Lourdes Vázquez

Biografía

          Cuando niña jugué a ser administradora. Me sentaba en una silla de frente a una mesa y recortaba noticias de periódicos y revistas. Con cartulina diseñaba muñecas. Amarraba los recortes + las muñecas y los sostenía debajo del brazo. Nunca observé a las tortugas que navegaban en las nubes, sí al horizonte líquido violado por algún barco o algún cuerpo reventado en la orilla del mar.

          ¿De qué me sirve? ¿De qué me sirve ordenar el caos?

          Bailarina de flamenco fui. Taconeé la paz de los bird watchers admirando el plumaje de los halcones. Golpeé los adoquines, las plazas abandonadas, los zaguanes, danzando con mis brazos que te acaricio, darling. En mis muslos, esta flor con mis labios, este pequeño por nacer.

          Representante de Avon he sido. Montada en piraguas he vendido toda clase de productos de belleza a las indígenas. Trafiqué en la frontera con enciclopedias y el directorio de salud del Reader’s Guide lo intercambié por armas.

          ¿Qué más? 

          Mi cabeza ha modelado para pintores, mis extremidades han servido de base para esculturas, y mi torso, cuello y genitales han habitado en desnudo en jaulas de circo. He sido secretaria, taquígrafa y word processor. En esta misma libreta que escribo versos, he escrito jeroglíficos para Corporate America:

                              =puertorriqueña
                              =puertorriqueña
                              =puertorriqueña.



Sample I

Now, Lourdes Vázquez, you can pick up frequent flyer miles,
 not just your dry cleaning.
Hoja informativa Chase Manhattan


Now LV, dueño de manuscritos sin convocatoria, con una pierna inservible y carente de secretos. Incapaz de mover el cartílago, la complejidad del motion. Insuficiente de sombra. Now LV, ya que vas camino a tu máquina llena de obsesiones, sin que se te note la palidez de hombre infértil. Ahora. Introduces la mano en tu bolsillo y procedes a abrir la puerta con la llave que encierra a la princesa en la torre, al animal salvaje y a los niños indolentes, al vagabundo y a la prostituta. Ahora que te enfrentas al hielo andrógeno del cromio, como un pingüino emperador dueño de un estacionamiento, saca cuenta de este millaje como este niño saca cuenta del menudo de su bolsillo, o las culebras que surgen de las profundidades de la nieve. Ahora que coleccionas millaje como reliquias de una novia abandonada en el altar —un arete de plata, un talismán en azul, un velo coronado de hielos. Seashells en alta mar. Now LV, haz un cálculo de esta desproporción de objetos que como ramos de gardenias florecen entre las cenizas. Now LV, ya en la gasolinera abres la ventanilla del tapón de la gasolina y en esos instantes, igual a un distribuidor de SIDA en una colonia africana, caes a balazos, pálido diamante DeBeers, sin que te hayas percatado de qué color es la piel de la mano que aprieta el gatillo. Cuánto millaje es suficiente-enough-necesario-needed para recorrer con este auto el último rincón-aquel no descubierto-una catarata ancha, fría y rabiosa, el escondite de una orquídea desconocida, sin que al final te aceche la sonrisa de una calavera. To most people, ya eres ángel de tetas caídas. To most people, una Gloria Trevi fugitiva y abandonada por los periodistas. To most people, this is where you bought gas. To Lourdes Vázquez, it’s where he obtained the mileage of his DEATH.



Mediterráneo

Es verano en Atenas, en un pequeño hotel
 sin aire acondicionado.


          Esta mañana una ballena amaneció en la costa. Llegó con buenas intenciones y se posó de frente a las cúpulas y los pequeños pájaros enjaulados. Escogió el anfiteatro, las mezquitas y las esculturas griegas y otomanas. Seleccionó los palacios de los cruzados, las blancas edificaciones, el espectáculo de los acantilados y la complejidad de las ruinas imperiales.

