Voz cautiva

Dedido estos versos a mis padres, 
que murieron de tristeza sin tener mis manos sobre sus canas.
A mi amada hermana Angélica, 
que ahora piensa
en mí en mi celda de enfrente.
A mis hijos, para que recuerden el camino.
A los presos políticos de Cuba, 
para que encuentren aquí su pedazo de dolor.
A las valientes mujeres que hicieron
de un 11 de Julio historia y verdad.
A Manuel, siempre a Manuel.


361

En este lugar se asoma la tristeza
sobre rostros híbridos
ya duros de conmover.

Todos son ángeles prematuros
y viejos demonios excluidos
o devorados por un hombre
llamado Tiempo.

No existe deferencia por la diferencia.

La igualdad es un rigor corpóreo
una obligación de modo que al final
se expresa diferente.

Aquí no hay hombres ni mujeres
ni nadie sabe dónde están
dónde se les oculta su historia
o con cuánto la perdieron
sin pertenecerles.

Aquí hay mujeres, pero no
esas mujeres
algunas diezmadas por otras manos
que siguen diezmando al hombre por nacer
otras que viven porque viven
otras que mueren, aunque no se van
y se queda este lugar lleno
de sombras vivas
vacío de luces gentes.

Las mujeres no son las mismas
de sus inicios y prodigios
se vuelven fenómenos acostumbrados
larvas de ocasión
santas de utilidad
para mí son ruinas que aún
no se derrumban porque una
apostólica rebeldía las sostiene.

Cautivas y yo
escribiéndoles poemas
para nunca leérselos
para que no se encuentren en ellos
y me levanten la voz porque
no hay agua ni salidas.

Cualquier día me vuelvo como ellas
pese a todo lo que congelo y descongelo
pese al borde que no cruzo
pero que me cruza
con el juicio inmoral de los siete años.

En este lugar las cautivas y yo.



520

Hoy llegaron mujeres cabizbajas
buscando en la grava el horizonte perdido,
el que tampoco me recibió con sus brazos
de colores y distancias.

Y ahora que lo pienso,
qué terrible es perder la perspectiva del espacio,
la misma foto calcinada nos contiene a todos,
inmóvil sin cardinales.

Las ocho exiliadas en el gremio de lo espurio
pasan delante de mi celda buscando una
realidad para matarla,
pero solo ven el tiempo de pie que es pura
reencarnación de quien lo ataca.

Suben al puesto de mando
donde dejan sus esperanzas, sus nombres,
la ropa prohibida y lo que fueron.

Nadie llora porque yo tampoco lloré.

Aquí nos espera un dios a la espalda
y penitencia por delante, un sol de niebla,
el odioso olor que nos iguala, la melancolía
con sus brazos abiertos.

Algo las trajo aquí,
un monstruo vetusto de odio y vicio,
que regala pobreza y cobra erarios
que tiene lengua de guillotina y
devora intestinos de países,
que se induce entre los partos y deuda
los hijos de los pueblos.

Es el esperpento comunista a las afueras
de la democracia,
trayendo mujeres al show pirotécnico
de la inquisición.



511

Mi hermana duerme
angélica
pero deja el alma despierta
para que la abrace dolor adentro
y luego de invocar a sus delirios
encenderles velas a tantas destrucciones,
la dejo quieta en sus batallas
porque el sueño es también un enemigo.

La mano de la noche
cierra el candado de las criptas de los infelices,
un chirrido endémico oxida mi paciencia,
le grito a la carcelera ojalá…
y los tres puntos suspensivos hacen noticia.

Acuesto lo que queda de mí
pero se contorsiona un desvelo bajo mis dudas,
no tiene huesos para escapar de mis cavilaciones.

¿Qué soñará mi hermana
con el mar de Canasí
en su humedad verdísima?

¿Que la libertad es un pájaro que emigra
y no regresa?

Mi hermana sueña conmigo
porque soy la gemela de su tristeza.

Ella me besa con perdones que no se dijeron,
de hija sin padre y padre sin entierro,
de madre de los hombres y hombres sin abrazos,
me besa con todos los recuerdos de sus ojos.

Mi hermana duerme
inquieta
y yo me quedo con domicilio en su fantasma,
abro de par en par sus ilusiones,
sacudo sus telarañas de enojo.

Su pesadilla se la exilio,
se la tiro lejos.

No quiero que sueñe que el pájaro se queda,
que sus playas serán un espejismo de lodo,
que me voy cargando la libertad para mí sola.




* Poemas reproducidos con la autorización de la editorial Deslinde del libro Voz cautiva (poemas escritos en la cárcel) de María Cristina Garrido, presa política de las protestas masivas del 11 de julio de 2021 y condenada a siete años de privación de libertad. Todas las ganancias por concepto de ventas y derecho de autor serán exclusivamente destinadas para la autora en Cuba.




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El hombre de los pezones tatuados

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