¿Todavía quedan reguetoneros en Cuba o ya están todos en Miami?
¿Qué fue de Patry White, la Dictadora?
En Cómo viajar sin ver (Alfaguara, 2010), Andrés Neuman anota: “Visito la Pequeña Habana […] entre los suvenires, me llama la atención el regalo estelar: rollos de papel higiénico con la efigie barbuda del Comandante”. ¿Todavía se consiguen esos rollos? ¿Siguen siendo rentables?
¿Alguien ha pensado que la novela El pecho, del recientemente fallecido Philip Roth, es como una novela de César Aira escrita por Philip Roth?
¿Cómo sería a la inversa: una novela de Philip Roth escrita por César Aira?
¿Puede resultar instructivo preguntarse sobre esto?
¿Instructivo para quién?
Kazuo Ishiguro es para The Times solo el 32 mejor escritor británico nacido desde 1945, ¿se puede ser el número 32 en algo y ganar un Premio Nobel?
¿Y por qué los traductores españoles meten tanto la pata con el béisbol?
En la traducción al castellano de Pastoral Americana, de Philip Roth, por ejemplo, ¿por qué se nos suelta sin ninguna piedad lo siguiente: “…está preparado para regresar a los Dodgers en calidad de veloz lateral derecho, batea en la proporción 325 en el segundo turno y lleva a su equipo a la meta como competidor. El último día de la temporada, en un partido contra los Giants, que están en primer lugar con la escasa diferencia de medio partido con respecto al segundo lugar, el Chico anima al equipo para que consiga hits, y en el segundo turno del decimocuarto ciclo, con dos downs, dos jugadores en base y los Dodgers adelantados una base…”?
¿No hay nadie que les informe que en el béisbol nunca ha habido “laterales derechos”? ¿Que el average es el promedio, así de sencillo, nunca “la proporción”, y que un inning es eso mismo, un inning, jamás un “ciclo”, y así sucesivamente?
Si el deporte es también una lengua, si esa lengua es también dialecto americano, ¿no deberían los traductores profesionales europeos reconocerlo y respetarlo?
¿Se puede decir que las traducciones made in Spain del inglés que hemos leído desde siempre son puro despiste y ombliguismo?
Cuando en La niña del pelo raro (Mondadori, 2000) leemos: “Si te vas de lengua haré que todo el mundo vaya detrás de ti. Te follarán hasta que estés lleno de sangre y te harán comerte tu propia polla. Te destrozarán. Tu débil cuerpecillo será encontrado en varios sitios. Fíjate en que he usado el plural. Cagón”. ¿Estamos leyendo a David Foster Wallace o a Javier Calvo?
¿Es Javier Calvo el fantasma en las ediciones en español de D. F. Wallace?
¿Puede El estado natural de las cosas, de Alejandro Morellón, ganar el IV Premio Hispanoamericano Gabriel García Márquez, quedar como “el mejor libro de cuentos publicado en 2016 entre Latinoamérica y España”, y ser al mismo tiempo un libro que nadie quería publicar?
Por otra parte, de los ensayistas cubanos contemporáneos, ¿quién es Messi?, ¿quién es Cristiano Ronaldo?
De las escritoras cubanas menores de, pongamos, treinta y nueve años, ¿quién es Messi?, ¿quién es Cristiano Ronaldo?
¿Están al tanto los oficiales que atienden el Ministerio de Cultura cubano que Ediciones Unión, de la oficialísima UNEAC, ha publicado recientemente una compilación de ensayos y artículos de Ena Lucía Portela en cuya página 153 se leen —de un texto sobre Reinaldo Arenas publicado originalmente en Babelia en 2007— cosas como: “[…] su peor enemigo, el más canalla, soberbio y estúpido, siempre será, por supuesto, Fifo. […] El maligno, engreído e histérico Fifo, por si alguien no lo sabía, se llama Fidel Castro”?
¿Está actualmente ese libro, titulado Con hambre y sin dinero, disponible para el lector común en la red de librerías del Instituto Cubano del Libro? ¿O estará guardado en cajas en algún almacén?
Por cierto, ¿cuándo será legal la creación de negocios editoriales independientes en Cuba?
¿Hay alguien a quien en verdad le interese esto?
(Continuará…)
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