          Tomó el pentagrama que formula nuestro cariño, esa intensidad que se mueve mar arriba, mar abajo, dividiendo continentes, con Bach como música de fondo.

          Me he trepado en el lomo de mi amiga. Le he abrazado un ojo. He besado su cara para que no quepa la menor duda de que mi devoción es simple y sólida. 

          Es que cuando tengo un mamífero cerca, te siento rítmico acercarte sin ruidos o interferencias. En esa epístola de amor desproporcionado, absolutamente te clavas en mi cabeza, entre los chorros de agua del animal y el compás de aquel gran Mediterráneo.



Pieza de barco

          Una vez cené en una terraza de una isla exótica con el mar de fondo. Los mozos iban y venían con sus bandejas de metal repletas de bebidas y platos, servilletas y cubiertos. Los comensales brindaban, mientras hincaban sus tenedores en el pedazo de carne o la ensalada de mariscos. La luz del restorán era una punzante, aguda y me hacía levantar la vista una y otra vez.  

          Una y otra vez me topé con la figura de aquella estatua oscura en el centro del salón. Era un mascarón de barco. Una escultura de madera imponente, cómoda y vieja de una mujer sin brazos y con facciones protuberantes.

          Los mascarones son aquellas esculturas que se adhieren a la proa de la nave, sin que nadie los haya invitado. Para que se navegue sin angustias, cortan el agua como se rompe un pedazo de pan. Tan real me parecía aquella madera que quise conversar con ella toda la tragedia de mis naufragios, imaginando la tranquilidad y esperanza que conjugan las ballenas y los delfines danzando al filo del agua. Quise preguntarle por la locura de los marinos. 

          ¿En qué parte del océano da inicio?



Pétalo negro 

a A.S.

Un pétalo negro quedó regado por el pasto. No hay piedad. Tartamudeas, repites oraciones una y mil veces y te quedas quieto, como un pelotero sin brazos en medio de las piedras. Tu piel, tu piel, su color y la textura. Por ella mueres todas las noches escuchando a tu madre gritar. Un coro de zorros le hace compañía. Tu madre y los zorros son tus pesadillasTu madre y los zorros desde el tren presenciando tres negros colgados de un árbolNo ha quedado huella superficial de temor u odio. Tampoco quedó huella de sangre. Mas, es sacrílego escucharte, casi ominoso, cuando dices que por varios años continuaste con el mismo recorrido entre Texas y California. Es una fortuna que viviste para contarlo y que me lo digas con esa calma de psicoanalista entrenado por judíos, como si se tratara de un paciente que tienes internado. Habría que lavar la tierra dura del desierto, los cactus y los ríos que se encabritan por aquellas montañas, para poder vengar la cantidad de inocentes que cayeron por aquella zona. Habría que abrazarte como se abraza a un pequeño jardín, con delicadeza para que no te partas. Quién sabe pétalo negro si así atravieses el alba y el trigo dulce y cesen los malos sueños.



¿Usted tortura?

Aquí,
en este tren de rieles defectuosos.
Las pequeñas casas a ambos lados.
Esa avispa con su cuerno afilado.
Un caballo que se desliza por el agua.
El paso del tiempo con todos sus secretos.
YO furiosa y hambrienta. Es lo usual.

El boletero se ha acercado
a cobrarnos un boleto construido por miles de imperios, 
o con el cashmere obtenido en la última guerra.

Boletero con látigo: “Where to?
El tren continúa su viaje rompiendo el hierro rojo,
interrumpiendo la paz del baño de los ancianos y la saudade 
de los maridos atrapados en la pantalla de CNN.

Que nadie rete este teatro del silencio, 
esta realidad rodante en espera de patente. 
Y como los camellos en el mero desierto 
o los linces en busca de nieve fresca,
no ver,
                    no entender,
                                        apagar este escenario.

No te dije Pedro,

A Pedro Pietri


          no te dije. Nunca te dije, porque me imagino que no te significaba mucho. Te dije, tal vez, con alguna mirada o un gesto especial, sentados en el piso de mi sala stoned de felicidad: porque sí tuvimos instantes de felicidad. 

