‘¿Por qué el pueblo cubano (aún) apoya el castrismo?’ es un libro importante, que quiere desentrañar entre lo fatídico y lo consustancial del destino de una nación fallida.

‘¿Por qué el pueblo cubano (aún) apoya el castrismo?’ es un libro importante, que quiere desentrañar entre lo fatídico y lo consustancial del destino de una nación fallida.
Contrario a lo que la mayoría cree, el progreso era solo una ilusión. Los grandes misterios seguían allí. Como verdades inamovibles.
De cuando las dedicatorias a los amigos aparecían en plena patria republicana, casi sin proponérselo, como si la concordia entre cubanos fuera lo más natural.
La primera vez que mencioné a mi editora la idea de escribir un ‘thriller’ psicológico, se sorprendió. “¿Por qué de repente todos mis autores quieren escribir un thriller?”.
Estará Cuba en este texto, está siempre Cuba. Es cubano y/e (in)felizmente (contra)revolucionario el entorno, y extranjero y (contra)revolucionario el desglose.
La inmigración se perfila como el tema central de las elecciones estadounidenses de 2024, en medio de una alta polarización política.
Las bases de espionaje y el intercambio de inteligencia refuerzan la defensa de Kiev en el conflicto actual.
Flaco era un águila-búho eurasiática. En definitiva, una de aquellas lechuzas de nuestra infancia televisada. Su signo era Piscis.
“Pájaros de las tardes del campo o la ciudad, / no importa, repetidos están en la memoria. / Alas ansiosas atraviesan mi pecho como navajas finas. / Desvanecido el día y sus deberes, yo comienzo”.
La batalla marcada aquel 27 de noviembre del año más infame que hemos vivido, es la primera gesta auténtica de mi generación, y encontrará otra vez la fuerza allí donde la Revolución hace tiempo no fija su esencia: entre la mayoría fatigada y silenciosa que incuba un pensamiento impredecible.
Un día llegaron unos jóvenes con nuevas ideas, con ganas de cambiarlo todo. No traspasaron la cerca, pero así y todo eran un peligro. Estaban en contra del maltrato animal, y rechazaban cualquier tipo de abuso de género. Representaban, en fin, todo lo contrario a lo que el jefe había establecido en su terrenito.
Escribo para defender la arquitectura de autor, que no puede ser considerada ilegal por el gobierno cubano. Como tampoco puede considerar ilegal el cine de autor, las promociones de arte, las publicaciones y editoriales independientes, la prensa libre. Escribo, aunque el propio ejercicio de escribir este texto pueda ser considerado ilegal.
En los últimos tiempos pandémicos leo casi todo lo que se publica en las redes sobre los trágicos, pero también esperanzadores acontecimientos insulares en torno al Movimiento San Isidro. Tengo mucha fe en esa juventud. Recuérdese que la fe, según San Pablo, es la sustancia de lo invisible.