Desde la prisión de máxima seguridad de Guanajay, donde se encuentra recluido hace ya más de tres años, sentenciado a cinco de privación de libertad, el artista y activista Luis Manuel Otero Alcántara no renuncia a remover la escena cultural y política cubana con su obra. Al iniciar noviembre lanzó la convocatoria de Fe de vida, performance dirigido sobre todo a los artistas que participarán en la 15 edición de la Bienal de La Habana, proyectada a realizarse entre el noviembre en curso y febrero venidero. La obra consiste en invitarlos a visitar su celda para mostrar las piezas que ha acumulado desde que fuera injustamente juzgado y condenado por el Estado cubano a través de su sistema judicial militarizado.
Cartel oficial de la 15 Bienal de La Habana (2024). Imagen: CMBQ, Radio Enciclopedia.
Ya en los comienzos de su carrera artística, labrada de manera autodidacta, y luchando contra el elitismo del sistema de la Institución Arte en Cuba, Luis Manuel sostuvo una relación tensa con la Bienal de La Habana. Fue dentro de este evento y con la intención de cuestionar la creciente folclorización de la cultura cubana, consentida y hasta propiciada por las autoridades culturales de la Isla, que realizó en 2015 su performance Miss Bienal. Luego, en 2018, ante la suspensión del evento bianual que en realidad ha terminado haciéndose cada tres años, Luis Manuel y Yanelys Núñez organizan la 00 Bienal, donde se remiten a las bases fundacionales del certamen. Ellos se plantearon la 00 Bienal como un evento para la comunidad, abierto a todos, sin discriminación política ni estética. Justo esa vocación inclusiva fue la que hizo saltar las alarmas de los represores de cuello blanco y de sus jefes políticos. Comenzó el proceso de socavar la iniciativa. A pesar de las presiones, la 00 Bienal fue exitosa, con una participación de artistas, críticos y público que superó las expectativas de sus gestores.
En la llamada telefónica realizada por Luis Manuel desde la prisión y grabada para ser incluida en las bases de la nueva obra, el artista insiste: “La Bienal nació como una oportunidad para la periferia y los desplazados, y ya que no se me hace posible asistir al evento, ¿por qué no traer un fragmento de la Bienal al artista?”. Está claro que, en esta intervención, como en las anteriores, la apelación al discurso altisonante y antisistema con la que la Bienal nace sirve de herramienta para develar la demagogia y el populismo inherente a las bases mismas del evento, enfrentándolo a un presente de miseria y represión. La inversión espacial que Luis Manuel ha realizado al declarar su celda un espacio alternativo de la Bienal disloca al poder de la tiranía cubana, pero también el lugar de enunciación de todos los que, artistas o no, se definen como revolucionarios o, al menos, progresistas.
Interior de galera, Centro Penitenciario de Máxima Seguridad de Guanajay (2024). Imagen: Martí Noticias.
La obra ideada para la actual edición de la Bienal es también una respuesta a la negativa de las autoridades penitenciarias de que Luis Manuel saque de la cárcel sus últimas series de dibujos. Dicha prohibición arbitraria viola los protocolos internacionales respecto al trato de los presos y, sobre todo, de los presos políticos. Constituye un nuevo intento del Estado cubano de despojar a Luis Manuel de su condición de artista, de reducirlo a la circunstancia de víctima o convertirlo en criminal. Luis Manuel ha insistido de todas las maneras posibles en que el arte es el centro de su vida, fuente inagotable de energía y sentido, y que es el arte el que va a salvarlo. La operatoria de convertir una celda en una galería busca desmantelar el relato deshumanizador del poder y de reinstalar en el imaginario de la gente la idea del cambio y de la resistencia. Nadie nos puede despojar de nuestro poder, a menos que nos comportemos como cómplices suyos, a menos que le creamos.
Centro Penitenciario de Máxima Seguridad en Guanajay (2024). Imagen: Martí Noticias.
La artista y académica cubanoamericana Coco Fusco, que ha coordinado la obra de cara a la Institución Arte internacional, ha declarado para este observatorio:
“Creo que la idea principal es intervenir en la Bienal de La Habana a través de las redes sociales, para demostrar con el gesto la hipocresía de las instituciones culturales, que utilizan la exposición de arte como cortina de humo que enmascara las continuas prácticas de represión. Hasta ahora ha habido más cobertura en la prensa de la performance de Luis que de todo lo que está ocurriendo oficialmente en el marco de la bienal”.
Fe de vida se consuma cuando artistas cubanos y extranjeros convocados oficialmente a la Bienal, y cualquier otro ciudadano que así lo decida, comiencen a tensar los límites de los protocolos penitenciarios y soliciten reiteradamente visitar a Luis Manuel en prisión, una movilización de cuerpos libres que quieren hacerse presentes en torno a un cuerpo preso. Si esto no ocurre, la obra se cierra igual, mostrando la soledad del vulnerable y la parafernalia inútil y ficticia de una dictadura con disfraz de revolución. La obra no tiene pérdidas, solo ganancias.
15 y K, sede del Departamento de Gestión de Establecimientos y Prisiones del Ministerio del Interior (2024). Foto: Cortesía del autor.
Para coordinar la visita a Luis Manuel, el propio artista mandó a publicar los números telefónicos del Departamento de Gestión de Establecimientos y Prisiones del Ministerio del Interior, destinados para este tipo de trámites. Los números son: +53 57 8583604, 7 8583479 y 7 8583455. Disponibles o no, ya son parte de la dinámica organizativa del evento. Digamos que 15 y K será a Luis Manuel lo que el Centro de Arte Contemporáneo Wifredo Lam a sus convidados. Asistiremos a la sinergia creativa involuntaria entre Minint y Mincult. De galera a galería, a su pesar, tributarán a una curaduría de la que no pueden escapar.
El reo al que el comisariado cultural y la agentura parapolicial han intentado invalidar socialmente, deroga el manual aplicado. Aunque los delitos que le fabricaron son comunes, Luis Manuel es un preso político y de conciencia en toda regla, capturado justo cuando iba a unirse a una manifestación antigubernamental y castigado por su activismo de años en pro de la democratización de las estructuras políticas de la sociedad cubana y de sus dependencias culturales. Un país que encarcela a sus artistas no puede, a estas alturas, llamarse democrático. El Observatorio de Derechos Culturales celebra la obra Fe de vida y la persistencia de Luis Manuel Otero Alcántara en salvaguardar su identidad de artista y ponerla en servicio de la sociedad civil cubana.
Las academias de música en Cuba
Capítulo del libro ‘Historia de la música popular cubana. De las danzas habaneras a la salsa (1829-1976)’, de Antonio Gómez Sotolongo (Hypermedia, 2024).