          Para sobrevivir confiaste en los múltiples espejos pegados al mismo ojo: The Fly, ciertamente. Una gran cabeza con ojos. Panorama torturante de la mano de Drácula susurrándote al oído alguna frase prohibida por el largo pasillo de la noche.

          Stoned para poder olvidar el afecto, la paz y la guerra, la compasión, el llanto, los sueños, el instinto, a tu padre en la caja de muertos y Vietnam cual transfusión de sangre paulatina e inmisericorde.   

          No te dije Pedro, pero te digo. Has sido presagio, sueño y pesadilla, locura y sin razón. Sin apaciguos, ni avatares, has sido toda la independencia. Te dije, te digo Pedro, has sido la agilidad marginal sin obstrucción, aquel amigo entrañable y eximido de errores o distracciones. 

          Te digo Pedro, pero te digo. Has sido aquella locuacidad que no tuve, aquella canción premeditadamente apasionada y explosivamente dulce que se atasca en el recuerdo. 

6 de marzo de 2004



Salmo 2

          Que se proteja a los travestis de mi isla que con esmero y a cabalidad taconean por el alto de la parada quince, sin sofocar el sueño de las garzas ensartadas en los postes. Que se convenga un contrato de querencias con estos profetas, que como todo profeta se atavía de peluca rubia, para no ser digerido por las rosas feroces que contaminan el aire.

          Que se castigue a los desvergonzados que intentan gozar de sus nalgas sin que medie el trueque sagrado de la moneda. Que ese abrigo se extienda a las costureras y maquillistas que con ahínco y sin prisa participan de esta economía paralela.



Salmo 4

Te anticipo que esta isla es una máquina de destrucción afectiva y la muerte accidental se ha convertido en nuestra aliada. Por ejemplo, podemos morir poco a poco sentados en el balcón de nuestra casa, en espera de que alguien nos componga una caricia en la mejilla o construya un abrazo cuerpo con cuerpo; o tal vez podemos enfrentarnos a la receta perfecta, una receta donde ejecutemos la vida misma, privándonos del oxígeno, que se agoten los latidos, que sea separado el cuerpo del alma, que se descubra el repulsivo esqueleto.



Salmo 6

Mujer con el pecho abierto y un seno al aire,
me sorprendo
en la cama de mi hijo,
mariposa enferma que reposa en mi pelo fecundo
su boca limpiando mis bacterias,
y tu teta colgada en la memoria del momento,
en el ropaje del sentimiento,
en la ambivalencia espléndida
de que tal vez él ya no me espera,
de que tal vez a mí ya no me importe.



El límite

Su sonrisa me ilumina el día y soy feliz.
Mientras escribo este poema, creo que soy dichosa.
El acordarme que le amo, que el futuro 
no es un invento cibernético, me llena de bienestar.

Hasta hace poco fui muy feliz.
Cuando el amor quedó colgado de un poste eléctrico,
disfrazada de bacanal corro 
y como los indios de la isla de Trinidad,
choco con los zafacones y puertas de bares,
atropellando a todo el que encuentro.

DEVORAR su cabeza, sus pies y su lengua
es lo que quiero y como las mujeres que destrozan
la cosecha y los hogares del antiguo pueblo,
comerme a los recién nacidos,
explotar los senos de las parturientas,
reventar los sesos de las terneras,
triturar los huevos de las gallinas del corral.

A eso se ha limitado mi felicidad.



Salmo 10

Solo le pido a Dios
que la guerra no me sea indiferente
Violeta Parra


          Este salmo no es un salmo,
es un recuento de tormentos, una pena, una pesquisa.
          Porque las torturas son lecciones, señalan los periodistas,
para que otros no insinúen repetir conductas.
          Porque la tortura es penalidad de alto riesgo
y el cuerpo torturado permanece en la mente como un espasmo deforme.
          El torturado sin sus manos,
                    La torturada perseguida por fantasmas,
                    La foto de la página inerte del diario.

