Más allá de todas y cada una de nuestras instantáneas, Fidel Castro fue nuestro único contemporáneo. Todavía lo buscamos de escena en escena y de diálogo en diálogo, sin darnos cuenta de que es a él a quien buscamos.
Narrativa
Habanoel
Sin patria, se sobrevive, porque una patria nunca es material. En cambio, sin tiempo no tenemos ni dónde poner el cuerpo. Más que la historia, el castrismo nos ha cauterizado la histología.
Madre había una sola
Las ovejas, sin embargo, la tienen como fascinada. Le transmiten cierta fe en el futuro local y nacional. Esos balidos desvalidos le resultan una suerte de música sideral.
Hotel Singapur (fragmento)
‘Hotel Singapur’ resalta lo que ‘La falacia’ y ‘El último día del estornino’ parecían dejar bastante claro: de los escritores cubanos nacidos después de 1959, Gerardo Fernández Fe es ya uno de los imprescindibles. Abilio Estévez.
Novias de los setenta
Nunca hubo tanta felicidad en la nación más moderna del hemisferio occidental.
Miles de asesinados, sí.
Decenas de miles de encarcelados, sí.
Cientos de miles de exiliados, sí.
Ser el último de los Peter Pan
Nos queda apenas sentarnos en el piso y otra vez llorar, pensando en todas las vidas adultas que nos perdimos por culpa de nuestra recondenada niñez.
Querido Fidel
Perdóname esta tristeza tan profunda que me embarga, que no es digna de la obra de todo un pueblo guiado por ti hacia el futuro”.
La poesía del patíbulo
En verdad os digo: todo es muy raro respecto a la Revolución Cubana. Sobre todo, cuando se mira en detalle cada detalle de su épica más realista.
Sobre la necesidad de una esclavitud cubana
En la foto de este lunes vemos al negro Esteban Montejo, sonriente y con medalla, junto al blanco Miguel Barnet. Por supuesto, nunca coincidieron en vida. La foto es falsa. Un montaje a lo Korda. A la cara, a lo descarado.
La dictadura del doble
Como en el final del cuento “El muñeco” de Virgilio Piñera (durante décadas censurado por Virgilio Piñera en Cuba), los cubanos aguardamos ahora estúpidamente ser despedazados por las manos de nuestra propia inocencia.