En Cuba la ilusión dura poco. No es el calor: es la impotencia. Existen espacios que quieren resistir, espacios para que uno se imagine por un instante que está en Madrid, en Roma, en Japón, o en la Cuba del futuro. Pero esa oportunidad solo existe para una clase social muy específica.
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La vuelta a la manzana
Ya se sabe: estatismo, encadenamiento, y un paisaje vigorosamente renovado para que todo siga, con Lampedusa, en lo mismo con lo mismo: recelos, discursos y más discursos, promesas, cálculos, maniobras. Una vecina exclama: “No sé adónde repinga vamos a parar”. La palabra “repinga” despliega un señorío inmediato.
Sobre la pedofrastia en Cuba
Hay dulces y juguetes en tiendas que no están hechas para nuestros niños. No es que sea difícil explicarles el porqué; es que resulta tan doloroso habernos creído todas las mentiras y aprender ahora a vivir sin nada, en un circo donde todos somos los bufones. Pero aquí seguimos, esperando a los yumas.
La manipulación del índice de pobreza en Cuba
La anunciada reforma salarial podría diluirse en una espiral inflacionaria de precios que mantendría muy bajo el poder adquisitivo. Para eliminar la escasez de alimentos tampoco parece posible la importación, pues la pandemia ha disminuido de manera drástica el turismo, las remesas y la venta de servicios médicos al exterior.
De periodista a lavaplatos: el guion de otra historia
Con las mismas manos de escribirte limpio la freidora Equipment Avantco de mi nuevo trabajo. Cinco años atrás, si alguien me hubiese dicho que estaría nueve horas en una cocina, entre el olor a fritas, grasa requemada, etc., me habría parecido un chiste, jamás un hecho real.
Biden o Trump: la familia cubana en la cuerda floja
Una victoria de Trump sería un escenario desolador. No es de sorprender una escalada en la represión y un despliegue lento y micro manejado de las reformas del gobierno de La Habana. La elección de Joe Biden, en cambio, supone una esperanza de regresar a la línea del diálogo.
No los queremos, no los necesitamos
Entiendo que esta gente, los del gobierno, cuiden la finquita con la saña de cualquier empresario que cuida su negocio. Pero me da rabia con los agentes: son los miserables, los penúltimos en la lista de beneficiados por el poder, los que no tienen nada, igual que nosotros, y se cogen pa’ eso. Dos veces he conversado con ellos.
La histeria como himno nacional
Entiendo por qué es difícil para la gente reconocer que existen estos momentos: es ver sin metáforas el horror de un pueblo. Yo me quedo con esta imagen: dos mujeres dentro de la turba, desde el otro lado del cristal de la patrulla, nos hacían la señal de “me gusta” con sus manos, dejándonos saber que no eran todos, y que no eran tan sinceros.
¿Qué están haciendo aquí?
La línea invisible es muy fácil de cruzar. Y cuando lo haces, te montan un show afuera. Lo importante es la confusión, el carnaval, para que nadie logre ver lo que verdaderamente pasa. Me da una rabia tremenda ver las imágenes de gente querida, amigas y amigos cercanos, que fueron machacados este 10 de octubre. Son imágenes que dicen: vete. Ya esto no da más.
¡Viva el 10 de octubre!
El pasado 10 de octubre el gobierno organizó ridículos actos de repudio contra intelectuales, periodistas y artivistas. El día que se celebra la independencia de Cuba. Carlos Manuel de Céspedes libera a sus esclavos y, 152 años después, la policía política cubana pone cepos al que piensa diferente, al que se rebela o alza la voz.