Ricardo Sarmiento

Pídeme que te cuente todo lo que siento


14.4.17

Estoy en mi casa, en Jagüey Grande.

Uso mi correspondencia. Fragmentos. Conversaciones. Como hizo Antoine de Saint-Exupéry y le salió El pequeño príncipe.

Le pedí a Mario que comience a mandarme videos suyos tocando piano para la obra del acuario. A él le encanta la idea de participar en la obra, dice que encaja perfectamente en el perfil de cubano que vive fuera de Cuba hace tiempo sin ser refugiado político. Ya comenzó. Los videos me fascinan. Él me pregunta si yo soy fetichista de los videos. Mario también se llamaba el primer muchacho del cual me enamoré; de ahí salió un cuento sobre el canibalismo… Voy a usar nuestras conversaciones de WhatsApp, pero eso aún no se lo he dicho. Ya tengo programa de manos para la obra del acuario. Es una edición de la revista de la Sociedad Económica Amigos del País, y en ella aparece un artículo, como un acta de comparecencia, de algo llamado III Taller El Medio Ambiente y el adulto mayor. Una joyita. Recogí todos los ejemplares que estaban regalando en la biblioteca del ISA y los llevé para mi cuarto en la beca antes de salir para Jagüey. Estoy pensando proponérsela a Stefan Kaegi, o al menos debatirla con él, sé que me va a ser muy útil.

El Comité del Go Cuba me escribió, muy cortésmente, diciéndome que no me pueden ayudar con financiamiento para La rabia. Ya me huelo que La rabia es muy independiente, como Track 01. Tiene sentido, ¿no? Varias personas me han sugerido que vaya pensando en el próximo Track.

La première en casa de Karla fue maravillosa. Cuando entre a Facebook voy a copiar lo que publiqué y lo pegaré aquí debajo.

Sigo esperando noticias de la Escuela de Cine.


Pídeme que te cuente todo lo que siento - Ricardo Sarmiento

Pídeme que te cuente todo lo que siento – Ricardo Sarmiento


16.4.17

Sigo en mi casa, en Jagüey Grande. Aquí todo el tiempo me parece que tengo polvo en las manos. Sin metáforas. Me siento las manos llenas de polvo. ¿Será una enfermedad?

Comencé a hacer algunos videos.

Vi Más oscuro que medianoche. Me convencí de que la edad del niño tiene que ser 13 años. También vi El desconocido del lago. Me encantó. Me acordaba todo el tiempo de Martica por la obra de Rogelio. Quiero conseguir más películas de los dos directores.

Son las 11:45. Le pregunté a mi abuela dónde están las fotos mías. Quiero fotos de cuando tenía 4, 5 años, hasta 13 o 14 años, incluso hasta 15 años. Quiero verlas, revisarlas, ver qué se me ocurre. Mi mamá debe tener otras. Recuerdo que mi papá, la primera vez que vino a Cuba, se las llevó y las escaneó todas. Puso algunas en la casa. ¿Habrá mandado las originales? Creo que no… Creo que mandó copias y se quedó él con las originales. ¿O mandó copias y las originales?

Le pregunté a mi tía cómo se arma un cuarto para la llegada de un bebé. Ella se asustó porque mi prima está construyendo un cuarto y… Pero le aclaré que no, no era eso, sino una obra que estoy escribiendo. Entonces se relajó y me puso cara de escéptica. Recordó cómo fue que lo hizo, qué cosas compró, pero estaba indecisa: no sabía si hablarme del cuarto ideal o del cuarto que ella tuvo cuando parió, y entonces su descripción resultó una mezcla de ambos. Comprendo su comportamiento, porque en mi familia nunca ha habido un niño que tenga un cuarto para sí solo, y menos cuando acaba de nacer.

Quiero dibujar ese espacio.

Mañana le voy a pedir a mi abuela y a otros miembros de mi familia que me describan cuando yo era niño. En diferentes edades. A ver qué sale. Mi abuela y mi mamá. Mi abuelo también. A mi papá se lo voy a preguntar por IMO.


Pídeme que te cuente todo lo que siento - Ricardo Sarmiento

Pídeme que te cuente todo lo que siento – Ricardo Sarmiento


17.4.17 

Ayer cuando me desperté mi abuela me tenía un bulto de fotos encima de su cama. Después de almorzar me puse a revisarlas. Muchas. Blanco y negro, coloreadas, a color, mías, de mi familia, de gente que yo no conozco, de mi papá… Y hay otras fotos que yo recuerdo pero que no aparecen ahí. Por ejemplo, aparece una foto mía desnudo en el baño de mi casa, cubriéndome con una cortina y sonriendo. Recuerdo que había otras fotos en las que sí se me veía el cuerpo entero desnudo, pero esas (creo que eran dos) las rompí hace años porque no me gustaban. Ahora me parece que es una lástima haberlas roto. Igual que todos los distintivos y los diplomas y los trabajos de la primaria y la secundaria que quemé hace años… Es una lástima.

Entre las fotos que encontré hubo algunas que me llamaron mucho la atención:

Fotos de mi prima vestida de muñequita rusa en medio de un portal lleno de matas de areca.

Fotos de mi prima vestida de policía, de cuando mi tía trabajaba en la policía del pueblo.

Fotos de mi prima sobrexpuestas, muy blancas, limítrofes, en la playa, probablemente en Varadero. Estas son muy bellas. Hay una que quiero llevarme, en la que aparece con su tía María del Carmen. Están de espaldas, perdiéndose en la luz.

Fotos de mi papá cuando niño. Pensé que eran fotos mías. Éramos idénticos, más o menos hasta los doce años de edad. Nos parecíamos MUCHO. Además, tenemos algunas fotos en los mismos sitios. Estuve pensando y yo nací cuando mi papá tenía aproximadamente mi edad.

