El Centro Cultural CubaPoesía, con el auspicio del Ministerio de Cultura, convoca al 31 Festival Internacional de Poesía de La Habana, a realizarse entre el 26 y el 31 de mayo. El encuentro estará dedicado al aniversario 130 del fallecimiento del Héroe Nacional cubano José Martí y será encabezado, como presidenta honorífica, por la poetisa oficialista Nancy Morejón, quien en otros años ha sido acompañada por altos funcionarios del Mincult, de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba (Uneac) y su Asociación de Escritores, y del Instituto Cubano del Libro, entre otras instituciones.
Cartel promocional del Festival (2025). Imagen: Tribuna de La Habana.
Entre las principales actividades que le dan contenido al Festival destacan el certamen audiovisual Mitin Poético Virtual y el Encuentro de Poetas en Defensa de la Humanidad. Según los organizadores, esta convocatoria responde a que “La humanidad vive momentos oscuros, un quiebre de los valores atesorados por la civilización en la inminencia de una guerra nuclear en la que puede desaparecer la vida en la Tierra. Es un momento en el que la poesía y los poetas deben alzar su voz”. Se pretende tener una amplia cobertura mediante lecturas en instalaciones culturales, así como streamings en las redes del Mincult y organismos asociados. Si bien no han sido reveladas las sedes físicas de esta convocatoria, en ediciones anteriores se cuentan la Casa del Alba Cultural, la Escuela de Poesía de La Habana, la Biblioteca Nacional de Cuba, la Academia Nacional de Bellas Artes San Alejandro, entre otros enclaves artísticos y educativos.
CubaPoesía también adelantó una convocatoria adicional: el I Congreso Mundial de Poetas en Defensa de la Paz y la Vida en la Tierra, como parte de la VI Conferencia Internacional por el Equilibrio del Mundo. Este llamado se dirige a poetas, escritores, artistas, intelectuales, pensadores y gestores culturales nacionales y extranjeros que, entre el 28 y el 31 de enero, se encontrarán en el Palacio de las Convenciones de La Habana, un evento que cuenta con el apoyo de la Unesco.
Cartel promocional del Congreso (2024). Imagen: Cubarte.
Vendiendo el fraternalismo autoritario
Los próximos encuentros líricos en La Habana parecen promover un conjunto de valores pacifistas y universales a partir de la escritura como acto democratizador y de proyección social. Sus anuncios invitan a “la concordia”, “la paz”, “el diálogo”, “la afirmación de la identidad de los pueblos”, “la formación de valores”. A su vez, urgen enfrentar “la crisis civilizatoria”, “la intolerancia” y “el odio”. También se notifica que los debates y ponencias se publicarán en las Memorias de los eventos, y serán distribuidas en universidades, bibliotecas y centros de investigación de diversos países.
El intento por dialogizar la lírica como instrumento radical, sobre todo dentro de la concepción estética latinoamericana de la liberación nacional, es una postura compartida por varias culturas del continente. Sin embargo, el lenguaje de trinchera, donde la declamación se convierte en mitin y la elegía en doctrina, parecería encajar perfectamente en la cultura política de plaza sitiada de un Gobierno que ha priorizado desde 1959 la violencia penalista y la movilización militante. Un “mitin poético” resulta otra raya en la charretera del poder que ha promovido en la Isla pugnas, acoso, amedrentamiento y persecución a artistas, intelectuales y ciudadanos todos que disientan de su designio. Y es que la racionalidad política en Cuba ha legitimado históricamente un discurso de odio y discriminación con indulgencia estatal mediante retóricas biopolíticas de despersonalización (“gusanos”, “escoria”, “flojos”), movilizaciones militantes y criminalizaciones públicas (brigadas de respuesta rápida, actos de repudio y otras respuestas profilácticas “de choque”). Ese mismo discurso ha resignificado valores, códigos y símbolos en el intento de reactualizar su sistema. El vaciado y luego monopolio de términos como “pueblo”, “gobierno”, “sociedad civil”, “patria”, “derechos” ha sido evidente desde los años sesenta, y sobre todo durante los noventa, para refundar un “nos(otros)” a su antojo. Es el mismo discurso que marca como “odiadores” a cubanos que disienten o denuncian las violaciones de derechos socioeconómicos, políticos y culturales, el que exalta a la poesía como resistencia y a la provocación estética como respuesta a una contingencia que nunca es propia.
El sesgo intencionado de ubicar la violencia política allende las fronteras de la Isla muestra una convocatoria que alcanza lo conspiracionista y lo cínico:
- con demandas ecologistas de preservación y sostenibilidad en un sistema productivo extractivista y explotativo;
- con señas de igualdad social en una sociedad cada vez más fragmentada y precarizada;
- con promesas antibelicistas a la sombra de uno de los gobiernos que más recientemente ha traído inestabilidad regional a partir de injerencias e invasiones;
- con anhelos de diálogos desde un discurso intolerante y carcelario;
- con afirmaciones de respeto a identidades sociales, manejando a conveniencia hábitos, lenguaje, educación y cultura en la nación cubana por más de seis décadas.
