The New York Times: “No se puede esperar que los votantes ignoren lo que fue evidente: Biden no es el hombre que era hace cuatro años”.
The New York Times: “No se puede esperar que los votantes ignoren lo que fue evidente: Biden no es el hombre que era hace cuatro años”.
El presidente Biden reafirmó el apoyo inquebrantable de Estados y advirtió a las potencias regionales contra una escalada de las tensiones.
Aumentan las tensiones en Oriente Próximo: Israel ataca de nuevo Gaza. Netanyahu se prepara para una guerra prolongada, mientras Hezbolá ataca en solidaridad con Hamás.
The New York Times: “Los demócratas tienen la obligación política de elegir al candidato con más probabilidades de ganar. Esto se convierte en una obligación moral”.
Nunca supe por qué me buscó. Quizás por el miedo o la soledad en que vivía. Tal vez porque parecía un cura con mi calva. O un tipo asexual, por haber perdido cuatro dientes.
Foreign Policy: “Los dos candidatos se enfrentaron sobre la guerra de Rusia en Ucrania, la guerra entre Israel y Hamás, la inmigración y la imagen global de Estados Unidos”.
Vanity Fair: “¿Cómo? ¿El Donald Trump que incitó una insurrección porque no pudo admitir que perdió la última elección?”.
Washington Post: “El presidente tropezó repetidamente, y el expresidente hizo afirmaciones falsas repetidamente”.
WSJ: “Una actuación titubeante en el debate desata la confusión en el partido sobre el candidato para 2024”.
Miguel Díaz-Canel es un orador pésimo, sin carisma, cuya autoridad es cuestionada por haberla heredado de Raúl Castro vía dedazo; parece estar seco de ideas e iniciativas, incluso a ratos da la impresión de que detesta su trabajo.
“Quiero volver a tener contacto con el público, mirarlo a los ojos y entender qué necesita”.
Las Becas fueron como una maqueta de lo que es la sociedad cubana post-59. Todas las tipologías de la vida cotidiana estaban representadas en ese microambiente, desde la gente común hasta los que sostienen el poder real.
Lo nuestro con Cuba es un bendito ciclo. Es como darle vueltas a la isla a remos una y otra vez, solo que no por el mar Caribe, sino por un mar de nostalgia, pero sobre todo de dolor.