“Quieren que se haga en secreto, sin despedida. Quieren llevarme al borde de un cementerio, a una tumba fresca y decirme: aquí yace vuestro hijo”.
Con Ernesto Hernández Busto (director) y Jesús Hdez Güero (artista visual)
Librería Arenales
Vallehermoso 110 · Chamberí · Madrid 28003
Vino español tras la presentación.
“Quieren que se haga en secreto, sin despedida. Quieren llevarme al borde de un cementerio, a una tumba fresca y decirme: aquí yace vuestro hijo”.
Yo debía olvidar el mito de un país pequeño que se enfrenta a una potencia extranjera.
En la foto de este 13 de marzo, no me llaman tanto la atención los trece balazos en la estación vedadense de Radio Reloj. Al contrario, me llama la atención que el cristal en la práctica resistió.
Los símbolos patrios pertenecen a toda la ciudadanía, hacen parte del imaginario colectivo de la nación que, a su vez, se ha nutrido de la historia construida a lo largo de nuestro devenir.
Estados Unidos anunciará importantes sanciones contra Rusia por la muerte de Alexei Navalny y la guerra de Ucrania, dirigidas contra la base de defensa.
La estrella cubana de flamenco Irene Rodríguez hace de Tampa su nuevo hogar, compartiendo su pasión y reconstruyendo su vida a través de la danza.
“Los esforzados dueños-choferes de almendrones son sólo otra de las tantas categorías de héroes anónimos que mantienen, mal que bien y nadie sabe cómo, la Isla funcionando. O que, al menos, evitan que se hunda definitivamente”.
En su programa nocturno de televisión, el presidente venezolano Nicolás Maduro calificó a la ExxonMobil de “brazo imperial del petróleo”.
Armando Lucas Correa (Guantánamo, Cuba, 1959) Escritor, investigador, periodista y editor cubano. Su primera novela, “La niña alemana” vendió más de un millón de ejemplares. “El silencio en sus ojos” es su más reciente trabajo. Reside en Nueva York.
He continuado denunciando el castigo ilegal del gobierno cubano a los profesionales, condenados a ocho años de separación familiar; así como el trabajo esclavista en las misiones médicas.
Conocí a Raúl Cordero en La Habana a mediados de los años noventa, pues viví por un tiempo frente a su apartamento en la Avenida de los Presidentes. Su personalidad y su arte me cautivaron inmediatamente. Vivía como le daba la gana, pintaba cuando quería, escuchaba buena música, sabía mucho de todas las artes y jugaba al tenis, como yo.
A pocos metros del glamur de los hoteles Manzana Kempinski y Packard, se extiende una ciudad desvencijada, con aguas pútridas en mil y un lugares, vertederos… Casi toda la capital es como un basurero enorme con vista al mar, un garbageland. Sus fronteras se han ido extendiendo con el tiempo, y ni siquiera las frena el litoral.
No ha existido un día desde que comenzó la cuarentena en que no se hayan denunciado actos de hostigamiento. Es cuando se empieza a ver la efectividad de habernos reinventado: las redes sociales se han convertido en el campo de batalla más inmediato.