Cuánto desamor. El que se pira se convierte en una definida indefinición.
Cuánto desamor. El que se pira se convierte en una definida indefinición.
Los rebeldes hutíes atacan con un misil un buque de guerra estadounidense. El presidente Joe Biden ha declarado su compromiso de “proteger a nuestro pueblo y el libre flujo del comercio internacional según sea necesario”.
La Casa Blanca insta a Israel a reducir su ofensiva tras cruzar los 100 días de operaciones en Gaza. La guerra, lejos de detenerse, avanza hacia el Líbano.
Hilda Landrove es conocida por su notable trabajo en el estudio de la sociedad civil, destacándose como una crítica incisiva del totalitarismo cubano.
Pescar en La Habana, desde el muro del malecón o en un corcho aguas adentro, es una forma de zen.
Suena un poco turbio, y hasta recreativo, pero son experimentos controlados. Nada de qué preocuparse.
La policía aprovechaba la ausencia de Reinaldo Arenas para desaparecerme asesinado de alguna forma.
Votar contra Trump es la decisión honorable de cualquiera que se defina como conservador.
La otra Gertrude, vestida con batón negro y pañuelo blanco en el cuello, la mira desde la pared de la chimenea. Cuando Picasso terminó el retrato, luego de noventa días de trabajo, Gertrude quedó insatisfecha. “¿Nos parecemos?”, preguntó. “No te preocupes, con el paso de los días te le irás pareciendo”, respondió el artista.
Cristián Gómez Olivares es poeta y traductor. Ha publicado, entre otros títulos, ‘Alfabeto para nadie’, ‘La casa de Trotsky’, ‘La nieve es nuestra’, ‘El libro rojo’ y ‘El hombre de acero‘. Es Associate Editor de Cardboard House Press.
El gobierno iluso de este pueblo manosea, desde décadas atrás, un ‘PowerPoint’ profusamente exhibido a cada visitante de inversiones delirantes que no han podido siquiera concretarse.
Ziggy Stardust se bajó el zipper de la bragueta y sacó el pene flácido: “¿Puedo tocarla?”, le dijo Alice con cara de angelito pícaro.
Es una vergüenza que la ONU ayude a sostener la ficción de que los cubanos pasan hambre y huyen del país por culpa del imperialismo estadounidense.
La periodista Elise Swain protagoniza un viaje a los secretos de la tristemente célebre base militar.
El fin del mundo, o el fin de la civilización, es una de las más grandes obsesiones masoquistas de una humanidad que no deja de coquetear con su destrucción irreversible. Las resonancias mitopoéticas y artísticas del apocalipsis juegan el rol placentero de una parafilia: la asfixia erótica.