Flaco era un águila-búho eurasiática. En definitiva, una de aquellas lechuzas de nuestra infancia televisada. Su signo era Piscis.

Flaco era un águila-búho eurasiática. En definitiva, una de aquellas lechuzas de nuestra infancia televisada. Su signo era Piscis.
La renovada alianza de Rusia con Cuba suscita preocupación por sus implicaciones en materia de seguridad e inteligencia. Los expertos advierten de los riesgos potenciales y de las tácticas propias de la Guerra Fría.
Desvelando la historia no contada: ¿Cómo configuró la emigración china la diversa y vibrante identidad cubana que conocemos hoy?
Biden anuncia más de 500 nuevas sanciones contra Rusia, dirigidas a su economía, industria de defensa y entidades de apoyo.
Ahí, donde reina un individualismo que pone en segundo lugar cualquier otro valor, el único aspecto donde pareciera reinar lo colectivo es en aquella área que debía ser precisamente la más individual e íntima: la vida sexual.
Rolling Stone: “La aclamada artista cubana de jazz nos habla de su brillante nuevo álbum, en el que combina la espiritualidad tradicional y los sonidos del pop”.
“Quieren que se haga en secreto, sin despedida. Quieren llevarme al borde de un cementerio, a una tumba fresca y decirme: aquí yace vuestro hijo”.
Estados Unidos y los países árabes intensifican las conversaciones para lograr un alto el fuego en Gaza y liberar a los rehenes.
En las fotografías de Izuky Pérez el reforzamiento del canon ocurre cuando nos percatamos que allí el cuerpo deviene paisaje y, al mismo tiempo, atmósfera.
De algún modo Lucía/Emmanuelle, ciega absoluta, inducía a la visión de ciertas escenas de pesadilla. Provocaba la visión justo de lo que no podía ver.
La imagen desafiante de Maykel Osorbo con el brazo en alto y las esposas rotas en la muñeca, es la viva estampa del cimarrón, del esclavo que se liberta a sí mismo, y por extensión la revelación simbólica de la plantación-presidio que es Cuba.
‘Mujercitos’ te presta cualquier cosa que ayude a liberarte: un dedo para vomitar, una idea para reventar el país, una mano para masturbarte, una garganta para gritar y unos dientes para morder. A falta de carne, pieles para canalizar la rabia.
Ha muerto una persona en una de mis películas, no lo puedo creer. Su rostro estará conmigo mañana en el rodaje, y en la edición, y en la película por siempre.
“Llegó el momento en que me animé a escribir, y era un proceso muy religioso: cada ocho días teníamos que someter un texto nuevo. Ya no solo discutíamos los libros, sino que se revisaban nuestros textos, pero en una carnicería misógina increíble”.