Artistas presos políticos en Cuba: actualización (final)

El Observatorio de Derechos Culturales continúa la actualización de la campaña por los artistas presos políticos en Cuba, un registro preliminar que incluye quince nombres de creadores cubanos. La semana anterior dimos cuenta de la situación de ocho de ellos, dos artistas visuales y seis músicos, que residen en provincias diferentes a lo largo de todo el país y que expiran condenas de entre cinco y dieciocho años de privación de libertad. 

En la presente nota nos ocupamos de los seis nombres restantes: dos artistas visuales, una escritora y tres músicos, distribuidos dos en La Habana, dos en Mayabeque y dos en Holguín. 

Los residentes de La Habana se sitúan ambos en zonas periféricas de la ciudad: Dayán Gustavo Flores Brito, de nombre artístico Yan Grey, del barrio de Mantilla, en el municipio  Arroyo Naranjo, y el rapero Marlon Hitachi Paz Bravo, del municipio Guanabacoa. La información que tenemos de Marlon es escasa, sin ningún cambio que hayamos podido corroborar hasta el momento, lo que lo mantendría cumpliendo una sentencia seis años de privación de libertad.

El caso de Dayan nos presenta a un joven de prometedora carrera en la música urbana, con colaboraciones con reconocidos músicos cubanos del género del reguetón, que fue detenido por participar en las manifestaciones del 11 de julio cercanas al cine Mantilla y condenado a catorce años de prisión. Su petición fiscal fue de veinte años, por el delito de sedición. Estuvo veintisiete días en 100 y Aldabó, luego en la prisión de Valle Grande y actualmente en la prisión de máxima seguridad del Combinado del Este. En este momento se mantienen las visitas y llamadas establecidas en el penal, pero el joven de veintitrés años de edad muestra signos de delgadez acelerada. También padece de hipertensión, condición que se agrava en las condiciones de encarcelamiento, en su última crisis tuvo que ser hospitalizado durante una semana. Desde la cárcel, Yan Grey continúa escribiendo las letras de los temas musicales que quisiera grabar en libertad. 

De la provincia de Mayabeque, municipio de Bejucal, es el artista visual y tatuador Ángel Miguel Martín Caro, El Bolo para sus amigos y conocidos del pueblo. Desde que estudió en la escuela provincial de artes plásticas se popularizó por sus habilidades artísticas, por lo que todos lo buscaban para decorar sus negocios o hacer murales en proyectos culturales de interés comunitario. En la cárcel han querido instrumentalizarlo para pintar figuras asociadas a la simbología política oficial a cambio de alguna prebenda, a lo que Ángel se ha negado. Con una condena de cinco años ya podría estar tramitando su paso a un régimen de mínima severidad o su libertad condicional, pero se la han negado, por lo que continúa recluso en la prisión de Melena del Sur. 

También de Mayabeque, pero del municipio de Quivicán, es la poeta y activista María Cristina Garrido Rodríguez, detenida el 12 de julio de 2021, después de que saliera a manifestarse pacíficamente junto a su hermana Angélica. Incluida en una antología de poesía de su localidad, María Cristina es una artista con protagonismo en las instituciones culturales locales y acreedora de premios literarios, como el Primer Premio Nacional del Concurso Tabacalero Carlos Baliño, en 2008. Luego de su encarcelamiento han visto la luz dos libros de poemas suyos: “Voz cautiva”, que se presentó el 9 de julio de 2023 por Ediciones Deslinde, en el marco del evento Foro Intemperie III, organizado por Árbol Invertido. También, en enero de 2022, se publicó por Ilíada Ediciones su libro “Examen de tiempo”, gracias al escritor Manuel L. Mérida, que tenía en su poder estos poemas, los únicos salvados de la requisa que se hizo en su casa cuando la detención, 

María Cristina, de 41 años, tiene un historial de hostigamiento en la prisión del Guatao, donde cumple una sentencia de siete años de privación de libertad. De su condición de salud sabemos que se mantiene con episodios de arritmia cardiaca, así como intensos dolores de columna que nunca la han abandonado como consecuencia del maltrato físico recibido durante el arresto y producto de los golpes para obligarla a gritar consignas revolucionarias. Dentro de las arbitrariedades recientemente cometidas contra ella está la prohibición de las visitas de su cuñado Luis Rodríguez, una manera de intentar aislarla de su familia y de la solidaridad que genera su caso. También se le han violado derechos religiosos al incautarle su Biblia, además de sus derechos culturales al embargarle toda la obra en la que estaba trabajando y no permitirle entrar o sacar ningún papel, por miedo a lo que pueda escribir. Esta última medida la hicieron extensiva a todas las reclusas, con el objetivo de que la culpen de lo ocurrido y conseguir enemistarla con las presas comunes. Sin ningún argumento le retiraron los retratos de sus hijos.

