La actitud de quien ve fantasmas por todas partes y, un buen día, logra acreditar, con angustia, que sí son reales y sólidos.
Resultados de búsqueda para Virgilio Piñera
Virgilio Piñera picado por los mosquitos
Leyendo a Piñera y tratando de escribir sobre él, me he metamorfoseado yo también en un mosquito.
Virgilio Piñera, el perfume de la piña
Piñera se empeñó en una empresa expresionista y ‘povera’, alternativa a lo que se esperaba de un escritor cubano. Es como Rafael Blanco y Arístides Fernández. Ni siquiera es como Fidelio Ponce: más cómodo de manejar a la hora de implementar las conspiraciones de los lugares comunes nacionalistas.
Virgilio Piñera: las fábulas, la tumba, los graznidos (II)
Desde 1959 no han faltado en Cuba funcionarios tocados por la soberbia, ensombrecidos por el ejercicio del desprecio, y, al cabo, por una confusión épica consagrada a la “corrección política” y a las tonterías de la idea del compromiso social inmediato de la literatura.
Virgilio Piñera: las fábulas, la tumba, los graznidos (I)
Hace 40 años a Virgilio Piñera le dio un infarto y se murió un día como hoy: 18 de octubre. Estábamos en 1979, a un paso del Gran Éxodo. El Viejo Papagayo Graznador, la criatura enjuiciadora de “Grafomanía”, emitió, como aquel personaje de Samuel Beckett en Cómo es, su último cuac. Dijo cuac-cuac y dejó de respirar.
Más miedosa que Virgilio yo te prometo que iré
Lo importante de este mes es el Decrépito-Ley 35 y el miedo que tengo, cojones. Lezama Lima y Virgilio Piñera juntos no le llegan a la chancleta al Decrépito 35.
La dictadura del doble
Como en el final del cuento “El muñeco” de Virgilio Piñera (durante décadas censurado por Virgilio Piñera en Cuba), los cubanos aguardamos ahora estúpidamente ser despedazados por las manos de nuestra propia inocencia.
Ni todo el maquillaje del mundo hará que pasemos un feliz fin de año
Me arrepiento de no haberme maquillado en casa de Katherine Bisquet. Aunque estoy seguro de que hay marcas que no se quitan ni con todo el maquillaje del mundo. En nuestra conciencia civil hubo una grieta llamada San Isidro. Solo falta ese reconocimiento, ese despertar sin vuelta atrás del que hablaba Virgilio Piñera.