#RetoAfricano: Que trine Mariela Castro

Más que segunda piel, la ropa es afeite y es disfraz. De ahí su carga política. Cómo, cuándo y por qué nos disfrazamos no son preguntas vanas. Bien lo saben Evattt y Richard, los personajes del cuento de Reinaldo Arenas “Que trine Eva”, escrito en 1971.

Desde hace años, el mundo celebra el Día de África el 25 de mayo. En 1963, los líderes de 32 naciones de ese continente fundaron, en esa fecha, la Organización para la Unidad Africana, dedicada a promover la independencia de aquellos territorios que para entonces no la habían obtenido, y a mejorar la calidad de vida de los habitantes de toda la región. 

Este 2020 los medios cubanos oficialistas, y algunos funcionarios y personalidades del país, han promovido un #ChallengeAfricano, supuestamente iniciado por la embajadora de Cuba en Senegal. Según un artículo publicado el 15 de mayo por Cubadebate, Saylin Sánchez Portero —nombre de la muy joven funcionaria— habría lanzado este reto en las redes sociales desde el mes anterior, convocando a sus seguidores a “subir una foto luciendo un turbante o pañuelo africano”. 

La cancillería cubana, incluso, ha habilitado una cuenta de correo electrónico para el envío de fotografías “luciendo prendas africanas”, que la institución después se encargará de promover en las redes sociales.


#RetoAfricano: Que trine Mariela Castro - María A. Cabrera Arús

En el muro de Facebook de la embajadora Sánchez Portero, sin embargo, la entrada más antigua relacionada con la celebración del Día de África data del 13 de mayo, y no hace mención al reto. El hashtag #retoafricano solo aparece en su muro el 22 de ese mes, y la primera fotografía en que la funcionaria se muestra ataviada con turbante fue publicada por esta apenas tres días antes. Nótese la diferencia de fechas con la nota de Cubadebate.

“¿Cuán unidos podemos estar dentro de lo diversos que somos?”, dice además este medio de prensa que dijo la diplomática cubana, sin precisar dónde ni cuándo. Y agrega que la embajadora refirió que, con el reto, buscaba honrar a un “continente lindo, pero poco conocido y lamentablemente estereotipado, que tiene muchísimas cosas que mostrar”. 

Cubadebate no abunda en qué estereotipos piensa romper la embajadora con el efímero gesto de llenar las redes con fotos donde se lleva un turbante en la cabeza.

Pero, más allá de sus ambigüedades y contradicciones, me interesa analizar la esencia misma del reto lanzado por la cancillería.

“Es muy difícil que haya algún cubano que no tenga alguna historia compartida con África, personal o de sus seres queridos”, refiere Cubadebate que dijo la embajadora. Sin embargo, ni a ella ni al Ministerio de Relaciones Exteriores parecen interesarles estas historias. Posar con “prendas africanas” es la cosa. “Nada de cuentos”, habrán pensado. Lo de ellos va de pose y de disfraz.

En la página de Facebook de la embajadora, la primera entrada relacionada con el reto, publicada el 13 de mayo, muestra en un video a la escritora Laidi Fernández de Juan —quien refiere que trabajó por dos años como médico en África— vestida con una bata de estampado africano y enumerando, desde un sillón en la sala de la que parece ser su casa, cada uno de los objetos de una pequeña colección de souvenires, fotografías personales y libros de su autoría relacionados con ese continente. La escritora no narra, ni siquiera lee fragmentos de aquello que escribiera: se limita a mostrar objetos relacionados con la africanidad.

Pero quien de verdad se luce es Mariela Castro. Como si se hubiera propuesto encarnar al personaje del cuento de Arenas, la descendiente de españoles aparece con un pareo amarrado en forma de turbante y unos pendientes de argolla en dos selfies que subió a su página oficial de Facebook el 20 de mayo, a las 5:35 pm, acompañadas de los hashtags #DeCaminoAlDíaDeÁfrica#EcosDeÁfrica#25DeMayo y #ÁfricaEnLaSangre

“Mi colaboración con la campaña por el Día de África”, escribió la directora del Centro de Educación Sexual (CENESEX) y sobrina de Fidel Castro en el post (¿o fue Evattt?). Y a otra cosa, mariposa. Menos de una hora después, a las 6:11 pm, un nuevo post en su muro agradecía al pueblo griego la solidaridad con Cuba.

