Yo creo en el amor, porque yo amo


Martina Pierra de Poo.


Desaliento (1852)

Que brille el Sol espléndido y fulgente,
O en negras brumas vele su aureola;
Que la flor entreabra su corola,
O la destroce el huracán rugiente;

Que apacible y sereno el mar se ostente,
O airado encrespe su irritada ola;
Que la tórtola gima triste y sola,
O celebre su amor alegremente:

¡Nada me importa! ¡La natura entera
Mi corazón a conmover no alcanza!
Oigo un acento que me grita «¡espera!»,

Mas siento que vacila mi esperanza…
Y vago errante, sola y abatida,
¡Cual hoja seca en el erial perdida…!



El amor, contestación (1860)

¡Que no existe el amor! ¡Enhorabuena!
No creas en él, si indiferente o frío
Sientes latir el corazón vacío
Y alzas la frente impávida y serena.

No creas tú en él, que sin dolor ni pena
Cruzas del mundo el arenal sombrío;
No creas tú en él, si el desencanto impío
De amargo tedio tu existencia llena.

Pero yo, que agitada y anhelante
Siento latir mi corazón sensible
Por un ser noble, que al mirarme amante

Me hace gozar de un modo indefinible,
Yo, que siento por él; yo, que le llamo,
¡Yo creo en el amor, porque yo amo!



A José Martí en su partida (1879)

Si hoy al partir, el corazón rugiente
Sintieres de dolor despedazado,
Porque dejas tu suelo idolatrado,
Y en él los seres de tu amor ardiente:

Domina tu dolor… ¡alza la frente!
Jamás se doble ante el destino airado,
¡Que almas como la tuya se han templado
Para luchar con él, siempre valiente!

Parte tranquilo: de tu Cuba hermosa
La bendición te seguirá doquiera,
Como la imagen dulce y cariñosa

De tu casta y amante compañera.
Mas, cual dijo otra voz más armoniosa,
¡No olvides nunca que la patria espera!



A mi hermano Esteban (1879)

¿Por qué te desesperas? Si del mundo
La senda al empezar,
Lo contemplaste con dolor profundo
Como desierto erial;

Si niño aún, sentiste de tus ojos
Brotar llanto de hiel,
Y, do quiera, durísimos abrojos
Desgarraron tus pies;

Si en tus débiles hombros has cargado
Un peso superior,
Y hasta ahora incesante lo has llevado
Con heroico tesón;

¿Por qué al tocar del Gólgota la cumbre
Desmayas con tu cruz?
¡Álzate, que la inmensa pesadumbre
Aun puedes llevar tú!

Si del dolor el áspero cilicio
No puedes ya sufrir,
Haz un esfuerzo más… que el sacrificio
Tal vez toca su fin.

¡Álzate y anda! Llega hasta el Calvario
Como llega Jesús,
Y como Él, arrojando su sudario,
Resucitó a la luz,

Tú, después que tu cáliz de amargura
Apures hasta el fin,
Arrojando tu manto de tristura
Volverás a vivir.



Vuelvo a vivir (1895)

A mi amiga Lola Rodríguez de Tió

Yo llegué del dolor hasta la cumbre;
Yo he sentido latir dentro del pecho
Mi pobre corazón, pedazos hecho,
Al apagarse de mi fe la lumbre.

Agobiada de cruel incertidumbre,
Mi ídolo vi desparecer deshecho,
¡Y el mundo entero pareciome estrecho
Para llevar mi inmensa pesadumbre!

¡Pero vuelvo a vivir…! Con alegría
Siento brotar la inspiración ferviente
Cual otro tiempo en mi cerebro ardía,

¡Y es que contemplo, de emoción latente,
Que brilla al fin sobre la patria mía
El sol de libertad, por el Oriente!






discurso-en-la-universidad-de-la-habana-sabatina-del-22-de-febrero-de-1862

Discurso en la Universidad de La Habana (Sabatina del 22 de febrero de 1862)

Por Ignacio Agramonte y Loynaz

El Gobierno que con una centralización absoluta destruya ese franco desarrollo de la acción individual, no se funda en la justicia y en la razón, sino tan sólo en la fuerza”.