El pueblo es un sustantivo mayúsculo al que se le agregan adjetivos altamente politizados como “antimperialista”, “revolucionario”, así como “trabajador”, “enérgico y viril”, y más tarde “fidelista y martiano”.
Sociedad
Estoy muriéndome de miedo por los niños
La imagen de mi primito de 15 años, enclenque, disfrazado de policía antimotines, tatuándose en mi hipotálamo ‘forever’.
Y sin embargo…
Tras las manifestaciones del pasado 11 de julio en Cuba, el ‘lobby’ antiembargo ha resucitado, con esa fuerza más, para intentar apoderarse del discurso político sobre Cuba en los Estados Unidos.
Libertad para Prometeo
Me fui de Cuba porque mi padre me quería castigar como si él fuera Zeus y yo Prometeo.
Minoría (v)indicada: rompiendo la burbuja
No entiendo el devaneo gubernamental acerca de cuáles tienen que ser los derechos de la gente con una orientación sexual distinta a la de los que ostentan el poder omnímodo. ¡Los derechos no se plebiscitan ni pinga!
Me pidieron que abriera la boca
Una publicación así me iba a dejar expuesta al acoso (“Hola, linda”), al juicio (“¿A ella no le da pena eso?”), al machismo (“¿Viste a fulanita encuera?”), al intrusismo (“¿El novio no le dirá nada?”), a la hipocresía… Y hasta al absurdo de que vinculen las nalgas a la “credibilidad” profesional.
¡Y los hombres de gobierno irrumpieron en el debate!
La “cultura dirigida” por el monopolio del mecenazgo estatal, la intromisión del Partido como instancia superior orientadora y fiscalizadora, así como la soterrada pero sistemática intimidación del “aparato” de Seguridad del Estado: esos son los tres grandes paradigmas de la política cultural socialista cubana.
Mesianismo a la cubana
¿Hasta cuándo el vicio de los salvadores de la Patria? Ignacio Giménez ha sido la última incorporación al bestiario de Mesías nacionales. Desde la izquierda y la derecha se van sucediendo, con promesas de un futuro mejor o del derrocamiento del totalitarismo. Todos son la misma cosa.
La criminalización de Maykel Osorbo
La imagen desafiante de Maykel Osorbo con el brazo en alto y las esposas rotas en la muñeca, es la viva estampa del cimarrón, del esclavo que se liberta a sí mismo, y por extensión la revelación simbólica de la plantación-presidio que es Cuba.
El chicle de Eliécer Ávila
El desatinado comentario de Ávila me hizo hurgar en la memoria-pájara; su arenga moralista me trajo de vuelta a esos momentos en que me debatía si reconocerme gay o maricón eran cosas diferentes.