Exilio, esa es una palabrita venenosa. Tan venenosa como la palabrita Patria.

Arnoldo Fernández Verdecia (1971) es un escritor, periodista, docente e historiador cubano, graduado de la maestría en Ciencias Sociales y Pensamiento Martiano por la Universidad de Oriente.
Más de un año después de su dimisión como ministro de Petróleo de Venezuela, Tareck El Aissami ha sido detenido acusado de corrupción.
En el Gran Tablero de Corcho que es la Isla, cada sujeto posee un puñado de tachuelas y fija allí los sucesos que le importan.
Cuando revisamos sus obras, nos encontramos con texturas que parecen tejidos textiles que nos llaman a la representación de la inteligencia y su actividad funcional.
“El lector y yo compartimos una fugaz experiencia en un mundo efímero, acelerado y lamentablemente violento”.
Un cacique local traspasa sin dificultad las normativas urbanísticas, y los imponentes muros del eclecticismo santiaguero ceden ante la desidia de los organismos tenientes.
Josué G. Gómez compone un discurso fragmentario a partir de las lógicas asociativas del pensamiento y la poesía.
¿Qué rescato ahora de esa prehistoria? Unos cuantos libros, como siempre.
¿Si el cristianismo es la prueba tácita del triunfo de la moral de los siervos sobre los amos, el comunismo debe ser una transmutación de esas ideas?
El absurdo carnavalesco de lo cubano, ese “choteo” expresa una lenta degradación de lo cívico, la reducción gradual de la sociedad a la categoría de “pueblo”, de “masa”.
Cristina García ha vuelto a visitar a los complejos y queridos personajes de su primera novela, ‘Soñar en cubano’. Más de tres décadas después, García resuelve la inquietante ambigüedad que ha dejado a los lectores en suspense.
No es verdad que cortaron el cordón cuando me separaron del útero de mi madre. Ni cuando a mi madre la separaron del útero de su madre. Ni cuando a mi padre lo separaron del útero de la suya.
Al parecer, mártires o músicos, éramos personas entonces. Darnos cuenta de ese hecho tan simple nos humilla y amarga. En ocasiones, nos hace rabiar.
Fue ‘homeless’ en La Habana y desde su apartamento de Alamar en 1993 pensó el futuro, que no llega ni va a llegar jamás del modo en que refulgía en su cabeza.
El Vaticano bloquea las propuestas de los obispos alemanes sobre la aprobación de las relaciones homosexuales y la ordenación de mujeres sacerdotes, reafirmando las doctrinas tradicionales.
Hoy, mejor que cualquier otro día, he comprendido ese grito que sale del alma: “En San Isidro estamos todos”. Les toca a ustedes la escalada de violencia en una expresión muy alta; a mí, en mucha menor medida. Lo peor es que mañana le puede tocar a cualquiera. No es necesario alzar la voz para ser acusado; basta, tan solo, tratar de asomar la cabeza fuera del guion.
Soy mujer escultora, mujer grabadora, mujer artista de la instalación o el videoarte, sin entrar en la categoría forzada de lo “femenino”.