La vida que crece / tiene un olor a fermento, / a descomposición.
The Economist: “El daño a la economía de EE. UU., a sus instituciones y al mundo sería enorme”.
Entre la reacción en cadena ante la muerte del cantante y ‘La capital del sol’ se podría armar un retrato robot del alma cubana.
El desmayo es una suspensión del yo. A eso hay que aspirar en la escritura, aunque se hable en primera persona.
Si hay un proceso interesante en las artes visuales en Cuba, es la evolución de la representación plástica de la figura y presencia social del negro.
El ODC advierte sobre las complejas dinámicas que surgen cuando un ‘influencer’ global se adentra en un contexto autoritario.
La Isla de los Palestinos en el Golfo de América: Gaza convertida en balneario y Cuba en un condado de Florida.
Es agosto y el sol del mediodía seca la sabana con una luz blanca. El último vagón del tren se aleja por las vías.
La música de nuestro himno no tiene tambores batá, ni décimas guajiras, ni claves afrocubanas. Es una marcha europea. Blanca. Neoclásica.
La Organización de las Naciones Integradas había hecho declaraciones. Prácticamente autorizaba a matar a los casos más violentos de rabia.
En ‘A la piña’, el ajiaco, y las frutas de Amelia Peláez se apela a la experiencia del placer imaginario de una imagen eterna de la fruta; en ‘La muerte del poeta’, lo podrido descompone el goce inherente del objeto frutal trocándolo en una colectividad agotada.
Era la primavera de 1971. En La Habana, el Estado cubano le imponía a un poeta oficial la epifanía estalinista del ‘mea culpa’ que terminaría por catapultarlo al exilio. Un exilio sin retorno, de por vida.
Los cárteles mexicanos se infiltran en Montana, explotando el aislamiento de las comunidades indígenas, traficando con metanfetamina y fentanilo.
Las acciones encubiertas de Irán suponen una amenaza. La influencia que ha logrado en la región, “puede terminar en una bomba nuclear en América Latina”.
Yoss, seudónimo de José Miguel Sánchez Gómez, nació en Cuba, en 1969. Es un escritor y narrador de ciencia ficción. Ha escrito más de 50 títulos y acumula una larga lista de premios. Reside en La Habana.
Un solo punto estaba claro: una orden del Jefe no admitía cuestionamientos. Por descabellada que pareciera la misión, por imposible que sonara, había que cumplirla, y cumplirla bien.
En medio de la escalada de tensiones que provoca la Nueva Guerra Fría, el mundo se enfrenta a una creciente amenaza de guerra nuclear.
El informe de Global Witness revela un sombrío panorama: 1910 defensores del medioambiente asesinados desde 2012, con Colombia como epicentro del peligro.
A partir del 18 de septiembre, India adopta oficialmente el nombre “Bharat“, reflejando un deseo de reconectar con sus raíces y distanciarse de su pasado colonial británico.
Asumo la postura de una abstención reflexiva. Creo que por aquí se puede reconstruir la conversación racional y debilitar la lógica del insulto, los ataques mutuos, la polarización y la banalización de temas complejos y complicados.
Explicar la censura en Cuba acaba siendo un ejercicio de tedio infinito.
El gesto de Jorge Pantoja remeda, punto por punto, a ese que Carpentier propuso a los lectores habaneros casi un siglo atrás, cuando la ciudad comenzaba a ser aquello que ahora ha dejado de ser. Pantoja sale a ver su ciudad con otros ojos, buscando hacerle decir a lo cotidiano y ordinario, a lo que estuvo allí desde siempre, otra cosa, algo nuevo.
“En una sociedad como la actual, donde cada vez hay más tendencia a pensar las cosas de manera maniquea, en blanco y negro, el arte juega un papel importante porque es un refugio donde puedes convivir con un mundo lleno de matices, y cambiar esa percepción radical de las cosas”.