Tras una supuesta transición de poder y una tácita incertidumbre, el arte alternativo en Cuba reacciona con una vitalidad inesperada en medio de una atmósfera cada vez más represiva.
A punto de comenzar, el 5 de mayo, la #00Bienal de La Habana.
Tras una supuesta transición de poder y una tácita incertidumbre, el arte alternativo en Cuba reacciona con una vitalidad inesperada en medio de una atmósfera cada vez más represiva.
A punto de comenzar, el 5 de mayo, la #00Bienal de La Habana.
Las artes visuales y la resistencia a las políticas institucionales.
Una mirada a la obra de Lázaro Saavedra, José Ángel Toirac, Sandra Ceballos y Ezequiel Suárez.
El arte cubano está fragmentado y disperso por el mundo, igual que casi todas las familias.
¿Qué sobrevive hoy? Una cadena de pandillas, escuelitas, metecabezas, soñadores, viciosos, teloneros, herméticos, simuladores, nuevos ricos, escépticos, jubilados y repatriados que intentan reinventarse en el arte y en la vida.
El cine había sido también food for thought. La televisión no es lo mismo: por grande que sea la pantalla, en la sala o en la habitación, solo o en compañía, uno no está secuestrado, como se estaba, allí sentado en lo oscuro entre gentes anónimas, en la edad dorada de las películas.
El ICAIC es uno de los Grandes Tíos o Grandes Cuidadores, que tiene bajo su mirada específica la guardería, donde los “niños” juegan inocentemente al cine.
Salvo contadas excepciones, el cine cubano continúa siendo hoy más de lo mismo. Dos filmes nacionales, proyectados el pasado año reafirman esa persistencia estéril en un decadente paradigma realista, en una estética de la repetición que el espectador consume como parte de un ritual en la luneta.
Las imágenes pueden ser jerarquizadas o no, creo que esa es la primera decisión que debe tomar un poeta de este tiempo.