Fotos mías de 1 año. En todas quedé asustadísimo. Excepto en una. Mi abuela me tiene cargado. Es en blanco y negro. Tengo tremenda cara de risa. Y un chupa-chupa en la mano. El pantalón que tiene mi abuela en la foto era de mezclilla finita. Yo me acuerdo de ese pantalón porque lo estuvo usando hasta hace pocos años. Creo que el pantalón terminó sirviéndole de canastilla a la gata de la casa en uno de sus tantos partos. Por detrás, mi abuela escribió como si fuera yo: “Dedico esta foto a mi abuelita Mayra como recuerdo de mi primer añito con mucho cariño de Ricardito 1-6-95”.

Fotos de un cumpleaños de mi tía. Hay una piñata. Es un barco. Tengo otras fotos mías, de un cumpleaños mío, con una piñata que es un barco. Obviamente no es la misma piñata. Recuerdo que la mía la compramos a partir de una perreta que me dio en un viaje a La Habana con mi papá. Costó carísima. Después de que la rompimos mi abuela trató de armarla para volverla a usar, pero fue por gusto.

Fotos de mis abuelos jóvenes. Los dos eran muy lindos.

Fotos de hombres muy lindos. Hay un tal Alfredito que me encantó, y otros desconocidos que también me gustaron mucho. Probablemente seamos familia. Los hombres cubanos de 40 años hoy en día no son tan lindos como Alfredito. Parecen actores de Páginas del Diario de José Martí, los de las fotos.

Fotos de soldados que estuvieron en Angola con mi abuelo. Algunas son fotos de carné y están dedicadas “Al Compañero Sarmiento”.

Una foto de mi tío Juan, el borracho de la familia. Qué lindo era.

Una foto de un televisor donde aparece una mujer cantando. Por detrás dice, escrito con lápiz: “Rosita La Fornés”.

Foto de mi papá con mi tía. Más o menos a los 15 o 17 años. Era miope sin espejuelos. Se lo veo. A mí me pasaba lo mismo.

Cómo se parece todo el mundo en esta familia… Una sesión de fotos en Varadero. Mi prima es idéntica a mi tía y yo soy idéntico a mi papá. En las fotos están ellos, pero bien pudiéramos ser nosotros.

Fotos de familiares que se fueron de Cuba desde los años sesenta. La calidad del papel es otra.

Fotos de mis cumpleaños con mi mamá. Hay fotos de mi mamá y fotos de mi abuela. Desde que ella y mi papá se divorciaron cuando yo tenía 4 o 5 años ha sido así. Cada una quiere fotos para sí, y una tiene fotos que la otra no y se echan envidia con eso. Incluso hace tres días, cuando llegué, mi abuela me dijo que tenía un tema muy serio que hablar conmigo. Resultó ser que yo le había regalado una foto a mi mamá y a ella no…

La foto de Camilo. Esa me encanta, es de mis favoritas. Esa la tienen tanto mi mamá como mi abuela. Las fotos de la graduación de sexto grado con la maestra Bárbara. Recuerdo que en una de esas quise ponerme al lado de una mata que había en mi escuela primaria porque todas las mañanas yo orinaba en la mata antes de entrar al aula. Cosas de perro, ¿no?

Una foto con una pelota verde grande. Cómo me gustaba esa pelota. La perdí porque un día fui a la playa con mi primo Osiery y con mi mamá y las olas me la llevaron y fui nadando a cogerla, pero estaba muy hondo y me dio tremendo miedo y ni siquiera lloré porque la pelota estaba lejísimos, pero yo no me atrevía a ir a buscarla. Mi mamá no sabía nadar. Y mi primo Osiery me cambió el tema.

Fotos mías con el grupo de Miriam. Hago un guajiro narrador con un títere que es un perro / un juglar más o menos medieval pienso yo / pinocho, de pinocho me acuerdo muy bien, ahora mismo puedo repetir la partitura física, tenía 11 o 13 años… / y un payaso en el medio de un desfile, probablemente por el inicio de los carnavales en Jagüey Grande. Esas fotos las imprimió la propia Miriam y me las regaló.

Yo no sé definir qué edad exacta tengo en cada foto, pero sí puedo decir en cuál ya mi papá no estaba. Por el rostro. Como si hubiera crecido ya. Excepto en las fotos del teatro con Miriam. Ahí vuelvo a estar tan sonriente como con mi abuela, el primer año y el chupa-chupa en la mano.

También encontré la tesis de mi mamá, con Agradecimientos a la Revolución y Dedicatoria a los mártires. La voy a usar en algo. Un costurero. Hay videos. Y sin dudas lo mejor de todo lo que encontré, para mí, es un carné de mi abuela que dice:

YO: Mayra Echevarría Casas

PARA TIEMPO DE GUERRA ESTOY UBICADA EN:

Reg. 243. Compañía Zapadores. Pelotón 1. 

Y CUMPLIRÉ LA SIGUIENTE MISIÓN: 

Desactivar minas y sembrar campos de minas para impedir que penetre el enemigo. 

Se lo enseñé y me dijo “Sí, esa era la mierda que se comía antes”.

Pasé trabajo para tirarle fotos a las fotos. Casi todas salían desenfocadas la primera vez.


Pídeme que te cuente todo lo que siento - Ricardo Sarmiento

Pídeme que te cuente todo lo que siento – Ricardo Sarmiento




Luis Delgado

Luis Delgado

Luis Delgado

En el cuarto de desahogo del patio al que llamábamos “la casita”, mi papá guardaba un arma para matar conejos: la mitad de un bate de béisbol de madera que yo había roto jugando. Recuerdo que los agarraba por las orejas y les daba un golpe seco entre los ojos. Con toda la masa. Un golpe de gladiador.