El arte emergente en Cuba atraviesa un sendero de decadencia, una senda oscura y tortuosa donde la llama de la creatividad parece extinguirse gradualmente.

El arte emergente en Cuba atraviesa un sendero de decadencia, una senda oscura y tortuosa donde la llama de la creatividad parece extinguirse gradualmente.
Esta acción forma parte del acuerdo migratorio Movilidad Segura, que el gobierno del presidente mexicano Andrés Manuel López Obrador aceptó.
Ernesto Crespo defiende el poder ontológico de la sensación en su pintura, que es una especie de germinación del pensamiento.
“Hay un horror arcaico en esta sed de sangre que ya no creía posible en estos tiempos. Esta masacre tiene el patrón de la aniquilación mediante pogromos, un patrón que los judíos conocen desde hace siglos”.
“Te voy a decir algo. Prepárate, ponte fuerte. Lo estábamos esperando: se murió tu papá, Orestico”.
“¿Eres menos hombre si no eres padre? Esa pregunta me ha acosado durante décadas. Pero he aprendido a amar mi vida sin hijos”.
“No había ningún motivo para charlar con Leonardo Padura y los había todos. No tenía ningún libro que promocionar, y por eso hablamos a pierna suelta de casi todo”.
Un testimonio de la política cultural española al final del periodo socialista.
“El Ministerio de Cultura le invita a uno, por primera vez en veinte años, a un viaje al extranjero, a Cuba en este caso. El escalafón se mueve. Esto es el éxito”.
Meses después de la primera crónica publicada por Jorge Ferrer, la epidemia no parece remitir. Nos queda entonces asomarnos a la lectura de Días de coronavirus (Editorial Hypermedia, 2020), y asumir la piel del escritor que nos conduce, con prosa afilada, por los bordes desfigurados de esta metástasis a la que asistimos.
La exposición del pene del hombre negro resulta ya una especie de ritual en el que su imagen no logra liberarse del mito racista.
Imaginar que nunca hubo Revolución, por ejemplo, en aquel paisajito incivil en el que cada cubano era feliz durante sus quinquenios de fama. Olvidar el 11 de Julio para redescubrirlo, por fin, en toda su majestuosidad magnicida.
“Villa Marista es casi imposible de describir, es un sitio con características paranormales, pues precisamente está hecho para que no pueda ser descrito e ilustrado. En eso radica la tortura psicológica, en ello radica su especificidad controlada, en no dejar huella, no dejar rastro”.
Cuando empezaron a salir mis primeros pelillos, mi madre tuvo una seria conversación conmigo: “No te los toques porque te van a salir más y, sobre todo, no los afeites. Mira lo que le pasó a tu prima: se afeitó y ahora está cerrada en barba”.
Cuando se cumplen 60 años de su creación, el “Teléfono Rojo” sigue siendo un símbolo perdurable de la diplomacia entre Estados Unidos y Rusia.
La obra de Douglas Pérez rinde culto a la Pintura, con mayúscula, pero también a la pintura popular, ingenua, primitiva, infantil: “Con la sobreexposición del ego en las redes sociales, el arte cubano ha comenzado a premiar de forma absoluta al individuo. El artista construye su discurso a fin de lograr una identidad digital”.