          Y en el continente, las comisiones de derechos humanos convocan asambleas diarias y las madres en las plazas reclaman sus muertos. 

Y en mi pequeña isla rodeada de sal,
la tortura es como un boxeador comatoso,
un mero asunto familiar,
un maleficio inexplicable.



El pozo

Un pozo puede ser una cabeza rapada
en su mero centro.
Utilizando una navaja afilada,
a media pulgada de la frente
rapas su circunferencia 
sin reservas o temores
cual monje trapense que limpia su ano
en mitad de la noche.



Salmo 12

Oigan esto, los pueblos de la tierra […] gente
de clase humilde y de la alta, ricos y pobres, todos en conjunto.
Salmo 49


          A regocijarse porque el territorio está repleto de espacios sagrados. Pequeñas cruces blancas en los caminos, en las esquinas de los barrios, en los principales highways. Y llega la hermana y prende velas y llegan los otros y ensartan flores plásticas y llegan las madres y lloran una vez más.

          A regocijarse porque los antropólogos y sociólogos estudian el fenómeno y los escritores y periodistas tenemos de qué escribir.

          A regocijarse porque los negocios de funerarias se han sofisticado y andan prósperos y sus dueños viven en urbanizaciones vigiladas por control remoto. Regocijarse pido, ya que los abogados se nutren de esta guerra civil no declarada.

          Regocijarse y dar gracias porque las reinas de las fiestas patronales son financiadas por estas bienandanzas.

          Regocijarse por mi sobrina que ama a todos los rapados de mirada lánguida y automóviles relucientes.

          Regocijarse y dar gracias porque se componen raps sobre el tema, que se escuchan en las emisoras de radio y son bailados en todo el Caribe.

          Regocijémonos, porque el tiempo pasa y el olvido entra con su catálogo de intuiciones y en forma de boa se sienta en el trono del palacio.

          A regocijarse, porque para eso se inventaron los altares.



Con ligereza

Debo soltar este niño
como se desatan las sandalias
del gladiador romano.

Con ambas manos, o con una sola,
manipulas el cordón o cuero.
Halas y la larga fibra cae al suelo suavemente
hasta liberar el pie y su alma.



Salmo 15

Una pareja joven distraída va por la calle principal. En ese instante un hombre se aproxima: 

—Apártate —señala a la mujer. 

En menos de un segundo saca un arma y dispara al hombre cuatro tiros a quemarropa. La noticia informa que la joven era su esposa. A continuación las declaraciones de esta: 

—Un hombre se aproximó y me indicó que me apartara, sacó un arma y acribilló a tiros a mi marido.

Cómo saber qué fue de ella, si consolidó las deudas y canceló la hipoteca del hogar propio. Si los niños han tenido que acudir a algún consultorio de siquiatra. Si ella viste de negro y anda gorda de pena. Aún más, yo quisiera saber qué se siente caminar de noche sola.



Gaza

I

En el medio de tanta noticia doméstica
detallando accidentes aparatosos,
animales atrapados en la intensa nieve,
o las medidas para el aumento de la seguridad de la ciudad,
un padre sacude a su niño muerto
ya convertido en muñeco de trapo,
un abuelo enseña a las cámaras a su nieto
recién nacido, ya sin ánima.

La muerte lenta y certera se mueve 
          como la arena del desierto.


II

La noche que entregué el gato
a un refugio de animales
un obelisco fue descubierto,
           (debo decir otro).

Pagué veinticinco dólares
mostré mi licencia con la
dirección indicada
y recordé el corazón triste
de los pescadores de Zanzíbar,
la casa sin puertas de sus mujeres,
los muñecos de trapo en Gaza.

Tomé un somnífero amarillo.
Lloré.



Salmo 17

Sirve a Dios con temor,
porque Dios anda de clandestino
en jeans y bigotes
y se transporta de barrio en barrio
con la celeridad del insecto
a punto de descubrir el cuerpo mutilado.

