Alejandro Taquechel (La Víbora, Cuba, 1982) es fotógrafo. Su obra investiga la huella poscomuista. Vive exiliado en Miami.

Alejandro Taquechel (La Víbora, Cuba, 1982) es fotógrafo. Su obra investiga la huella poscomuista. Vive exiliado en Miami.
‘La revolución silenciosa’, de Lars Kraume, es una película frustrante por la incapacidad de hallar en ella una línea divisoria nítida entre buenos y malos.
“Nunca me interesó la fotografía como el hecho de saber de exposiciones o diafragma o saber de fotos en sí; simplemente siempre he sacado fotos en mi vida y lo he hecho con la cámara que he tenido a la mano”.
El clientelismo es un orden social que “resuelve el problema de la violencia concediendo a las élites políticas un control privilegiado sobre zonas de la economía, obteniendo cada una de ellas una parte de las rentas”.
‘Siento que he cumplido conmigo mismo, que no me he quedado callado o cruzado de brazos ante las cosas que me molestan.’
Yasiel Elizagaray pertenece a la tradición del retrato sugestivo con rasgos expresionistas, que tuvo grandes exponentes en la vanguardia cubana.
Nicaragua emerge como el puente crucial en la ruta migratoria hacia EE.UU. para africanos, cubanos y haitianos. En Managua, una red de servicios y guías facilita el trayecto.
Todos se irán, como se fueron Fidel Castro y Gina Lollobrigida. Nos dejaron como un toque a punto de sepia en Technicolor, impreso en la memoria de una época espectacular.
La Organización de las Naciones Integradas había hecho declaraciones. Prácticamente autorizaba a matar a los casos más violentos de rabia.
“Deja a esa mujer”, dije. “Es ciega y comprende el amor de una forma tan ancestral que se aproxima a lo siniestro”, murmuró.
Necesitaba cierta lógica de ficción para empatar las dos imágenes que tengo de ella: primera y última cita.
La edad de las ciudades se cuenta a partir del día que llegamos a ellas. Yo llegué a Los Ángeles en 1979, recién salido de la cárcel, en el vigésimo año de la época revolucionaria, en plena era del Disco. Mi primer elepé, adquirido con dinero propio, fue Bad Girls, de Donna Summer; mi primer atuendo angelino, unos pantalones de gabardina sintética y un saco cruzado de solapas anchas; mi primera película, Apocalipsis Now en el Cinerama de Hollywood.