Hay una violencia monstruosa y metastásica, y de momento uno quiere ser otro. Salirse. Escapar.
Disensiones
Jekyll y Hyde se hacen amigos: tótems, tabúes y algo más.
‘Ulises’ y Molly Bloom: la lengua de Odiseo
‘Ulises’, como ya se ha dicho, es el laberinto de una ciudad, una mente y un corazón. El laberinto de una persona que ama. Y es, además, Molly Bloom: la mujer que dice, al final de la obra: “sí quiero sí”.
Sincronicidades
En Cuba una actividad “oficial” respetable siempre consta de dos partes: la “cultural” y la “política”. Eso no falla.
Limbo / ‘Vortex’
Hay una plaga, la COVID-19, y un caos económico-financiero y un panóptico visible e invisible. Un panorama muy medieval y absolutista, solo que con nasobucos, celulares, espías y redes sociales.
‘Tusitala’: contar el deseo (II)
Yo siempre había leído, o entendido a partir de ciertas lecturas, que la vida íntima no debía ser materia prima de ningún texto; a la par, también era testigo, una y otra vez, de demasiadas excepciones que contradecían ese credo.
‘Tusitala’: contar el deseo (I)
La primera vez que vi una eyaculación no fue en una manoseada revista pornográfica, ni en una postal ‘vintage’. Fue mi propia eyaculación a los diez u once años, tras un juego del cual nadie (absolutamente nadie) me había hablado.
Para leer con una sola mano (IV): la calentazón nacional
¿De verdad cree alguien que la literatura centrada en los viajes por el interior del placer está destinada al fracaso, al agujero de la mala calidad y lo trivial, a los anaqueles que guardan lo más notable de lo suplerfluo?
Para leer con una sola mano (III): Libros cubanos
En Cuba siempre hubo pornografía y “alto erotismo”: películas, libritos, fotografías, volantes, postales coloreadas, más una literatura congruente con esos asuntos. Aquí ha ocurrido de todo. Muy normal, digo yo.
Para leer con una sola mano (II)
La mayoría de los hombres ignora qué —y cómo— les gusta a las mujeres —a cada una en sus individualidades más libres.
Para leer con una sola mano (I)
Hay que dejar la bobería a un lado. A estas alturas y en esta época, si un texto literario pervive (en el caso de un lector competente, aclaro) como catalizador de la masturbación es porque es bueno y ya.