Tomen nota sus eminencias los jueces,
los ministros de Justicia y sus fiscales
y besen la estatua de este Dios —good looking— que sonríe.
Besen sus pies con respeto,
que para entrar al cielo es preciso morir. 



Salmo 18

Voy a sentarme aquí en lo más claro…
Eliseo Diego


Voy a sentarme en este balcón
como si fuera la tarde 
para presenciar cómo 
huyen del país
todas las madres jóvenes y viejas
buscando refugio de esta guerra,

Voy a esperar a que oscurezca en los pantanos
que los jueyes asomen su casco y
el mar sacuda los esqueletos de los náufragos.

Voy a sentarme en lo más cómodo,
lo más fresco, lo más alto.
Sacaré mi abanico y
estimaré cuántas somos,
verificaré cuántas quedan.



Salmo 19

          Que se destruyan los manuales de adiestramiento sobre el desmembramiento de sociedades. Que cese la construcción de verjas, muros, rejas, portones y ataúdes.

          Que se organice una vigilia interactiva y se pinte un arco iris redondo donde se puedan esconder las criaturas. Que se desactiven las minas que nos están dejando cojos de compasión. Que se limpien los emplegostes de sangre en los troncos de los árboles, las plazas y el bitumul azul, como los médicos limpian de maleficios las próstatas y mi padre se limpia los dientes satisfecho de la mujer que tiene.

          Que a ellas se le consiga pareja, para poder revolcarse como los dioses, reyes y tigres, especialmente aquellas que se han quedado solas, como las agujas de coser de una reina en el centro del obelisco.

          Que se invente una Comisión de Atrocidades que incluya curanderas, brujas, santeros y espiritistas. Que dicha Comisión examine los niños traumatizados por esta Feria de concreto.

          Que yo pueda soñar a mi hijo vivo y no en la fosa fresca, el sol picante, ya sin lágrimas, pagando el balance del servicio fúnebre con esta American Express que resuelve hasta la muerte.          



Inventario romano

Thesa la bella, gentil princesa…
Vicente Huidobro


                    —A Dyke was slashed. Where is your rage?
                    —¿Qué es un Dyke?
                    —Signora, puede ser Atenas.

          Es Atenas indeed la guardiana de la flora, guerrera temible, inventora del caballo, el arco, la espada, carente de madre, protectora de la artesanía, las túnicas de seda, los textiles con imágenes de toros, las máscaras multicolores, el búho y la aceituna.

          Atenas was slashed y del palacio arrastraron con un océano desmemoriado, una hija demente con collares en el pescuezo. Thesa la bella, de reinado en reinado buscando una corona desconocida.

          Destrozaron los escudos de bronce, aquellos que protegían la montaña, el horizonte, la palabra, el secreto, la llave, la mentira, la invasión, el placer, los gordos cuando hacen sexo, la luna, las esperanzas, el fuego en el caldero, la caja de bronce con Eros dormido, el arco del templo con sus columnas, tres niñas de mármol, Artemisa de noche.

De los almacenes sagrados tomaron 
                    52 tablones escritos
                    3 sarcófagos de mármol con placas en cristal de roca, cuya inscripción:
                    “Con la providencia de las diosas”, protegía a Minerva.
                    13 retratos de las hijas del rey
                    108 diademas de oro
                    1 sartén con la escultura de la cabeza de Afrodita en el mango
                    1 delfín de plata con ojos de diamante.
                    —Mon Dieu.