Entre las dos mujeres que tenemos en nuestro registro de artistas presos políticos se encuentra la holguinera Jessica Lisbeth Torres Calvo, artista visual, grafitera y tatuadora. Tanto ella como María Cristina son parte de las más de ciento treinta mujeres presas políticas, contabilizadas por la sociedad civil cubana. Jessica, además, es madre de un niño pequeño, lo que no importó para que fuera acusada por el delito de sedición, ni para que el fiscal Fernando Sera Planas emitiera una petición de veintisiete años de privación de libertad, el mismo número de años que Jessica tenía en ese momento. Actualmente Jessica cumple una sentencia final de diez años, con un régimen de visitas quincenales a la prisión, aunque hemos sabido recientemente que ya ha salido de pase. Su hijo la ve cuando corresponde la sesión del programa «Educa a tu hijo», la modalidad no institucional que se establece para la atención educativa de la primera infancia, y que, en situaciones normales, se realiza en las casas de las personas. 

Marcos Antonio Pintueles es un joven de solo veinte años, residente en la provincia de Holguín. En el momento de su detención cursaba estudios de técnico medio superior en la Escuela de Economía. En febrero de 2022 fue sentenciado a siete años de privación de libertad, pero en abril de ese mismo año fue liberado repentinamente, después de los juicios de casación realizados en esa provincia por jueces del Tribunal Supremo. Sin embargo, en junio vuelven a encarcelarlo, esta vez con una condena de cinco años de trabajo correccional con internamiento, incluso cuando existía un documento oficial de liberación inmediata, emitido en la vista oral del proceso de casación de junio. Su destino fue el mismo que el de algunos de los menores de edad que liberaron temporalmente cuando la presión mediática arreció, para ser apresados nuevamente unos meses más tarde. 

En noviembre de 2023, Marcos Pintueles estrena desde la cárcel el tema musical “Basta”, crítico respecto al rumbo del país y muy explícito sobre los episodios represivos de los cuales es víctima directa. En represalia, el joven fue amenazado con enfrentar nuevos cargos y con ser trasladado nuevamente a una prisión desde el correccional La Aguada, donde se encontraba cumpliendo su sentencia de trabajo forzado. En marzo de ese año de 2023, a Marcos le había sido negada la libertad condicional, aunque no tiene antecedentes penales. Actualmente Marcos sigue bajo un hostigamiento constante, lo mismo que los coautores del tema “Basta”, El Mesías y Julito Music Records, en lo que constituye un nuevo caso de acoso a la libertad de expresión de artistas y ciudadanos cubanos.



El ODC se mantendrá dando seguimiento a las incidencias relacionadas con los artistas encarcelados por motivos políticos. Este trabajo de levantamiento y actualización de la información se ha desarrollado en un proceso de retroalimentación con la organización de la sociedad civil Justicia 11J, activistas, familiares, amigos y simpatizantes de este grupo de creadores que ven truncada su trayectoria artística por el permanente estado de terror que asfixia a la ciudadanía en Cuba.

A dos años y medio de las protestas masivas del 11 de julio, cientos de cubanos inocentes guardan prisión en Cuba, entre ellos quince artistas, algunos con carreras consolidadas o en ascenso al momento de la detención. El paso del tiempo y la impunidad del régimen cubano de cara al mundo, han provocado un estado de normalización de la injusticia. Las familias y amigos de los presos a menudo ceden a los chantajes y falsas promesas del sistema que mantiene encarcelados a sus seres queridos, lo que, unido a la precaria supervivencia de los activistas que aún están en Cuba, contribuye a que las denuncias disminuyan o no sean todo lo efectivas que se necesita. En medio de esta situación de iniquidad, el Observatorio de Derechos Culturales no cejará en su empeño por visibilizar la situación de los creadores presos, así como de exigir su liberación incondicional. 





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VI Premio de Periodismo “Editorial Hypermedia”

Por Hypermedia

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