Un lugar adonde nadie haya escuchado nunca hablar de Fidel, Revolución, trabajo voluntario, Período Especial, reordenamiento monetario.
Un lugar adonde nadie haya escuchado nunca hablar de Fidel, Revolución, trabajo voluntario, Período Especial, reordenamiento monetario.
Para el Kremlin, las revoluciones de colores representan el ejemplo por excelencia del soft power occidental empleado con fines geopolíticos.
Hoy no puedo escribirte desde el optimismo. No puedo escribirte desde la felicidad. Te escribo dolido, no te lo voy a negar.
Un dibujo gestacional que no viene del útero, sino del alma.
Conversamos con Cristina María Rodríguez Pentón, pastora evangélica y presidenta del Ministerio Mujer a Mujer, una de las voces más firmes contra la opresión del régimen.
Pedro Medina es un hombre de béisbol. Haberlo visto llorar frente a millones de personas cuando consumió su último turno al bate, lo confirma.
Empezó por un tuit. Yo había posteado algo predeciblemente de extrema izquierda y a favor de la Revolución Cubana.
Cuando la ficción no se nota: un filme sobre la adolescencia en Cuba y la espera del Yuma prometido.
Observó las aristas menos épicas, pero quizás más humanas, de la Revolución en sus primeras décadas.
“Si no vienes a jugar, no me dices quién te mandó, y ni siquiera me das tu verdadero nombre, mejor te vas”.
La Revolución es hoy una sala a oscuras, con su pantalla grande convertida en un agujero negro en la bóveda vacía del socialismo sideral.
No es posible reducir la complejidad de la cultura rusa, su espiritualidad atormentada y contradictoria, a la actuación del poder político zarista, soviético o postsoviético.
“Me sentí como si estuviera hablando con León Trotsky en los años previos a la Revolución rusa”.
Mis amores de los setenta / están cumpliendo sesenta. / Algunos apagaditos como florcitas sin agua / —la sal charchaleando en la herida— / quijotes unos buscando molinos / amargados por el exilio muchos / amañados otros con los sandinistas.
Adiós, Centurión. Mártir de la ajenidad. No dejaste ni quince minutos de fama en YouTube.
Diré que —como mucha gente— yo nací en La Habana. Aclararé, además, que la ciudad donde vine al mundo ya no existe.
El ministro ruso de Asuntos Exteriores, Sergei Lavrov, visitará China el lunes y el martes para hablar de la guerra en Ucrania y de la profundización de la asociación entre Moscú y Pekín.
El ministro de Defensa israelí, Yoav Gallant, se resiste a los llamamientos mundiales en favor de un alto el fuego en Gaza, indicando que la ofensiva contra Hamás puede prolongarse.
Venezuela intensifica la disputa con Guyana, siguiendo las tácticas de Putin en Ucrania, con el claro propósito de buscar la anexión del Esequibo.
El amanecer es un resultado que no siempre termina presenciándose, un recibimiento a la luz desde el inconsciente que se sabe devuelto al mundo de la risa y los juegos.
A Otaola se le podría acusar de llevar el anticomunismo hasta la histeria propia del mismo sistema que ataca, y sería verdad. También podría decirse que enarbolar estrategias excluyentes anima a la dictadura a reproducir el mismo patrón, y sería verdad. Pero Otaola es mucho más que una verdad y muchas mentiras.
¿Por qué quiero firmar la carta de La Joven Cuba, a pesar de no conocer a muchos de los firmantes? No necesito imaginar lo que sucederá en Cuba en caso de ocurrir un estallido social. Una lucha descarnada solo conduciría al beneficio de los sectores más reaccionarios.
Conversación con Hamlet Lavastida: “El lenguaje que intenta construir el relato de la Revolución y el Estado es tan desmesurado que señala las antípodas de de sí mismo. Es un lenguaje tan cercano a la burocracia militar que podríamos pensar que la sociedad nunca se ha articulado más allá del delirio de algún lunático oficinista obsesionado con el género policiaco”.
La mejor representación tragicómica de un escritor y la mejor puesta en escena de la maquinaria diabólica de una revolución despótica.
Desde el comienzo de este milenio, la Bienal es solo un nombre: se hace cada tres años o más, según dicten los títeres subordinados al Consejo de Estado y a sus manos “ocultas”, hoy visibles.
“Los cubanos de Miami, toda esa primera generación de la emigración, iban a ver qué hacía la hija de Elena Burke, porque a ella era a la que conocían. Iban comentando, seguro que no va a ser tan buena como la madre”.