Virgilio: Juan Carlos González Leyva, Lázaro Iglesias Estrada y su esposa, Carlos Brizuela Yera y su esposa “la Gallega”, los hermanos Antonio y Enrique Morejón García, Jesús Álvarez Castillo y Lester Téllez fueron juzgados y condenados. Virgilio obtuvo la sanción más larga: cuatro años. 

Sin embargo, cumplió más de seis porque dentro de la prisión le alargaron la condena en dos ocasiones. Primero, al encontrar una frase escrita por él en el colchón y en una de sus enguatadas: “prefiero a Batista con sangre que a Fidel con hambre”. Luego, se le sancionó con un año más por un problema con uno de los guardias. 

Salió de la cárcel en 2008 y enseguida se incorporó a la oposición, sin perder un solo día.

Después de todos esos años de servicio a la lucha prodemocrática y a sus propios anhelos de prosperidad y libertad, Virgilio volvió a caer preso —como ya hemos contado—. Le pregunto acerca de su ánimo, ahora que vuelve a estar en la calle, y sobre sus opiniones acerca del estado de la oposición y la resistencia contra la tiranía en la actualidad. Para mi sorpresa, me responde con dolor y con la sinceridad que lo asiste en cada palabra pronunciada: 

Te voy a hablar con el corazón y hasta se me salen las lágrimas por todo lo que he sufrido, siempre tratando de no molestar a nadie, porque yo no le pido nada a nadie. He luchado durante muchos años a cambio de nada, y no creo que pueda ser de otra forma porque eso lo considero mi deber, pero también tengo que decir que he extrañado la solidaridad ordenada y sistemática del exilio. No es cuestión de que resuelvan nuestros problemas, es cuestión de empujar juntos y tener consideración por los que hemos dado la vida. Lo justo es que cada cual haga su parte y la obra se realizará, como dijo nuestro Apóstol José Martí. Pero no se hará si hay corrupción, si hay desvío de recursos, si se mantiene el abandono de los que dentro de Cuba estamos desamparados y a merced de los represores. Siempre estaré agradecido a los que sí me auxiliaron, a los buenos cubanos que aun viviendo en libertad mantienen su compromiso con sus hermanos y con la libertad, pero no puedo no desahogarme y decir lo que creo sobre algunas de las razones que no nos han permitido acabar con esta tiranía. Solo le puedo decir que ya nadie me engaña a mí, porque han sido muchos golpes y tal vez con más apoyo mi madre y mis dos hermanos, todos muertos ahora, hubiesen pasado menos trabajo para atenderme y acompañarme. Mi opinión es que el dinero que se designa para conseguir la libertad de Cuba tiene que venir para adentro de Cuba. No es un lujo, es una necesidad. Pero aun así mi convicción sigue intacta, porque amo a mi Patria como a mí mismo. 

El álbum fotográfico que compartimos a continuación da fe de su incansable entrega a la causa de la libertad. 



10 de diciembre de 2008, Florida, Camagüey. Esta fue una de las primeras actividades después de que Virgilio fuera liberado y una de las iniciales de la Unidad Camagüeyana, fundada en ese mismo año en casa de Roberto Marrero, con la integración de varias organizaciones opositoras. Virgilio fue escogido como presidente.







19 de mayo de 2009. Reunión en Florida, Camagüey. 







20 de mayo de 2009. Marcha por las calles del municipio de Florida, Camagüey. 







Septiembre de 2009, Florida, Camagüey. Unidad Camagüeyana por los Derechos Humanos. 







10 de diciembre de 2009, Florida, Camagüey. Día Internacional de los Derechos Humanos.







9 de enero de 2010, Florida, Camagüey. Actividad cultural para los niños por el Día de los Reyes Magos.







9 de enero de 2010, Florida, Camagüey. Actividad cultural para los niños por el Día de los Reyes Magos.







24 de enero de 2010, Camagüey. Reunión regular con familiares de los presos políticos camagüeyanos, en casa de uno de los opositores, denominada para estos fines la Casa de Aliento. 







4 de marzo de 2010, Céspedes, Camagüey. Uno de los cuatro actos de repudio hechos en contra de Virgilio, en casa de su madre. Se puede ver a su mamá con los brazos en la cabeza y al activista, detrás de ella. 







20 de mayo de 2011, Camagüey.







10 de noviembre de 2011. Reunión en apoyo a los presos políticos.







25 de septiembre de 2012, reunión. 







10 de octubre de 2012, Camagüey. Actividad del Partido Pro Derechos Humanos de Cuba y de la Fundación Nacional de Derechos Humanos.







Octubre de 2012, preparativo de pancartas para las manifestaciones.







4 de noviembre de 2012, reunión en Camagüey. 







Actividad para los niños, Plaza del Carmen, Camagüey. 







Actividad para los niños, Plaza del Carmen, Camagüey. 



Los poemas

Estos poemas salen de lo más puro de mis sentimientos. No me importa quién me critique. Yo no tengo nivel de escolaridad ninguno, ni el doce grado tengo yo, ni la más mínima técnica de cómo hacer un poema. Fue algo inspirado por Dios. Lo hice y allí está y quiero que se reconozca así.

Mientras estuvo recluido, Virgilio comenzó a escribir y a dibujar. Antes había enviado cartas y denuncias desde la prisión. A pesar del peligro de que le extendieran la condena, nunca eligió el silencio. Sin embargo, él mismo reconoce que los poemas son otra cosa y reflejan estados y sensaciones que siempre había tenido. 