Han saqueado el Partenón y nos han despojado del trono con sus águilas y el león de bronce
                    1 ánfora forrada de lapislázuli
                    420 dracmas de oro
                    14 sortijas de plata de la ciudad de Alejandría
                    14 conchas blancas
                    la diosa de bronce con su corona
                    los paneles negros de la villa imperial
                    todos los jarrones con pimienta 
                    la seda y el cuero para vestirnos
                    25 estatuas de niños en madera
                    27 cabezas de cabras en oro
                    33 cuchillos de hierro pulido
                    1 esfinge iluminada en perlas
                    14 escudos que me protegían de mis hermanas y mi madre ya loca en un sanatorium.
                    Los 75 tesoros de la diosa ISIS
                    1 broche de marfil dedicado a mi padre.
                    206 cajas de flechas transportaron en sus carretas 
                    2 manos talladas en madera con decorados en coral y rubí
                    210 sellos, uno roto
                    221 canastas de bronce llenas de cabezas de elefantes 
                    con sus mechas de pelo sucio por la sangre coagulada.
                    Los mikrakis descuartizados.  
                    El rey tuerto, la reina loca, 
                    1 niña negra dentro de un envase de cerámica
                    1 taíno embalsamado y muerto por envenenamiento de flecha.  

                                        —¿Gentle madam, no!!!
                                        —¿Cómo llegó allí?  

          Deshechos humanos dentro de un caldero de bronce,
          toda la leña, todo el fuego con su color y luz.  
          214 hojas de acero.
       

Robáronse

                    1 ánfora con el veneno para liquidar idiotas. Exterminarme he dicho, como una plaga de orugas. ¡Ay que tragedia! Hasta mis esclavas se llevaron. Ya no hay nadie que desenrede mi pelo, limpie mis uñas, diseñe mis ojos, lave las telas, los mantos, las cazuelas, los trajes, pula las joyas y mantenga el oro en las felpas. Las aldabas y albercas han sido destruidas, el agua infectada, los lotos saturados de mercurio, mis sales, lociones de baño, todas las esencias se han llevado. Me muero de dolor de ver tanto destrozo.  

          Como piratas de estrellas de Hollywood cargaron con los buitres.  Mi madre que se tira de los pelos en el sanatorium, ¡ay, ay, ay!, carente de abluciones y manjares. Y mis hermanas de puro coraje han decidido destrozar lo poco que queda. Destrozarnos he dicho. Reventarnos los ojos. Buscan en palacio una caja azul con joyas y documentos escritos en lengua legal. Sigo quejándome de tristeza. Las veo rompiendo las paredes con un marrón de hierro. He bajado a la bóveda de vinos para protegerme.

          Nos han arrancado
                    12 estatuas de Apolo con sus músculos, tendones, caderas, pelo, labios perfectamente moldeados. Sus ojos blancos y sin respiración,
                    1 pequeño altar de plata
                    7 discos de oro
                    122 jarras de vino
                    1 bastón con cabeza de leopardo
                    14 jarrones de aceitunas +
                    los cisnes de Hera:

—¡Qué desgracia, raptaron las sirenas del mar! Quien atenta contra nuestras sirenas también nos roba el mar enfurecido con sus rayos palpitantes de luz. No cabe duda, es una venganza. 

Nos despojaron los caminos y
                    1 mesa de piedra con 11 momias doradas
                    15 uñas de bronce
                    7 escaleras de madera de palma
                    16 tiaras
                    27 canastas de fibra de Tolomeo
                    1 hacha con cabeza de buey. Es el hacha que destroza las brujas, los lobos, el buitre enfermo, el paralítico, el pobre, el negro,
                    el general coleccionista de relojes, la isla de piedra con sus sueños.
                    3 cadenas de plata sólida para vírgenes casaderas
                    7 imperdibles de oro para empatar las nubes.

          Una cría de yeguas corre cuesta abajo. Juguetean con sus hocicos. Halan las trancas, las aldabas, las cerraduras, los picaportes. Abren todas las puertas. Descubren los secretos. Es la estatua de Atenas sangrada, la misma vestida de marmol rosado con un arco y una espada de madera en su mano derecha. Un seno missing, como las amazonas hambrientas de Guerra.

