Relaciones entre Estados Unidos y Cuba, desarrollo de las TIC e innovación ciudadana

Las relaciones hostiles con Estados Unidos —bajo la sombra del embargo y un intermitente discurso de cambio de régimen— han tenido una gran influencia en las políticas internas y externas cubanas durante años, lo que a su vez ha tenido un impacto en la política y en el desarrollo tecnológico de la Isla. 

De hecho, hasta la década de 2010, el gobierno cubano consideraba que Internet era más una amenaza que una oportunidad. Esta consideración había sido influida por varios motivos. 

Primero, porque se desarrolló en un inicio en Estados Unidos con fines de defensa militar. En segundo lugar, Internet se veía como algo subversivo debido a su potencial para liberar y di versificar el flujo de información, socavando el monopolio mediático del gobierno y —potencialmente— llevando a la población a cuestionar la autoridad estatal. Tercero, la preocupación por la seguridad nacional se avivó por el hecho de que los funcionarios estadounidenses habían alentado con regularidad la expansión de las TIC en Cuba como un “caballo de Troya”. 

Aun así, el gobierno cubano nunca estuvo muy interesado en dejar que Estados Unidos desempeñase un papel significativo en el desarrollo de las TIC en el país. 

Los esfuerzos de Estados Unidos para promover el desarrollo de las TIC y la democratización en Cuba han sido bastante contradictorios y enrevesados.

De hecho, los esfuerzos de Estados Unidos para promover el desarrollo de las TIC y la democratización en Cuba han sido bastante contradictorios y enrevesados. Por un lado, han tratado de promover el libre flujo de información para combatir lo que a menudo se ha denominado “el bloqueo interno de información por parte del gobierno cubano”. Por otro, Google, Microsoft y otras aplicaciones populares de mensajería no estuvieron disponibles en Cuba durante mucho tiempo, a causa de las cláusulas del embargo. 



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Estas inconsistencias han sido utilizadas por Cuba para justificar las restricciones de Internet y culpar al embargo de su retraso tecnológico.

Aun así, después del restablecimiento oficial de las relaciones diplomáticas y el aflojamiento de las sanciones estadounidenses, muchas empresas privadas norteñas y ONG comenzaron a buscar oportunidades de inversión y desarrollo empresarial en Cuba en diferentes áreas, incluidas las nuevas tecnologías (M. J. Álvarez, 2016; Tucker, 2015). Lo que atrajo a los posibles inversores fue un mercado tecnológico cubano subdesarrollado pero prometedor —a veces denominado greenfield—, así como mano de obra barata y calificada.

Sin embargo, una importante empresa estadounidense de TIC ha logrado disipar el temor del gobierno a una asociación de este tipo, estableciendo gradualmente un punto de apoyo tecnológico en Cuba durante 2014-2019. Esa compañía es Google. De hecho, las primeras incursiones de Google en Cuba comenzaron antes del restablecimiento oficial de las relaciones diplomáticas, con una visita privada por parte del CEO de Google, Eric Schmidt, y su equipo de tecnología y políticas en el verano de 2014. 

Lo que atrajo a los posibles inversores fue un mercado tecnológico cubano subdesarrollado pero prometedor —a veces denominado greenfield—, así como mano de obra barata y calificada.

Incluso después del restablecimiento de las relaciones diplomáticas, la continua desconfianza y la hostilidad bilateral hicieron imposible para los dos gobiernos desarrollar una cooperación genuina. La Habana adoptó una estrategia restrictiva para el desarrollo de Internet no solo para asegurar su poder interno y frenar a los opositores dentro del país, sino también como respuesta a los esfuerzos de pro moción de la democracia por parte de Washington, los que enfatizaron el uso de las tecnologías para el “cambio”, una perspectiva que el gobierno cubano interpretó como subversiva. 

En diciembre de 2018, ETECSA comenzó a ofrecer conexiones pagadas del tan esperado servicio de Internet móvil 3G, potencialmente disponible  para 66% de la población (Figueredo, Domínguez y Carmona, 2018). 



