“Las entrevistas son la sífilis de los tiempos modernos” (Jean-Luc Godard)

Flavio Garciandía nació en Caibarién en 1954. Se graduó de la Escuela Provincial de Arte Rolando Escardó de Cienfuegos, de la Escuela Nacional de Arte de La Habana y del Instituto Superior de Arte, donde ejerció como profesor de pintura entre 1981 y 1990, dejando una impronta destacada en la manera de concebir y enfocar la práctica artística de varias generaciones de artistas cubanos.

La trayectoria de Flavio Garciandía es larga y diversa: comenzó en los años setenta con una tendencia hiperrealista, siguió con una profunda indagación sobre el acervo hasta entonces poco analizado de los aspectos de la cultura cubana, como el kitsch, las formas malas, la estética barriotera, la chealdad, los emblemas ideológicos…, hasta sumergirse en una pura abstracción que él denominó “Nueva abstracción tropical”: este arte de la intuición orgánica que todavía hoy sigue profundizando.

Flavio Garciandía es la figura central del arte cubano desde los años setenta. Su proceso de creación bebe de las fuentes del posmodernismo: se refiere sistemáticamente a la parodia, la cita, la recuperación, la mezcla, la recomposición.

Flavio aplica los dogmas de la ideología artística y de la historia del arte, aportándoles su singularidad. Al pintar, recomienza la pintura, reconquista la libre disposición de su invención, deniega el simulacro, la aquiescencia, pero defiende la epigonía.

Su objetivo no es iconoclasta: usa las imágenes acumuladas en las memorias, los procesos codificados o programados; vincula la pintura a su historia, a un atavismo cuyos orígenes se incuban en lo más profundo del inconsciente, para mostrar la totalidad de su esencia y hacer de ella un campo de conocimiento y de belleza.

La pintura de Flavio Garciandía es una inmanencia sensible, una concreción afectiva y sentimental, un lugar voluptuoso y contemplativo cuyo propósito es producir emoción, placer, belleza. No está hecha para transmitir un mensaje: es una zona de sensibilidad, de espiritualidad, una presencia, la proyección de un silencio expresivo. Sus cuadros son espacios de libertad, de respiración, de depuración y de reflexión; se dirigen al aparato de la percepción visual para alcanzar el ojo interior, “el ojo que escucha”, según Claudel.

Flavio acepta y defiende el color en su materialidad, en su concreción intrínseca. Su pintura no es austera, cerebral, repetitiva, fría: es jubilosa, sensible, variada, cálida. Va más allá de la abstracción o de la concreción, a fin de obtener una sonoridad formal y cromática que apela tanto al intelecto como a las emociones, para desembocar en resonancias físicas y espirituales.

En su concepto y práctica del arte, la dualidad forma-contenido está abolida: forma y contenido constituyen un solo hecho indivisible. Su arte es racionalista, procede de una concepción mental que obedece a reglas exactas y precisas, sin estar disociado de la pulsación y el color de la realidad moviente.

Flavio Garciandía vive en la fascinación: su pintura no representa la vida, es un silencio que hace viva la pintura, la luz puntual del mundo en el sujeto lírico.

¿Quién es Flavio Garciandía?


Yo, el decorador de cunas chino.

Háblame de tu infancia en Cuba, de tu familia…


Todo lo que usted necesita es un cisne.

¿Cuándo piensas que el arte se convirtió en el centro de tu vida?


Marmóreo monumento procomunista camuflado en edénica laguna ha perdido la mitad de una pierna.

¿Qué es el arte para ti?


Celos y angustias aquejan a los pacíficos habitantes de la Laguna, premonición quizás de traiciones por venir.

¿De qué manera has evolucionado como artista?


Todos estos sucesos confirman la sospecha de que el affaire de Leda con el cisne no fue un mito, sino una noticia caliente del verano.

¿Cómo definirías tu práctica artística?


Hacer chistes nunca se me dio (a pesar de que esa era mi verdadera vocación), pero fabricar citas falsas, sí.

¿Cómo contemplas tu estatus de creador en el siglo XXI?


Zoofilia, según Wikipedia: “excitación o placer sexual a través de actividades o fantasías con animales (también llamada bestialismo, bestialidad)”.

¿Cómo valoras el arte cubano contemporáneo?


Grupo de patos no integrados a organización alguna se declaran anarquistas y disidentes.

Háblame de tu proceso de creación.


Residentes del Estero, al sentirse acosados, se refugian en los bordes del cuadro.

¿Qué papel le concedes al arte y a los artistas en nuestra sociedad actual?


Endémicos habitantes del Estero perciben con alarma la llegada de libidinosos individuos con facha de pingueros profesionales.

¿Cómo valoras tu experiencia pedagógica?


Todavía hoy persiste el rumor según el cual Tristan Tzara mantuvo una misteriosa y promiscua relación con un hermoso cisne del lago de Zúrich.

¿Qué tipo de relación tienes con los galeristas y otros miembros el mundillo del arte?


La comunidad anatidaese (cisnes, patos, gansos, etc.) se niega tajantemente a apoyar a Julian Assange.

¿Cuándo y por qué decidiste exiliarte?


Vladimir Ilich Lenin, durante su polémica estancia en Zúrich, es conminado por la policía a abandonar un parque tras perseguir afanosamente a un cisne con equívocas intenciones.

¿Qué queda de Cuba en tu vida y en tu arte?


Finalmente se desata la lujuria y el caos, durante la hoy recordada “noche de las pingas locas”.


Galería


Flavio Garciandía – Galería.



Alberto Casado

Alberto Casado: “Cuba le pone color a los cristales que pinto”

François Vallée

“Veo a mi generación como la de la resistencia, aquella que desde la más absoluta oscuridad del Periodo Especial, supo hacer florecer un arte nuevo, auténtico y vigoroso. Una generación que tuvo que tragar en seco y aceptar que es difícil, casi imposible, transformar nuestra realidad política y social desde el arte”.





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2 Comentarios
  1. Mi coterráneo no encontró miedo, digo modo, mas ori(gi)nal de decir tam-poco, con tan promovida autoilustración e inclasificable resbalillo. Habremos de cuestionarnos tal trascendencia. Y que sirva de acicate el huero valleicidio a los zicotes de sucedáneos descalzados, digo; desclasados. Sigan preguntando a «grandes» de nimiedades. Qué pérdida

  2. El contenido vespertino -pongamos que esparcido al azar- del cubo de basura de la morgue de Bagdad, tras el bombardeo democratizante de Buchito El Antiterrorista, jamás mostraría mejor aspecto que estos cuadros, por mucho que diga la gente exagerada. Y miren que lo intentó ese criminal australiano, que ni siquiera los patos osan defender. Ahora bien, está claro que si de alguna recóndita manera esta pintura excelsa fuera reflejo del alma del autor -como pudieran creer algunos a partir de sus originales respuestas-, indudablemente estaríamos en presencia de un cadáver pintor. Por fortuna, su descomposición mortuoria se evidencia correosa, muy lenta, como a finas capas y jirones sucesivos, de manera que puede aún vomitar sus estertores oleaginosos cuando se le pone un lienzo frente a la boca.
    -No seas tonto -me dice un amigo cuando lee este comentario- Has caído en la trampa.
    -Así y todo, así y todo…

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