No hay eventos a los que acudir: ni tertulias, ni festivales, ni espacios de opinión donde se pueda debatir qué se debería hacer con las estatuas, una vez que el sistema se desplome.

No hay eventos a los que acudir: ni tertulias, ni festivales, ni espacios de opinión donde se pueda debatir qué se debería hacer con las estatuas, una vez que el sistema se desplome.
Claudia Sheinbaum está a punto de convertirse en la primera mujer presidenta de México. Las encuestas le otorgan una amplia ventaja antes de las elecciones.
Georgia, imitando la legislación rusa, ha comenzado a perseguir a las ONG que reciben financiamiento desde el exterior, utilizando la nueva ley de “agentes extranjeros”.
Veo cada detalle, oigo lo que se dijo y se calló, toco en mi mente la mano temblorosa de mi padre que hasta aquel día no sabía que existía.
“Que me perdonen todos los que, de un modo u otro, me conocieron y no pudieron realizarse”.
“Una protesta contra la dictadura autoritaria de un sistema anacrónico y contra el mundo libre y su demagógico discurso de ‘igualdad, libertad, fraternidad’”.
“Una de las cuestiones más interesantes fue que el profesor culminara su disertación afirmando que nuestro país no había sido fruto de un proceso de conquista, sino solamente de la transculturación”.
Desde el momento de su muerte, como un desprendimiento total, categórico y nacional, una frase inundó el ambiente: “Yo soy Fidel”.
… es una ollita de presión: / el que entra duro se ablanda, / el que entra blandito se desbarata…
Eso que sucede cuando la orquesta trabaja sobre un pasaje temperado, más bien sencillo, y de repente el director baja los brazos, sin ninguna indicación previa.
Desconocer es no dialogar, no entender, no mirarse ni verse en el otro, no ceder aunque no se tenga la razón. Como polvo en el viento, de Leonardo Padura, es una dolorosa molienda que no acaba cuando llegas al punto final. Porque tocará cerrar el libro y salir a la calle o conectarte a las redes sociales. Otra vez. Para constatarlo.
Meses después de la primera crónica publicada por Jorge Ferrer, la epidemia no parece remitir. Nos queda entonces asomarnos a la lectura de Días de coronavirus (Editorial Hypermedia, 2020), y asumir la piel del escritor que nos conduce, con prosa afilada, por los bordes desfigurados de esta metástasis a la que asistimos.
Javier Milei gana la presidencia de Argentina, poniendo fin a la era Kirchner y prometiendo drásticas reformas económicas y una vuelta a los valores liberales. ¡Viva la libertad, carajo!
La ex primera dama Rosalynn Carter, pionera defensora de la salud mental y estrecha asesora del presidente Jimmy Carter, ha fallecido en Plains, Georgia.
El fascismo entre los cubanos no es nada particularmente malo. Por el contrario, se nos da bastante bien y lo entendemos mucho mejor que a la democracia.
El destino de Argentina pende de un hilo: La promesa de estabilidad de Massa frente a la sacudida radical de Milei en la votación decisiva de este domingo.
La caravana migrante se reagrupa en México, acusando al gobierno de incumplir promesas sobre documentos de tránsito.
La crisis alimentaria en Cuba se agrava con medidas gubernamentales, como la bancarización, impactando especialmente a los más vulnerables.
En medio de la invasión rusa de Ucrania, la enigmática letra “Z” emerge como un potente símbolo que evoca fervor, desafío y misterio en la narrativa en evolución de la guerra.
Sabíamos ya que la policía en Cuba puede matar con absoluta impunidad. Ahora está mucho más claro. No habrá ni investigación a fondo ni castigo.
Saupier ha mostrado el horror sin enjuiciarlo. Ha quitado la grasa para dejar el problema a los espectadores.
“El arte, tal y como lo conocíamos, es suplantado por la dictadura del mercado del arte. Ya ningún artista de notoriedad actúa sin tener presente las fuerzas del mercado. Estas fuerzas económicas son demarcadas por una nueva y extraña danza de reglas no escritas entre la intolerancia de la derecha y la inconsecuencia del liberalismo”.
Los videos, las directas, los live, las tiraderas: me parece que los cubanos y las cubanas, allá, acá, acullá, andamos como pollitos ciegos chocando contra el mismo cascarón. Este le dice a aquel, el otro le dice al otro. Y así andamos entretenidos mientras el diablo, en algún lugar cómodo, se toma un vasito de Coca-Cola con hielo y se echa otro show.