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A pesar de los precios draconianos, Internet móvil ha brindado a los programadores cubanos nuevas oportunidades para el desarrollo de aplicaciones locales, permitiéndoles romper con las normas “únicamente cubanas”: aplicaciones offline ligeras cuya localización era mediante señal de celular y debían ser actualizadas manualmente en las tiendas de reparación de teléfonos. 

ToDus y otras aplicaciones cubanas están disponibles a través del sitio Apklis de distribución nacional de aplicaciones de Android. Su aparición en los últimos años revela el intento del gobierno cubano de satisfacer al público en su demanda de unas tecnologías digitales convenientes, modernas y asequibles. Al mismo tiempo, estas aplicaciones son un indicio más de la promoción estatal de la “soberanía digital”. Este término ha sido ampliamente utilizado por el régimen cubano para describir sus esfuerzos de expansión de las TIC. 

Similar al paquete, las redes locales caseras —llamadas “redes de la calle” o SNet—, que cubren toda La Habana, se han convertido en la última década en una forma popular de acceder a contenido digital en Cuba. Estas redes locales cableadas o hasta inalámbricas se iniciaron sobre todo para jugar videojuegos en modo multijugador.

La eliminación factible de las SNet demuestra que el desarrollo de las TIC y la expansión de Internet dirigidas por el Estado de Cuba no harán compromisos ni excepciones para los inventos que circulan de abajo hacia arriba en la Isla.

La eliminación factible de las SNet demuestra que el desarrollo de las TIC y la expansión de Internet dirigidas por el Estado de Cuba no harán compromisos ni excepciones para los inventos que circulan de abajo hacia arriba en la Isla. Aun así, el paquete y las SNet están sólidamente integrados en la vida cubana por haber sido durante años el único vehículo funcional y asequible que permitía el intercambio digital horizontal, el cual abría una ventana al mundo exterior para muchos cubanos. Su eliminación demuestra la intolerancia del gobierno a cualquier forma de organización comunitaria alternativa, incluso aquellas apolíticas, y plantea preguntas sobre el destino del paquete. 

Mientras el acceso a Internet se expande en Cuba, parte del contenido sigue siendo censurado y los usuarios críticos son rutinariamente vigilados y a menudo detenidos. La probabilidad de represalias por tales críticas sigue siendo alta porque el gobierno observa de cerca las conversaciones en línea y monitorea las actividades offline de los usuarios seleccionados. 



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La UCI es otro actor clave en el campo de las tecnologías. Si bien todas las universidades cubanas son estatales, esta se destaca por estar muy vinculada al gobierno en su iniciativa de “computarización” de la sociedad. Sin embargo, debido a sus estrechos vínculos con el aparato de inteligencia gubernamental, hay afirmaciones que sostienen que se ha transformado en una incubadora de un ejército virtual de vigilancia. 

El gobierno cubano mantiene un estricto control virtual utilizando lo que Deibert y Rohozinski (2010) denominan controles de tercera generación: vigilancia, extracción de datos y contrainformación, difamación e intimidación de los opositores. Sin embargo, a medida que Internet se vuelve más accesible para los ciudadanos cubanos, varios espacios de “internautas” y “arenas públicas” digitales se han vuelto más visibles.

La UCI es otro actor clave en el campo de las tecnologías. (…) Hay afirmaciones que sostienen que se ha transformado en una incubadora de un ejército virtual de vigilancia. 

La expansión del acceso a Internet y la creciente actividad online de los cubanos han facilitado la aparición de espacios públicos digitales en los que ciudadanos y funcionarios del gobierno pueden debatir asuntos importantes. Sin embargo, es precipitado suponer que las TIC transformen los distintos foros de discusión de Cuba en un espacio público compartido donde los ciudadanos puedan exigir que los funcionarios gubernamentales rindan cuentas ante el público. La división entre los activistas de la sociedad civil cubana y la mutua sospecha entre ellos demuestra el continuo “poder visible” del gobierno (Gaventa, 1980; Lukes, 2005). 

Tradicionalmente, cuanto más disidente y abiertamente crítico del gobierno es un grupo, menos acceso al poder y oportunidades para ser escuchado tiene. Dado que el gobierno está en la cima de esta jerarquía de poder que controla la mayoría de las áreas de la vida, desde la agricultura hasta el turismo, desde la medicina hasta las telecomunicaciones, es demasiado difícil para aquellos activistas de los espacios contenciosos y disidentes cambiar estas dinámicas en Cuba. 

