¿De verdad cree alguien que la literatura centrada en los viajes por el interior del placer está destinada al fracaso, al agujero de la mala calidad y lo trivial, a los anaqueles que guardan lo más notable de lo suplerfluo?
Disensiones
Jekyll y Hyde se hacen amigos: tótems, tabúes y algo más.
Para leer con una sola mano (III): Libros cubanos
En Cuba siempre hubo pornografía y “alto erotismo”: películas, libritos, fotografías, volantes, postales coloreadas, más una literatura congruente con esos asuntos. Aquí ha ocurrido de todo. Muy normal, digo yo.
Para leer con una sola mano (II)
La mayoría de los hombres ignora qué —y cómo— les gusta a las mujeres —a cada una en sus individualidades más libres.
Para leer con una sola mano (I)
Hay que dejar la bobería a un lado. A estas alturas y en esta época, si un texto literario pervive (en el caso de un lector competente, aclaro) como catalizador de la masturbación es porque es bueno y ya.
Cosas que hacer antes del fin
Consignas diversas se dejan oír: “¡Viva Cuba Libre!”, “¡Patria y vida!”, “¡Tumba catao y pon quinqué!”, “¡Abajo el comunismo!”, “¡Bajen el precio de los cakes de nata de Galerías Paseo!”, etc., etc.
Debajo de una piedra
Piensa como individuo, no como país. Si piensas como individuo-dentro-de-un-país ya estarás haciéndole un bien al país (el mejor de los bienes).
Dulce María Loynaz: el silencio como destino
El viento de la independencia del yo sopla en direcciones disímiles. ‘Jardín’ cumple 70 años ahora, en medio de la libertad mancillada, la represión del espíritu, o la “patologización” de los “sujetos altripensantes”, actos que en verdad devienen síntomas irrebatibles de la muerte de la Utopía.
Sincronismos de primavera
¿La isla como celda? Nada que recomendar. ¿Libros quizás, para apartar los ojos del desmadre? O para aceptar una de las versiones del desarraigo y verla como lo que es: el secuestro de lo cubano. ¿Hay invitaciones a leer? Muy pocas. Mejor así. Desarraigo es volatilización. Un tipo universal de escritura del yo.
En el tronco de un árbol
Oigan, en el presente de ahora mismo, el sonido de las motosierras. Son varias. “¡Corta, corta, corta, corta!”, parece que gritan. Entre amenazas de muerte y astillas que saltan, uno ve gorriones, lagartijas, mariposas y otros animales que huyen. ¿Adónde? A donde sea.
Baudelaire y yo
Hago responsable a un Hombre Bicentenario, el poeta Charles Baudelaire, de mi recurrente devoción por las crines erizadas o lacias, las cabelleras de donde uno no deserta salvo para decir incoherencias o declamar versos. El magnetismo del vello púbico puede ser muy fuerte.