Ángel Delgado es autor de uno de los performances de arte político más extremos en la historia del proceso post 1959 en Cuba.

Ángel Delgado es autor de uno de los performances de arte político más extremos en la historia del proceso post 1959 en Cuba.
Una vez más escribo, que es lo mismo que explotar. Una vez más cada pedacito de memoria queda esparcido por el aire. Público. Impúdico.
De cuando el mar y el piano se vieron frente a frente por primera vez bajo la mirada de una mujer. Por los bienaventurados que en un territorio hostil hacen del amor un enclave.
Con Milei, el gobierno argentino sólo mantendrá la actual representación formal en estos países, similar a su enfoque con el régimen fundamentalista de Irán.
Los votantes chilenos rechazan una Constitución conservadora tras haber derrotado previamente una carta magna de izquierdas.
En Nochebuena, las familias migrantes se reunieron en un refugio de Texas, compartiendo desgarradoras historias de huida y esperanzas de asilo en Estados Unidos.
La alianza militar, de facto, entre Rusia y China ya representa un cambio significativo en la dinámica del poder mundial.
En esta novela el espacio envuelve la historia y todo ocurre en ese espacio.
La caravana, compuesta principalmente por migrantes de Cuba, Haití y Honduras, es una respuesta directa a las acciones de las fuerzas de seguridad mexicanas en Tapachula.
Ya se sabe: estatismo, encadenamiento, y un paisaje vigorosamente renovado para que todo siga, con Lampedusa, en lo mismo con lo mismo: recelos, discursos y más discursos, promesas, cálculos, maniobras. Una vecina exclama: “No sé adónde repinga vamos a parar”. La palabra “repinga” despliega un señorío inmediato.
El nuevo artivismo es una alternativa necesaria para frenar o transparentar las injusticias, la fuerte censura, la falta de libertad de expresión, que también hace mella a quienes nos quedemos indiferentes. Estoy seguro de que producirá cambios, por el crecimiento cada vez mayor de nuestra inconformidad y nuestra demanda de respeto.
Soñar con Virgilio Piñera, con Francis Alÿs y con una Habana ideal, me hizo lanzarme a la calle en el verano. Recordé que me gusta lo que la ciudad me dice, aunque esté hecha polvo y me derrita su calor. Recordé que la luz del trópico es brutal, pero me gusta. Y recordé, sobre todo, que La Habana es hostil, pero no es su culpa.
En los últimos años de la década del noventa, apareció en La Habana una copia en VHS de Azúcar amarga, de León Ichaso. Un clásico instantáneo. No sé cómo entró al país. La gente se la pasaba con un secretismo tremendo. Las actuaciones principales son maravillosas. Hoy me alegra poder hablar con Larry Villanueva, de orilla a orilla.