Yo no tenía la menor idea de que yo tenía ese talento dentro de mí. Yo estaba enfrascado con la oposición: hacer activismo todo el tiempo, pa´ la calle, hay que cambiar a Cuba, promover la democracia… y así pasó la vida. Pero en la prisión atravesé un período de introspección muy arduo, mi pasado me obsesionó y después de mucho pensar se me ocurrió que tenía que escribir todo eso, porque nada hacía solo con pensarlo. Y ese fue el inicio de todo. Quise dejar un legado y Dios me ha ayudado en eso. 

Le pido que trate de recordar la primera vez que escribió un poema y el proceso de creación en sí. Comienza a hablarme de su poema “El tiempo” —que compartimos también con todos en un reel

Ese primer poema fue una inspiración, es que todo fue inspiración. Se me ocurrió meditando en mi cama sobre el tiempo y sobre todas las cosas que estaba pasando el pueblo cubano. De lo bueno que sería si yo tuviera el poder de parar el tiempo, atrasarlo, adelantarlo; una ficción, claro, para conseguir cambiar las cosas. No fue fácil escribirlo, creo que lo repetí más de treinta veces y aun así sigo insatisfecho. Y en libertad lo volví a leer y le hice nuevos cambios. Con el tiempo aprendí que no todo tenía que salir de una sola vez, que cuando no lograba cerrar una idea debía dejarlo descansar. Así que lo guardaba en la taquilla cuando se me abrumaba la cabeza, y lo retomaba al otro día o al otro. 

Algo conmovedor de los poemas de Virgilio es que todos fueron escritos en fechas conmemorativas del nacimiento de sus seres queridos. Son ofrendas a la gente que ama y una forma de estar cerca de ellos y de reconectarse con su historia personal y ancestral. “El tiempo” fue escrito el 25 de septiembre de 2023, día en que nació su madre. El segundo poema que hizo, titulado “Una rosa blanca”, fue escrito el 8 de marzo de 2024, día del nacimiento de su ahijada Samantha —nieta del reportero independiente Yordan Marrero, recientemente encarcelado en el penal conocido como Cerámica Roja. 

Virgilio me confiesa que, aunque tiene cariño por todos sus poemas, siente algo especial por uno nombrado “El martillo”; del cual reproducimos un fragmento donde se aprecia cómo condensa en un objeto la abrumadora persistencia de la injusticia:

El martillo

Descansa un martillo dentro de la oscura gaveta 
de una mesa
luego de haber terminado su trabajo;
se siente viejo y cansado
por los años de su labor.
La madera que lo conforma ha perdido su peso
por la saturación del tiempo.
Su maceta se percibe maltratada por la ejecución de los golpes.
Son golpes fuertes y aterradores,
golpes que separan a un sinfín de familias cubanas,
golpes que significan la injusta sentencia de una vida sin libertad 
o de una vida sin vida.
Son decretos,
fallos criminales de una política antidemocrática y cruel 
que condena a su propio pueblo a la penuria y al sufrimiento.
Eso lo pone triste y sensible dentro de aquella gaveta 
Y lo hace desear que su descanso fuera para siempre 
o que la noche fuera eterna. 
Y no ejercer más su actividad 
ni ser cómplice de la injusticia.

Hemos ayudado a Virgilio a reunir sus poemas y a pensarlos como un conjunto que debe ser terminado y mostrado al público. Ahora que está en libertad, bien podría desistir, pero me confiesa que ya lo necesita. 

Desarrollar este talento fue quizás una necesidad, pero ahora me siento incómodo si no escribo. Puede ser una casa, un árbol, cualquier elemento de la naturaleza, desde ahí describo y busco la idea que quiero decir, hasta encontrarla, no importa cuánto tiempo me lleve, lo que importa es poder expresar lo que quiero al mundo entero. 

De agosto a noviembre de 2021, Virgilio estuvo tres meses en una celda de castigo en la prisión Cerámica Roja, esto agravó muchísimo sus dos hernias discales, que le provocan dolores fortísimos en la espalda. Se trata de unos calabozos fuera de los edificios principales del penal, donde nadie va y nadie te escucha. Para Virgilio, son las celdas más malas en las que ha estado y las peores de la provincia de Camagüey. 

Llegó allí después de haber pasado por Villa Adele y Villa María Luisa, centros de detención y tortura de la Seguridad del Estado, y de que fuera infestado de covid en la prisión de Kilo 7. Fueron días terribles. Casi sin fuerzas, a Virgilio se le ocurrió dibujar en pequeños pedazos de papel, que logró sacar y que atesora. 

Por ello terminamos este texto con uno de esos dibujos, porque en esos trazos hay palabras tan contundentes como la realidad que los compulsa. Asimismo, se ve incursionar su creatividad en otra manifestación del arte que le vale para expresarse, mientras aparece ante nuestros ojos como un ser humano de sensibilidad gigante. Capaz de generar su propio universo a través de la música, la poesía y los dibujos, y habitarlo como lo que siempre ha sido: un hombre libre. 



Sin título. Dibujo a tinta y lápiz en papel.






Nota:
[1] Todas las fotos e imágenes son cortesía del entrevistado.






* Entrevista de Anamely Ramos para el Observatorio de Derechos Culturales (ODC).






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