“Pájaros de las tardes del campo o la ciudad, / no importa, repetidos están en la memoria. / Alas ansiosas atraviesan mi pecho como navajas finas. / Desvanecido el día y sus deberes, yo comienzo”.

“Pájaros de las tardes del campo o la ciudad, / no importa, repetidos están en la memoria. / Alas ansiosas atraviesan mi pecho como navajas finas. / Desvanecido el día y sus deberes, yo comienzo”.
El terror, como medio de contención, ya es incapaz de poner fin a los ciclos de protesta.
Expié la culpa, mi gran culpa, la súper culpa: me convertí en el científico disciplinado que hacía sus experimentos de acuerdo con el Manifiesto de aquel dúo anglo-germano, Engels y Marx.
Ahí, donde reina un individualismo que pone en segundo lugar cualquier otro valor, el único aspecto donde pareciera reinar lo colectivo es en aquella área que debía ser precisamente la más individual e íntima: la vida sexual.
Rolling Stone: “La aclamada artista cubana de jazz nos habla de su brillante nuevo álbum, en el que combina la espiritualidad tradicional y los sonidos del pop”.
“Quieren que se haga en secreto, sin despedida. Quieren llevarme al borde de un cementerio, a una tumba fresca y decirme: aquí yace vuestro hijo”.
Estados Unidos y los países árabes intensifican las conversaciones para lograr un alto el fuego en Gaza y liberar a los rehenes.
En las fotografías de Izuky Pérez el reforzamiento del canon ocurre cuando nos percatamos que allí el cuerpo deviene paisaje y, al mismo tiempo, atmósfera.
Los símbolos patrios pertenecen a toda la ciudadanía, hacen parte del imaginario colectivo de la nación que, a su vez, se ha nutrido de la historia construida a lo largo de nuestro devenir.
No se defiende una idea, ni una Revolución que presume de su vigor y su estabilidad, con acosos, insultos, agentes que hostigan a mujeres, prisiones domiciliarias forzadas, calumnias. Ojalá las palabras se abran paso sin carros de la policía, ni detenciones, ni secuestros de teléfonos móviles, ni amenazas, ni violencia física.
Ayer 27 de enero se cruzó un límite que jamás debió haberse cruzado. No sé cómo alguien puede justificar la actitud pendenciera de un ministro y de una cuadrilla de altos funcionarios de ese ministerio, ante una decena de jóvenes. Yo pido que sean cesados de sus cargos.
¿Quién ha visto a un Ministro de Cultura dando manotazos a un joven al que se debe? —Nosotros, los cubanos. —¿Cuándo? —El 27 de enero de 2021 —¿Y quién ha visto a ese ministro, después de todo, ser reivindicado por un sistema de prensa estatal que presume de pública? —Nosotros, los cubanos, que nos merecemos un mejor ministro que ese que pega un manotazo y queda impune.
En cada frase del gobierno percibo un tufo de segregación, como si nos tuvieran asco. Como si mirando por encima del hombro y la panza y la guayabera encartonada, por encima de sus perlas falsas, los cuellos cirrosos quisieran aplastarnos. Pero entonces no tendrían quien trabaje para ellos.