Otras distorsiones de la literatura autoritaria
En otras ocasiones, el Observatorio de Derechos Culturales ha advertido sobre las manipulaciones de índole política a la que ha sido sometida la literatura dentro del género oficialista en el país. En el año 2023 analizábamos los cambios de cuadros en la directiva de la Academia Cubana de la Lengua (ACuL) vinculados a violaciones de derechos culturales en autocracias de la región, como fue el caso del gobierno nicaragüense, que disolvió la academia homóloga de ese país junto a decenas de otras ONG culturales.
Asimismo, el año pasado el observatorio señalaba la naturaleza utilitarista del comisariado intelectual cubano en figuras que sobresalen tanto en el Festival como en el congreso de marras. Tanto Nancy Morejón, directora de la revista Unión y Premio Nacional de Literatura, como Miguel Barnet, presidente de Honor de la Uneac y también Premio Nacional de Literatura, tienen un largo prontuario de contubernio con las medidas profundamente antidemocráticas de la gobernanza política y cultural del país. Ambos rubricaron el texto titulado “Mensaje desde La Habana para amigos que están lejos” (Granma, 20 de abril de 2003), que justificaba el fusilamiento de tres cubanos que intentaban abandonar el país mediante el secuestro de una embarcación. También suscribieron el proceso conocido como Primavera Negra, donde setenta y cinco periodistas, historiadores y otros intelectuales disidentes fueron encarcelados con condenas de hasta veintisiete años de privación de libertad por “propaganda enemiga” y otros “delitos contra la Seguridad del Estado”. Ahora, son parte de la fachada oficialista que invita a cónclaves de armonía y concordia, prédica totalmente dicotómica con la administración cultural de la que son parte.
En particular, sobre Nancy Morejón hemos denunciado su complicidad en la agresión a activistas y sus oídos sordos a las acusaciones sobre la violación a la libertad de expresión y creativa en la Isla[1]. Morejón, presidenta de honor del Festival Internacional de Poesía, es una figura tan señalada y polémica que en el año 2023 el Mercado de la Poesía de París echó atrás un cargo honorífico similar, tras el pronunciamiento ético de varios intelectuales cubanos en el exilio, así como del Pen Club de París contra el recibimiento de dicho título.
Nancy Morejón (2023). Imagen: Diario de Cuba.
En paralelo, los encuentros poéticos mencionados tienen lugar en un sitio diezmado por la censura contra los propios creadores nacionales. Por ejemplo, uno de los proyectos con mayor historial de censura ha sido Poesía Sin Fin[2]. Organizado entre 1999 y 2023 de forma independiente por OmniZonaFranca, este festival, que fuera asidero de poetas, artistas y sociedad civil en Cuba, fue perseguido con detenciones, amedrentamiento y exilio forzoso de sus integrantes. Desde el Caso Padilla, los poetas Reinaldo Arenas, Reinaldo García Ramos, Lourdes Gil, María del Carmen Ares Marrero, Félix Anesio, Eugenio Florit, Octavio Armand, el grupo Demóngeles, el Festival Puños Arriba, entre otras figuras, iniciativas y expresiones urbanas del género, se decanta una profunda contención o borrado histórico contra la poesía fuera de los ámbitos de control discursivo y estético oficialistas.
Agravante a la pretendida altura humanística de esta reunión de la lírica progresista, avalada por la Unesco, organismo mundial a cargo del monitoreo y promoción de los derechos culturales, resulta la permanencia en la cárcel de la poeta disidente cubana María Cristina Garrido, quien es parte de la comunidad de artistas presos por causas políticas.
Ante tales sesgos, no puede haber conciliación posible más que la coherente conclusión de que los asistentes a los eventos por venir forman parte, cómplice o involuntariamente, de un mecanismo autoritario que reprime activamente a congéneres que sufren peor suerte únicamente por sus posturas divergentes.
Integrantes del Festival Poesía Sin Fin (2017). Imagen: Cubanet.
El ODC vuelve a llamar la atención sobre el sistemático secuestro de las instituciones culturales cubanas bajo una fachada democrática, y la impostada imagen noble que, mediante festivales, congresos y el monopolio de proyectos culturales, intenta asegurar un cambio de narrativa y restaurar la legitimidad casi inexistente del Gobierno cubano.
El ODC retoma la denuncia de particiones discursivas que sirven al poder autoritario y a sus adeptos para autenticarse y disfrutar de privilegios sobre el infortunio de creadores cubanos y del pueblo todo. Invita además a disipar la cortina de humo de festivales de supuesto signo conciliador y global, ante el impacto profundo de la policrisis en la nación y el avance del autoritarismo regional.
Notas:
[1] https://hypermediamagazine.com/actualidad-noticias-prensa-sucesos-cuba/redes-sociales-noticias-debates-polemicas/agreden-manifestantes-complicidad-escritora-nancy-morejon/
[2] https://www.instagram.com/omniluiseligioart/reel/DDzfxmOxzAC/
Comprender el medioambiente: la única biosfera que tenemos
Por Vaclav Smil
Llevamos milenios transformando el medioambiente a escalas cada vez mayores y con una intensidad creciente, y hemos obtenido muchos beneficios de estos cambios. Pero, inevitablemente, la biosfera ha sufrido.