Una mujer llamada Alejandría
Hija de Eros
entregas la sapiencia de tu sexo
el talle ecuménico
despiertas los sueños nómadas de Alejandro
quien sostiene la espada erguida
mientras derrama el Nilo en tus entrañas
Diosa hermanada con la ciencia y con el vicio
santuario añoso de placeres
En ti es librada la batalla
La apetencia del fuego que intenta devastarte
apenas calienta tu contorno
ni aún la tierra bajo tus pies temblando
logra apostarte de rodillas
Invicta remozas el legado
y te gestas.
Azores
Esta isla que hoy habito
tiene tu nombre
llegué aquí de tanto naufragio
contenido en el pecho
primero fui sirena
luego sal
en mar también
me convirtió tu partida
un cuerpo
vestido de ausencia
de a poco
el agua fue cesando
y solo quedó el vacío
esta hoja ya no en blanco
un fragmento de tierra
atracado a un poema.
Sacré Coeur
Te transitan todos los idiomas
te hablan múltiples colores
me recibes en voz baja
inclino tu figura
al recorrerte
la elocuencia de tu erótico andar
sublima tus atajos
obstruidos
en un lúbrico torrente de cuerpos
que te ostentan
tus manos
debajo de mi falda
hurgan cada letra
que te nombra
Respiro Celan Vallejo Whitman
mientras bebo del Sena
los poemas escritos en tus ojos
Me hago noche en tu bohemia.
A modo de arte poética
No me gusta nombrar
la flor en el poema
me empalaga su aroma
de amor recién hecho
Ustedes quédense con las rosas
poetas
A mí
déjenme la espina
el olor a sangre
la herida.
Arpegio
He intentado mirarte de frente
disimular los susurros de miseria
tu viento etílico
la indigencia que se esconde en tus cuencas
y escupes a la intemperie
extraviados quedaron
los encantos de antaño
corpiño ceñido a la cintura
curvas insinuantes invitando a la bohemia
esplendor abolido
seducción cercenada
Caracas
cuerpo desvelado
prostituido hasta el último recodo.
Funeral
Envueltos en palabras malnacidas
fuimos cavando tumbas anónimas
para todo el cadáver
que ahora somos
en nombre de esta patria
que nos viste de miseria
Hincarse y honrar de rodillas
nos dicen
mientras el suelo se destiñe
no cabe más rojo
en nuestras venas
Nos tejemos unos con otros
ya no más país
solo un impreciso nudo
que no sabe cómo deshacerse
Un grito somos
atascado en la garganta de Dios
que desconoce
en qué idioma hacerse pan.
Boleto sin retorno
Extraviado en algún aeropuerto
tu sueño
Esa maleta a medio abrir que recuerda
aún no arribas
no logras la tierra
Sonidos indescifrables
brotan de otros cuerpos
que apenas miran
que nada dicen
Te decoloras
sin sombra que te cobije
Los ojos derraman añoranzas
un café recién colado
junto al beso en la frente
trinar de aves sobre la almohada
los brazos de la madre
custodiando el sueño
La otra orilla.
Errancia
Después de tantos pasos
hubo uno que me hizo extranjera
Todo sigue igual
solo que la lágrima
cae ahora
en otro idioma
La vocal del exilio
Hoy que el país es desamparo
recojo a todos mis hermanos
que son la diáspora del mundo
los aferro a mi vientre
como queriendo gestarlos
parirlos nuevamente
en un suelo menos incierto
Inventar para ellos
un idioma universal en mis entrañas
que nunca estén solos
en ningún comienzo
pido una letra para nombrarlos
No he aprendido a estar entera
si alguien pierde un pedazo
Tal vez por eso
hoy soy tan solo un fragmento
Un trozo de tierra sin tierra.
Un poema en cuarentena
Estar lejos de casa
y respirar la peste en otro color
Mantener la sonrisa
detrás de la máscara
detrás de la pantalla
para que la madre
sonría de vuelta
mientras el llanto y el miedo
se esconden
en el pecho abierto
Y piensas en la tierra que no cobija
en la ausencia de todo
en tu propia ausencia
para cuidarla
Si pudiera mi vientre
ser refugio
voltearle la cara a la moneda
y proteger tus días
pero el refugio huyó
y hay más de un metro de distancia
entre nosotras
Me crece un infierno
en estas manos
que lavo compulsivamente
aunque no te toquen
aunque la pandemia
no pueda tocar tu puerta
porque ya nadie entra
nadie sale
Y cada noche
duermo con el miedo
Le temo a la muerte
a la tuya
que es para mí
la muerte de todo.
© Imagen de portada: Georgina Ramírez.