La conformidad es una característica común de los regímenes autoritarios donde los líderes fomentan la obediencia y suprimen la autonomía individual.

Expertos de la psicología política sostienen que la conformidad es una característica común de los regímenes autoritarios donde los líderes fomentan la obediencia y suprimen la autonomía individual mediante el establecimiento de normas y valores compartidos (Duckitt, 1989; Dunn, 2014). Antes de Internet, la obediencia se lograba principalmente a través de una mezcla de represión (poder visible), aislamiento de disidentes (poder invisible) y propaganda magistral (poder oculto). 

La sociedad civil cubana, si bien se beneficia del desarrollo lento pero constante de las TIC y de la expansión del acceso a Internet, todavía tiene menor alcance popular que el gobierno. Además, continúa luchando una batalla cuesta arriba contra las normas de conformidad popular siendo las reglas del juego impuestas por el Estado. Esto explica por qué en el caso de Cuba es aún más apropiado hablar sobre espacios, redes o arenas digitales comunes (Geoffray, 2015) en lugar de una esfera pública digital o una sociedad civil propiamente dicha. 


© Imagen de portada: Iván Alvarado / NYT.


Referencias:
Alvarez, Marcelino J. (2016): “Cuba will fail at tourism, but it can win at creative technology”, en Medium, 26 de mayo.
Deibert, Ronald y Rafal Rohozinski (2010): “Liberation vs. Control in Cy­berspace”, en Journal of Democracy, 21(4).
Duckitt, John (1989): “Authoritarianism and group identification: A new view of an old construct”, en Political Psychology, 10(1).
Dunn, Kris (2014): “Authoritarianism and Intolerance Under Autocratic and Democratic Regimes”, en Journal of Social and Political Psychology, 2(1).
Figueredo Reinaldo, Oscar; Domínguez, L. Eduardo y Edilberto Carmona Tamayo (2018): “ETECSA: Internet en el móvil a partir del seis de diciembre”, en Cubadebate, 4 de diciembre.
Gaventa, John (1980): Power and Powerlessness: Quiescence and Rebe­llion in an Appalachian Valley, Clarendon Press, Oxford.
Geoffray, Marie Laure (2015): “Transnational dynamics of contention in contempo­rary Cuba”, en Journal of Latin American Studies, vol. 47, no. 2.
Lukes, Steven (2005): Power: A Radical View (second edition), Palgrave Macmillan, New York.
Tucker, Duncan (2015): “Cuba Presents a Unique Value Proposition Within the Nearshore IT Market”, Nearshore Americas, 30 de julio.




Nota:
La versión extensa de este artículo se encuentra en el libro La revolución digital cubana: Innovación ciudadana y política estatal (Ted A. Henken y Sara Garcia Santamaria, Editorial Hypermedia, 2022).




Sobre la autora: 
Olga Khrustaleva (Rusia, 1987). Periodista e investigadora autónoma. Estudió Lenguas Extranjeras en la Universidad Estatal de Ryazan y Relaciones Internacionales en la Universidad Estatal de San Petersburgo, de donde se graduó en 2012. Fue becaria Fulbright en la Universidad de Missouri y continuó sus estudios en la American University en Washington, D. C. Ha trabajado como periodista, productora y videógrafa en Estados Unidos, América Latina y Rusia. Sus trabajos han aparecido en Al Jazeera, la BBC, Great Big Story y otros medios. Sus intereses profesionales incluyen los derechos humanos digitales, la libertad de expresión, la censura y el papel de la tecnología en los procesos políticos. Integrante del programa Google Policy Fellowship (2016), investigó además para la ONG chilena Derechos Digitales sobre la censura de Internet en América Latina.




Carlos A Aguilera

Sobre la transficción, la translectura y otras naderías

Adriana Normand

Teoría de la transficción es uno de los libros más valientes de la Editorial Hypermedia. Es una antología de escrituras que han decidido mutar su estructura celular y burlarse de los bordes, ignorar los límitesAguilera se toma el trabajo de desmenuzar el concepto de transficción desde varias de sus aristas.