Martha Luisa Hernández Cadenas

Chinos culíes / chinos libres

Las causas de muerte de los chinos culíes,
registradas pobremente
en un libro que desconocemos.
¿Dónde encontrar registrados sus nombres?
¿Las casas a las que se marcharon después de 1886?
¿Los cuerpos que sobrevivieron a la esclavitud?
¿El rostro de cada chino culí que pisó esta isla?
¿La piel sudada de cada chino culí que pisó esta isla?

Las causas de muerte de los chinos libres de California,
registradas pobremente
en un archivo que desconocemos.
¿Dónde encontrar registrados sus nombres?
¿Quiénes invitaron a los chinos libres de California?
¿Por qué calles del puerto de La Habana atravesaron 150 000 chinos esta ciudad?
¿150 000 chinos caminando por la calle Zanja en peregrinación?
¿Hacia dónde miran?



1916

El periódico Wah–Man–Yat–Po publica una foto,
yo no había nacido en el año de la foto,
mi madre no había nacido en el año de la foto,
pero tenemos memoria de la foto.


“solo podían entrar funcionarios, turistas, estudiantes y comerciantes”


Cláusulas pegadas a mi garganta,
cláusulas de un callejón con rostros silenciosos,
apuntes de una cubanita nacida en China.


“tienen una Cámara de Comercio, un Casino y un Asilo–Hospital”


Los cuerpos tendidos en la calle,
los cuerpos esperan la salida del dragón,
los cuerpos sospechan que el teatro Sun-Yen va a desaparecer.



El Águila de Oro habla cantonés

Mi alma habla cantonés,
mi lengua habla cantonés,
ojos
manos
boca
codos
axilas
barbillas
dedos del pie,
hablan cantonés,
susurran cantonés,
murmuran cantonés.

A la entrada solo chinos,
familias de chinos,
hermanos de chinos,
hijos de chinos.
A la entrada solo chinos,
que el alma y el habla de chinos,
sean conservados por este umbral,
manos y rodillas chinas,
sonrisas y silencios chinos.

Soy una niña de 9 años,
y en solo unos meses aprendí doce canciones,
aprendí doce canciones en cantonés,
y mis párpados
y mis labios,
quedaron en El Águila de Oro,
cantan ,
100 años atrás,
100 años adelante,
cantan,
100 generaciones de chinos,
lloran
la tripulación
llora,
el único consuelo es que esta niña de 9 años 
les cante algo en cantonés.

Lengua y habla sanan,
100 generaciones,
savia
blanco
cera
seda
aceite
papel.



Las sociedades chinas cerradas después del triunfo

Yo no puedo estar en tu obra,
yo no puedo estar en una obra.
Han cerrado tres compañías de teatro,
y me he quedado sola con el cuerpo de esas compañías.

Mira, muchacha, ¿tú has visto el pulmón de un chino?,
por dentro, con leche teñida de rojo.
Yo no puedo bajar las escaleras,
pero la gente de la sociedad china me hizo bajar las escaleras,
y yo no estaré en tu obra,
porque esto no es la última ópera china,
y porque esto no es ni el final ni el arca.

Cada escalón un precipicio,
como mi garganta mitad cubana y mitad china,
¿un cuerpo puede ser dos mitades invisibles?

Mira, muchacha, ayer me comí unos caramelos chinos,
pensé en mi padre chino y en la distancia,
150 000 cuerpos en mi cuarto del Barrio Chino,
150 000 sonidos jeroglíficos en el pulmón de mi padre chino.

tres compañías chinas
tres lenguas chinas
tres implantes chinos.

Una cura, muchacha, para el alma culí que se oxida.
Tú has visto la garganta de un chino,
muchacha, mírate, toda sociedad es un barco naufragante,
en el que debimos morir,
para no vivir tanta hambre.



Arte Continua

En la galería italiana
donde antes estuvo El Águila de Oro,
Caridad y Georgina me prometen representar fragmentos de la ópera.

En la galería italiana
descubro un pasadizo secreto,
una puerta que se abre justo en medio del Barrio Chino.

Caridad y Georgina dicen,
podemos,
pero no subiremos en el escenario para no caernos.

Me advierten que esa puerta no puede abrirse,
me escabullo,
me topo con el sol y con un anciano,
el anciano me dice algo.
Yo no hablo cantonés.
Le digo.
No hablo tu idioma.
Pero ya sé que el anciano no existe,
que la puerta está bloqueada,
y que yo sola no puedo sacar los tornillos.
Lo intento con mis manos,
quiero toparme con el anciano del otro lado,
y sangro un poco,
empapo bombillos de la galería con mi sangre,
Caridad y Georgina se duermen.
Me quedo en este pasadizo 89 años años,
el anciano no se cansa de esperarme,
la sangre se seca,
la puerta no se abre,
la luz teñida de los bombillos desaparece.
Los curadores de esta galería italiana
que tiene una puerta en medio del Barrio Chino,
nunca vienen a buscarme.





Yanelys Nuñez

Yanelys Núñez

Yanelys Nuñez

Cuba no está considerado un país en crisis. Me avisa la abogada que lleva mi caso como solicitante de protección internacional en España.

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