          Como junkies que roban en mitad de la noche, cíclopes con patas deformes sustrajeron
                    1 rinoceronte de esmeraldas 
                    39 figuras de ciprés
                    1 cuadro con inscripción borrosa
                    30 artefactos americanos
                    2 puertas 
                    1 tabla inscrita EU TE AMO del templo de Delia
                    22 coronas de laureles frescos
                    122 máscaras de yeso
                    6 collares con péndulos de plata

La corona que se utilizó en la coronación de Samotracia, la corona del Concilio de Eudolos, las coronas de Rodos, Demetrios, Corintos, las coronas de Samos, de Temístokles, el cristal de roca con la inscripción de la emperatriz, la corona de Midas. In the name of Godthe most passionate han arrancado las flautas a los músicos, el zumbido de los pájaros, lo blanco de la luna, el ruido de la tierra, la aspereza de la raíz, la redondez de las semillas.

                    —¿Qué comeremos?

Malditos piratas, se han llevado
                    las verjas y
                    53 copas de plata
                    2 jarrones para el vinagre 
                    64 alfileres, flores, aretes, manzanas, peras, hojas de parra en oro blanco
                    32 pulseras y 43 collares de oro rosado
                    otra pulsera
                    1 juego de ajedrez en marfil
                    79 esmeraldas sueltas
                    2 cuernos de bronce derrumbaron,
                    33 floreros decorados con motivos de paz
                    un pedazo de oro en una caja de metal
                    otro collar con diseños de serpientes
                    1 estatua pequeña de Vesta en una caja de madera
la imagen de Artemisa, la imagen de Eros. Nos despojaron la posibilidad, el encanto, la nostalgia, esta saudade, el latido, las crónicas, los dibujos de los niños, la amistad, las cintas de colores, las cartas de amor, los sueños, en especial el sueño recurrente de aquellos hombres vestidos de mujeres.

                    —¡A quién le importa!

Hace frío. Escucho los macetazos que se confunden con el látigo del viento. Mis hermanas rompiendo el marmol y la roca.

          —Who lives? Who dies?
          —A Dyke was slashed!!!

Nos han dejado solas y a mí con ellas. Sin aretes nos han dejado, sin envases sagrados para quemar incienso, sin copas de vino, sin sortijas para los dedos de los pies, sin los pequeños platillos para mezclar las pinturas de nuestros ojos, sin el vermelho de los labios, sin los peines de marfil. Solas, repito, como monos sagrados, como un congreso de malezas, como un país sin turistas. Mudas, sordas, bizcas, shoppers exterminadas.



© Imagen de portada: Lourdes Vázquez.




Sobre la autora:
Lourdes Vázquez (Puerto Rico). Narradora, poeta, ensayista, traductora y bibliotecaria emérita de Rutgers University. Entre sus premios se incluyen: las Menciones de Honor del National Poetry Series, Paz Prize for Poetry (USA) por Un enigma esas muñecas (Torremozas, 2015) y Foreword Reviews Book of the Year Award por su libro Bestiary: Selected Poems 1986-1997 (Bilingual Review Pressen Arizona State University, 2004); así como el Juan Rulfo de Cuentos (Francia, 2002) por su cuento “La Estatuilla”. Una selección de su poesía ha sido publicada en italiano. Sus libros de cuentos incluyen: La mujer, el pan y el pordiosero (Eón, 2010); Adagio con fugas y ciertos afectos (Verbum, 2013)yOrígenes de lo eterno y así las cosas (Verbum, 2020). Compiló la antología Cuando narradoras latinoamericanas narran en Estados Unidos (Fundación Ross, 2009). Su novela Sin ti no soy yo (Not Myself Without You, Bilingual Review Press de Arizona State University, 2012) forma parte del listado Top Ten New Latino Authors to Watch; así como The New Essential Guide to Spanish Reading (America Reads Spanish).


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Ana Varela Tafur

Ana Varela Tafur

Ana Varela Tafur (Perú, 1963). Poeta, docente y activista cultural. Ha publicado, entre otros títulos, ‘Lo que no veo en visiones’ (1992), ‘Voces desde la orilla’ (2000), ‘Dama en el escenario’ (2001) y ‘Estancias de Emilia Tangoa’ (2022).






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