Una mujer que quiere dejarse mirar, atisbar, y también acariciar, interrogar. Proponerle y ofrecerle al hombre lo que ella es primariamente. Y averiguar si puede o no seducirlo.
Etiqueta: Disensiones
Un ‘threesome’ con el valido del Rey
La historia de un rey homosexual —o bisexual— a quien se le van las cosas de las manos.
‘Ken Park’ veinte años después
Larry Clark explora las confluencias visibles —e invisibles— del arte y la pornografía.
Dario Argento: entre el culto y la ligereza
Un macrorrelato básico que escapa de lo ‘reflexivo’ y la artisticidad para centrarse en el impacto de la violencia, lo terrorífico y la sangre.
‘Dárshana’: la hierofanía de los penes
El mito del pene —el célebre ‘lingam’ hinduista, digamos— es uno de los más poderosos y diversificados, y ese fenómeno, expresado así, deviene ya lugar común en sus gestos más superficiales.
Dimensión netsuke: La Habana en miniatura
Entre una Habana tan singona y despatarrada como la de ahora mismo y el netsuke shunga hay una distancia cada vez más corta.
De James Joyce a Peter Greenaway (80 años de un cineasta separado)
Greenaway relee a Shakespeare y coloca, en cada página, miles de notas al pie que hacen de ‘The Tempest’ una historia con diversos tipos de legibilidad: la teatral, la fantástica, la histórica, la antropológica, la estilística, la visual, la onírica, la sexual y la operática.
Un jabón, unos pelos, un enano singón y una camisa Calvin Klein
Riverón es uno de los poquísimos narradores cubanos que hace lo que quiere con esas difíciles acotaciones de los diálogos, tras la cuales —ya lo he dicho: la mayor parte de las veces se trata de un ‘asunto de oído’— una página puede elevarse a la categoría de irrepetible.
Visualidad gótica: Cuba y la carne
Hablar, en Cuba, de la carne, es viajar a tres regiones conexas y aposentarse en ellas simultáneamente: la carne sexualizada, la carne trucidada (asesinatos, feminicidios en su inmensa mayoría) y la carne comestible, que deviene cada vez más un manjar incorpóreo.
Enzzo Hernández: rituales, cuerpo, escritura
No se me ocurrió otra cosa, invadido por el estupor y la idea de la consagración a lo luminoso, que pedirle a Enzzo que posara para mí mientras yo, despertando al pintor que ya había sido, pintaba su cuerpo con símbolos egipcíacos, escribía fragmentos de mi libro en su piel.