La frivolidad del post de Mariela Castro es solo superada por los comentarios que este generó, y el diálogo que la directora del CENESEX mantuvo con algunos de los comentaristas. Fernández de Juan tuvo al menos el tino de responderle a una tal Azalia Arias —quien, además de agradecerle a la escritora su participación en el reto, habla de sí misma en plural, revelando o bien una personalidad esquizoide o un perfil de Facebook espurio— diciéndole que se trataba de “un honor y un deber”, desmarcándose así del vodevil mediático y, de paso, del fantasma del blackface

Ninguno de los 180 comentarios que hasta el 22 de mayo habían sido publicados en el post de Mariela Castro, en cambio, hace referencia a la cultura africana, o a cuánto de la cultura cubana tiene que ver con ese continente, o al sueño de unidad y prosperidad que animara a sus líderes a unirse hace cerca de sesenta años para obtener visibilidad e influencia internacionales. Casi todos se limitan a celebrar la belleza del rostro europeo, sin dudas para beneplácito de la directora del CENESEX, quien marcó con “me gusta” cada uno de los cumplidos que le hicieron. 

“Qué perfecta esta mujer, simplemente no hay defectos en vos”, comenta alguien con nombre de perfil Camila Cienfuegos, a quien Castro, además del “me gusta” que dispensa a los demás, le responde: “Eres muy amable”. 

Otras dos mujeres le piden consejos sobre cómo anudar sus turbantes de modo similar, y ella se limita a referirlas a Internet. 

A alguien que le habla de violencia doméstica y de la posibilidad de colaborar con el CENESEX, le da como escueta respuesta el nombre del subdirector de la institución, sin siquiera escribir una palabra de empatía o consuelo. 

A Azalia Arias, quien también le agradece el haberse sumado al reto, le da las gracias por invitarla a participar (nótese la iteración de estas invitaciones).

Sin diálogo, el espectáculo mediático de la cancillería cubana, así como la intervención de Mariela Castro, no son más que un disfraz. Honrar pasa por escuchar, y entender. Y, con relación a África, por desenterrar la larga, controversial, y en ocasiones secreta historia de los vínculos cubanos con el continente más pobre y más vilipendiado. También, quizás, por un nuevo hashtag.

¿#ContamosÁfrica?




Clandestina mainstream

Clandestina mainstream

María A. Cabrera Arús

Algunos cubanos en la Isla y en la diáspora no estuvieron contentos con el último desfile de la marca independiente Clandestina, y así lo expresaron en las redes sociales. ¿En qué momento, se preguntan, una firma iconoclasta y popular se puso a coquetear con referentes de la moda global, comercial y mainstream?


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1 Comentario
  1. Es simplemente calamitoso.
    Disfrazarse no es apoyo sino ofensa. Lo es en el mundo entero. Es apropiación desconsiderada y superficial de algo cuya relevancia histórica, simbólica y cultural en general no conocemos. Mucho más cuando lo que se hace es escenografía, como en el caso de la Mariela que usa un pareo y dizque turbante.
    El disfrazarse es para las fiestas de disfraces. Pero, claro. Ellos están fuera del mundo y por encima de todo.
    Por otro lado… ¿Azalia Arias? Como dice una estampa de Luis Carbonell: «¡Qué risa! ¡Tiene floja la cornisa!»
    Lo que diga no resulta la medida de nada. Ya hubo de escribir un informe histórico del Convento de Sta. Teresa, en La Habana Vieja, y decía -parafraseo- que el convento era del siglo XVIII y la puerta del siglo XVII. Todo eso porque quizás había escuchado comentarios de que la puerta es demasiado arcaica para el estilo y la fecha de construcción del convento. Aquello hizo historia. En la colonia el carpintero parece que llegaba antes del albañil. Por ahí… que tiren la cuerda.

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