Una excelente representación de una era pasada. Una mirada oblicua al presente cubano. Una advertencia para el futuro.
Una excelente representación de una era pasada. Una mirada oblicua al presente cubano. Una advertencia para el futuro.
El primer llamamiento de un movimiento fascista, o prematuramente fascista, es contra los intrusos.
Los países no desaparecen con una explosión: agonizan en la desidia y se van apagando a medida que sus habitantes los abandonan.
Martí es nuestro equipo de fútbol, una suerte de grandeza manejable, a falta de la real, la de todos los días de un país normal.
Los chismes, los inuendos, los insultos y los bretes están de más. No participemos en las campañas de desinformación y descrédito de la Seguridad del Estado.
Escucha a alguien que lo llama. Pudiera ser su madre o su perro. No lo sabe y no mira atrás.
La esperanza y el cambio. El mensaje está claro: construir un mundo nuevo y mejor con los fragmentos del pasado.
En un tiempo donde los algoritmos persiguen tendencias y la atención se diluye, lo que sigue importando es el trabajo lento de construir una vida al servicio de la expresión.
Pongamos que el vestido le ha servido de segunda piel, aquella con la que ha podido no ya camuflarse, sino habitar desde el arte las adversidades de la emigración o el exilio.
A veces, casi siempre, contemplo solitaria esta bahía: algún barco, o ninguno, a la vista.
Nuestra realidad se acerca a lo inevitable. Cuba y su mierda convidan a escapar, como en algunos finales de ‘La isla vertical’.
Félix Luis Viera (Cuba, 1945). Poeta, cuentista y novelista, es autor de una vasta obra, de la cual destacan, entre otros, los libros de poemas: ‘Una melodía sin ton ni son bajo la lluvia’ , ‘La patria es una naranja’ y ‘Sin ton ni son’. En 2019 recibió el Premio Nacional de Literatura Independiente Gastón Baquero.
El suicidio es un pecado y es destino. Antes o después, ese plan preconcebido se cumple. Hay un mantra que gira alrededor del elegido, en la manera que escoge para irse.
La Primera Bienal Internacional de Humor Político intenta monopolizar y reconducir sátiras y tropos hacia las conveniencias del poder.
“La velocidad de la luz es una constante fundamental del universo. Desde los albores de la Física moderna, esta constante ha fascinado y desafiado a la humanidad”.
La policía ecuatoriana irrumpió a última hora del viernes en la embajada de México en Quito y sacó a un ex vicepresidente que había solicitado asilo.
El presidente ucraniano Zelenskyy visita Washington para mantener conversaciones cruciales con el presidente Biden y el Congreso, en medio de debates sobre la ayuda adicional.
El gobierno ruso ha negado las comunicaciones al líder opositor Alexey Navalny. Su equipo y abogado mantienen las solicitudes de prueba de vida.
Debido a la falta de educación cívica, el deterioro de la cultura, y la escasez en la Isla, llegar a Miami produce un desenfreno de consumismo y un deseo desmesurado de enriquecerse.
Es más fácil relacionarlo todo con Estados Unidos, “nuestro enemigo histórico”, y aunque muchos jóvenes sabemos que nada de eso es cierto, ese cuento se lo han embutido a nuestros padres y abuelos como polluelo en nido, y algunos son hasta capaces de picarnos la cara por defender el absurdo establishment.
Las habituales justificaciones del Estado ante la brutalidad policial se desmoronan ante las imágenes del 27 de enero, al mismo tiempo que suman apoyos, no por la patria en abstracto sino por los afectos, porque son colegas, conocidos o conocidos de conocidos que, quizás por primera vez, han sentido que a ellos también les pudiera pasar lo mismo.
“Todo lo que no deje plata en el capitalismo está mal visto, es algo contra natura. Desde ese punto de vista, los autores hispanos somos rebeldes, salvajes, marginales. Lo que muchos niegan es que estos salvajes son parte de la cultura del país, ya que el español es el segundo idioma más hablado en Estados Unidos”.
Esto no es un texto de poscritica, no es un ensayo, no es la transcripción siquiera de una conversación formal: esto no es sino una acusación.
“Los cubanos de Miami, toda esa primera generación de la emigración, iban a ver qué hacía la hija de Elena Burke, porque a ella era a la que conocían. Iban comentando, seguro que no va a ser tan buena como la madre”.
“He apostado por una síntesis que —dándome chucho— llamo ‘estética de hipervínculo’ [risas], sin saber si existe algo por el estilo”.